Disfruto la última botella que me quedaba, ya que tal y como indicaba más abajo, consideraba que en ese período se encontraría en excelente forma.

La nariz ahora sin es expreiva, compleja y limpia, abundan las frutas de varios tipos con muy buena madurez, toques de frutos licorosos, tostados finos, flores, toques minerales y de especias dulces. Esto ha cambiado bastante.

La boca es sabrosa y frutal, el paso de boca con gran equilibrio y casi aterciopelñado, mucha complejidad y vivacidad, los taninos nobles y todavia vivos, el retronasal magnifico y el final largo y con muy buena persitencia frutal y especiada.

Aqui he acertado, los "compañeros" de el mundo vino comentaban que la etapa ideal de beberse este vino era del 2009 al 2013.

Creo que estoy bastante deacuerdo con los comentarios de las dos catas anteriores y, además, creo que también lo estoy por completo con las apreciaciones de los veremeros con los que compartí mesa y vinos ese pasado Sábado.
El vino me llegaba a mis manos, como uno de los más interesantes entre los tintos de la D.O. Vinos de Madrid.
Y creo que a todo el mundo se le quedó corto; en sensaciones y demás percepciones en la copa.
Picota bastante oscuro en copa, con ciertos brillos.
No fue el Secastilla (por lo cerrado), pero sí le costó bastante abrirse. Un poco más que el La Fou de Batea.
Luego sí parece mostrarse algo de lo que lleva: fruta roja, alguna nota vegetal y suaves notas mentoladas que le dan un aire fresco al vino en este apartado. Tampoco es un dechado de expresividad. Intensidad media.
En boca resultaba el más rudo y rugoso de todos (que no el más verde): leves astringencias durante el trago y recorrido en boca, desembocando en un final marcadamente secante y amargoso a la par.

No sé si es por que tenía grandes expectativas con este vino de Madrid, pero al final me quedé un poco a medias.
Como diría Pablo Íñigo: "necesito otro round".

Color cereza-picota con borde granate un poco marrón.
Aroma de buena intensidad con mucha fruta roja y negra muy madura, flores, hierbas, frutas licorosas, yogur de vainilla y pasteleria fina. Una nariz frutal y dulzona pero con rugosidades.
En boca es potente, el paso de boca es astringente, todavía le falta mucho para equilibrarse, taninos rasposos, buen retronasal y el final largo y con buena persistencia.
Desde el primer día hasta el tercero que me duro la botella, no hubo forma de que cediese la astringencia. Si se va a consumir ahora decantar desde el día anterior, aunque no se conseguirá el redondeo, por lo menos será más llevadero beberse el vino.
Duro, duro de verdad, no se cuando se va redondear, pero por lo visto le quedan como mínimo 3 o 4 años, si es que se consigue.
Después de todo esto, decir que la nariz tiene buena calidad y la estructura también es buena, por tanto creo que el vino, si se redondease, llegaría a una muy buena calidad.
Actualmente no es buena la RCP, el corcho si esta bastante bien un 7,5

No se que me pasa con los vinos en los que de alguna manera participa Raul Perez. Exceptuando los Ultreia, me quedo con incognitas sin resolver cuando los pruebo, igual esta ahi parte del encanto-misterio que provocan. Le tenía ganas a esta garnacha. Muy llamativa astringencia que no dimos tiempo a ver si desaparecia y no quedo vino para una segunda vuelta. La probamos la primera de la cata con su parte buena y mala. Capa baja-media, algo turbio. Nariz no muy expresiva, en boca predomina la madera y barnices sobre la fruta. Parece que tiene mas meses en madera. Precio alto para lo que ofrece o bien, a ese precio hay que exigirle mas. No obstante me gustaria repetir este vino