Un buen vino de Rioja bien conservado, aunque desgraciadamente tiene un poco aroma, no tanto el sabor a corcho. Color rojo cereza un poco atejado y cubierto. En nariz al principio un ataque de corcho, aunque se apreciaban notas de fruta y especias. Habrá que esperar a otra botella, si la pillo para detectar su buen aroma, que seguro que lo tiene. En boca al principio aparecen notas de corcho, pero se aprecia su carga frutal. Lástima porque aparentemente estaba en forma si no fuera por el corcho. Habrá que probar otra vez.

Hoy puede ser el mejor vino que podamos tomar a buen precio.
Mi preferido

color rubí, aroma a roble, degustando un buen entrecotte de buey y acabando con un queso curado, cuando terminas de cenar, piensas qué hay mejor..

Después de casi cinco meses vuelvo a disfrutar de este tinto al que los años le sientan de maravilla. Ya sabemos que hay mujeres que cuando pasan ampliamente de los 40 desarrollan nuevos y rejuvenecidos encantos. Pues éste es el caso. Abrimos 2 botellas, una se decantó una hora y media antes de su consumo y la otra se abrió 3 horas antes. El decantado parecía tener aun mayor brío, conservando altas dosis de acidez los dos. Muy frutales todavía. He revisado mi modesta bodega y todavía me queda una botella para compartir.

VISTA: Cereza picota con borde granatoso muy cubierto, parece que los años no pasen...
NARIZ: Elevada potencia y complejidad. Fruta escarchada. Sotobosque, hongos y trufa. Puntas de tabaco y vainilla. Notas de violeta.
BOCA: Paso aterciopelado, de gran carga frutal...no quiero pensar haberlo abierto unos años antes.

Le tenía ganas a este caldo, del que guardo todavía 2 botellas más y en noviembre cumplen ya cuatro añitos en mi bodega. Está en su mejor momento: redondo, sin estridencias y conservando una muy buena estructura, moderno y potente. Me gusta casi tanto como la añada de 1998. Uno de mis preferidos en la zona.