Picota de ribete cardenalicio, capa alta y lágrima fina, densa y glicérica.

Nariz intensa, madura, frutos negros, moras maduras, ciruelas, la madera se aprecia pero muy de fondo.

Muy rico en boca, goloso pero sigue siendo equilibrado, con un punto de acidez final, suave, muy redondo, fácil de beber (no lo embotellan en garrafas, una pena). Fruta madura también en boca, bastante largo y con un toque mentolado al final de boca.

Una mencía muy rica a la que aún le queda vida en botella pero que ya se aprecia que va madurando.

Gracias Iñigo por la botella.

Dulzón, tostadito y placentero: todos los ingredientes del éxito comercial de la década. Pero ya que mi cruzada no tiene nada en contra de lo comercial bien hecho, éste vinito me apetece a cajas. De impecable factura, su fruta golosa, sus tostados relucientes que fardan de madera cara o su sabrosura aterciopelada alucinarán al invitado y nos elevarán a la categoría de anfitriones exitosos y recordados durante meses. Anima la mesa. Abusar.

Color muy atractivo, con azules y buena intensidad. Respecto a la nariz, todavía predomina una presencia importante de madera, muy limpia, pero empieza a aparecer la fruta, y unos tonos lácteos muy elegantes. En boca es fresco, estructurado, y muy sedoso. Potencia equilibrada.

Color: Picota de ribete granate, capa altísima y lágrima densa y tintada. Brillante y bonito.
Nariz: Potente y franca, con mucho prdominio de la madera, notas minerales y especias (clavo y pimienta negra) toques ahumados junto a frutillos negos y un recuerdo de violetas.
Boca: De buena entrada, algo goloso, con potencia que se va abriendo hasta llenar la boca. Es carnoso, estructurado, con taninos presentes pero dulces, acidez muy compensada y un ligero amargor que prolonga el recuerdo del vino.
Un buen mencía, con clase en todas sus facetas y cuyo precio ronda los 16 euros.