Este es uno de los Prioratos más singulares que conozco. Elaborado por una bodega de las de toda la vida, ubicada en Porrera, con viñas viejas de Cariñena con una edad de entre 50 y 80 años, plantadas cuando la mayoría arrancaba, o no `plantaba, en un Priorato deprimido y de capa caída, gracias a quienes plantaron esas cepas entonces, personas que iban contra corriente, hoy podemos disfrutar de uno de los vinos con más personalidad del Priorato. Este Vi de VILA tiene un color rojo cereza picota, intenso como los aromas que nos llegan nada más escanciarlo en la copa. Es brillante con matices violeta que nos da pistas de su añada.
La nariz es intensa y compleja, con notas de fruta negra, del bosque, notas de cuero, de especias dulces, de regaliz y hierbas de monte, y todo ello sobre un fondo mineral que lo impregna y domina todo. Sus aromas son profundos, la variedad y el terruño le dan su carácter. Es un vino que evoca la tierra en la que hunde sus raíces las cepas de cariñena, atravesando la llicorella. Esa profundidad no está reñida con su vocación abierta, es franco, nos ofrece su riqueza casi al instante de abrirlo.
En boca es suave y muy gustoso, de taninos redondos y maduros, es cálido y fresco al tiempo, tiene amplitud y longitud. Es largo, muy largo y mineral, muy mineral.

CATADO EN MASCATA EL 3 DE MARZO DE 2016