Rojo rubí, ribete amoratado, capa alta.
Nariz de media intensidad que se revela algo cerrada, es un vino que requiere aire. Poco a poco muestra una gama de fruta licorosa, toques balsámicos, regalices, especias, cacao, recuerdos ahumados e incluso trazas minerales. No muy complejo pero sí que se muestra limpio y bien balanceado.
En boca es un vino directo y con fuerza, tiene acidez y un paso firme y poderoso que deja en el final un recuerdo frutal y ahumado, quedando un cierto amargor en el posgusto. Quizá le falta la finura de otros años destacando excesivamente la potencia. Persistente y duradero, con carácter.
El año 95 no fue declarado como Vintage por una mayoría de bodegas, sin embargo Ramos Pinto decidió sacarlo al mercado siendo certificado como tal, pero lo cierto es que con el paso del tiempo sufre en comparación con otros grandes años, siendo menos fino y elegante. Buen vino en cualquier caso, la calidad está ahí.