Ambarino claro, reflejos cobrizos.
Nariz de media intensidad y gran delicadeza, que se va abriendo poco a poco en la copa. Notas de frutas maduras compotadas, bazar de especias, clavo, canela, jengibre, nuez moscada, frutos secos, almendra y avellana, miel de brezo, corteza de naranja, granos de café. Es distinto a un colheita, no se percibe una nariz oxidativa sino meramente reductiva, siendo por tanto un vino único y singular.
En boca es elegante y delicado, redondo, una maravilla. Vivo, con acidez, sedoso, hace salivar tras su paso porque todavía tiene pegada, quedando una placentera sensación de fruta madura, especias y frutos secos amargos. Largo y persistente, su recuerdo queda grabado en el paladar y en la memoria.
Pocas veces se puede catar un vino del Siglo XIX y cuando llegan con esta clase y entereza es imposible no emocionarse pues estamos ante un pedazo de historia en una botella y ante todo un vino excelente, delicado y profundo, con fuerza todavía para impresionar. Añada fundacional de la bodega Ramos Pinto. Un vino inolvidable.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Personalizar”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.