Restaurante Canalla Bistro en Valencia
Restaurante Canalla Bistro
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
20,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Nunca
Nota de cata PRECIO MEDIO:
33 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.9
Comida COMIDA
7.7
Precio medio entorno ENTORNO
6.9
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
Canalla Bistro by Ricard Camarena
Cocina de Canalla Bistro
La sala de Canalla Bistro
La cocina más canalla de Ricard Camarena
Costilla BBQ
Sandwich de “Pastrami” estilo “Kat’z”
Pizza okonomiyaki
Taco mejicano de cochinita pilbil
oro parece… plata no es
Ostra (ceviche)
Taco mejicano & Cortezas de patatas bravas
Tempura melosa de langostinos y espárragos verdes
Bomba de patata, sepia y perejil
Arroz de coliflor
Curry Rojo
Un postre para sorprender,...y deleitar.
al rico taco.
los rompedores "falsos pastissets".
Torrija caramelizada con helado de mantecado
Melocotón helado
Pastisset de aguardiente, boniato y foiegras
Croquetas de pollo a l'ast
Detalle de la sala
Nem vietnamita de salmón, queso tártaro y rúcula
Arroz de caracoles (sin caracoles)
Nem vietnamita de salmón, queso tártaro y guindillas dulces
Croquetas de pollo a l'ast
La tremenda carne...
Carbonara de nabo bola
Algunos de los postres
Algunos de los platos del menú para compartir
Imagen del local y del servicio
Opiniones de Canalla Bistro
OPINIONES
69

El viernes pasado fuimo mi pareja y yo y resulto bastante decadente.
positivo: La decoracion del local esta muy bien.
Negarivo: esta todo demasiado apelotonado, lo que provoca un gran ruido y para ir en pareja no es el local mas apropiado. Servicio poco profecional.
Respecto a la comida por el precio que sale, nos parecio de muy baja calidad y sin demasiada gracia. Con decir que lo que más nos gustaron fueron las croquetas; y teniendo en cuenta que los dos somos buenos cocineros, pues con eso de dice todo.
Cenamos bocadillo de langostino, que tiene su gracias pero al final resulta muy pesado por su sabor, croquetas de pollo, especialmente buenas; ensalada de mozzarella con berengena, nada especial; croquetas de patatas, mejor no opinar al respecto. Nos dejamos la mitad de cada uno de los platos descritos, exceptuando las croquetas, debido a que ninguno de ellos resulto de nuestro agrado.

Cena para 2 en este restaurante en plan informal de Ricard Camarena, decoración y mobiliario ya reseñado anteriormente, a mí me gustó la decoración informal del local, con las cajas de frutas y bicicletas.

Pedimos menú degustación de 26 € sin incluir bebida ni café.

Que yo recuerde el menú consistía en:

Pastisset de aguardiente, boniato y foiegras (año 1999)
Nem vietnamita de salmón, queso tártaro y rúcola
Buñuelos cremosos de bacalao
Croquetas de pollo a l,ast
Montaditos de pescado en adobo con lechuga y satay
Ensalada de cintas de calabacín,fideos de arroz,
parmesano y sésamo
Alitas XXL con salsa de sesamo
Hamburguesa de vaca gallega (180 g.) con cebolla y queso Comte
Taco de cochinita
Pan
Texturas de chocolate

Todo muy rico y original, donde destaco el passtiset de boniato que era una combinación de sabores espectacular, las croquetas muy ricas, y la hamburguesa estupenda carne.

Para beber 2 cervezas + 1 botella Impromptu.

Carta de vinos corta, bien de precio, buenas copas y servicio dar a probar y cubitera.

Servicio jóven, rápido y eficaz.

Quizás el servicio demasiado rápido al principio donde los platos salían sin pausa y con mucha prisa, y es lo que tiene tener dos turnos de cena y que tu tengas el turno d elas 21.30, que a las 23.00 h, otros se tienen que sentar en tu sitio.

Aún así, acabamos sin prisas y a buena hora, ya que se fue ralentizando el ritmo de platos.

Después de varias incursiones en Ricard Camarena, tocaba probar la cara B. Este planteamiento siempre es peligroso porque ir de más a menos siempre te parece bajar mucho. En este caso la sensación fué de mejor de lo esperado. En la comparativa horizontal con planteamientos similares (tipo bistro, tapas creativas..) salió bien parado.

Mesa para 5 que permite una mejor colocación frente a la cocina y no en la parte tubular de la entada al comedor que siempre es más ruidosa y estás más juntos. Local ya descrito con lo que no insisto: es una decoración que o te gusta o no te gusta. Como está planteado me parece original y bien realizada. Algo oscuro (por la noche será más).
Carta de comidas muy amplia para el tipo de local que permite no quemar al cliente en un par de visitas. Carta de vinos suficiente y siempre tiene la posibilidad de pasar al vecino de al lado y coger algo muy interesante que no creo que pongan pegas. Servicio de vino lo que se espera de estos locales en el que la rapidez de las camareras predomina sobre otros planteamientos.

Pan al centro aceptable de calidad. Una cerveza y clarita para entrar junto a dos copas de correcto pero básico verdejo Dinastía blanco según me dijeron pero que ni tan siquiera ví la botella y lo trajeron servido (¡qué mala costumbre al servir así vino por copas!). Se acompañó la comida de un San Roman 2005 muy en su punto.

Todos los platos al centro para compartir y para probar más opciones:
- 3 (no todos quisieron probar)ostras valencianas al natural: muy buen tamaño aunque me parecieron menos sabrosas que otras clases.
- Pastisset de aguardiente, boniato y foie: ya probado en R.C. y las galletas crujientes muy conseguidas, bueno el foie y la crema de boniato. Me parece un plato muy original y muy conseguido.
- Buñuelos de bacalao: bien de bacalao, sabroso, bien de sal, bien de textura el rebozado y de consistencia cremosa el interior: plato bien conseguido pero nada original.
- Croquetas de pollo a l'ast: original sabor del pollo que siempre da un plus añadido; respecto a la croqueta en sí, no hay nada mejorable.
- Ensaladilla rusa: precedida de gran fama y no siendo yo de ensaladillas (siempre es un recurso fácil de aprovechar cosas sueltas) la verdad es que es diferente, con buen sabor, poca patata y más atún.
- Torrija de chistorra con huevo a baja temperatura: muy sabrosos todos los ingredientes y bien armonizados. Plato contundente.
- Nem vietnamita de salmón, rúcula y queso tártaro: opiniones discrepantes en la mesa; para mí, me pareció muy original, una buena presentación con una mezcla de sabores entre dulces y amargos con la presencia del queso con elemento de enlace

De más principales, pero también a compartir:
- Kebab: quizás el plato más flojo. El pan de pita cumplidor, la mezcla del interior y desparramado por fuera (bonita decoración) no me gustó.
- Hamburguesa de pollo ecológico, foie y calabacín: tampoco soy muy de pollo (pero es lo que tiene compartir comida al centro, a veces descubres cosas que no hubieras pedido): Con un pan mejorable, se presenta una hamburguesa de buen tamaño que cumpliría como segundo plato de forma individual; una carne de pollo bien de sabor, muy mejorado con el foie (sorprende la combinación), buen calabacín en punto justo de plancha y una rúcula (quizás demasiada) que no estropea el conjunto. Me gustó.
- Hamburguesa de vacuno: Mismo pan mejorable; muy buena pieza de vacuno sabrosa, jugosa, bien en su punto de plancha. Nada sorprendente pero muy bien conseguida.
Acompañó (a no sé que plato/s) un fuente de patatas pajas crujientes y nada aceitosas.

Vamos con el postre que es un capítulo aparte que merece la consideración cuando en este tipo de locales suele ser el pariente pobre. Aquí es un momento especial:
- Extraordinario melocoton: extraordinaria presentación y te encuentras con una suave mousse de fruta tropical en su interior que parece que te va a saturar y cuando te descuidas se ha acabado.
- Tarta "especial" de manzana:
- Torrija caramelizada con helado de mantecado:
Estos dos últimos no los describo porque no podría mejorar la descripción de Hambrebuena en otro comentario anterior. Estan bien elaborados, son sabrosos y en buenas raciones ya que incluso parecen más destinados a compartir que para un solo comensal.
- Chocolates en diferentes texturas: aquí hay mucho chocolate y de gran calidad y elaboración. Hecho para quien incluso no le gustara el chocolate. Extraordinario.

Unos cafés para acabar; no hubo opciones suplementarias de la casa, incluso la cuenta apareció en la mesa sin pedirla. Si no hay problema de segundo turno (y no lo había) no es un buen detalle. Seguro que la buena labor de Juanma en la sala, lo mejorará.

Muy buena sensación de cocina, en precio más asequible y en ambiente más informal como ya lo anuncia el formato presencial de las camareras al entrar.
Quedan muchos platos para probar y seguro que cuando pienses que ya quedan pocos, se habrán renovado los anteriores.
Destacable la presencia del propio Ricard y David siempre amables y capaces de bajar del Olimpo con la máxima naturalidad. Me he permitido añadir el tipo de cocina en la ficha base del local que no estaba pese a los numerosos comentarios ya aparecidos.

Este viernes nos decidimos nuevamente por Canalla Bistró, hacía ya un par de meses de nuestra última visita y lo echábamos de menos ( y eso que la semana anterior habíamos disfrutado de Ricard Camarena...)
Primero que nada quiero romper una lanza por el ambiente: Es oscuro?:Sí. Es ruidoso?:Sí. Las mesas están juntas?:Sí... pero todo eso es lo que le da al local ese algo especial, canalla (como indica su nombre). Si alguien se acerca entre semana, verá que se respira tranquilidad, pero los viernes y sábados hay un bullicio que forma parte de la forma de ser de este sitio, es lo que le da encanto:
Tras una cerveza y un vino blanco de aperitivo, cenamos un par de ostras al ponzu (curiosas y muy sabrosas), ensaladilla "Ricard Camarena" ( no soy muy de ensaladilla, pero sueño con esta y cada vez que voy la pido y la sigo disfrutando igual que el primer día), terrina de liebre: no la conocía y me sorprendió la textura y la temperatura, croquetas de pollo a l'ast (buenísimas) y una especie de Kebab estupendo. No tomamos postre porque las raciones son adecuadas y no teníamos más hambre, pero sí infusión de té blanco y cortado. Para beber, una botella de Billecart Salmón: una apuesta segura ( aunque todavía nos gusta más el rosé...). Tras una correcta presentación y prueba, se nos pregunta si nos ponen el recipiente con el champan en la mesa o nos van sirviendo, y elegimos hacerlo nosotros, más a nuestro ritmo. No he incluído el precio del champán en el total para no desvirtuar la relación calidad-precio.
En todo momento, y a pesar de estar lleno el local, Juanma estuvo pendiente de nosotros, y el resto de personal, muy eficiente y profesional y siempre con una sonrisa en la boca. El ritmo fue bueno, es verdad que las primeras veces que fuimos daba un poco sensación de prisa, pero creo que esto se ha corregido de una manera más que aceptable.En cuanto a los horarios de cena, sí nos informan que hay dos, pero fueron flexibles con nuestra disponibilidad ,y al terminar en ningún momento tuvimos la sensación de que necesitaran nuestra mesa.
Hoy por hoy, para mí, es el top como local de tapas de este estilo en Valencia. La calidad es estupenda y la relación calidad-precio también. pero sobretodo, planea la magia de Ricard Camarena. Y esta magia no sólo se refiere a la cocina ( magnífica), sino también a saberse rodear de un gran equipo. Volveremos...a menudo!

Primera visita al local low cost de Camarena (Central Bar aparte) y sensaciones contradictorias.

El local: entiendo que a cierta gente le pueda gustar pero a mí me resultó artificial, como si formara parte del parque temático Heineken. O como esos pubs irlandeses que pretenden ser añejos pero están montados en serie.

Para empezar probamos lo que en la carta aparecía como burrito de cochinita (9,5 €), aunque en el ticket lo cobraron como wrap de pollo). Bien de sabor pero falto de temperatura, salió a la mesa templado, sobre un platillo de pizarra y huérfano de acompañamiento. Una presentación pobretona.

Más tarde tomamos el arroz de caracoles sin caracoles (9,5 €), presentado en una olla. El arroz (¿sería carnaroli?) estaba perfecto de punto, pero tenía cierto regusto a pimentón quemado, una pena. El plato venía coronado por un carpaccio de panceta que no aportaban nada al conjunto, ni gastronómica ni visualmente.

El curry rojo (13,5 €) que probé más tarde estaba muy conseguido, pero al igual que en el caso del burrito salió más que templado. También eché de menos algún tipo de acompañamiento. Con un poquito de arroz hubiera bastado para que el plato ganara en presencia. De todas formas fue el mejor de los principales.

El postre fue el melocotón espectacular (7,5 €) (en la carta aparecía así), que realmente hace honor a su nombre. Es un postre digno de estar en el restaurante gastronómico de Camarena: un falso melocotón relleno de helado de vainilla y fruta de la pasión, todo ello con el toque crocante de la galleta. Lo mejor de la comida.

Para finalizar, un carajillo servido en copa de Martini (4,5 €). Al servirlo se nos advierte de que no debe agitarse ni añadírsele azúcar. El primer sorbo es el de un café solo, sin más, y a medida que nos vamos aproximando al fondo de la copa la cosa se va endulzando y van surgiendo efluvios cítricos (¿jengibre?) mientras explota en la nariz el alcohol, rotundo y meloso.

Este carajillo lo pedí al ver que lo servían en otra mesa pero no lo trajeron de la barra desde donde salía el resto de las viandas por lo que me quedé con la duda de saber si formaba parte de la carta del contiguo Ricard Camarena, pues la camarera no tenía muy claro a lo que me estaba refiriendo...

Tomamos cerveza, así que no puedo valorar el servicio del vino.

El pan que sirven (o imponen, mejor dicho, como en el 99% de los sitios) no valía nada, reseco y mediocre.

Mi conclusión es que es un local que está bien, una opción a considerar si estás por Ruzafa, pero con una RCP excesivamente alta. Se paga el apellido Camarena.

Del mismo modo que en Malkebien salgo dándole gracias al cielo por haber descubierto un local así, Canalla Bistró me deja tibio, como el curry rojo y el burrito.

Así que ni tan canalla ni tan bistró.

Con la excusa de una cata de Ostras... que por ciento fue una pasada... el equipo de Ricard nos acogió en su local "Canalla".... ambiente informal, servicio joven y simpático, local atiborrado y pese a ello, servicio eficiente. La cocina es una cocina de mercado, tradicional, con platos de toda la vida como sus Buñuelos cremosos de bacalao, sus Croquetas de Pollo a L'ast o la sorprendente -por su simplicidad y el sabor de siempre- Ensaladilla Rusa " Ricard Camarena", pero también con el espacio a la creatividad, muy buena la
Ensalada César de brocoli y pollo picante o el Vitello tonnato "canalla", interesante el planteamiento de la Torrija de chistorra y Lima keffir y el plato estrella -para mi- el Nem vietnamita de salmón, rucola y queso tártaro. Acabamos con un contundente bocata planchado de panceta, cebolleta y salsa americana y de postre -para chocoadictos- las "Texturas de chocolate( galleta, helado, cremoso, bizcocho, espuma....)". La carta de vinos cortita pero elegida con gusto. Buenas copas.

Nos juntamos cuatro canallas, pero de los buenos, a cenar el pasado sábado ya que teníamos ganitas de conocer el restaurante y de una noche de risas.

Reservamos mesa para las 23,00 hs., ya que funcionan con dos turnos, cosa que nunca me ha gustado mucho. El tema de doblar me da la sensación de "prisa" tanto si es a las 21,00 hs. como si es a las 23,00 hs. "mi sensación" es que tienes que darte prisa en cenar.

Nada más entrar sientes que el local te atrapa y te envuelve, tanto por su originalidad en la decoración como por el dinamismo que se respira. Nos acomodaron al fondo del todo, frente a la cocina viendo lo que se cuece, en una mesa redonda más cómoda y amplia que las cuadradas. Bien!!

Mientras miramos la carta y nos decidimos... se imponen unas cervezas para empezar.

Finalmente, optamos por el menú degustación para disfrutar de más variedad. A partir de aquí, te dejas llevar y que vayan saliendo los platos:

~ Pastisset de aguardiente, boniato y foiegras. Oh! Esto ya lo había probado yo antes y está de muerte! Entre dos galletas crujientes una lámina de foiegras acompañadas de crema de boniato emulando al típico pastelito. Buen comienzo!

~ Buñuelos de bacalao. También los conocía del Central Bar y estaban estupendos, con su punto óptimo de sal, dorados por fuera y cremosos por dentro. Seguimos muy bien!

~ Croquetas de pollo a l'ast. De buen tamaño, jugosas y con cantidad de sabrosos tropezones, que como diría mi amigo Tabanquero: igual lleva dentro el pollo entero! Jejeje, amigooooo!

~ Mozzarela de bufala con berenjena asada y perejil. Berenjena laminada con una vinagreta de mandarina, que no lográbamos identificar, buenos tacos de Mozzarela, granada, cebollino y perejil. Original y correcta.

~ Bocata de langostinos, cebolleta y salsa "canalla". Una especie de minihamburguesa a base de langostino con rúcula, cebolla y salsita. Curioso!

~ Alitas de pollo a la barbacoa. Deshuesadas, tiernas y bañadas en la salsa. Para mojar pan!

~ Wrap de pollo, anguila ahumada y miso. Especie de burrito relleno de una mezcla de ingredientes con un potente sabor ahumado. Diferente y exquisito!

~ Hamburguesa de pollo ecológico, foie y calabacín. Del tamaño de un "Cuarto de libra" y partido por la mitad, a fin de que cada hamburguesa se coma entre dos. Me recordaron mucho a mi época juvenil. Pollo que me sabía a pavo, buenísimo! calabacín a la plancha, rúcula y un foie que se deshacía, literalmente, en boca. Deliciosa y nostálgica!

~ Albóndigas de corvina estofadas con salsa de soja. Aún quedaba un pequeño espacio para este último bocado. Con abundante salsa y muy tiernas con fino sabor al pescado. Sencillamente impresionantes!

Y aún faltaba el postre! Nos trajeron una degustación:

~ Melocotón helado. Lo que realmente parecía un melocotón de brillante color en su punto óptimo para hincarle el diente, resultó ser suave mousse de fruta, dulce y ácido, fresco, fino, curioso, impactante. Se apoyaba sobre una crema de fruta y le acompañaban unas cookies ligeramente saladas y taquitos de melocotón. Nos encantó! No os perdáis la foto!

~ Tarta "especial" de manzana. Sobre una galleta de hojaldre muy tostado y crujiente-crujiente, reposaba una manzana asada pelada con una cobertura de salsa de manzana a modo de piel. Acompañando a ésta, helado de sorpresa. Su color, su aroma, su sabor lo delataron de inmediato: vainilla!!!

~ Torrija caramelizada con helado de mantecado. De buen tamaño, esponjosa, dulce y jugosísima. Junto a ella, la bola del fino helado y además las ricas cookies saladas. Estupendo contraste de texturas y sabores. Gran deleite para los cuatro!

Pan rústico cortado en grandes trozos, de corteza gruesa y crujiente y con abundante miga.

Para beber tomamos un par de botellas de El Bon Homme 2011 D.O. Valencia, joven, fácil, de agradable frescura y además de la terreta.

Individuales de goma negra, servilletas desechables, cubertería correcta, vajilla atrevida e informal y coperío adecuado.

El local muy bien descrito por los compañeros, queriendo destacar los divertidos dibujos sobre las paredes y también en los baños.

El servicio joven, con ganas de agradar, con cordial simpatía, rápido y dinámico. Para nuestro gusto demasiado rápido, por lo que tuvimos que solicitar que bajaran un poco el ritmo de nuestra comanda. No hubo ningún problema!

Al finalizar, tuvimos la ocasión de salir por la cocina que comunica con el Gastronómico, sentir la elegancia del Estrellado y saludar personalmente a Ricard y a su mujer, regalándonos un sentimiento de cercanía.

En resumen, volveremos!!

  • Torrija caramelizada con helado de mantecado

    Torrija caramelizada con helado de mantecado

  • Melocotón helado

    Melocotón helado

  • Pastisset de aguardiente, boniato y foiegras

    Pastisset de aguardiente, boniato y foiegras

Restaurante no muy acogedor, las mesas demasiado juntas, parece un comedor escolar, servicio correcto, talvez demasiado agobiante.
La comida es otra historia, se nota la mano de Ricard, a destacar la famosa ensaladilla, las croquetas de pollo asado, el entrecot de vaca gallega, y la sublime torrija, no tomamos vino, pero eche en falta más variedades de cerveza.
No esta mal si tienes claro a lo que vas.

Local vanguardista con entrada por C/ Maestro Serrano, comunicado por la cocina que comparte con Ricard Camarena restaurant, con entrada por C/ Sumsi. Muy curiosa y plausible la ocurrencia.

A un lado de la cocina, una estrella michelín, (que serán dos “más rápido que deprisa”… ¡1 estrella con dos meses sólo desde la apertura!, han debido batir todos los records de precocidad) y al otro lado de la cocina un bistrot moderno.

Como decíamos, el local es fashion, tanto en su decoración como en su ambiente, trendy y muy heterogéneo en edades.

La sala tiene forma de tubo, y en ella imperan el verde y marrón a un lado (provocados por cajas de Heineken arriba y de madera abajo) y el negro a otro. Al fondo, la cocina, también rodeada de negros con alguna inscripción suelta.

Mesas, sillas y demás, “canallas”, la vajilla y cristalería sin embargo muy dignas y variadas. Cuando digo vajilla variada, me refiero a las que sacan al centro, porque las de cada comensal no las cambiaron en toda la cena. Comprensible por el concepto y el enfoque de negocio, pero así es.

Cocina mediterránea con toques internacionales, desenfadada pero imaginativa (cómo no, estamos hablando de Ricard Camarena) y de calidad. Parte en muchas ocasiones de recetas tradicionales que luego él recicla, rediseña y mejora.

Tomamos un menú previamente concertado, éramos un grupo de 8, y por 25€ (sin vinos) nos sacaron, siempre al centro:

Buñuelo cremosos de bacalao

Vitello tonnato "canalla"

Croqueta de pollo a L'ast

Ensaladilla rusa " Ricard Camarena"

Ensalada César de brocoli y pollo picante

Torrija de chistorra y lima keffir

Nem vietnamita de salmón, rúcula y queso tártaro

Bocata planchado de tocino,pepino y salsa Hoisin

Texturas de chocolate

No voy a detenerme en cada plato, pero no hubo ninguno que te dejara indiferente: ¿ensaladilla?... sí, pero qué ensaladilla; ¿buñuelo?... sí, pero qué buñuelo; ¿croqueta?... sí, pero qué croqueta

Y así todos, muy buen nivel y del agrado del grupo entero, excepto la Torrija de chistorra y lima keffir que únicamente me gustó a mí, aunque tampoco me entusiasmó. La parte alta de la torrija, era como un huevo poché rebozado (esto gustó a todos, estaba divino), pero la parte baja era una especie de pasta de croqueta firme muy jugosa y especiada que a todo el mundo le supo a jabón, y nadie se terminó. No sé que le imprimía ese curioso sabor, yo juraría que llevaba jengibre, pero había ahí algo más… El plato lo completaban unas rodajas de chistorra frita.

El servicio, muy superior a la media de este tipo de establecimientos. Juanma es un crack que dirige con maestría la sala, capitaneando un equipo de camareras voluntariosas y con muy buena presencia, sin excesiva formación pero bien mandadas.

La cena comenzó con un ritmo trepidante, acelerada en la salida de platos. Se lo comenté a Juanma y a partir de ese momento el tempo pasó a ser el que deseábamos: ágil pero sin atropellos. Muy bien captada la idea. Juanma sabe y mucho. Nos comentaron luego tanto Ricard Camarena, (quien tuvo el detalle de venir a saludarnos y al que felicitamos efusivamente por esa estrella que le habían concedido el día anterior) como el propio Juanma, que ellos han detectado que la gente por lo general, viene a comer rápido, que le gusta que le sirvan con mucho ritmo, pero que en cuanto perciben que alguien se siente atosigado, bajan las pulsaciones de inmediato. Así fue. Lo que no comprendo, aunque asumo mis rarezas, es que vengas a cenar a un sitio que te brinda esa originalidad, esa creatividad, esa frescura y calidad, y no te detengas a paladear sus creaciones, a disfrutarlas con sosiego, sino que te las tragues a toda pastilla. No lo critico, pero escapa a mi entendimiento.

La carta de vinos es muy reducida, aunque realmente bien seleccionada. Nos pasaron, buen detalle que se agradece, la carta del otro local, y tomamos un Gramona Imperial Brut Nature 2006, un Louro do Bolo, un Dominio de Bibei Lalama y cerramos con un kabinett fresco y ligerito (8,5 grados) del que no recuerdo el nombre.

Ricard nos ofreció enseñarnos el otro restaurante, y ahí fuimos después de la cena. Nos recibió ese pedazo de profesional llamado David, que nos hizo una visita guiada con una copita de auslese en la mano…

Lo tienen realmente bien organizado. Están condenados al éxito: en el centro, Ricard, creando y dirigiendo, a un lado David, y al otro Juanma. Con ese equipo… ¿quién no mete gol?

Volveré, y procuraré además que sea a menudo.

Presión, y más presión. Sólo faltó que nos dijeran: ¡rápido, rápido!, y así no se puede disfrutar de ninguna comida. Por dos veces tuve que sujetar mi plato para que no me lo arrancaran de la mesa a mitad. La próxima vez (que no llegará) mejor ponerlo todo en un tupper y llevármelo a casita, donde nadie me AGOBIA.

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