Restaurante Vins i més en Gandia
Restaurante Vins i més
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
17,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos
Nota de cata PRECIO MEDIO:
33 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.7
Comida COMIDA
8.2
Precio medio entorno ENTORNO
6.9
RCP CALIDAD-PRECIO
9.1
Filosofía Carta de vinos
Cadáveres 8.07.16
"Sopar de pobres"
Ensalada de algas y berberechos
Salmorejo de El Perelló
Bonito
Salmón
Degustación de Quesos
Huevo Poché sobre Cama de Crema de Patata y Sardina
Atu´n a la plancha
Tartar de salmón y de sepia
Ensalada de salazones
Opiniones de Vins i més
OPINIONES
66

Algunos meses sin visitar a Rubén, una cena pendiente con gente de Gandía, nuevos comentarios positivos en este portal… Demasiadas circunstancias juntas. Pensat i fet, como decimos nosotros los valencianos. Llegamos a las 10 y el local casi completo. El ambiente rebosa alegría, bienestar, disfrute, complicidad gastronómica (permítaseme tomar prestada esta acuñación de un buen amigo forero)… Por unas horas parece que aquí todo el mundo se olvida de la que está cayendo fuera, meteorológicamente hablando (noche más fría del año) y socioeconómicamente. Algo mágico tendrá Rubén para conseguirlo.

Pedimos tres entradas que luego detallaré y un plato compartido. Cabe añadir un aperitivo de la casa y un trozo de pastel ambos cortesía del restaurante, aunque insistimos que estábamos llenos y no tomaríamos postre. En total 6 degustaciones y 6 vinos que nos dio el crack. Insiste él que no se trata de un maridaje en el que se busque la conjunción perfecta entre los componentes del plato y los matices de este u otro vino. Solo quiere que probemos seis cosas buenas y doy fe que no es que estuviesen buenas. Estaban buenísimas y, sobretodo, sorprendentes. Al menos 4 de las 6 botellas abiertas expresamente para nosotros. Cambio de copa (lógico), envinado de copas, botella a la mesa para que la “estudiemos”…. Voy a puntuar un 10 en servicio del vino. Disculpadame.

- Sang amb ceba: Es un plato muy típico en nuestra tierra en el que se guisa la sangre (que se vende cocida) con cebolla y especias. La sangre en sí es bastante insípida. Se trata de darle el toque maestro con determinadas especias, secreto casi de cada hogar o cada bar de pueblo. Ésta me pareció magistral, como la de mi abuela, ya casi olvidada. Gentileza de la casa. Acompañó un Riesling alemán.

- Foie micuit (1/2 ración): ¡Menos mal que era media! Muy generosa. Acompañada con gelatina de violeta y otra que no recuerdo. No me gustan estas gelatinas tan florales. Prefiero las mermeladas clásicas. El micuit excelente. Se “maridó” con un vino dulce.

- Tartar de atún (1/2 ración): Suficiente también. Buen producto, poco aliño en el timbal de atún (en este caso triangular) y bastantes condimentos rodeándole para mezclar al gusto del comensal: pepinillos, alcaparras… Vino blanco para acompañar.

- Patatas a lo pobre: excelentes. De las mejores que he probado, sin duda por la patata en sí. Estaba riquísima. El jamón y el huevo parecían acompañantes de este ingrediente tan común- Garnacha madrileña como acompañante.

- Chuletón al centro. Enoooorme. No nos lo acabamos. Buena carne pero otra vez me sorprendió lo buenísimas que estaban las patatas de guarnición. De esas sí que dejamos pocas. Se acompañó con un vino DO Toro.

- El pastel de cumpleaños clásico de aquí (bizcocho relleno de merengue) pues se celebraba el cumple de Rubén que mezclamos con un Porto excelente.

Tomamos café (muy rico) y un GT que, para no perder la tónica general del comentario de hoy, tampoco sé detallaros cual fue. No era de los más conocidos, eso sí, y estaba muy bueno. Rubén: si me lees, si la memoria no te falla y si tienes tiempo y ganas, adjunta la relación de vinos que nos ofreciste para más información de los auténticos “veremeros” (yo sólo soy un humilde restaurantero de verema).

El precio detallado, lógicamente no responde a lo comido y bebido. Fue un buen arreglo que nos hizo Rubén pues seis copas de vinos a precio de capital (2,50 o más) ya suman 15 €. Si añadimos todo lo demás…

Como podeis presumir, mi conclusión final no puede ser otra que una velada excelente, con gente excelente, con comida más que digna y vinos excelentes. No dejéis de ir.

Una aventura la de anoche. Llamé para reservar, anulé por un contratiempo y al final, se arregló el tema, pero tardísimo, así que como me había quedado con las ganas, volví a llamar y pregunté si nos daban de cenar a las 23.15 que era cuando teníamos previsto llegar, a lo que nos responden "hombre, si tenéis hambre pues claro". Ea, con un par, me encantó la respuesta y ahí nos encaminamos.

El local es espartano, sin florituras, humilde como todo lo que allí se ofrece. Nos recibe el que imagino que es el dueño. Nos da las gracias por visitarles y nos ofrece una mesa lo mas alejada posible de la puerta por eso del frío. Estos detalles a mi me gustan, son señal que quieren agradar y hacer que el comensal se sienta agusto.

Comenzamos con el tema. Aperitivo de unas patatas fritas cortesía de la casa mientras ojeamos la carta. Nos preguntan por la bebida, no tenemos claro si vino o espumoso, finalmente nos decidimos por el espumoso. Como en carta tienen pocos, nos traen creo recordar que siete botellas a la mesa, haciéndonos una breve explicación de cada uno de ellos con su precio. Puntazo de nuevo y ya van dos.

De comer tienen un apartado de tapas y otro de platos. Nos traen un peazo chuletón que quitaba el sentido y nos preguntan si lo ponen en marcha. Demasiado, estamos un poco llenos después de tanta fiesta. Optamos por unas tapas para compartir:

Buñuelos de bacalao.- Lo mas flojo, crujientes por fuera pero el interior demasiado bola, personalmente nos gustan mas ligeros.

Chistorra.- Cuatro trozos de chistorra bañados en salsa hecha con nata, el caldito que suelta la chistorra y foie, buenísima.

Tartar de salmón.- Impresionante, cantidad generosa, pura suavidad, acompañado de guacamole, mostaza, paté de oliva negra, táperas y una mezcla de cebolla con tocitos de pimiento. Los acompañamientos se sirven en el mismo plato, pero no mezclados para que cada uno los integre como quiera.

Patatas a lo pobre.- De requetechupete, plato típico de patata con jamón y un par de huevos fritos, ganador del concurso de tapas de Gandía. Si lo llegan a sacar al principio, pedimos otro sin pensarlo, pero ya estábamos llenos.

No tomamos postres.

Bebida: Cenamos con champagne Nicolas Maillart brut millesime muy correcto. Servicio perfecto, atemperado de copas y relleno contínuo. Precios de escándalo (32,00 €). Aparte una botella de agua.

Nos invitaron a las infusiones, otro detallazo. Salimos encantados, el trato fenomenal, el servicio también, fuimos los últimos en abandonar el local y ya había sonado la 1 de la madrugada, pedimos disculpas por la tardanza y aún nos volvieron a agradecer la visita.

Volveremos.

Rubén y Merche nos deleitaron ayer con una fantástica comida. Empezamos con una degustación de cervezas valencianas, de manera informal. Luego empezamos con unas entradas, un atún a la plancha sobre atún en Carpaccio (sensacional) y un arroz meloso con langostinos que realmente supo a poco por lo bien que nos sentó. Concluimos la comida con unos postres variados, hechos por ellos, acompañados por PX. Los vinos fueron todos blancos, empezando con un godello de Valdeorras y continuando con un Riesling alemán, más seco pero no menos bueno.
El servicio fue en todo momento muy cercano, amable, en un ambiente distendido y amigable, sin perder por ello una alta dosis de profesionalidad. Muy recomendable. Volveré seguro....

Nueva visita más de un año mas tarde de la ultima. Ha cambiado la ubicación del local. Esta en la misma calle , unos 30 metros mas adelante. Ocupa una superficie mas amplia con sensación mayor de espacio ya que , prácticamente, no ha variado el numero de mesas. Estas son amplias y con muy buena separación entre ellas. Mantiene el nivel que ya tenia en cristalería, mantelería, vajilla y cubertería. Las paredes están decoradas con pizarras donde se leen diferentes ofertas de vinos por copas.
Hemos comido :
Cigalas hervidas: Tamaño medio con sabor muy alto. Perfectamente cocidas, casi crudas. Ración muy generosa
Gazpacho marinero : Versión de un gazpacho manchego pero con productos del mar (mejillones, emperador, sepia, gambas....). Simplemente buenísimo. Sabor intenso, profundo , hace honor a su nombre: El mar esta en tu plato. La torta que hace de ligazón hecha al dente. El fondo del caldo con un punto picante que hacia que te apeteciera seguir comiendo. Plato difícil de olvidar.
Atún con mostaza rebajada , pistacho y tomate natural . Taco de atún enorme en altura . Materia prima de calidad , cocinada a la perfección. Textura de mantequilla. al cortarlo y, dada su altura considerable , se podía ver perfectamente la gradación desde el tostado de arriba hasta el prácticamente crudo del medio. Se deshacía en la boca y explotaba con el sabor propio del atún incorporando la justa proporción de grasa que dejaba su sabor mucho mas tiempo del ultimo bocado. A destacar el acompañamiento der la mostaza rebajada y los frutos secos. Original , conjugando perfectamente
Tabla de quesos artesanos Seis quesos artesanos de excelente calidad. Servidos a temperatura correcta con textura adecuada y altísimo sabor.

Servicio en sala perfecto. Rápido, ágil, amable , eficiente. cambio de cubiertos aunque no se hubieran usado y diligencia .

No pude ver la carta de vino ya que nos lo maridaron directamente. Nos dejamos llevar y el resultado fué perfecto. Tomamos Chateau Puligny Montrachet 2006, Mussigny Les Sentiers de David Berban 2008, Tech Riesling 2011 y Clos Dominic Vinyes Altes 2006 . Perfectamente servidos, envinando las copas. Todas las botellas a temperatura adecuada

Buen pan, tipo de pueblo, con muy buen café.

Ruben es el dueño del restaurante. A Ruben le gusta comer y le gusta beber. Más alla, no es que le guste: Es que sabe comer y beber. Y sabe comer y beber muy bien. Y como le gusta y sabe, Ruben visita a muchos restaurantes y prueba muchas comidas y muchas bebidas. Y conoce perfectamente que es lo que le gusta a un cliente porque él es muchas veces cliente . A partir de esas premisas , Ruben hace su trabajo. Y si ademas se le añade su enorme honradez y su tremendo corazón el resultado sólo puede ser el que es. Al acabar de comer en este restaurante la sensación es que te ha dado de comer un enamorado de la gastronomía. Y logra gracias a sus materias primas , a sus cocciones , a sus conocimientos y a su servicio hacia el cliente , que éste , se enganche en un carrusel de amor y pasión hacia lo que come y bebe.
Vins i mes no es un restaurante normal. Con independencia de que sus platos puedan ser más o menos tradicionales , con independencia de que no hay deconstrucciones , con independencia que su marco natural es el que es, no es un restaurante normal. Porque no es normal , entendiendo por normal lo habitual, que se trasmita tanta pasión, tantas ganas de agradarte , de sorprenderte en los maridajes. No es normal la búsqueda por parte del dueño de un restaurante el autocolocarse el reto de que cada mesa cuando salga por la puerta salga sintiendo el amor , la pasión y el disfrute que Ruben te hace lograr. Y como no es normal, todavía se agradece más que notes, que percibas que el esfuerzo y el trabajo se hace sola y únicamente para lograr el disfrute del cliente. Y , lo más importante , es que no sólo se queda en la intención. Aquí se logra.

Ante esta evidencia.........sólo quedar las gracias por hacerte vibrar y disfrutar. Como dice el titulo de un comentario precedente ........Hay que ir.

No puedo poner precio porque no pague yo. Quien lo hizo me dijo que la nota era 10 tal y como me sucedió la vez anterior.

Nueva visita a la casa de Rubé, 8así es como se siente el cliente en vins i mes, como un invitado a un hogar) y nueva experiencia gratificante.

Tomamos buñuelos de bacalao con allioli, tempura de verduras, steack tartar que no figuraba en carta pero nos preparó rubén en sustitución de los tartares de atún y/o salmón que no tenía y tabla de quesos para finalizar. La comida toda buenísima. Sencilla pero acertada en todos los aspectos: buen producto, buenos puntos de sal, buena presentación... El steack estuvo de la muerte con acompañamiento "paralelo" de alcaparras, pepinillos, mostaza... para reforzar el sabor segun gustos. Los quesos, todos desconocidos para mi, espectaculares.

Para elegir vino, y como estábamos solos, estuvimos un buen rato frente a las cavas. Rubén explica, pregunta, se informa, te informa... Un placer. Consensuamos porbar un taberner (Cádiz) que nos gustó en sobremanera. Con los quesos Rubén nos invitó a unas copas de un vino dulce francés y de un oporto.

Nuestra sobremesa se alargó un poquitín pero no notamos para nada prisas no gas de cerrar. Se agradece.

Rubén es entusiasta del vino y de la mesa. Estudioso de lo que oferta el mercado, siempre, te sorprende positivamente con lo que "encuentra". Es didáctico; te explica perfectamente la procedencia, suelo, cepas y características del vino que ha elegido para tí, si te dejas llevar y permites que maride lo que te va a dar de comer. Después te preguntará tu opinión sobre lo que ha elegido para tí; también le encanta escuchar y que le enjuicies la elección que ha efectuado.
La cocina es sencilla, digestiva, de mercado y de corte totalmemnte mediterráneo. No hay aditivos ni disfraces que enmascaren los productos. Aquí cada plato es lo que es. Cocina auténtica, la tradicional que no pasa de moda. Todo ello rodeado de un
ambiente desenfadado, informal, cómodo.
Destaca, en la pared contígua a la entrada, una pizarra, en la que, escrito a tiza, figuran las recomendaciones de la casa. En cierta medida, recuerda a los pubs ingleses que anuncian, de esta forma, las especialidades u ofertas del día.
La separación entre las mesas es suficiente a pese a que el local tiene unas reducidas dimensiones. En breve, según nos apuntó, piensa trasladarse a otro local más amplio.
Servicio ágil, amable, cariñoso. Todo se presenta y retira a su tiempo.
Restaurant honrado, homogéneo. No tiene aristas. Siempre sales satisfecho y con ganas de volver.
Sobresaliente en bodega, comida y trato.

Comida de Lunes. Menu de 15 Euros/p.

Fuera del menu nos pedimos un entrante de foie, como siempre muy bueno.

De primero: Cuscus, un cuscus frio con toque de ensalada. Muy bueno, perfecto para los días de verano.

De segundo: Entrecot y Lubinas, El entrecot acompañado de patatas cortadas a laminas, berengena y unos pimientos del padrón. La carne como siempre al punto y sabrosa, pero lo que más me sorprendió fue laberengena y las patatas estaban perfectas.
Un filete de lubina acompañado con unos fideos gordos. Este plato no lo probe pero según mi mujer la lubina estaba jugosa, en su punto y los fideos muy buenos.

Lo acompañamos con un vino blanco y de vino tinto para el entrecot. Y una botella de agua.

De postre: "coca de ambresquilla" supongo que casera por su sabor. Y el otro sino recuerdo mal un suffle de moca,

En el postre nos obsequio con una copa de vino dulce. (Fuera del menu)

Para terminar dos Gin con limon. (Fuera del menu)

Quedada del Grupo de Catas Valencia del mes de Julio, día 23 si no me equivoco, allí nos fuimos los afortunados a unirnos a otros que allí esperaban con el fin de disfrutar del siguiente menú maridado:
1º Tartar de salmón de mi huerto con anguila ahumada, manzana granny y cigala con chupito de sus cabezas.
Vino para el maridaje: Recaredo Gran Reserva 2006 Brut Nature (Magnum).
2º Tataki de salmón con encurtidos y gel de naranja.
Vino para el maridaje: Tricó 2008 (Magnum)
3º Gamba sin trabajo de Gandia, con sus agripicantes.
Vino para el maridaje: Heymann-Löwenstein Schiefferterrasen Uhlen "R" Riesling 2005 (Magnum)
4º Arroz de setas, codornices y violetas.
Vino para maridaje: Thalarn 2008 (Magnum)
5º Paletilla de cordero lechal con miel y romero y su cous cous de monte.
Vino para maridaje: Oloroso Vors Tradición 75cl
6º Suflé de Chocolate de Santo Domingo
Vino para maridaje: Quinta do Infantado Vintage 2000 (Magnum)

Era mi primera visita a este pequeño y coqueto local situado en pleno centro de Gandía, me resulta difícil destacar alguno de los platos, todos de gran nivel, muy bien "acabados" y con una excelente presentación. Muy rico el tartar de salmón, sorprendente el tataki, originales las gambas por su presentación, estupendo arroz y para mi excelso el cordero.
Mención aparte merece el maridaje, en su mayoria en formato magnum que, aún parece que mejore los vinos. Los elegidos, todos ellos excelentes, maridaron perfectamente con cada uno de los platos. El Recaredo fresco e imbatible como entrante, el tricó con su acidez parecía hecho para el tataki, el Heymann-Löwenstei excelente, brilló con las gambas. Interesante el Tharlan con el arroz y fascinante el maridaje del Oloroso con el cordero, sazonado con hierbas. El sufle de chocolate, difícilmente encontrará mejor compañía que este quinta do infantado.
Algunos vinos más aparecieron, un rico Clos du Rouge Gorge creo que 2006 y un ya mítico BA de BürkLin Wolf de 1976 que merece comentario aparte.
Finalmente agradecer, además de los detalles gastronómicos y enológicos citados, el trato personal de Rubén y Merche. Una memorable comida en la que me hicieron sentir afortunado de participar. Gracias.

Sábado 23 de agosto, 14,30 horas, Gandia, Restaurante Vins i Més: 16 viciosos del buen comer y mejor beber quedan en el Restaurante de Rubén (ayudado por Merche) para dar cuenta del menú maridado que ha preparado para la cata del mes de Julio, cuya organización en dicho mes ya se puede considerar una tradición.

De los platos que nos preparó,personalmente me quedo con la gamba aplastada (carpaccio lo llaman los pijos) y el fumé de sus cabezas, impresionante sabor.
El arroz de codornices y violetas estaba fabuloso, con un sabor intenso.
La paletilla de cordero, riquísima, con la piel tostada y algo caramelizada.
Y los postres, ya consolidados y probados varias veces, estaban de rechupete, y me quedo con el suflé de chocolate, con chocolate de verdad, del bueno; la verdad es que me hubiera comido uno yo sólo pero tuve que compartirlo.
Hubo más platos, pero no me acuerdo, así que lo cuente otro.
En cuanto a los vinos, tampoco me acuerdo mucho de los que tomé, debido a que me chispé un poco, pero recuerdo el último, el que maridaba con los postres: Quinta Do Infantado, vino licoroso, con toques de higos, almendras, pasas; vino excepcional, creo que me bebí 3 copas y más que me hubiera tomado si hubiera quedado.

Por la noche nos quedamos unos cuantos valientes, pero no lo voy a contar para no poner los dientes largos.

Segunda visita, tras una dilatada ausencia, a este restaurante de la Ciudad Ducal. En esta ocasión acudimos mi pareja y yo a comer, eran las 3 de la tarde de un calurosísimo día pero una vez nos sentamos y pedimos un par de cervezas la cosa comenzó a mejorar. Obsequio de unas papas con las cervezas y vistazo a la carta. Deconozco si se ofrece menú degustación a mediodía, del mismo modo que -según me pareció ver- se ofrece para las cenas. En cualquier caso, ante la atractiva oferta de platos, solicité que nos sacaran un poco de todo al centro, de modo que pudiéramos seguir conociendo la cocina del lugar de forma más o menos amplia.

Los platos fueron elegidos en función del vino que, previo asesoramiento, escogimos. Se trataba de un riesling aleman marcadamente afrutado, muy sabroso al paladar y de paso cremoso. Como mi dominio del alemán se limita a la palabra "Volkswagen", no os puedo concretar el nombre del caldo, así que al Sr. Rubén me remito. La botella seleccionada de entre varias propuestas hechas por éste, ilustrándonos debidamente sobre las características de cada vino, fue mostrada y abierta ante nosotros. Temperatura fetén. Tras envinar las copas Rona en las que fue servido, lo dio a probar y posteriormente lo retiró al mostrador, siempre a la vista, para evitar "saturación mesil". Contínuamente el servicio estuvo pendiente de que no nos faltara vino en las copas, rellenándolas sin tener que pedirlo. Creo que son suficientes detalles como para destacar el mimo y el buen trato al vino que se profesa en este restaurante.

En cuanto a la manduca en sí, comenzamos con una ensalada de queso de cabra muy bien montada. Digo montada porque todos y cada uno de los ingredientes de la misma, desde el jamón ibérico a tiras, pasando por el espectacular mezclum de lechugas y otros brotes, los frutos secos, el aliñado y el queso de cabra ligeramente rebozado, se entremezclaban de forma excelente. Así, ningún bocado queda huérfano de alguno de ellos. Esto no es lo habitual en la mayoría de restaurantes, donde es posible que el más listo de la mesa engulla lo "gracioso de la ensalda" y a otros nos toque comernos únicamente lo verde. Es un detalle que me gustó mucho. Tras la ensalada, contundente pese a la naturaleza del plato, pasamos a un cuarteto de buñuelos de bacalao cuyas virtudes y bondades han sido loadas en anteriores comentarios. Muy, muy buenos; textura consistente y materia prima real, nada que ver con los buñuelos de acidez/ardor que sirven en la mayoría de sitios... Continuamos con unas verduritas en tempura, acompañadas de dos salsas (soja y una que nunca recuerdo, ligeramente picante). También se colaron un par de langostinos despistados que fueron de agradecer. En este plato el maridaje resultó francamente espectacular. Tras la tempura pasamos a un rollito partido en dos, relleno de verduras y langostinos. Fue un plato de transición que cumplió su función, pues la cocción fue correcta y el sabor suave a la par que interesante. Acabó la parte salada de la comida con un plato de soberbios huevos rotos, con un jamón excelente como monarca y unas patatas en su punto como pueblo llano. A estas alturas mi novia estaba bastante llena y tuve que "hacer un sacrificio" para acabar con gran parte del plato. El maridaje rayó nuevamente a gran nivel, posibilitando bocados únicos donde se fusionaba lo comido y lo bebido. Ché, muy bueno!!

Como observaréis, el improvisado menú tuvo algunos guiños a la cocina oriental, pero sin olvidar la inclusión de platos que siempre cumplen y, a los que todavía pensamos con la cabeza y no con la cartera, nos enternecen el corazón. Y hablando de enternecer el corazón, la inocente pregunta hecha tras los mentados huevos rotos "de postre preferís chocolate o algo más ligero?" -que huelga responder- desembocó en la preparación de un soberbio coulant de chocolate acompañado de helado de coco para el que mi novia sacó su segundo estómago, y que puso el broche de oro a esta visita. Realmente un detalle ponerse a preparar un postre de estas características siendo casi las 5 de la tarde. Una pasada de postre.

Respecto al ritmo del servicio de platos, muy bueno. El pan, creo que de una afamada pastelería/panadería de la ciudad, idem. Cafés como Dios/Alá/Yavéh/La Providencia/Nadie manda. Invitación a estos últimos y al botellín de agua.

Solo haré una observación, un pequeño tocamiento genital que en absoluto empañó el disfrute de la comida, que fue prácticamente perfecta. Desde donde yo estaba sentado se podía ver, bajo la zona del largo acolchado que sirve de asiento a los comensales de la zona de la pared, algunas cajas de plástico de las que sirven para depositar las botellas vacías de refrescos para su recogida y demás... Como tuve una breve charla con Rubén, que me reconoció no sé cómo, y hablamos de la necesidad de sinceridad y críticas constructivas en el sector, me permito el lujo de recomenarles que cubran ese hueco con algún tipo de placa, tela, cortinilla, etc. Puesto que el local, cuco como él solo, lo agradecería (en mi humilde y lega opinión).

Y sin más, aquí queda el testimonio de mi segunda visita a Vins i Més, que de seguro no será la última por el trato al vino y al cliente, la calidad de la cocina y del producto, la brutal RCP y lo a gusto me sentí en un día en el que parecía que había amenaza de bomba nuclear en Gandía City.

Saludos.

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