Restaurante Viridiana en Madrid
Restaurante Viridiana
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
60,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos y Semana Santa.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
97 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.6
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
6.7
RCP CALIDAD-PRECIO
6.9
Cremoso de chocolate amargo
Tocinillo hecho en el cielo
Canelones de pato azulón
Paja y heno con caracoles
Tripas de cordero a la plancha
Nabos rellenos de morcilla
Helado de roscon de reyes al Pedro Ximenez
Pez espada, tirabeques, pimientos del piquillo y patata asada
Merluza, salsa de tomate de arbol y mejillones
Ensalada de naranja, mandarina, aceitunas y lubina
Albóndigas de conejo de campo con caracoles
Huevos de corral en sartén sobre Mousse de Hongos
Quesadillas de cuitlacoche
Opiniones de Viridiana
OPINIONES
62

Cuando has ido a un lugar, y has quedado impactado, la siguiente vez que acudes esperas más, de hay que las pequeñas decepciones se acerecienten, cena un martes llego a primera hora, sitio casi vacio, que acaba llenandose, curiosamente un altisimo porcentaje de clientes extranjeros,me sientan y pasan más de diez minutos sin interesarse por mi, con uno de los camareros viendo en el ordenador como le va al Real Madrid, digamos que no es la mejor manera de comenzar lo que pensabas que iba a ser una cena excepcional. Por fin sale Abraham, solo por charlar con el creo que el viridiana merece la visita, se nota en su uniforme de cocinero que tiene algunas medallas de lo que esta cocinando esa noche, no como otros cocineros mediaticos que no estas en su restuarante o si estas salen con el uniforme de la primera comunión (impoluto). Finalmente nos decidimos por el menu degustación con maridaje de vinos, un cabernet israile,un gino de aragon?, y un dulce israeli es la aliniación poara la cena...platos desiguales, pantagruelicos, demasiada cascareia para mi gusto, (creo que la casqueria no es la llave para muchos paladares), lengua curada, caracoles (me senti como Julia Robert), morcilla...platos memorables y otros pasables. Fui curioso cenar entre dos señores vestidos de frac (se reune el martes la real academia de la lengua?, y el actor que interpreta a Fredy Kruger), un sitio magico, curioso y especial, espero y confio que no decaiga

Me dan mesa para las 23h.
Llego caminando unos 4 Km, tranquilo, tengo noche. Al entrar, dos parejas esperando, uf mal rollo!. Me tranquilizo. Me atienden perfectamente y me tomo 2 manzanillas, una pajarillo antigua de clase, que me la sirve AG.con un plato de jamon, por la espera.
Mientras, arramplo con su libro y me leo la mitad en esa hora de espera. Tramendo en sabiduría y mas para el que sabe. Me lo dedica y regala, mientras charlamos de su dia. Va tranquilo y le quedan millas, como a mi.
Me siento a las 00 am, y me tomo cordero a la parrilla con pisto y huevo y tuetanos de riotinto(ternera), raciones enormes, con un Montecastro y Llanahermosa 2006 (media tomo y la otra me la llevo en bolsita ad hoc).
Don AG me acerca una copia del mundo digital para leer y ademas le compro su aceite de 3 variedades arbequina, hojiblanca y picual, exquisito. En todo momento se pasea por la sala sin hacer ruido hasta las mesas, comprobando que todos comen bien.
Me voy como he llegado, sin hacer ruido. Los 2 sudamericanos en sala bien entrenados y correctos, en sala sotano.
Me ha encantado y volveré en otro momento a darme un mayor homenaje con mas tiempo, como vosotros.

Pues si. Teniamos grandes expectativas en ese menu con maridaje y teniamos claro que tenia que ser al mediodia para no quedar saturados. Y que mejor dia que el del inicio de las vacaciones. Reservé hace una semana pero no habria hecho falta: Madrid en agosto tiene sus placeres ( incluso con el caos de la visita que nos espera....). El comedor de arriba donde nos situaron ( mesa de la esquina perfecta) estaba a la mitad. Un "pero": el aire acondicionado no funcionaba bien y asi nos lo dijeron y asi lo constatamos tras un par de platos del menu. Nos dieron la carta pero les dijimos que queriamos el menu. Enseguida llegó Abraham y tan solo nos pregunto si algo no podiamos comer. yo alegué : cilantro y pepino ( que puedo comerlos pero prefiero no hacerlo) y se marchó.
Enseguida apareció en un decantador un vino dorado que era el que nos acompañaria durante tres platos ( pero compartiendo protagonismo con otros que comentaré). Un chardonnay de Israel: Yarden del 2002. dorado por su vejez. Increible fruta en nariz que bien podria ser otra variedad mas aromatica. En boca suave suave.
y comienza el festin:
- Lentejas estofadas con centolla artica, sobrasada y curry de madras. Espectacular aun con el calor de agosto
- Nos traen para acompañar un pan de yuca caliente con queso. Delicioso. Decir que ya nos habian ofrecido el pan y estaba buenisimo: tomamos el de semillas de amapola y el de tomates con aceitunas negras que acompañaron con el aceite de Abraham Garcia.
- Continuamos con el clasico en un plato sugerente de plata ( un pato) con foie micuit al humo de arce con chutney de naranjas amargas y riesling. Espectacular especialmente el chutney. Lo acompañó un Riesling vendimia tardia Von Othengraven del 2002. En mi opinion mejor que un Sauternes pero es una cuestion de gustos ya que a mi el dulzor del Sauternes me apaga un poco el gusto del foie.
- Seguimos con la quesadilla de flor de calabaza y queso de Arzua con mole poblano. Excelente. Destacaria el mole y la fina masa crujiente de la quesadilla.
- Arenques del Baltico marinados sobre aguacate y mango con salsa de yogur y eneldo. uffff¡ que contraste de sabores ¡¡ Me quedo con el arenque . solo. No le haria falta nada mas. Lo sirven con un chupito de Absolut que recomiendan tomar al final para "lavar" el sabor del arenque.... ( yo me habria quedado con ese gusto el resto del dia...)

Ahora nos traen ya el tinto. Un vino de Tarragona Nus del Terrer 2008 garnacha. Muy suave. Se agradece porque ya estamos a tope de comida y bebida y aun queda mas.

- Los famosos huevos de corral en la sarten con mousse de boletus y tuber aestivum rallada encima en el momento. sublime. Una pena que no sea invierno porque la melanosporum debe dar un aroma increible a este plato.
- Brocheta de robalo al mojo rojo. asi se titula el plato pero hay que decir que aun tiene mas: unos tirabeques son los que completan la brocheta haciendo un esplendido contraste entre el pez mantequilla y la tersura de la verdura. Ademas una mousse de tinta de calamar suaviza el picante del mojo. Extraordinario
- Salteado de lomo de vaca pastuenca con boletus y ñoquis de patata. Aqui tengo que decir que ya estabamos saturados y no pudimos apreciar el plato como se merecia. Me encantó el toque de los tomates secos confitados y ¿puerro? en la salsa pero fuimos incapaces de acabarlo.

Por fin los postres que no era posible disfrutar como se merecian porque era realmente imposible acabar toda esta cantidad.
Por lo que recuerdo:
- Helado de yogur con membrillo
- sorbete de Limon
- Tocinillo de cielo con cerezas confitadas
- Tarta de varios chocolates con frutos del bosque

Servicio impecable de té moruno esplendido.
Creo que esta comida está entre las 5 mejoresa de las que he disfrutado. Que lujo, que presentacion,que materia prima, que cercania del servicio, de Abraham, sin sentirse agobiado.

Para repetir pero sin haber comido al menos 48 horas antes.
Y la RCP .. dudo que haya muchos sitios similares al menos en Madrid. 110 €/ persona

Por lo que escribe y dice, Abraham García parece un hombre culto. Un humanista. Las referencias culturales (históricas, literarias, cinematográficas, viajeras…) influyen en su cocina. Y tras visitar su restaurante y charlar con él, te entran ganas de leer a Pla, a Cunqueiro, a Julio Camba. Y te surge la duda de si, antes de escribir algo sobre restaurantes, no deberías leer más (al menos tanto como Jorge Guitián: http://gourmetymerlin.blogspot.com/).

Y de esa dubitación cultureta nace otra más interesante: ¿se puede/debe escribir de gastronomía sin saber cocinar? Y otra: ¿cuánto influyen la cultura y los conocimientos para cocinar bien? (llegaba a plantearse Ferrán Adriá en una conferencia: “¿es necesario saber la composición química de un tomate para hacer una buena ensalada?”, para denunciar que se puede llegar al absurdo en el binomio ciencia-cocina)

La erudición está bien para escribir libros, blogs, para las entrevistas digitales semanales y la divulgación televisiva. Pero Abraham García hace todo eso y luego tiene que encerrarse en la cocina a trabajar. El día que yo cené allí parecía muy cansado.

Por causa del mencionado bagaje cultural y sabihondo de AG, su cocina podría verse inclinada hacia la tradición más que hacia la modernidad. Pero, también, a causa de ese humanismo renacentista, y conocimiento vastísimo, a AG le gusta fusionar en su cocina: Perú con Madrid, Japón con Andalucía…

¿AG hace neo-tradición? Cocina moderna es reinterpretar la cocina tradicional, versionarla, revitalizarla, “superarla” hegelianamente; toda innovación parte de una situación previa (ver “Pequeñas reflexiones sobre la creatividad artística” Philippe Regol). Quizá la afirmación menos refutable es que “Viridiana” es un restaurante “de autor”, en el sentido de que es inconcebible, en todas sus características, sin la personalidad de su cocinero.

Esto fue lo que cené (entre comillas, las observaciones de AG):

- De aperitivo: dos cazuelas: una de salmorejo de fresones tempranos con arenques del Báltico marinados y la otra de lentejas estofadas al curry suave (riquísimas, pero exceso, no de curry, sino de picante) con sobrasada balear y centolla antártica de Chile (“en Baleares la sobrasada se utiliza para guisos, sin problemas”)
- A continuación: unas tripas de cordero fritas (“zarajos”), con pisto, con un huevo frito por encima. Confundí los nódulos normales de las tripas con riñones. AG fue a la cocina a traerme las tripas crudas para verlas con detalle.
- Siguió una ensalada de cítricos (naranja, pomelo rosa) con aceitunas negras, cebolla roja, hojas de berro, piel de cítricos confitados y salsa de mostaza suave, con arenques (de nuevo). La acompañó con un chupito de vodka Citadelle (“los franceses destilan bien, por qué no un vodka francés”)
- A continuación un maravilloso lomo de ciervo de los Montes de Toledo (“carne bravía como ninguna otra, quizá sólo superada por la del toro de lidia; con ella haría un tartar”), con una salsa de su jugo y vino de garnacha (toque de frutos rojos) con fagottini rellenos de requesón.
- Terminamos con tarta capuchina clásica quemada (“todo el mundo sabe que es vasca”) sobre arroz con leche tradicional (vaporoso, menos mal), y compota de reineta gris a la sidra (se notaba bien el toque alcohólico).

También hubo un té moruno: con hojas de lima y ajenjo (“el ajenjo era usado por los árabes; de él se extrajo la absenta para que Rimbaud, Baudelaire y compañía pudieran escribir sus versos libres”)

En Viridiana los matices y las sutilezas están de más; en la propia personalidad de AG no creo que se vaya encontrar eso. Estamos más bien en el campo del exceso, del disfrute, de rebañar el plato, y "sopar" con pan… Más cerca de la carpediémica “La Grande Bouffe”, que de la desazonadora “Viridiana”.
Y aquí estaría la virtud y el defecto: buscar la extensión y la profundidad, la cantidad y la intensidad, la dimensión intelectual y la física, lo próximo y lo lejano. Abarcarlo todo.

(no bebimos nada por cuestión médica; vista la carta de vinos, fondo y forma, copas, etc… creo que AG no tiene tiempo de atender a alto nivel este tema, junto con los otros. Da igual. El disfrute merece volver. Y revolver en la carta del menú, e intentar charlar tranquilamente con AG).

Lleno de sombreros, claquetas, botes de especias y cuadros de jockeys, la "Casa" de Abraham en Madrid es el lugar perfecto para una cena de invierno o un mediodía que no requiera regresar al trabajo. Muchos son los platos que hacen de éste uno de mis restaurantes favoritos: la sartén de huevos de corral con mousse de hongos y ralladura de trufa blanca, el delicioso foie acompañado de una copa de Sauternes, los arenques del Báltico con vodka, o las diferentes versiones de gazpachos según temporada, son auténticas delicias que complican mucho el momento de pedir. Además, el delicioso aperitivo de la casa, compuesto de una mezcla de frutas, verduritas, queso "rebozado" en miel y frutos secos, con diferentes tipos de fiambre es, además de un sello inconfundible de la casa, el primer indicio de que todo lo que va a venir después va a ser, cuanto menos, diferente. Los segundos tienen toques mejicanos, árabes y franceses. Los arroces con caza son magníficos, el cuscús de cordero, con especias árabes es meloso y exótico y siempre hay alguna ensalada que rebaja el nivel calórico de sus otros compañeros de carta. Aunque en Viridiana es muy difícil que se tenga capacidad para un postre, conviene tener en cuenta que una de las mejores panna cotta de Madrid (sólo superada por la de Támara Lorenzo) merece esa inevitable pesadez de estómago que siempre acompaña una comida en este templo de la gastronomía. Y, para los osados que aún tengan ganas de más, un te morito con dátiles bañados en chocolate, completarán la que, seguro, será una comida memorable. La carta de vinos, muy personal como todo lo que caracteriza a este sitio, tiene referencias italianas, Barolos, Barbarescos, Amarones y Barberas para la trufa blanca que todos los años ofrece en temporada; auténticas reliquias de Burdeos, Borgoña, Champagne y Ródano para esas magníficas ensaladas francesas, vino español, portugués y alguna referencia de elaboraciones kosher que aportan un toque mísitico a las conversaciones, casi siempre subidas de tono, del Rey indiscutible de la "Casa". Un restaurante con mucha personalidad, donde todo es lo que parece y lo importante es "comer con la boca" porque a los ojos todo les apetece.

Toda una experiencia. No tengo palabras. Sin duda repetiré.

Coincidiendo con el anterior Veremero, una comida que pudo servir de cena. Si se toma el menu degustaci'on dif'icilmente se queda uno con hambre.
Pero la cantidad no es el tema. Es la calidad. Y vuela muy alto.
Vayamos por partes. Local pintoresco y que a m'i, personalmente, me agrad'o. Al ladito del Retiro y me alegro de haber dado una caminata de una hora antes de la comida por lo que comentaremos ahora.
Fui solo a comer, y en menos de 10 minutos Abraham y su equipo me hicieron sentir como en casa. Que extraordinaria mezcla de profesionalidad, virtuosismo en su arte, bonhomia y buen humor.
D. Abraham se prodiga mucho por la sala, explicando los platos fuera de carta, aportando durante la comida detalles sobre el maridaje, los ingredientes, ideas que dieron pie al plato, etc. Siempre con un humor envidiable.
Aunque tenia claro lo que queria, *DEGUSTACION*, me pedi un finito para ojear la que dicen muchos que es una de las mejores cartas de vinos del pais. Y la deje suspirando.
Y pasamos al menu, que incluye el maridaje de serie, y que sirven con distintas adaptaciones segun las mesas. Me disculparan si me explayo.
-Primer vino tras el fino del aperitivo > Riesling, Kadette. Sensacional. Como detalle, se trata de la botella, no de una copita o dos. El consumo ya al buen juicio y parecer del consumidor. Mi problema es mi debilidad con un buen riesling.
- El Gazpacho de Abraham. Uno de los clasicos. Y ahi debe seguir, entre los clasicos.
- Lentejas Thai. Singular mezcla de conceptos< toque magistral de especias y fusi'on suave. Delicioso. Se degusta con una cuchara especial de madera para mantener el calor.
- Crema de galeras. Una exquisitez, con un toque picante y una audaz quenelle de mostaza de Dijon que realza el conjunto. Como una cosa tan barata y denostada como las galeras se convierten en un lujo...
- Segundo vino. Un Sauternes, licoroso, con trazas dulces. De este solo una copa, una gran copa.
- El Foie. Otro de los grandes clasicos de la casa. Nada que ver con lo que se ha vulgarizado en muchos otros restaurantes. Un toque ahumado que galvaniza un higado tratado y servido soberbiamente. Si cogemos un buen micuit y lo comparamos con esto, ese buen micuit parecera una autentica birria.
- Tercer vino, en realidad vodka, y sin dejar el kadette.
- Lomo de arenque con torta de maiz y guacamole. Una agradable sorpresa, audaz en el planteamiento. Me hubiera gustado ver el arenque del que salio ese lomo, porque vaya talla.
- Cabeza de jabal'i con encurtidos y mostaza en grano. O preguntarse donde rabanos consiguen el genero, porque el plato mas sencillo resulta muy, muy bueno.
- Cuarto vino. Baigorri. por supuesto, no hay que ser cicateros y si cae mas de una copa o dos, no pasa nada. Aunque no hay que serle infiel al riesling segun lo que venga.
- Quesadilla. Artesanal, la aut'entica. El plato, con diferencia, mas flojo, simplemente porque no me gusto, no por la ejecucion.
- Otro de los grandes, enormes, clasicos de la casa> el huevo de corral con crema de boletus y trufa. Servido en una peque;a sarten, traen una inmensa trufa espectacular para terminar el plato en el ultimo momento y disfrutar de esta aparentemente sencilla genialidad.
- Langostinos sobre una especie de semillas de algo, no recuerdo el nombre, solo que uno de los 11 cocineros del equipo lo usaba mucho en su pais, tostadas y guisadas. Uno de esos platos que te extra;an, te deleitan y te dejan desconcertado. Bueno.
- El espectacular concepto de las pechugas de paloma de caza, con reduccion de pacharan, acompa;ado de pate de su propio corazon, higado...y varios sutilezas mas, como las brochetas de frutos rojos infusionadas. Un plato monumental. Un estomago que estaba pidiendo ya descanso.
- Helado de higo chumbo con tequila. Salivo al recordarlo.
- Helado de yogourt con una especie de crumble. Muy bueno pero no especialmente espectacular.
- Tarta de doble chocolate con bizcocho acompa;ado de frutas del bosque. Una delicia que me resulto imposible terminar.
- T'e moruno para acompa;ar los postres y ayudar a la digestion.
El precio es de 110 euros. Todo. A D. Abraham Garcia hay que pedir que nos lo subvencionen, por favor.

Y decimos cena porque no fuimos capaces probar nada hasta el día siguiente.

Vuelta a este gran restaurante. Tal vez, algunos comentarios tengan razón y haya que renovar el local pero nosotros lo encontramos acogedor y con un punto clásico. En cualquier caso, uno va a comer y disfrutar, cuando acabas y después del festival lo que menos importa es el local.

Hicimos el menú degustación; calidad, cantidad, extenso, un disfrute!!!!!

Comenzamos con dos aperitivos:

- El famoso gazpacho de fresones con arenques marinados.
- Alubias rojas con centollo y arroz?? creo que era una variación al que comimos hace unos meses.

Después cuatro entradas:

- Foie con chutney de naranjas amargas. Un clásico
- Arroz con boletus y otro tipo de setas que no recuerdo, verduras y langostinos.
- Tataki de salmón salvaje y pez fisher más sashimi de ventresca de atún.
- los famosos huevos con salsa de boletus con trufa.

un pescado:

- San pedro con salsa de alcaparras acompañado de una brocheta de pimiento y alcachofas tiernas.

carne:

- Rabo de toro al amontillado con pasta.

tres postres:

- Dos helados: yogouth con pedro jiménez y fresón con aguardiente.
- papaya rellena de frambuesas y zumo de naranja.
- el último no lo recuerdo muy bien :-) bizcocho con chocolate negro y salsa de mora.

Después de todo esto el famoso té moruno.

Para rematar y que no nos diera algo al salir a la calle y mientras bajabamos algo la comida un gin tonic de gvine.

Lo dicho, un homenaje. Toda la comida a una altura increible con algunos platos tremendos.
Un servicio perfecto, amable, atento con interés en los platos. Un 10 para todos. MUCHAS GRACIAS.

El menú va con vinos ( importante, no se llevan la botella cuando te sirven, en el caso del blanco y tinto sirven las veces que haga falta)

- Blanco: Von othegraven kanzen saar 2006. Buenísimo.
- Para el foie un sauternes.
- Tinto: Rioja bullon expresión.
- Dulce: Casta Diva

Para volver.... en cuanto se pueda :-)

Para nosotros y como comentaba el amigo Gerechev, una gran calidad precio. El precio va con los vinos.

Es la segunda vez que visito Viridiana y aunque me gusta su cocina creo que se ha quedado algo estancada. Quizás con una carta donde hay un poco de todo (igual unos huevos fritos con trufa que un ¿teriyaki?) es difícil evolucionar y sobre todo definirse. Por cierto, también el local necesita de manera urgente una reforma pues empieza a estar muy ajado.
La cocina no sorprende aunque lo que ofrece es de calidad. Obsequia la casa con un gazpacho de fresón y arenque muy rico (el contraste ácido salado es quizás lo más interesantes de la comida) y unos entremeses con melón, embutidos ibéricos y verdura que se deberían renovar pues la combinación de dulce-ibéricos ya está pasada incluso para menús de boda.
De plato principal una ensalada con queso y jamón de pato perfectamente elaborada pero nula de creatividad y de segundo lomo de vaca vieja con chile ahumado. Estupenda carne con el contrapunto del chile y patatas como guarnición (poco mas que añadir).
Mejoran los postres con una mousse de chocolate realmente muy lograda sobre un trozo de tarta capuchina espectacularmente cremosa.
El servicio de vino consiste en descorchar y dar a probar. La carta bastante amplia y en renovación aunque para mi gusto con exceso de vinos franceses. Tomamos un Thermantia 2001 que acompañó bien la potencia de los platos. Para terminar cafés (sin ningún detalle que acompañe) y un licor.
Los precios de algo caros para el servicio y tipo de cocina (el precio que doy es sin vino).
Visto el comentario de Gerechev la próxima vez probaré el menú degustación pues parece mejor opción (aunque de momento y sin dudar me quedo con Freixa).

Hacía mucho tiempo que no visitábamos Viridiana, pero la experiencia positiva de un amigo días atrás nos recordó este restaurante, sin duda uno de nuestros preferidos de Madrid.

El local está dividido en dos plantas: la de arriba de iluminación tenue , y la de abajo quizás algo más íntima. Paredes amarillas, cuadros y motivos que recuerdan las películas de Buñuel en las paredes, y velas en las mesas. No es la séptima maravilla pero está bien. Además hay un clima relajado y acogedor, raro en los restaurantes punteros. Buen ambiente, clientela más joven de lo que cabría esperar en un sitio así.

La cocina de Abraham García es técnica aunque no vanguardista (nada de espumas, aires, deconstrucciones o nitrógeno líquido), es creativa pero sin fuegos de artificio, se fundamenta en la calidad de las materias primas, y fue una de las pioneras (o la pionera) de la fusión, ese concepto que parece inventado hace cuatro días y que aquí lleva más de treinta años.

La carta cambia con frecuencia aunque siempre se pueden encontrar clásicos como el foie o los huevos con trufa. Los platos se pueden pedir para compartir y salen ya repartidos de la cocina. Si se tiene buen apetito, puede solicitarse el menú degustación (no viene en la carta y no lo sirven siempre). Esta fue nuestra opción.

Empezamos con dos aperitivos con entidad (y cantidad) de entrantes: Crema de chirivías (con chirivías, caldo de ave y brotes de hinojo), estupendo para empezar. Luego, Alubias estofadas, con cangrejo real y especias estilo cajún, es decir una interpretación del gumbo de Nueva Orleans, decididamente delicioso, con el picante justo.

Como entrantes:
Foie de pato micuit al humo de arce, sobre brioche de vainilla, y chutney (un foie de los de verdad, de los que hicieron al hígado de pato un producto de lujo, tan lejos de esos foies tan insípidos que se estilan ahora). Este plato lo acompañan por una copita de Sauternes.
Tiradito de pulpo, con los “acompañantes del ceviche”, plato fresco y sofisticado.
Quesadillas rellenas de habitas catalanas, con queso de Oaxaca, con mole poblano: un plato sobresaliente, sabroso, con el contraste del chocolate (en el mole) y unas habitas tiernas y deliciosas.
Huevo de corral en sartén con mousse de boletus edulis y trufa (tuber mealanosporum) rallada en el momento: plato clásico e imprescindible de Viridiana

Pescado:
Carabinero a la parrilla con papada de ibérico confitada, batata asada y mojo rojo: un mar y montaña equilibrado, con una calidad excepcional en los productos.

Carne:
Salteado de Vaca con boletus: pura mantequilla la carne, muy sabrosa.

Postres:
Sorbete de piña (con sabor a piña natural), perfecto como cortante.
Helado de yogur griego al Pedro Ximénez y membrillo, realmente estupendo
Panna cotta de leche de oveja laxa infusionada con hojas de higuera, posiblemente el mejor de los postres.
Postre de los tres chocolates, que estando muy bueno, nos llamó menos la atención (posiblemente influyese lo saciados que llegamos al ese punto). Acompañaron los postres con una copa de moscatel Casta Diva.

La carta de vinos es enciclopédica, con buena selección nacional e internacional, aunque bastante subida de precio. Con el menú (aparte de las copas de Sauternes y Casta Diva) nos pusieronuna cpoa de cva para los aperitivos, una botella de un Chardonay israelí muy agradable (del que no recordamos el nombre) y una botella de un Rioja Alavesa, Bullón Expresión 2005, de San Vicente de la Sonsierra.

La atención en el comedor, mucho más amable y cercana de lo que recordábamos, con un jefe de sala que ofrecía todas las explicaciones posibles y sabía aconsejar.

Dos Menús degustación (110 E c/u), con todo incluido (cava para los aperitivo,2 tés morunos, agua y vinos, e incluso el IVA): 220 E en total.

NOTA: no sabemos si es el lugar para hacer esta consideración pero la vamos a hacer:

Tenemos, por un lado, un restaurante con fama de tener una muy buena RCP, como es Ramón Freixa Madrid, en el que el Menú degustación nos costó (sin Iva), 80 E. por persona (1 aperitivo, 2 entrantes, 1 pescado, 1 quesos cocinados,1 carne y 1 postre, con raciones no muy grandes. Además una amplia variedad de bocaditos más vistosos que interesantes, tanto dulces como salados). Con dos copas de champán, cuatro copas de un Costas del Segre bastante normalito, y agua y dos cafés: 212 E.

Y por el otro tenemos un restaurante con fama de ser de los más caros de Madrid, que con el pantagruélico menú descrito (2 aperitivos, 4 entrantes, 1 pescado, 1 carne y 4 postres), y todos los extras, salió por 220 E. Todo ello, teniendo en cuenta, además, la diferencia de tamaño de las raciones.

A nosotros, comparativamente, nos resultó bastante más caro RF que Viridiana, y desde luego, disfrutamos mucho más la cena en este último.

Para finalizar, no hacemos el resumen habitual de lo que más y menos nos gustó para no alargarnos aún más, y porque está claro que nos encantó todo, de principio a fin.

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