Tras haber leido los buenos comentarios en Verema desde el año 2004 e igualmente las criticas gastronómicas de la prensa en general, nos dijimos que teníamos que conocer el restaurante Lluerna, aunque este nos cayese un poco lejos de nuestro alojamiento en Barcelona. Felizmente existe una buena red de metro que nos llevó casi hasta la puerta del restaurante en Santa Coloma de Gramanet, en el que habíamos reservado mesa el sábado 16 a las 21h30. El restaurante ostenta una estrella michelin y un sol repsol y forma parte de la red Km 0 slow food.
Al frente de los fogones está el Chef Victor Quintillà y al frente de la sala su mujer, Mar Gomez, jefa de sala y sommelier. Al haber visto las bajas anotaciones en general sobre el entorno, me esperaba algo decadente y debo decir que personalmente no me pareció tan mal. Decoración minimalista, predominio de los colores marrón, blanco y azul, muy zen, la sala es longitudinal con el espacio muy bien aprovechado para las ocho o nueve mesas que la componen. Existe también un pequeño comedor privado. Las mesas, rectangulares, son grandes y están bien vestidas con manteles, que llegan hasta el suelo. Están, dentro de lo que cabe, bien separadas las unas de la otras. Buena vajilla, cubertería contemporánea y buenas copas Riedel.
El servicio de sala, es muy atento y profesional. El servicio del vino es muy bueno y la carta, aunque no la hojee a fondo, porque me deje aconsejar por la sommelier tiene mas de 150 referencias.
Teniamos la posibilidad de cenar a la carta o elegir uno de los dos menús "presentación" (corto) y "Lluerna" (largo). Optamos por este último.
Como aperitivos, tomamos :
(Ver fotos en primer comentario)
Mojito sòlid Mojito sólido. Melón impregnado de menta con limón.
Oliva Gordal farcida de campari amb taronja Oliva Gordal rellena de campari con naranja
Sherry Mary Un falso Bloody Mary a base de gelatina de Jerez
Tres clásicos de la casa. Buenos. Si tuviese que destacar uno me inclinaría por la oliva gordal.
Seguimos con siete platos :
Ajo Blanco, Codium i Bonitol marinat Ajo Blanco de Codium i bonito marinado, plato muy refrescante e ideal para iniciar la cena. Muy bueno
Tàrtar de tomàquet ecològic del Maresme i fals rovell Tartar de tomate ecologico del Maresme y falsa yema. Un trampantojo del steak tartar. Excelente mezcla de matices al mezclar la falsa yema con el tomate. Muy bueno.
Alberginia ecològica del Maresme amb el seu suflé i pinyons Berenjena ecológica del Maresme con su suflé y piñones. Una clase de berenjena blanca en su interior, que ha sido recuperada nuevamente gracias a la cultura ecológica. Un plato exquisito.
Lletons de vedella amb sepiones Mollejas de ternera con pequeñas sepias. Riquisimo. Un plato muy bien elaborado, un excelente mar y montaña.
Arròs de gambes de platja Arroz de gambas de playa. Un clásico. En la foto no se ve el arroz porque esta debajo.del carpaccio. Una delicia.
Peix de platja, tallarins de carbassó i botàriga Pescado de playa, tallarines de calabacín y botarga. Pudimos escoger entre tres tipos de pescado del día y nos decantamos por la "Escorpòra" (Cabracho). Punto de cocción perfecto . Riquisimo.Un plato de 10.
Las fotos del siguiente plato, los postres y los petits fours pueden verse también en el primer comentario
Colomi de la familia Tatjé amb anxoves i olives negres Pichón de la familia Tatjé con anchoas y olivas negras, acompañado de una quenelle con las entrañas del ave. Cocinado a la perfección. Otro plato de 10.
El pan que acompaño la cena, de la panadería Triticum, buenisimo.
De postres tomamos :
Cebiche de mango i coco Ceviche de mango y coco, Muy bueno y refrescante.
Coulant d'avellana, albercoc i maracuià Coulant de avellana albaricoque y maracuyá. También muy bueno.
Acompañamos la cena con una botella de vino blanco con 7 meses sobre lias en barrica Blanc d'Orto Brisat 2013 DO MontsantBodega Orto Vins, cepaje 100% Garnatxa blanca. viñas de entre 40 y 60 años. Vino de color dorado intenso, muy elegante, carnoso y largo en boca. Nos gustó.
Finalizamos con dos buenos cafés y unos petits-fours Coca de llardons Coca de chicharrones, Xarrup d'infusió de canyella amb brandy Chupito de infusión de canela con brandy y Bombó de mojito Bombón de mojito.
El punto final para terminar una buena velada.
La cuenta ascendió 93,24€/persona. Excelente RCP. Excelente cocina de producto y de mercado de proximidad, de pequeños productores, tanto para la carne como para el pescado y las verduras que le llegan de cercanos huertos ecológicos. Tuvimos la oportunidad de conversar al final de la cena con el Chef quien nos explicó su filosofía culinaria y su manera de ver las cosas para restablecer productos que estaban desapareciendo y gracias a la cultura ecológica están volviendo a nuestros platos. Restaurante muy recomendable al que hay que ir al menos una vez.
Escòrpora amb tallarins de carbassó i botàriga
Arrós de gambes de platja
Lletons de vedella amb sepiones
Alberginia ecològica del Maresme amb el seu suflé i pinyons
Tàrtar de tomàquet ecològic del Maresme i fals rovell
Ajo Blanco, Codium i Bonitol marinat
En Lluerna se arriesga con los sabores , con las texturas, con los estímulos gustativos. Fue algo que comprobamos a lo largo de un extenso menú degustación que nos satisfizo, nos llenó ( casi nos saturó) y que ofrece una buena relación calidad precio. Un Lluerna se arriesga sin perder coherencia, con sentido del equilibrio y sin provocar estridencias. Productos fundamentalmente locales condimentados, guisados , mezclados para conformar platos distintos, poco convencionales. Para crear en definitiva, un estilo propio que más allá de los gustos personales, valoro mucho en estos tiempos de extensión, convencionalismo, globalización y uniformidad. El mojito sólido en el contexto de la variante del bloody mary (el bloody sherry), el bonito sobre piparras o la terrina de patatas judías y cerdo son un buen ejemplo de lo que hablo. Acidez , para mi excesiva en el ceviche de mango y coco.Dulzura, para mi no excesiva en el coulant de avellana y la excelencia???. Pues también, un pichón Tatjé, casi crudo, el mío demasiado, sobre base de anchoas¡¡¡¡, increíble su coherencia y diferencia. Lástima que el local y el servicio( salvando la educación, y profesionalidad de la jefa de sala) no acompañan. Más bien lúgubre, no muy bien iluminado, el local y serios, distantes y taciturnos los camareros. Carta de vinos suficiente, bien servidos, con Riedel..
Siguiendo mi política de visitar un restaurante con pedigrí de vez en cuando (esta vez estrellado) dirigí mis pasos a Santa Coloma de Gramenet, ciudad limítrofe a Barcelona con (aparentemente) no muchos atractivos. El restaurante se encuentra en una más bien pequeña calle más del centro de la ciudad, un lugar muy normal donde no te esperas un local de esta fama.
El interior, aun sin nada que llame mucho la atención, se nota bastante cuidado. Mesas con sillas cómodas, manteles, servilletas de tela, vaso Riedel. Pido el menú degustación, no sólo por ser el más asequible (36,13 eur IVA incluído), sino también por ser bastante amplio (3 aperitivos +2 entrantes+ 2 segundos + 2 postres + petits fours).
Se empieza con un mojito sólido. En teoría, es melón con sabor a menta. Un buen trozo de textura más dura de lo que me esperaba con (parece) trocitos de hojas de menta encima. Parecía una de esas frutas confitadas de un tortel o roscón. Bueno, pero no me maravilló. Le sigue una oliva gordal con relleno de campari con naranja: aun me gustó menos. Snack correcto pero de sabor algo fuerte. Por último, un falso bloody mary, una pequeña sopa que ahora mismo no recuerdo bien de qué era. Sabor algo fuerte. No estaba mal por lo diferente, pero no me convenció.
Con los entrantes empezó lo bueno. Un maravilloso (quizá el mejor que haya provado) tomate ecológico de Alella (Maresme, Barcelona), de sabor intenso y muy tierno. Le acompañaban unos pequeños raviolis de mozzarella que se desacían en la boca. Delicioso todo. El segundo entrante era una berenjena blanca (aunque la "carne" era marrón) servida bajo un souflé. Éste último quizá era el primero que probaba en mi vida (!), o al menos no lo había hecho en mucho tiempo. No me gustó la textura tan etérea. La berenjena, bien, pero servida para mi demasiado caliente.
Para acompañar, una agua sin gas (2.75 eur el medio litro, precio muy barato). También una copa de vino blanco Alta Alella pansa blanca servida en copa Riedel a perfecta temperatura. No era un vinazo, pero maridó bien varios platos. El servicio de pan, genial. De triticum, uno blanco y uno de semilla, a cual mejor. Crujiente corteza y costra consistente, de los mejores que he probado. Como único pero decir que se pagaba aparte (3.13 eur por dos rebanadas) , pero que lo hice a gusto.
Luego, bonito con cítricos. Cocinado en la Róner, perfectísimo el punto (la tecnología hace maravillas) y con una salsa de cítricos muy apropiada. De sobresaliente. El último plato "salado", una costilla de cerdo "bien criado" con aromáticos y ensalada de hinojo. Flipé con el punto de la carne. Sabrosísima, se deshacía. Merecía casi la visita... Tomé una copa de tinto (Montsant, Joan d'Anguera 2013). Muy digno, 3.85 eur cada copa con IVA. Precio asequible pero las botellas estaban sobre 6-7 eur. Los dos eran vinos del año.
De postres, primero "Júlia". Helado de chocolate blanco sobre salsa de pistacho con rosas, lichis y peta-zetas que explotaban en la boca. El helado perfecto y los acompañantes a su altura. Luego, pera picante (no mucho), dos trocitos pequeños, helado de té especiado en salsa de chocolate negro. Más contudente que el primer plato dulce; los dos, de gran nivel para un menú de este precio.
Los petis fours no me convencieron mucho. Una mini-coca de llardons (creo que chicarrones en castellano), de sabor muy fino pero que no me aportó nada nuevo. Un chupito de infusión de canela al Brandy, tenía algo de alcohol. Estaba bien conseguido, pero para mi no es lo que espero de petit four. Bombón relleno de mojito (más alcohol, no me gustó la combinación de sabores)... tampoco lo vi apropiado. Pedí café, que tampoco me llamó la atención. Bueno, sin más, con sobrecitos de un par de tipos de azúcar.
En resumen: valió mucho la pena, sobretodo por el pan y los 6 platos intermedios. El local creo que merece la estrella y el servicio me pareció bueno sin llegar a la excelencia. Explicaciones correctas, pero algo forzadas aunque te contestaban amablemente cualquier duda. Los lavabos, por cierto, muy normales(tampoco es algo que valore mucho). Lo recomiendo, eso sí, por lo que he comentado antes.
Para celebrar el fin de las vacaciones que mejor que un Buen Homenaje en este magnífico estrellado, Lluerna.
Restaurante situado en el centro de Santa Coloma de Gramanet,en sitio bastante tranquilo dentro de lo que es una ciudad con 120.000 hab.
A la tercera fue la vencida, después de otros dos intentos por conseguir una reserva, como sólo hacia unos días de su apertura después de vacaciones, llamamos el mismo día de la comida y tuvimos suerte ( luego se llenó al completo.
Optamos por comer a la carta, aunque tienen tres menús degustación excelentes.
Comimos de entrada:
Mojito sólido, una gelatina de color verde, bien sabor.
Oliva rellena de camparía y naranja, buena.
Bloody Mary con gelatina de vino de Jerez, bueno.
De primeros:
Jurel marinado y zumo de piparra, impresionante sabor, textura....
Mollejas de ternera crujientes con chipirones minis, que delicadeza y sabor tenían en su punto.
De segundos:
Salmonetes con un lecho de tallarines de calabacín. Otra delicia, con la verdura crujiente aún mejor.
Mero sobre escabeche y verduritas crujientes, que finura de pescado y buen sabor.
De postres:
Coulant de avellana con sorbete de maracuyá, esponjoso, una delicia.
Selección de 5 quesos artesanos con mermelada y pan, a cual mejor, eso si es un buen surtido artesano.
El pan:
Dos tipos de pan, blanco con corteza crujiente y de semillas muy bueno ( a sí da gusto como cuidan el pan)
De beber:
Blanco Cristiari 2013 Costers de Segre (variedad muller-thurgau i Pinot blanco), buen vino afrutado y fresco, lástima del precio, 9€ en tienda y 22€ lo que pagamos.
Una copa de Mistela l'Hongares (Pla del Bages) estaba bien bueno.
Dos cafés
Como colofón final: una mini coca de llardons, un chupito de canela con brandy y una trufa rellena de Mojito, todo estaba muy bueno.
El servicio muy atento y cordial.
En resumidas cuentas: Valió la pena la espera para visitarlo, es de los restaurantes que he salido más contento.
No le encontré nada negativo, sólo el precio del vino es algo elevado pero no importa sí has disfrutado al máximo.
Para volver pronto y probar los menús gastronómicos.
menu de 65 euros mas iva y vinos,parecido a otros comentarios cambiando el tipo de pescado y carne,comida a gran altura tanto en calidad como ejecucion,buen servicio en mesa y vino, cambiando de copa al cambiar de vino,buenas copas riedel ,originales y todos diferentes los platos y normalillos los cubiertos aunque cambiando en cada plato,para resumir diria que es de los mejorcitos que he visitado en los ultimos tres años entendiendo siempre R.C.P.
Visitado con menú de verano. elegimos el corto (que es más que suficiente), con un extra de quesos.
Intentaré no redundar sobre lo ya dicho pues hay notas que lo describen muy bien, con las cuales coincido, aunque no me resisto a destacar el logradísimo punto de cocción del pescado.
Tan sólo quiero destacar la calidad además, del servicio, tanto de los platos y sus explicaciones y respuesta a preguntas -fuera quien fuera el camarero preguntado-, como del vino, en cuanto a temperatura y en cuanto a la reposición, copas riedel por cierto, rellenando lo justo y sin buscar 'empaquetarte' otra botella a base de sobrellenar las copas.
Distancia entre mesas justa pero suficiente, nos tocó cerca un grupo de unas 15 personas y sin problemas (es mérito del grupo, claro).
Carta de vinos, muy correcta y con precios ajustados. Tomamos un Domaine Montoir Blanc 2010,(garnacha blanca, vermentino) ecológico, de cote du roussillon. Magnífico, y acompañó perfectamente toda la cena.
De rebote. Llamé un lunes para el viernes, no había sitio pero el mismo viernes me indicaron que tenía mesa por un a anulación. Así que allá que nos fuimos de celebración. Y empezamos, elegimos el menú presentación:
- Mojito sólido: bien de sabor.
De entrantes:
-Oliva rellena de Campari y naranja: interesante el contraste de sabores y gusto final.
-Sardina ahumada sobre mousse de berenjena: bueno, sin más.
Siguieron por orden:
-Jurel marinado en jugo de piparra: delicioso el sabor de la base de piparra me encantó.
-Verduras de temporada al Jabugo y migas crujientes: muy buenas, tanto en punto de elaboración como en sabor.
-Arroz de Gambas de playa: Este fue el primer momento espectacular. Un arroz con un punto y un sabor inconmensurable.
-Pescado de playa (dorada) con guisantes y algas: también espectacular la elaboración y el contraste de sabores de base de los guisantes y el alga.
-Buey Dry Aged sobre parmentier a la mostaza: Bien, carne tierna y excelente el parmentier.
Y pasando a los postres el primero uno de limón, hibiscus y yogourth no nos convenció, demasiados sabores sin nexo. El segundo si que fue espectacular: tiramisú que consiste en una crema de mascarpone, otra de cacao y helado de Amaretto.
Los cafés y petit fours también excelentes.
Bebimos un Costers del Segre blanco chardonay "Aixaders" muy buena compañía durante toda la cena.
El local es pequeño pero las mesas están bien situadas, espaciadas suficientemente. Buena cristalería y vajillas. Y un servicio atento toda la velada.
En definitiva gran nivel, merecida estrella y unos precios que de mantenerlos hará difícil encontrar mesa.
Realmente excepcional. Restaurante con un menú degustación de altísima calidad en un local minimalista muy tranqulio y con un servicio impecable. Y todo ello a un precio sorprendentemente moderado teniendo en cuenta su más que merecidísima estrella Michelin. Enhorabuena. Absolutamente recomendable.
Lluerna es un restaurante de corte moderno y decoración minimalista en el que Victor Quintilià en los fogones y su pareja Mar, jefa de sala y sumiller, ofrecen una cocina con producto de cercanía y de primerísima calidad, con preparaciones innovadoras pero sin darle nunca la espalda a la tradición. Como se apunta en un post anterior, se trata de Slow Food, mimando la materia prima, su preparación y presentación al detalle. El restaurante ha sido recientemente galardonado con una estrella michelín y va por adelantada mi opinión de que es absolutamente merecida. Cena para dos comensales.
Las mesas con separación correcta y bien vestidas, nos reciben únicamente con unos vasos Riedel para el agua y los platillos auxiliares para el pan, el resto del menaje se va incorporando durante el servicio. Ofrecen carta y dos menús degustación a un precio imbatible para un restaurante de esta categoría. Elegimos el menú "corto" que consta de aperitivos, 2 entrantes, 2 principales y 2 postres al increible precio de 33€ por persona, bebidas a parte. Por el precio podría deducirse que la calidad de los platos puede resentirse, pero nada más lejos de la realidad.
- Comenzamos con dos tipos de pan a elegir, normal o con semillas, caseros y muy ricos los dos.
- Primer aperitivo: mojito sólido. Parece ser una de las tendencias actuales lo del mojito en sus diversas presentaciones como aperitivo o bien a modo de petit four con el café. En este caso se trata de una pastilla cuadrangular, de un color verde intenso y con una textura cercana al mazapán y un fuerte sabor a mojito en el que predomina la acidez de la lima. Muy gustoso, nos sirve para abrir el apetito.
- Segundo aperitivo: Oliva rellena de campari y naranja (un vermut concentrado dentro de una oliva, rico rico) y mousse de berenjena con sardina ahumada sobre un lecho de olivada negra, en vasito de cristal y para comer con cuchara, delicioso el contraste entrer ingredientes salado, ahumado y el toque dulzón de la berenjena.
- Primer entrante: Sopa de ceps (boletus) con raviolis líquidos de queso, flores y caviar de aceite. Riquísima combinación, los raviolis son esferas líquidas, al igual que el falso caviar de aceite de oliva, muy muy bueno.
- Segundo entrante: Coulant de patata buffet, trufa, huevo eco y caldo de carne. Quizás el plato más flojo de la velada. Original el coulant de trufa y yema dentro de un pastelillo de patata, pero al conjunto le faltaba algo de potencia y sabor.
- Primer principal: Morro de bacalao sobre puré de tupinambo y verduritas de invierno. Plato en apariencia de sencillísima ejecución, pero en el que se demuestra la maestría del chef y lo dificil que puede resultar a veces hacer de la sencillez una virtud. Estupendo el pescado, muy sabroso y en su punto exacto de cocción y sal, combinando de maravilla con el puré dulce de tupinambo y las verduras.
- Segundo principal: Gallo pata negra del Penedés con langostinos de Sant Carles sobre puré de calabaza. Medallones finísmos de ave, con jugo de su cocción y unos estupendos langostinos, todo acompañado del puré. Un mar y montaña en toda regla, otro gran plato.
- Antes de los dulces nos ofrecieron (fuera de menú) la opción de una selección de quesos, accedimos a compartir media ración (6€): un platillo con St. Marcelain, Camembert y un tercer queso francés del que no recuero el nombre, acompañados con compota de higos. Perfectamente afinados y muy buenos.
- Ya en el apartado postres: un primer pase consistente en helado de chocolate blanco con lichis, petalos, rosas y pistacho, riquísimo y menos dulce de lo que cabría esperar, me encantó y eso que no soy en absoluto fan del chocolate blanco. Como segundo postre, una torrija de santa Teresa, coronada con "crema cremada", helado de cacao y café, espectacular.
- Para cerrar el ágape, a pesar de no haber pedido cafés, nos sirvieron los correspondientes petit fours, compuestos por un chupito de crema de canela y brandy, una mini coca de chicharros y una trufa, todos muy buenos, a pesar de que los estómagos estaban ya saciados.
El servicio siempre atento a los comensales, sonriente y muy amable pero sin estar encima del cliente en todo momento, lo cual se agradece.
En cuanto al vino, Lluerna tiene una carta con unas 150 referencias aprox. la mayoría nacionales, presentada en una tablet y en la que se describen añadas y varietales. Mar, en sus funciones de sumiller, aconseja perfectamente según los platos o menús pedidos. Vino a temperatura óptima, copas Riedel de gran tamaño, descorche, cata y servicio atento en todo momento al rellenado de copas. Quizás en la carta (al menos en la sección tintos) sea un poco escasa la oferta de vinos internacionales. Pedimos un Albet i Noya Reserva Martí 2007 D.O. Penedés a 37€ (apenas 10€ más que su precio en tienda), un vino robusto, de nariz compleja y muy sápido, lo disfrutamos de veras. Los precios de los vinos en general muy ajustados, en torno al X1'5-X2 respecto a su precio en tienda. Incluyendo el servicio y los extras, la cuenta para dos personas ascendió a 117€, en mi opinión una excelente relación calidad-precio por lo comido y bebido. Una experiencia para repetir, sin dudarlo.
Gran descubrimiento gracias a los comentarios en Verema, de un restautante con una excelente materia prima y un tratamiento con cariño de ésta, base para un triunfo seguro.
Fuimos ayer a comer y tomamos el menú degustación que consistió en:
- Snacks: Aceituna rellena de campari y naranja, piel de bacalao crujiente con brandada y huevas de trucha y mojito sólido. Originales y muy buenos todos especialmente el mojito, delicioso.
-Ensalada de tomate eco y mozzarella: vaya tomates dios mío, combinados con unas minimozzarellas cremosísimas, albahaca y AOVE. De una deliciosa simplicidad.
- Canelón de gallo de pata negra del Penedés: buenísimo. Cocina de la abuela puesta dentro de un canelón.
- Pescado de pesca artesanal de Arenys sobre cama de tomates y aceitunas: el pescado era araña, de una finura excepcional, pasado por la plancha al punto y sobre una cama de tomate en conserva (otra vez brutal) y aceitunas. Muy buena combinación de la finura del pescado con la potencia de sabor del tomate y las aceitunas.
- Cochinillo ibérico: deshuesado con la piel bien crujiente y sobre un suave parmentier de patata y con la salsa bien reducida. Buenísimo.
- Júlia: Helado de chocolate blanco, pistachos y rosas. Original y efectiva combinación.
- Torrija de Santa Teresa, helado de chocolate negro y crema de café. A diferencia del amigo Óscar a mi la torrija me pareció bien jugosa. Muy bueno también.
- Petit fours: una especie de crema de leche merengada con brandy, una trufa de chocolate negro y naranja y coca de "llardons" (chicharrones). Gran acompañamiento a un buen café.
Muy buen pan de dos tipos: de semillas y blanco. Diría que lo hacen ellos porque estaba aún caliente cuando lo sirvieron.
Para beber tomamos un Agustí Torelló Mata gran reserva BN, gran cava que no falla y yo tomé una copa de un berenauslese de Kracher con los postres. Buen y atento servicio del vino, servido en copas Riedel. Servicio en general atento y muy amable.
Local estrecho pero con buena separación entre mesas. Quizás las silla un pelín incómodas. Por fuera, si uno no sabe donde va, no aparenta lo que te encontrarás dentro.
El precio del menú és de 30€+IVA, bebidas y pan aparte. Respecto al precio del vino aproximadamente es el precio en tienda incrementado en un 50%.
En fin, que en cuanto cambien el menú volvemos a pasar, seguro. Me quedé con las ganas de probar un arroz con sepia de Arenys y pato "5 bellotas" pero a Rosa le apetecía más el cochinillo y, ya se sabe, donde hay patrón no manda marinero ;-)
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