Esto es literal de un blog de gastronómia. Es un tema hablado varias veces y no

Esto es literal de un blog de gastronómia. Es un tema hablado varias veces y no exento de polémica, pero la verdad, es que leido detenidamente, en algunos puntos razones no faltan, aunque otros son muy exagerados.

"Como si de grandes museos se tratara muchos restaurantes de gran prestigio alrededor del mundo están empezando a prohibir fotografiar los platos que se sirven en la mesa, tratando sus creaciones a modo de obras de arte que se degradan por la exposición del flash, cual Giocconda en exposición.
Se ha llegado a un límite en el que lo importante no es compartir un momento de felicidad o un descubrimiento gastronómico puntual, sino que poder fotografiar el restaurante o el plato de moda se convierte en una primera necesidad. El sabor se vuelve algo secundario, se trata de comer por los ojos, y, por supuesto, de compartirlo.
Restaurantes de Nueva York, París o Londres, tienen prohibido en algunos casos el uso del flash, y en otros directamente el uso de cámaras o móviles durante el servicio.
Los motivos de dicha prohibición, no están lejos de ser los que apuntabamos a modo de sorna al inicio del post, esto es, que se degrade la comida ya que realmente el motivo en común es que lo que se degrada realmente es la experiencia, no sólo del propio comensal que se dedica a fotografias constantemente, sino del resto de comensales que comparten mesa e incluso sala:
– El flash es molesto para el resto de comensales, que finalmente son atraidos por los continuos flashes de las otras mesas, rompiendo de esta forma su experiencia.
-Muchas de las fotografias desmejoran el plato o no lo hacen atractivo como puede ser una fotografía de estudio. Además el plato sale reflejado en el dia a dia con esos defectillos del directo, y no como el chef en concreto tal vez quisiera que apareciese.
– Según un estudio, el tener que esperar a que los distintos comensales realicen sus fotografías, y que las mismas salgan al gusto, amén de su correspondiente compartir en distintas redes sociales, hace que se retrase el servicio produciendo pérdidas al restaurador. Según el estudio, si el servicio es lento, se tendrá que pagar horas extra a los trabajadores, amén de no poder rotar las mesas, con las consiguientes pérdidas.
– Muchos comensales, no sólo contentos con sacar la instantánea desde su sitio, se dedican a buscar puntos de vista, ángulos y perspectivas, generando que el servicio se pueda ver afectado teniendo que esperar la foto, o teniendo que realizar la instantánea para que todos los comensales aparezcan en la misma.
Pero realmente el punto de inflexión decisivo lo encontramos a raíz de la multiplicación de las redes sociales. Los primeros blogs personales empezaron a surgir con timidez, hasta que se desató la locura con un boom que a día de hoy sigue sin tocar techo, llegando las redes sociales que han terminado de desatar la obsesión por las fotografías de comida.
La necesidad de estar permanentemente conectado, de compartir al momento todo lo que hacemos, nos ha llevado a no poder disfrutar de una comida sin sacar antes el teléfono o la cámara, hasta el punto en que mas de un tercio de las fotos que se etiquetan en Instagram están relacionadas con la comida.

Aunque por otro lado, se debe recordar a estos chefs que gracias a la sociedad 2.0 entre otros motivos, ellos tienen la fama y el prestigio que ostentan, que si no fuera por el mundo digital en el que no movemos no tendrían la repercusión que han alcanzado, hablándose constantemente de ellos y sus creaciones y siendo disfrutados visialmente por todo el mundo, creando expectativas y generando negocio."