Vino por copas

Cuando pido vino por copas en un restaurante, sigo este baremo:

Si me ponen 150-180 cc, estoy contento.
Si me ponen 125-150 cc, me conformo.
Si me ponen 100-125 cc, me mosqueo.
Si me ponen menos de 100, me cabreo.

Y el caso es que, al menos en Valencia, en algunos restaurantes que ofrecen vino por copas te ponen 100 cc y se quedan tan anchos. ¿Qué hacer? La situación es delicada. Es un callejón sin salida. Si devolvemos un plato, será quizá un fallo de cocina, o probablemente una manía del cliente, pero el camarero puede salvar la situación cambiando el plato sin más y la comida prosigue sin mayor tensión. Pero si protestamos porque no nos parece suficiente el volumen de vino servido en la copa, entonces es lo mismo que acusar al camarero de falta de profesionalidad (“no sabe ni servir una copa”). Ya nos hemos creado el peor de los enemigos en una comida, nuestro camarero, y a lo mejor nos hemos fastidiado la velada. Pero si nos callamos, no saldremos mejor librados: nuestros miserables 95 cc se van a quedar en nada después de dos tragos, lo que también puede arruinarnos la noche, porque pedir otra copa nos supondrá un segundo disgusto.
Lo peor de todo es cuando te sirven un chupito como de catar, y tú protestas porque no puedes resistirlo, y entonces el camarero te dice, mirándote con desprecio:
-¿No sabe usted que no es correcto llenar tanto la copa?