Domaine Macle: el mejor productor del Jura se pasó por Santander

Mucho se habla últimamente de los vinos del Jura en España y no deja de resultar algo curioso pues estamos hablando de una de las zonas vinícolas más pequeñas y desconocidas de Francia…incluso para los propios franceses. Las principales claves de dicho éxito hay que buscarlas en el trabajo de algunos grandes profesionales a la hora de dar a conocer estos vinos basándose en sus mejores productores y por supuesto a los vinos, con productos de gran originalidad, carga de terruño y precios por lo general muy aquilatados. Y si hay que destacar a un dúo de divulgador y productor al más alto nivel, no cabe duda de que esos son Andrés Conde Laya y el Domaine Macle, así que pueden imaginarse que resultó todo un placer poder disfrutar de la reunión entre los dos que tuvo lugar hace unos días en ese santuario enológico que es Bodega Cigaleña. Era la primera vez que el histórico Domaine daba una cata de este nivel fuera de la bodega.

Tras una breve introducción a lo que es el Domaine, Laurent Macle (sexta generación de la familia) y Andrés nos brindaron una sesión de vinos inolvidable.

-Côtes du Jura Chardonnay-Trousseau 2011: un blanco “ouille” (rellenado y sin flor) con parte de uva tinta elaborada en blanco y sin sulfuroso. Mineralidad y precisión en su estado más puro.

-Côtes du Jura Chardonnay 2010: parecido al anterior pero solo con chardonnay, algo más hecho y cortado por el mismo patrón de limpieza y fineza. Dos blancos de alto nivel y bajo precio para comenzar.

-Côtes du Jura 2007: el Côtes de Macle es un vino con chardonnay y savagnin “non ouillé”, o sea, no rellenando barricas y que desarrolla flor. Este 2007 está pletórico y lleno de fuerza mineral.

-Côtes du Jura 2009: añada más cálida y vino limpio y directo, apenas se nota dicha circunstancia. Muy bueno y para guardar.

-Côtes du Jura 2008 (mágnum): nos dijo Andrés que el orden era por algo y es cierto, el 2008 es un paso más con respecto a los anteriores, con fuerza, profundidad y sutileza aunadas. Grande.

-Côtes du Jura 2004 (mágnum): en un año fresco y complicado, un vino realmente apasionante, con ligeras reducciones y una personalidad arrolladora. En buena fase de consumo.

-Côtes du Jura 1989: gran cambio, con el tiempo se va perdiendo la flor y se gana en complejidad y matices, los vinos además se hacen más frescos y directos. Este Côtes es un vino que roza la perfección, superior incluso al Chalon del mismo año. Enorme.

-Côtes du Jura 1983: vino elaborado por el padre de Laurent que demuestra la lenta evolución de estas maravillas, misterio, terruño, personalidad y grandeza en uno de esos vinos que marcan.

-Château-Chalon 2012 (depósito): muestra de depósito de lo que será el Chalon 2012, sin terminar maloláctica. Pura expresión de lo que debe ser un savagnin y de lo que significa Macle: precisión milimétrica en la viña, puro terroir.

-Château-Chalon 2006: el vino señero de la casa, solo savagnin y las mejores viñas, no rellenado y desarrollando flor, 6 años y 3 meses de crianza, botella clavelin de 0,62 l. Probamos el 2006 como primicia pues acaba de ser embotellado. Vino con un enorme futuro.

-Château-Chalon 2005: año cálido y vino mineral, es casi un zumo de piedras, concentrado, amplio, profundo, con un potencial de guarda ilimitado. Portentoso.

-Château-Chalon 2004: tercera vez que lo probamos (las anteriores en otra cata del Jura y en Ca Pepico) y no cambia, estos vinos comienzan a vivir a los 10 años después de su embotellado. Salvaje.

-Château-Chalon 2003: en la añada más cálida, vendimiaron un 25 de agosto. Ligeramente cálido y enormemente placentero, equilibrado, sublime, toda una sorpresa. Para guardar decenios.

-Château-Chalon 1989: con el tiempo en botella va desapareciendo el recuerdo de la flor y aparecen sensaciones únicas, curry, pieles de cítricos, cera de panal, además los vinos se van haciendo más compactos y minerales. Un vino grandioso.

-Château-Chalon 1983: con años estos vinos parece que se hacen más jóvenes, se hacen más complejos, ligeros y personales, este es desde luego un portento en todas sus fases, una auténtica maravilla y uno de los mejores vinos blancos jamás catados. Inolvidable.

-Macvin 2008: el Macvin es una especie de mistela, un vino cuya fermentación se para añadiendo orujo vínico y que se elabora desde tiempos ancestrales. Este 08 es pura infusión en nariz y resulta algo menos hecho en boca, en cualquier caso algo distinto.

-Macvin 2000: con 10 años de crianza y un tiempo en botella la cosa cambia y el vino está más integrado, sobre todo en boca. Un vino que no disimula su origen y que resulta delicioso, tanto como aperitivo y copa final. Enorme.

También se fueron sirviendo vinos de otros productores, todos nacionales y a ciegas durante el transcurso de la cena y…¡vaya vinos! -Marqués de Riscal Reserva 1951: oscuro, directo y joven, comenzó algo reducido y con tufos pero no hacía más que crecer y crecer en copa, elegante, largo y directo en boca, un vino grandioso. Y eso que no fue una gran añada…

-Marqués de Riscal 1947: uno de los mejores Riscales de todos los tiempos y a fe que el vino lo daba todo, elegancia suprema, juventud, fuerza, un vino que sin duda seguirá ganando en botella. La mejor botella de Riscal disfrutada junto con un 1925 que tomamos hace un tiempo en esta misma casa.

-Mauro Vendimia Seleccionada 1996 (mágnum): a ciegas lo ubicamos todos como Vega Sicilia y no por casualidad, es un vino de impecables formas, joven y compacto, lleno de elegancia y sutilidad, uno de los mejores vinos que ha hecho Mariano García y quizá el mejor Mauro de la historia. Para recordar.

-Pedro Domecq Amontillado Jandilla Macharnudo: botella fechada en los años 40/50, vino grande, elegante, aromático, directo, de una enorme clase. Estos jereces históricos son obras universales.

-González Byass Oloroso Solera 1847: otra rareza de los años 50, un oloroso ligeramente dulce, una joya llena de complejidad y misterio, un vino de esos que hacen parar el tiempo, de esos pocos que consiguen emocionar. Historia en una botella. Nada que ver con el Solera 1847 de la actualidad….

Los vinos se acompañaron con diversas viandas, jamón bellota y chorizo picante, bocartes fritos, mollejitas de lechal rebozadas, mero a la plancha, costillar de lechazo al Côtes du Jura, tabla de quesos y tarta de hojaldre. Todo muy rico, como siempre.

Tres son las conclusiones que sacamos de aquella noche irrepetible, una es que Domaine Macle es sin ningún género de duda el más grande productor del Jura, mira que nos gustan los vinos de Ganevat, Overnoy, Brignot, Puffenay, Tissot o Bornard, pero la precisión en el trabajo de la viña y la grandeza con la que envejecen llega mucho más lejos en manos de Macle. La segunda es que el Côtes du Jura es un vinazo que no es ningún segundo plato del Château-Chalon, es extraordinario, envejece con su misma clase e incluso resulta más gastronómico en la mesa, obviamente el Chalon es la estrella pero el Côtes es un vino de enorme nivel. Y la tercera, es que de nuevo volvimos a vivir una jornada inolvidable en uno de nuestros templos vinícolas preferidos, la Bodega Cigaleña. Algún día, todo el mundo del vino hará justicia a Andrés por todo lo mucho que está haciendo en pos de difundir su cultura. Y como siempre lo mejor la compañía, rodeados de algunos de los mejores catadores que hay en España es como aprendemos de verdad, porque solo se aprende de los que saben, eso es algo que tenemos claro. Y esto es todo amigos, imposible resumir en menos. Fue la noche en la que el mejor productor del Jura se pasó por Santander. Y allí estuvimos.

Los vinos de Macle

Viejos Riscales

Amontillado Jandilla