Mi madre era bilbaína, tengo lejanas raíces de Guernica, y tanto mi abuela, mi

Mi madre era bilbaína, tengo lejanas raíces de Guernica, y tanto mi abuela, mi madre, como mi tia Adela (legendaria aficionada del Athletic) veraneaban en Ibarranguelua desde finales de la guerra civil. Como es lógico, la zona que mejor conozco es la de Elantxobe, Laga, Laida, Ea, Arteaga, Kanala, etc. Las navidades de pequeño las pasaba en Bilbao, más concretamente en la casa de Marqués del Puerto que hoy en día es sede de la BBK. De hecho aprendí a nadar en la playa de las Arenas -y aparentemente no me he convertido en un mutante.

A mí me nacieron en Valladolid, y luego he pasado un montón de años en Madrid. Ahora vivo en Barcelona y muy a gusto. Mi vinculación inicial con los jereces -más específicamente con las manzanillas y los muy peculiares amontillados sanluqueños- viene por vía paterna. Mi padre, sanluqueño de pro, aparte de tener algo que ver con la fundación de la Facultad de Económicas de Sarriko y dar clases primero en la UVA y luego en la Complutense, le quedaba tiempo para ocuparse de tres pequeñas viñas y bodega en Sanlúcar. La cosa no fue bien, como no le fue bien a un numerosísimo grupo de pequeños bodegueros que sucumbieron entre los tres fuegos de la crisis, la concentración empresarial y la enorme conflictividad social del periodo 1970-1980ypico. Pero yo creo que no vería aquí hablando de jereces, si no fuera por el hecho de que mi padre era además un gran aficionado al vino. Su amor al País Vasco era enorme, a pesar de la irritación que le producía lo que todos sabemos. Era él el que me llevaba a ver los partidos de pelota, deporte del que era aficionado incluso antes de que pisara tierra vasca por primera vez. Yo, personalmente, asocio Durango con un recuerdo de niñez imborrable: ver a los profesionales de Miami jugando a cesta. Éso, y el Amboto...

Muchas ganas tengo de pisar tierra vizcaína, que como ves considero creo que justificadamente como mía. Son muchos los recuerdos, y también grande la melancolía de asociar esos recuerdos a gente que he querido tanto y ya no está entre nosotros.