Efectos de la crisis, las cervezas a 1 € se extienden por los bares de Barcelona

Y cafés hasta por 0.50 €

Más de un peatón da marcha atrás estos días y se frota los ojos antes de volver a leerlo: «Cerveza a un euro», rezan ya cientos de carteles en bares barceloneses. Guerra de precios para combatir la caída del consumo de este producto y para tentar al cliente, que tal vez se anime a pedir algo más. Lo que empezó básicamente en los bares traspasados a chinos, se ha extendido como una mancha de aceite. Los restauradores autóctonos también piden ajustes de precios a algunas cerveceras, dispuestas a abrir más mercado, a cambio de que la rebaja influya directamente en el precio final que va a abonar el consumidor. De ese modo, las cervezas -en versión mediana retornable- se están pagando ahora más baratas que hace cinco años. El fenómeno se está reproduciendo en todos los barrios y no sortea zonas tan céntricas como el Eixample. Entre los primeros que se lanzaron a esta competencia aplaudida por el consumidor final figuran establecimientos del Poble Sec. Por poner un ejemplo, en un pequeño tramo de la calle de Vila i Vilà (tocando a El Molino) pueden hallarse cuatro bares -tres, con terraza- donde se anuncian medianas de 0,90 a 1,20 euros. La batalla no sabe de marcas allí, donde compiten San Miguel, Moritz, Estrella, Budweisser y Amstel. EN CADENA / En el tradicional bar Cuntis cuentan que hace tres años vendían cervezas a dos euros, y ahora lo hacen a 0,90 para estar a la par que sus compañeros de zona. «El cliente viene más porque dice que le cuesta más barata que en el súper», cuentan. En Can Eusebio, con dos bares en la misma calle, en uno la venden a uno, y en otro a 1,20, para seleccionar un poco el tipo de público. El milagro es posible, explican, «vendiendo muchísimo, evitando intermediarios» y acompañándolo de rebajas gastronómicas: alguna tapa y bocadillo a un euro, y superplatos combinados con paella incluida a solo 3,90. Tienen tantas colas que están a punto de abrir otro local en la zona, detallan. Sus cafés cuestan hasta 0,80, algo que se empieza a repetir cada vez en más bares, con franjas horarias en las que alcanzan los 0,50 céntimos. La misma situación se ha reproducido sin pausa en establecimientos de todos los distritos. Uno empieza y otros lo siguen. Habitualmente tira de la manta algún empresario chino dispuesto a diferenciarse por precio. Negocian un ajuste, a condición de que repercuta en el precio final. Y son muchas las cerveceras dispuestas a afilar su competitividad por esta vía. Los autóctonos que se suman a las ofertas suelen exigir a su distribuidor que el negocio de al lado no ofrezca la misma marca a ese precio, como ha sucedido en Bailèn con Diputació (Moritz junto a San Miguel), pero fácilmente otro local se hace con el mismo producto (en la acera de enfrente) recurriendo a otras vías de distribución o con compatriotas que compran el producto a lo grande y lo reparten entre distintos puntos de venta. Fuentes de la cervecera Damm, número uno en Catalunya, señalan que -aunque puntualmente algún bar haga ofertas con esta marca- no están dispuestos a entrar en guerras de precios, porque prefieren apostar por la diversificación de productos, la calidad y el servicio. Tampoco tienen claro que este recurso anime las ventas de esta bebida en bares y restaurantes, que en los cuatro primeros meses del año han caído un 8% respecto al mismo periodo del año pasado, aunque repuntaban en los súpers. Un restaurador consultado afirma que el bebedor de una marca fija no cambia por el precio, pero si le da igual, se lanza por la oferta. Y con suerte, toma algo más. Visto en El Periódico