Pradorey: un Real Sitio para elaborar vino
El origen de un sueño
"El origen de un sueño" se encuentra en el Real Sitio de Ventosilla. Una finca de 3.000 hectáreas en Gumiel del Mercado cuya historia comienza con Isabel la Católica en 1503 y donde actualmente se encuentra la bodega.
La historia de esta finca de 3.000 hectáreas se remonta al año 1503 cuando la adquirió la reina Isabel la Católica para la Corona de Castilla por tener como único recuerdo de su padre, Juan II, los paseos que realizaban por aquel entorno antes de que muriese de una grave enfermedad y quedase huérfana a muy corta edad.
Una finca donde la reina Isabel pasó largas temporadas convirtiendo este lugar en un Real Sitio. Más tarde, el Duque de Lerma la reconvertiría en una de las mejores fincas agrícolas de la región construyendo sobre ella en la primera década del siglo XVII el Palacio de Ventosilla para albergar al rey en sus desplazamientos.
Fué en el año 1989 cuando Javier Cremades de Adaro, ingeniero agrónomo, después de su recuperación de una larga enfermedad, se enamoró de este lugar y quiso convertir su sueño en realidad: crear una bodega. Una plantación de más de 520 hectáreas de viñedo, más de 1.300 de cultivos y grandes extensiones de monte que, junto con la reforma del palacio Ventosilla para convertirlo en Posada y la construcción de la bodega, constituyen actualmente la finca con mayor explotación vitícola de Ribera del Duero : Bodegas Pradorey.
Con Fernando Rodríguez de Rivera Cremades, nieto del fundador, comenzamos a recorrer la finca Pradorey, el lugar que fue en su época el Prado del Rey.
Fernando Rodríguez de Rivera Cremades
Lo primero que visitamos es el Palacio de Ventosilla el cual conserva intacta su arquitectura original herreriana del siglo XVII construida por el Duque de Lerma. Actualmente es la Posada de Ventosilla, un coqueto hotel de 17 habitaciones donde podemos alojarnos entre muros reales y mucha historia.
Esta fachada presidida por el Blasón de Lerma y el de Medinacelli se encuentra rodeada de árboles centenarios. Junto a ella se encuentra la iglesia de San Andrés del siglo XVI que guarda un valioso retablo. Ambas contrastan con la piscina al aire libre y las instalaciones deportivas que se ubican discretamente para no romper la belleza histórica del entorno.
Hectáreas reales nos acogen
Una vez conocida la historia de la finca, nos disponemos a recorrer parte de las 520 hectáreas de viñedo repartidas en 8 pagos diferenciados por su altitud, orientación y tipo de suelo divididos en microparcelas mayoritariamente de Tinto Fino y en menor cantidad de Cabernet Sauvignon, Merlot y diversas variedades.
Una plantación que comenzó en el año 1989 y con la que se ganó su fundador el apodo de “el loco de Ventosilla” por plantar viñedos donde nunca habían existido antes. Un auténtico visionario que apostó por su potencial cuando nadie creía en ello y que actualmente representa la mayor superficie vitivinícola de Ribera del Duero.
Comenzamos nuestro recorrido entre viñedos rodeados de grandes extensiones de encinas, chopos, monte bajo y sabinas, el árbol considerado en peligro de extinción y actualmente protegido ya que prácticamente está extinguido fuera de España.
Un paisaje salpicado por las distintas casas de labranza dedicadas a la ganadería vacuna y ovina de la finca que vamos observando en nuestro recorrido.
El primer Pago a visitar está cercano a la Posada de Ventosilla: Los Robles. Un viñedo que utilizan para su Rosado Lía en un precioso entorno flanqueado por robles y presidido por uno con más de 400 años de antigüedad.
Visitamos el Pago Valdelayegua, un Pago de más 100 hectáreas de viñedo con suaves laderas y extensas llanuras en que las mejores parcelas se encargan de crear su Prado Rey Finca Valdelayegua. Desde lo más alto divisamos este lugar mágico rodeado de viñedos y bordeado por los ríos Duero, Gromejón y Esgueva.
Entre campos de maíz, remolacha, alfalfa, patata, cereales y distintos cultivos nos trasladamos a el Pago Dornajo a orillas del río Duero. Un viñedo rodeado de variedades de plantas silvestres y grandes extensiones de encinas donde divisamos en la lejanía las choperas que plantó Javier a orillas del Duero y que forman la linde de la finca. Con este viñedo elaboran algunos de sus vinos más preciados como El Cuentista, el único Blanc de Noirs de la Ribera: vino blanco elaborado con uvas tintas y El Buen Alfarero, uno de sus vinos más preciados, criado artesanalmente en viejas tinajas de barro para representar la pureza del terruño como en tiempos ancestrales. Importante también destacar su última creación: El Retablo, el vino tinto seco de 6 añadas con crianza de Solera y Criaderas que pronto saldrá al mercado.
Seguimos nuestro trayecto al Pago La Mina en un recorrido donde los conejos se nos van cruzando constantemente y las perdices corretean a nuestro paso. Unos suelos muy pobres con parte de cubierta vegetal y bordeados de campos de cereales ayudan a dar longevidad a sus vinos de guarda. De aquí se crea su reserva Pradorey Finca la Mina.
Frente a este Pago se encuentra La Recorba, el nuevo viñedo ecológico donde variedades experimentales como Godello, Viognier, Albillo, Verdejo y diversidades blancas servirán para idear y crear nuevos vinos.
Recorriendo su bosque sostenible y el sabinar, llegamos a su Central Energética construida en el siglo XIX. Una finca muy preocupada por la sostenibilidad y el medio ambiente le ha llevado a recibir el sello PMO, la Certificación de Operaciones de Fabricación de Productos basado en el Bienestar Animal.
El salto de agua del río Duero da paso a su Presa Hidroeléctrica con la que crean su propia energía para la bodega y la posada junto a las placas de energía fotovoltáica que se encargan de calentar el agua.
Terminamos nuestro recorrido en el Pago Salgüero, uno de los Pagos que están reconvirtiendo en ecológico con dos laderas plantadas en distintas orientaciones y del que crean su vino Adaro en homenaje a su abuelo y fundador.
Regresamos a la bodega para descubrirla y catar sus vinos. Una bodega construida en 1993 y en cuya fachada podemos observar los mismos blasones, el de Lerma y Medinacelli, que se encuentran en el palacio de Ventosilla.
Una edificación perfectamente integrada que armoniza con el paisaje y con el entorno natural donde se encuentra frente al Pago El Pino, otro de los Pagos que componen la finca.
En nuestra visita se nos incorpora Fran Martín, enólogo de la bodega, con el que vamos a descubrir las nuevas elaboraciones que están creando y revolucionando en Ribera del Duero. Nuevas creaciones que iniciaron en 2016 desenterrando unas centenarias tinajas de barro, recogiendo las mejores uvas de parcelas seleccionadas y criándolas en estas viejas tinajas durante 7 meses con bazuqueos manuales. Así nació El Buen Alfarero.
Fran me cuenta su arte, el cual conlleva un gran respeto al origen para reflejarlo en una copa de vino.
Comenzamos nuestra cata disfrutando de las novedades que se encuentran en los distintos depósitos de acero que anteriormente han tenido crianza en tinajas de barro y barricas de roble.
El Buen Alfarero, catado directamente desde la tinaja elaborado con Tempranillo y toques de Albillo con 15 meses de crianza en barro. Su Rosado de Tinaja que ha fermentado en barrica y con crianza en la propia barrica y tinaja al 50%, un coupage de edición limitada de apenas 1.000 botellas crean este gran vino gastronómico. Su Albillo, sorprendente y muy aromático elaborado de forma artesanal en tinaja de barro con toques de Viognier.
También tuve la oportunidad de catar una nueva creación que saldrá pronto al mercado y mezcla en su elaboración el barro, la madera y el cristal.
Subimos a la Sala de Catas para disfrutar de sus vinos ya embotellados y observar como el paso del tiempo los convierte en vinos que destacan por su finura y elegancia donde la fruta está siempre presente por las cortas maceraciones realizadas y su elaboración en un medio acuoso.
Nota de cata
- Señor Niño. Un vino ecológico de Tempranillo con maceración carbónica y posterior paso a tinaja. Vino ligero y divertido de fruta roja y notas de piruleta de fresa.
- Lía. Su rosado de Tempranillo con crianza mitad en tinaja y mitad en barrica. Un rosado pálido de color con aromas a fruta roja y notas florales
- Cuentista. El vino que como su nombre indica no es lo que parece. Su Blanc de Noirs de Tempranillo fermentado con lías de Verdejo y criado en barrica nueva durante l7 meses con aromas a fruta de hueso y notas balsámicas por su paso por la barrica.
- Adaro. El vino de Tempranillo en homenaje a su abuelo con las mejores parcelas de Ventosilla. Un vino protagonizado por la fruta negra madura con notas balsámicas.
- El Buen Alfarero 2016. Un vino envejecido en Tinajas de Barro Centenarias de Tempranillo criado con sus lías y una pequeña proporción de Albillo crean esta joya que plasma el terruño de Ribera del Duero ... todo un lujazo para el paladar !!!!
- y las Tres Crianzas, su vino ecológico, todavía sin nombre, que comprende las tres crianzas: barro, madera y cristal. Su crianza en tinaja de barro, barrica y damajuana crean un vino diferente, complejo y cargado de matices donde la fruta negra algo licorosa, toques especiados y notas de monte bajo lo protagonizan.
- El Retablo. Otra de sus joyas enólogicas producto de la mezcla de 6 añadas diferentes desde 2015. Un vino ideado como los mejores Champagne o los afamados vinos de Jerez. Una elaboración de vino seco tinto con crianza oxidativa envejecido con el sistema de Criaderas y Solera del que solo sacarán 500 botellas en cada añada. Un vino único y diferente con largo recorrido de toques licorosos y lacados.
Felicito a Fernando y Fran por la labor que han emprendido en defensa de lo autóctono para reflejar la pureza del viñedo pero con un punto de innovación porque, como ellos mismos dicen, lo puro puede durar siempre.
Enhorabuena a Javier Cremades por conseguir su sueño y seguir disfrutando de él en este Real Sitio con tanta historia que contar.