Me ha sorprendido muy agradablemente que este Flor de Pingus 2012 se ha abierto inmediatamente tras servirlo de la botella. Casi todas mis catas anteriores de este vino fueron de la cosecha 2013, que fue “regulera” y se mostraba en que le costaba mucho abrirse en nariz. Un vino elegante, con buen cuerpo y equilibrado en boca pero que quedaba algo cojo. Y que daba una ligera nota de amargor en el posgusto.

El 2012 a estas alturas es casi exuberante en nariz. Como si se hubiese metido un ramo de flores en una caja de puros habanos. Añádase cacao, café, fruta negra madura e incluso sensación de “humo”. También tostados de la madera que a algunos podrían parecer excesivos (las cosechas más recientes llevan sólo 20% de madera nueva comparado con el 50% en este 2012) pero que complementan bien los aromas terciarios.

En boca es delicioso. Suave, aterciopelado; todo sinónimos de lo que ofrece este vino. Aquí no hay amargor alguno. Tremendamente balanceado y elegante con el tanino finísimo y completamente integrado. Vuelve la fruta negra madura y el cacao en el retrogusto. Impresionante.

Por encontrarle algún “pero”, la acidez ya está bastante domada y no creo que deba esperarse más para su consumo, aunque tampoco va a dar disgustos en los próximos cinco años.

De su precio dudo qué opinar: en España lo veo frecuentemente a precios de 130 euros e incluso por encima, que me parece caro. Pero en el extranjero se puede comprar a 110 e incluso por debajo (diferencia que no comprendo). Lo voy a dejar en “bueno” pensando en los precios de fuera.

De lo mejor que he bebido este año.

Corcho y ...nada mas que decir.