Volvemos con este gran vino 3 años y medio después a ver cómo le ha sentado la botella. Lo abrimos y dejamos que respirase por espacio de una hora y media antes de proceder con su valoración a 17°C. El tapón (húmedo y tintado en un 80% de su longitud) se nos partió en dos al usar el abridor de tijeras aunque al final lo pudimos sacar sin mayores problemas.

VISUAL: Presenta un color rojo picota de capa media-alta, con una ligera turbidez y con el ribete en tonos cereza algo atejados. Lágrima abundante, fina y transparente (92).

OLFATIVA: Los primeros aromas son de fruta roja y negra muy madura, a compota de moras y mermelada de fresas. En movimiento desprende apuntes herbáceos de laurel, especiados de nuez moscada y pimienta negra, balsámicos de regaliz y eucalipto, recuerdos de castañas asadas y un final amaderado muy elegante con notas tostadas, de roble y ebanistería fina. De intensidad media y con una gran nitidez en la percepción de sus prescriptores olfativos aunque respecto a la botella de 2017 sí ha perdido un poco en intensidad (92).

GUSTATIVA: En boca nos encontramos ese vinazo que recordábamos, de gran amplitud, con una acidez alta y de taninos dulcificados en su punto justo y emergiendo de menos a más. Su paso por boca es intenso y sabroso con notas de fruta acompotada. Los aromas retronasales que percibimos son de flores secas con frescos toques balsámicos. Y en el post-gusto es donde se muestra en todo su esplendor. Carnoso, con mucho cuerpo todavía y con una simbiosis entre sabores frutosos y amaderados fantástica. Aparecen notas de regaliz, especiados de pimienta negra, terciarios de cuero viejo, de tabaco habano, con un fondo licoroso marcado a duelas envinadas y con esas notas tostadas tan maravillosas que le aportan una tremenda elegancia. Persistencia de 3 minutos y 45 segundos de increíble goce, maravilloso. De nuevo un Pesquera de los de antes, con mucha personalidad, equilibrado y puliéndose en botella de un modo extraordinario (96). Una botellita más nos queda pero la guardaremos unos añitos.

La RCP como indiqué en su día fue excelente, 20 euros por botella...

MARIDAJE: Nos lo tomamos en tres tandas. Lo abrimos con un pollo en masala al horno. Después acompañó unas ricas lentejas con costilla y nos lo terminamos con un Porterhouse Steak a la salvia de 700 grs. En los tres casos lo disfrutamos muchísimo pero quizás destacaremos el maridaje con la colosal pieza de carne pues las notas animales y sanguíneas armonizaron espectacularmente con los apuntes acompotados y tostaditos de nuestro reserva. Enorme vinazo y tremendo disfrute amigos.

Salud-os!!

Rojo cereza de capa alta con ribete atejado. Magnifica nariz con toda una palestra de aromas terciarios y especiados que dejan un extraordinario Bouquet complejo de típicas características ribereñas. Aromas de grosellas, moras y fresillas silvestres en confitura sobre matices que recuerdan a la pimienta, la hojarasca de eucalipto, el tuétano, caramelo tostadito dejando pinceladas cremosas de tueste muy evolucionado. Hay algo de hollín de chimenea y carbón vegetal, junto con notitas de tierra de maceta, semillero y sensación de cueva / calado. Balsámicos y cacao, con un final de nariz cárnico, con notitas de sangre, metal frio y donde también sobrevuelan las flores marchitas y los ahumados. En boca tiene un carácter frutal maduro enfocado más hacia las frutas rojas, buena acidez que lo vertebra dejando una evolución sápida, frutal, fresca y en donde se perciben los taninos evolucionados por la redondez que le proporciona la botella. Posgusto más austero y callado, influenciado por la acidez y los taninos domados que han dado ya lo mejor de sí. Creo que noto la madera americana ya que expone en retronasal ese típico tostado dulce que recuerda al coco, pero con tremenda complejidad. Un extraordinario vino, que ejemplariza a esta legendaria Bodega como una de los mejores exponentes de la Ribera del Duero. Nada que ver con mi anterior cata ( en 2002 ) y como dije sería la botella en concreto, pero siendo sinceros también hay cierta evolución en mi interpretación de los vinos. La humildad y prudencia es la primera cualidad que un catador debe tener, nunca estamos por delante de los vinos, sino detrás e independientemente de la puntuación que le demos. Cuando tenemos la certeza de que los vinos evolucionan muy bien en botella, es justo cuando ya hemos hecho cambios en las elaboraciones para que sean más placenteros nada más salir al mercado, entonces se rompe la cadena y los vinos no duran tanto, convirtiéndose en un caprichoso deseo de inmediata recompensa. Esto ha pasado en muchas bodegas de Ribera del Duero y Rioja.

Otra de esas botellas que esperas con ilusión. Se trata de un Pesquera con 24 meses de barrica de la excelente añada en la Ribera del Duero de 1996. Abrimos la botella con el abridor de tijeras común sin problemas. La dejamos respirar por dos horas antes de proceder a su cata a 17°C. El tapón excelente, tintado en 3/4 partes y bastante compacto.

VISUAL: Bonito color rojo picota de capa media-alta con un precioso ribete atejado. Con abundante lágrima, fluida, fina y transparente (93).

OLFATIVA: En nariz y a copa parada nos apabulla con unos intensos aromas tostados y finos ahumados. Al agitar es una delicia aromática, fruta negra en compota, mermelada de higos, especiados de pimienta, canela y clavo, castañas asadas, regaliz, balsámicos de eucalipto y mentol con unos recuerdos terciarios muy elegantes: cueros, tabaco de pipa, after-eight, café torrefacto y un fondo amaderado omnipresente con notas licorosas de duelas envinadas. Fantástico bouquet, complejo, equilibrado y de alta intensidad. Impresionante en nariz (94).

GUSTATIVA: En boca es una bomba, gran punch, potente, opulento y de una amplitud desorbitada. De acidez descomunal y con los taninos dulcificados aunque presentes es poseedor de una estructura rocosa, con la madera como protagonista y con la fruta acompotada como invitada. Retronasal con un puntito mineral arcilloso en donde apreciamos recuerdos especiados de vainilla, canela y algo de regaliz. El final es frutoso y es curioso ver como los taninos se van mostrando a cada sorbo dándole al vino un empaque muy señorial. Su persistencia brutal, algo más de tres minutos y medio. Enorme vinazo, redondeado maravillosamente, cremoso y muy equilibrado. Con cuerda para rato de lo cual nos alegramos enormemente pues nos quedan un par de botellas más. Comentar que lo guardamos con tapón de vacío por 6 días para saborearlo en tres ocasiones y aguantó como un campeón. Es más, diría que estaba más redondito el último día que el primero.
No sé, pero tienes la sensación de que estás ante algo muy especial, ante un grandioso vino hecho por un mito como es el gran Alejandro Fernández. Excepcional! (96).

La RCP fue excelente. Conseguí tres botellas de esta joya por 20 euritos cada una, un regalo vamos.

Pudimos maridar este delicioso caldo en tres ocasiones. En la primera con un arroz al horno. Espectacular combinación, sabores cárnicos muy intensos perfectamente equilibrados por la todopoderosa estructura de nuestro Pesquera. En la segunda acompañó un exquisito jamón ibérico de bellota y un buen queso manchego de oveja. El maridaje infalible. Y por último maceramos unos entrecottes en cerveza negra y salvia y los hicimos a la plancha, poco hechos. De nuevo un placer infinito saborear la jugosa carne local y observar lo bien que armonizaba con nuestro reserva. Uno desea que no se acabe nunca la experiencia, ni la carne ni el vino. Gran goce amigos!!
Salud-os!!

Color rojo rubí con evidentes síntomas de evolución.
Nariz de intensidad media con aromas de frutos rojos aún presente, tostados y una colección de especias que se abre abre paso entre las notas de vainilla, de los frescos balsámicos, de las notas de tabaco inglés y el fondo de ebanistería.
En boca tiene una excelente acidez que forma los mimbres que sostienen a este vino, estructurado pero fino, elegante y complejo, cambiante... El tanino ha dejado un tacto cremoso, una sensación ligeramente picante con un fondo fresco y un largo recorrido.
Un clásico de esos que muchas veces olvidamos pero que cuando revisas te das cuenta de lo que estás perdiendo. A todos nos gusta estar a la última en los vinos que van saliendo al mercado ¡somos modernos y enterados! Pero esto a veces hace que olvidemos a estos grandes clásicos.

Rojo rubí, ribete rojizo, capa media-alta.
Nariz de media intensidad, reducida en el inicio, se puede decantar o dejar que se abra en copa. Poco a poco muestra una paleta clásica y compleja con fruta roja bien madura y casi licorosa, un fondo especiado con pimienta y vainillas, trazas balsámicas, tabaco de pipa, café en grano y piel curtida. Muy distinguido.
En boca es un vino clásico, fino y elegante, con todavía una buena acidez y un paso redondo y ligero pero sin perder chicha, un final largo y redondo donde nos devuelve sensaciones de frutas maduras y especias, con un tanino ya bastante pulido pero que todavía nos muestra su garra. Buena persistencia.
Quizá este 96 marca la frontera entre los grandes Pesqueras de Don Alejandro y los actuales, vinos con una personalidad menor, este reserva se disfruta ahora de maravilla, es elegante y complejo, con mucho que decir en boca, un auténtico vino fino de la Ribera del Duero que disfrutamos como se merece.

Este vino, que me dió bastantes problemas para descorchar, corcho tintado casi en su totalidad.
Botella bordelesa, etiqueta clásica de la bodega, no tiene contraetiqueta .
Color rojo con tonos marrones que se repiten en el menisco.
Nariz ya un poco corta: tinta china, cuero y tabaco.
La boca es mucho mejor, con cuerpo y presencia, muy vivo y de buen posgusto.
Un buen vino que lleva con donaire sus 16 años.

Cereza intenso con ligeras notas terrosas. Capa alta.
Nariz de buena intensidad, con mucha fruta fresca en sazón, puntas de compota, ligeros especiados -pimienta rosa-, recuerdos de olivas negras, apuntes balsámicos y notas de tabaco y cedro.
Boca intensa, sabrosa, muy bien equilibrada entre una abundante materia de calidad en su punto justo de madurez, un tanino bien fundido y una acidez refrescante, ofreciendo un conjunto fresco y elegante. Paso amplio y complejo. Largo y con gran persistencia. Buen vino, con personalidad y carácter.

Picota intenso con menisco algo rojizo a teja, presenta en boca aromas a frutas rojas, cereza, muy marcados, sobre un fondo importante de toffe, pasta de cacao y realza tambien al propio tiempo estos en boca donde con cierta astringencia aparecen los terciarios de la madera, así tostados, pasa con cierta armonia y resulta largo en el paladar, es un vino equilibrado y en tres o cuatro añitos mas, estara aun mas rico.

Rojo rubí con ligeros reflejos color marrón rojizo . En nariz destacan los tostados,torrefactos,fruta aliñada, licorizado.Buen cuerpo,acidez oportuna y tanino aterciopelado. Buen paso, perdura lo dulce pero termina bien.

Coincido con Bosos. No sé qué está pasando en Pesquera pero este 96 (cosecha excelente) poseía una ligereza ilógica en una bodega de este calibre. Olores a suciedades, algo de fruta y poco más. Boca acuosa, astringente y final corto. Igual he tenido mala suerte con la botella pero me ha decepcionado. Precio 24€;. No lo puntúo