Continúa siendo un gran cariñena, mineral y potente. Color rojo picota intenso. En nariz, después de de dejarlo oxigenarse unas cuantas horas tenía aromas a frutos rojos, flores, violetas, minerales y, como no aparecen notas de bosque, tierra. En boca entra muy bien, es un vino potente, muy mineral, equilibrado, con unos buenos taninos que ya empiezan a estar equilibrados y muy largo en el paladar. Gran cariñena de la magnífica bodega de Porrera, que todavía ganará en botella, pero no he tenido la suficiente paciencia.

Buuff!! No sé que decir de él. En todo caso es lo que he querido explicar con el título. Un puro diamante en bruto; por pulir y dejarle brillar. Me deja la duda y el sinsabor de no haberlo disfrutado, pero por mi culpa ni la del vino... sino por el tiempo!!
esto va a ser una auténtica nota de cata en toda regla, sobretodo nota.
Explicación: servido a una temperatura adecuada y decantado, creo que por un tiempo prudente y con antelación, nos pareció (cito en plural, porque creo que fué una opinión generalizada) que el vino estaba cerradísimo con mayúsculas. Como si de un volcán se tratase, la bestia y fuerza que lleva dentro perecía dormida, y no nos dejó entreveer sus entrañas. Eso en nariz.
En boca, poca diferencia a lo acaecido en nariz. Casi por igual. Se muestra duro, poco dado a mostrar y dar a conocer cualquier sensación. Como mucho apuntaría la fruta, el mineral, alguna sensación de licor y madera y algo más que no logré extraer en mi conclusión final.
No me gustaría puntuar, ni entrar a juicio con este vino, pues sinceramente creo que esconde tanto en su interior, que debería comenzar a ser valorado realmente,como mínimo, de aquí a un año en adelante, por citar e intentar ponerle tiempo.
Seguro que cambiará el panorama para mucho mejor.