Vista: De brillante color rojo picota con ribete granate e irisaciones rubí, de capa media-alta y densa lágrima con un ligero arrastre de color.
Nariz: Tiene media intensidad, franco, cálido, con un buen ensamblaje de la fruta (negra y roja en sazón) con las notas de la crianza. Destacamos toques minerales, especiados, balsámicos, cuero y chocolate amargo en un conjunto bien armonizado.
Boca: Buen ataque, eminentemente seco, de cuerpo medio, se desarrolla con buena amplitud llenando la boca de sensaciones frutales y especiadas. Tiene un tanino presente, noble y bastante amable, correcta acidez que equilibra las sensaciones cálidas de su grado alcohólico y su final es de media persistencia.
Es un vino personal, con la distinción que le ha dado a la Tempranillo el aporte de la Pinot Noir, algo no muy habitual, y que resulta gratamente frutal y expresivo.
Su precio en tienda está sobre los 9,5 euros
Botella clásica bordelesa con etiqueta moderna. A la vista rojo picota muy cubierto con toques cardenalicios y glicérico En nariz es muy frutal, dá muchas frutas del bosque, arándanos, moras ligeramente verdes, buena madera francesa apenas perceptible dominando siempre el vino, como debe ser; con la aireación ha evolucionado muy bién, da fruta un poco más madura. En boca es carnoso, de cuerpo, llena la boca agradablemente, mineral, la madera está muy integrada y vuelven a destacar los toques glicéricos con un alcohol muy bién integrado. El retrogusto es largo y agradable, con una permanencia en boca de 2,15 minutos. En fin un vino para comprar ahora y dejarle unos meses reposar, estará ¡superior!
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