Abierto con ½ hora de antelación y catado sin decantar.

Vista: Bonito color cereza con ribete violáceo muy brillante, de capa alta y lágrima fina y lenta.
Nariz: Le cuesta expresarse, pero tras unos buenos meneos, aparece principalmente los tostados de la barrica, algo de fruta roja y especiados.
Boca: Buena entrada, acidez presente pero agradable, áspero en boca, pero creo que es producto de los hollejos, persistencia media en boca.

Hacía muchos años que no probaba este vino, de aquella fue el vino que más me gustó de toda la bodega, pero lo cierto es que creo que el Bierzo ha cambiado mucho. Hay en el mercado mejores exponentes de la uva mencía a precios inferiores.

Y es que es puro roble.

Pese a tener sólo 4 meses de crianza el vino hoy por hoy está dominado por el roble: aromas de coco, tostados, caramelo y vainilla. Al fondo algo de fruta roja. Aparentemente se le adivina buena fruta y estructura, pero ahora mismo está dominado por la madera. Sólo con aire aperecen balsámicos.

En la boca también dominan las sensaciones cálidas y dulzonas de la madera, con un fondo de fruta roja y correcta acidez. Quizás en un tiempo en botella se le vaya.

Cereza con tonos frambuesa de capa media alta. Nariz de buena intensidad, que va abriéndose progresivamente (conviene airear, ya que va ganando con el tiempo) desde los finos y atractivos tostados y especiados del roble francés, pasando por balsámicos, mentolados y lácteos hacia la fruta roja muy madura, notas pasificadas (higos secos) y notas florales (violetas). Ataque con cierta ligereza tras la que se muestran unos taninos firmes y una buena acidez. Dulce y con final algo amargoso y bastante largo. En suma, un vino interesante, con toda la originalidad de una mencía de viñas viejas, cuya nariz refinada y sugestiva está por encima de un paso por boca agradable pero al que falta algo de redondez.