Intenso color granate con ribetes rubí, que denotan evolución. Aroma a frutas rojas, también a regaliz y especias. Complejo. En boca es sobre todo cálido, balsámico, de astringencia media. Por su contenido alcohólico y la intensidad de sus aromas en boca, el vino da sensación de amplitud pero como si hubiera sufrido una evolución similar a la de los buenos olorosos de la zona de Montilla, que le hace ser original. Como bien dice su elaborador es un claro vino de autor.

Nos costó abrir algo la botella ya que usa un corcho de los largos, seguramente con el objetivo de poder guardarlo muchos años. No lo dejamos oxigenarse mucho, apenas 5 minutos, servimos en copa y comentamos las primeras sensaciones visuales y olfativas.

A la vista, el color es picota con reflejos casi negros. Al girar la copa deja una capa sedosa en el cristal. El aspecto es goloso. A la nariz da una sensación agradable al rato de haber abierto la botella, con un ligero matiz dulce como la de fruta madura. Algunos matices florales aunque no sabríamos precisar cuales, quizás azahar.

En boca se muestra rico, sabroso, bien equilibrado sin empalagar, con buena acidez. Se verifica el aroma a fruta madura, con notas a madera y ligero toque de vainilla. Es diferente a los vinos habituales, con personalidad.

La puesta en escena de mirada atenta con etiqueta que nos invita a la concentración para observar una Visual muy atractiva y profunda en su cuerpo con un picota con reflejos negruzcos que nos adelanta una Nariz muy franca que evoluciona en complejidad tras la oxigenación. En sus inicios (recomendando previa decantación de al menos 40’) nos presenta la cara dulce, golosa con notas caramelizadas y regaliz, con toque fresco de palodul. La evolución en copa delata la fruta roja de una tempranillo densa con un toque jovial y fresco de syrah aportando timidas notitas florales que redondea el conjunto junto a los adornos de crianza -tostados y torrefactos-.

En Boca se muestra rico, sabroso, ligeramente cálido aunque bien equilibrado para no saturar el paladar marcado por un ataque de buena acidez que le confiere desarrollo en botella. Marenas recorre con suavidad dejando rastro de unos taninos dulces, maduros con ligero amargor final que la guarda terminará de equilibrar, con sensaciones de calidad en sus taninos. El postgusto reproduce los aromas de nariz donde la fruta y la madera nos demuestran su respeto mutuo.