Descubrí este vino en su añada de 2013 y me sorprendió muy positivamente con su varietal 100% cariñena, ahora pruebo su añada de 2017 y sigo pensando que es un vinazo.
Rojizo, con toques morados en el borde, capa muy alta con una lágrima abundante y muy densa.
Intensidad correcta, fruta madura y dulces, confitadas, no le encuentro los toques vegetales ni balsámicos del 2013, pero si los toques más torrefactos y minerales, maderas nobles.
En boca, explosión de sabor, muy sabroso, vino muy grueso, entrada densa, muy buena acidez, persiste el toque frutal y confitado, clave para mostrarse tan sabroso, que creo es su seña de identidad, buen cuerpo y un post gusto que dura hasta el dia siguiente, cremoso, redondo y de nuevo muy sabroso. Mucha estructura, potencia para disfrutar.
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