Compramos este curioso chardonnay producido en la D.O. Jumilla y con 12 meses de crianza en barricas con sus lías. Nos llamó la atención... y su precio también. Etiqueta frontal con una foto en tonos sepia, antigua, con el padre al fondo montando a caballo, y con la señora y sus cuatro hijos en medio de la campiña. Respecto al nombre, en la videocata no sabíamos su origen, pero posteriormente hemos averiguado que "hace referencia a la responsabilidad de seguir un legado vitivinícola centenario." Pero vamos al lío... Tuvimos la botella ya abierta en la nevera una media horita, la sacamos y esperamos unos 20 minutos hasta que alcanzó los 10.5°C para su valoración. Corcho bastante largo, prensado y muy compacto.
VISUAL: Su color es amarillo dorado, de cierta evolución, con reflejos verdosos. Brillante y de lágrima escasa, lenta y de grosor medio (90).
OLFATIVA: De entrada encontramos aromas de ciruela amarilla y algo de fruta blanca (pera y manzana roja). Agitamos y nos viene algo de fruta exótica, piña en concreto, acompañada por toques cítricos de ralladura de limón. Con un ligero atisbo floral de azahar y un puntito lácteo de crema inglesa. De intensidad media y notable complejidad (89).
GUSTATIVA: Buen punch, acidez alta, aportando una gran sensación de frescura. Paso por boca eminentemente cítrico (zumo de limón) con notas de pera y manzana verde. En retronasal apreciamos toques herbáceos de grama recién cortada y algo de flor silvestre. Post-gusto con apuntes cítricos nuevamente de limón, con notas tropicales de tamarindo, piña y maracuyá. En el fondo se aprecia un puntito láctico y culmina con notas amaderadas de ebanistería fina, muy sutiles y muy bien integradas con la fruta. Con posibilidades de mejora en botella sin duda, hasta 5 años más pienso que evolucionará favorablemente. Curioso chardonnay de Jumilla, muy recomendable (91).
La RCP me parece excelente. Por 8 euros tenemos un vino sobresaliente y además con vida por delante.
MARIDAJE: El primer día acompañó un rico arroz seco de chipirones y camarones con all-i-oli. En la siguiente ocasión nos lo tomamos con un taco de albacora al tomillo y unas gambas al ajillo. Por último, terminamos la botella con dos sensacionales lomos de salmón canadiense sobre una salsa de piña. El maridaje con el arrocito fue bárbaro, pero con el salmón y esa salsita de piña fue incluso mejor. Las notas salinas y los apuntes de fruta tropical armonizaron maravillosamente con nuestro exquisito chardonnay. Rico, rico...
VIDEOCATA: https://youtu.be/eALJVG5t1bU
Salud-os!!
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