Opiniones de García Viadero Albillo
OPINIONES
4

Qué rica y directa es en este vino. Ha ido ganando con un poco de botella y se nota.

Y lo primero que percibes en nariz es fruta blanca de hueso, melocotón, unos suaves cítricos y un sutil melón. Pero no sólo hay fruta, sino que aparecen las flores, el monte bajo, notas minerales y especiadas, tirando más a las picantes que a dulces. Es una nariz muy bien balanceada, entre las notas frescas y florales y las dulces. Incluso, al final de la cata, percibimos notas de fruta tropical, con mango y un toque de piña madura.

Sigue en la boca, con una buena entrada, carnosa, además de una buena acidez y fruta madura por doquier. Los cítricos balancean el toque dulce frutal, entrando en escena una mineralidad más marcada y unas especias picantes chisporroteantes. Balsámicos frescos, monte bajo y un capazo de flores continúan el desembarco, con esos apuntes de especias dulces y unos amargores marcados, que limpian la boca. Es largo, potente y con una buena capacidad de crecimiento. 

Creo que nos volveremos a ver... otra vez :-D

Amarillo pajizo con irisaciones verdosas doradas. Nariz secundaria en un primer momento que traslada aromas de frutas blancas y reducción, que se bañan en notitas terciarias de cueros y de la seria animal, almizcle y especias. Conforme se airera adquiere un sentido de complejidad sacando hojarasca, líquenes, matices de fruta reducida como la papaya y los albérchigos. Hay nuez moscada y mineralidad, junto con humus y hojarasca en descomposición. En boca es fresco, de buena acidez, levemente amargoso y con un puntito de peras / manzanas entreveradas y su piel verde que dejan un recuerdo frutal y vegetal en el paso, con cierto peso, pero con presencia de los hollejos verdes, dejando matices de la serie vegetal por retronasal y un posgusto firme y duradero. Un vino complicado de explicar pero que tiene muchos matices didácticos de “ cata “. Complejo, con aromas reductivos y secundarios en estos momentos que no definen muy bien las intenciones sensoriales. Es un vino interesante y creo que pensado para la botella, ya que en unos años previsiblemente nos dará una palestra olfativa terciaria muy ilustrativa. Los albillos de Ribera del Duero nos van a dar varias versiones en los próximos años, la fruta discreta, las notas secundarias, terciarias y la madera, este vino está en un extremo original que se apoya más en los matices reductivos y terciarios. Como digo, el Albillo de Ribera tiene un campo abierto, interesante y donde todos aprenderemos más conforme vayamos viendo cómo evoluciona en botella. Como todo lo de Castilla debería de ser austero, reservado, terciario, arisco y con mucha personalidad.

Un vino curioso de albillo, correcto y personal. Color amarillo pajizo. En nariz aromas primarios, notas florales, fruta blanca y notas minerales. En boca entra de forma potente, con mucha acidez, algo de alcohol, no se nota mucho la madera, frutal y cremoso, pero no me ha llenado. 

Entre el amarillo pajizo y el dorado. Limpio y con brillo.

He de reconocer que al principio nos hemos asustado: nos parecía un cóctel de piña y lichi. Sin embargo, el aire le viene bien y difumina esos toques artificiales tan exóticos. No acaba siendo el vino más seco del mundo, pero no está mal: la acidez amortigua la estructura, el alcohol no se sube, la madera está notablemente trabajada y se percibe mineralidad. Para estos momentos de calor, es todo lo que pedimos.

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