Castillo Ygay Reserva Especial  1968
Castillo Ygay Reserva Especial 1968
FICHA TÉCNICA
Bodega
Marqués de Murrieta, S.A. ( Logroño )
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Tinto
Crianza:
Con crianza
Graduación (vol):
13,00%
Varietales:
70% tempranillo, 13% mazuelo, 12% garnacha, 5% graciano.
Precio aproximado
Precio Aprox:
Más de 100 €
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
9.72
/
99
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
10,0
ELABORACIÓN
Maduración a lo largo de 4 años en barricas semi-nuevas de roble americano. Crianza en tinas de madera usada durante 9 años. Un mínimo de 5 años de guarda en botellero antes de ser comercializado.
Opiniones de Castillo Ygay Reserva Especial 1968
OPINIONES
7

15 años más tarde, como diría el Maestro Antoliano, me reencuentro con el que fue una de mis primeras experiencias en el ámbito de los viejunos. Y no tengo por más que comenzar reconociendo la injusticia de mi primera valoración, o quizá es que ahora lo entienda mejor, con más años ambos, aunque, de los dos, el paso del tiempo solo haya hecho mella en quien suscribe.

Extraordinaria botella con excepcional conservación. Etiqueta casi impecable. Corcho perfecto y aún flexible. Sin resto alguno de moho. Cápsula intacta y nivel cuello +.

Sin decantar, recien abierto.

Vista: Rubi oscuro sin apenas diferencia en el conjunto de la copa. Capa media/media-alta. Extremadamente limpio. Sin sedimentos aprecibables en las primeras copas (queda media botella). Brillante. Sin lagrima

Nariz: Sin notas de reducción. Fruta roja compotada. Hojarasca, monte bajo. Maderas nobes (cedro). Tenues cárnicos, casi imperceptibles. Hebras de tabaco rubio. Ebanisteria. Piedras mojadas. Duelas envinadas. Ligero especiado. Chocolate.  Ligeras trazás de café.

Boca: Ataque suave y entrada amable. Paso por boca acorde con la sutilidad del vino, equilibrado, de nuevo con esa acidez que sostiene un entramado de una elegancia descomunal. Nada desentona. Todo en sintonía y equilibrio. Ligero -de trago fácil-, pero dotado de una cierta amplitud en boca. Sedoso. Elegante. Con casi 55 años.

Un vino para reflexionar. Un producto de otra época y de clase mundial, embajador por méritos propios de la casa. A la altura de los 25/34/42.

Para que se entienda bien: me gusta compartir mis vinos. Nada mejor que descorchar una botella entre amigos y debatir de sus bondades. Pero olvidénse de que lo haga con este vino. La botella (y media) que me queda del mismo es sólo mía. Y no por egoísmo, sino por mero sentido común. Háganse con una y lo comprenderán.

Comprando a 125 euros, precio que se toma como referencia para la RCP.

Botella abierta durante 2 horas para facilitar la aireación del vino. Pese a partirse el corcho está íntegro y en perfecto estado, lo cual denota una buena conservación.
Capa media-baja, precioso color teja prístino, sin asomo de precipitados.
En nariz un espectáculo otoñal: caza, tierra húmeda, hojas secas... Fiero al inicio y tras un par de minutos mucho más sosegado pero con una profundidad aromática que jamás había visto en un vino. A medida que se airea aparecen los tostados, la fruta compotada, guindas en licor y un perfume etéreo de indescifrable complejidad. Emocionante es poco.
Si en nariz es Claudia Cardinale, en boca es Grace Kelly. Un cañonazo de acidez inicial contrarrestado por unos taninos sedosos y una longitud eterna. ¡Una puta maravilla! La siguiente copa, con la boca inundada de sutilísimas notas especiadas y maderas nobles, es mejor aún si cabe. Crece y crece sin parar.
Una auténtica joya enológica de las que no se olvidan, cuyo autor merece ser recordado.
Adquirido a 60€, un auténtico chollo.
Un vino reverencial.

  • En copa

    En copa

Excelente corcho, inflado, como nuevo, ligeramente humedecido en la parte inferior por contacto con el vino. Seguramente reencorchado en bodega hace pocos años.

De color rubí rojizo de capa media-alta, muy estable e intenso, limpio, oscuro. Reflejos cobrizos y granadinos, brillante, con fuerte sensación de grosor. Borde atejado, casi yodado, amplio, marcado respecto al menisco.

Un tinto emocionante que transita por la cuerda floja, oscilante, haciendo equilibrios imposibles, arriesgado. En nariz es un compendio de elegancia y sutileza. Sobrevuela en copa, perfumado, etéreo, con aromas de pétalos marchitos, violetas secas, hierbas aromáticas (lavanda, retama) y granos de pimienta, granos de café. Se confirma poco a poco una nota complejísima de fondo a térreos, corteza de nogal, maderas finas, aceite de abedul, matrioshkas, cuero de rusia... No se acaba, sugerente, cambiante, de una complejidad absoluta. En nuestro caso acabó sacando una inédita nota dulzona que "dicen" recordaba al tabaco de pipa cavendish oscuro y a los virginia clásicos, con un punto licorizado muy de bourbon. ¿Se nota que tenemos un fumador de pipa en el grupo de cata? Dejamos unas horas abierta la botella para ver hacia dónde tiraba. Lustroso, descarnado, balsámico, mostrando una tempranillo en pureza, sin mácula de la madera.

Hay que beberlo a pequeños sorbos. De entrada vivísima, acidez estratoférica y redondez absoluta. Viste de Channel pero pisa muy fuerte. Testimonio de que hubo un tiempo mejor!!!

Se confirma lo bien que están llegando casi todos los tintos del 68. Esta botella estaba tocada por alguna varita mágica y se ha apropiado de todas las virtudes del antiguo Château Ygay. Un vino más cerca del cielo que de la tierra. Flota sobre el alambre con total elegancia mientras los simples mortales infartamos de emoción. Se puede decir que incluso es superior al rocoso Castillo Ygay de 1964? Sin duda!!! Ya puedo decir que al menos una vez bebí uno de éstos!!!

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/12/castillo-ygay-1968-gran-reserva.html

Recien abierto. Sin decantar. Corcho mayoritariamente tintado (en el límite).

Vista: Marrón castaño con un amplio borde teja. Ribete anaranjado, con leves destellos amarillos tenue. Capa media/media-alta. Extremadamente limpio (mínimos y diminutos sedimentos manifestados en la última copa). Ligero brillo.

Nariz: Leves notas de reducción que desaparecen rápidamente. Brandydizado, ajerezado. Recuerdos muy lejanos de fruta en sazón. Hojarasca, monte bajo. Cuero viejo. Carne macerada. Más expresivo en las últimas copas, con un incremento importante de las notas licorosas

Boca: Ataque muy suave y paso elegante por boca. Llama poderosamente la atención la ligereza del mismo (no cansa, al contrario) y su excelente -extraordinaria- acidez, la cual se va incrementando levemente con el paso del tiempo. Toque de cereza ácida, notas amontilladas. Un deje de licor de armagnac sobre un trasfondo de cueros y maderas viejas y nobles.

Postsgusto largo y de suave acidez.

Increible que un vino se mantenga así tras 45 años!!. La botella duró un suspiro, aplaudida con un "extraordinario" por mi mujer. Un ejemplo de cómo hacer un vino. Un espejo donde mirarse. Un vino digno de reverencia. Una experiencia excepcional.

Comprando a 60 euros, precio que se toma como referencia para la RCP.

  • Color

    Color

  • Botella

    Botella

Vista. Marrón castaño con tonalidades teja, descubierto de capa, completamente limpio y manteniendo bastante brillo (síntoma de acidez latente).

En nariz se presenta con una intensidad media baja, donde lo que predominan son los aromas de crianza reductiva, tales como cuero, aromas animales y piel de naranja seca. Tras abrirse un poco en copa, nos ofrece unas sutiles notas de cacao y tabaco negro. Al reposar, la piel de naranja seca se apodera de la nariz, ofreciendo a su vez un ligero fondo de paja seca y cáscara de nuez. Tras dejar la copa reposar unos 15 minutos, comienza a dar unas curiosas notas atrufadas que se pueden asimilar a las que daría un vino licoroso (botritizado).

En boca destaca su entrada seca y llena de viveza en cuanto a acidez, para nada acética, teniendo un paso fluido, aunque en el centro no aparece nada más que algo de lo descrito en nariz (o nada menos, después de 43 años de vida), destacando el café y la cáscara de nuez. El final es relativamente largo y eminentemente ácido, dejando unos recuerdos finales reductivos que nos recuerdan a la piel curtida y la madera antigua encerada.

En resumen un vino histórico que, a modo de pieza arqueológica, nos desvela cómo se elaboraban los vinos en aquella época, pudiendo deducirse aspectos tales como la acidez y la concentración que debía tener la uva, el equilibrio justo que le otorgó la madera desbravada y la filosofía riojana de la generación anterior, en cuanto a buscar la delicadeza y el equilibrio frente a la fruta basta y el color.

Rojo rubí, ribetes rojizos, capa media-alta.

En nariz es intenso y requiere de una cierta aireación para ir mitigando las reducciones iniciales. Cuando lo hace muestra una capa aromática brutalmente compleja, pero con una elegancia suprema. Notas de frutas muy maduras, herbáceos, piel de naranja, café en grano, recuerdos animales, caza de pluma, cueros, maderas nobles, hojarasca, un elegante fondo balsámico y un cierto carácter mineral. Cada vez más complejo, un torbellino de aromas cambiantes. Una maravilla.

En boca es un vino sencillamente estratosférico por su proverbial elegancia, por su sensualidad, es una caricia de seda, un vino redondo, con una acidez viva y marcada, un paso redondo y liviano pero siempre dejando su huella, esa huella de frutas rojas y especias con toques balsámicos que queda en el final, que hace salivar y que invita a seguir bebiendo. Persistente y duradero, joven, con mucho recorrido por delante.

Este vino es una verdadera maravilla, una joya, un vino grandioso, de los que no se olvidan. Representa la elegancia, la clase, la sedosidad, la redondez, lo podemos emparentar con un gran Borgoña maduro, pero claro, piensen en los más grandes Borgoñas, porque este Ygay 1968 es uno de los mejores vinos tintos españoles de todos los tiempos. Inolvidable.

Color picota atejado. Nariz muy intersante, necesita un tiempo para abrirse... aromas a casís, pimienta blanca, café de máquina, fruta en licor, piel curtida, tiramisú, Kirsch, endrinas (pacharán),... Muy rico. Paso en boca suave y sedoso. Retronasal como la nariz. Un vino seductor. Muy, muy rico...

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