Segunda añada del blanco de esta bodega, que elabora los magníficos Justina, María y Sofía.
Presenta color amarillo pajizo, muy limpio y brillante, con reflejos dorado pálido.
En nariz predominan las flores blancas, hay fruta de hueso (albaricoque), herbáceos y finos amielados.
Es fresco en boca, con los apuntes blancos y algo amargosos de la Merseguera. Hay también cítricos, más que en nariz, posee buena acidez y estructura. Es algo cremoso, no tanto como el 2015 pero ganará con un poco de tiempo. Muy buena trama, equilibrado, con presencia y elegancia. Posgusto medio, con un ligero punto anisado muy interesante.
Excelente elaboración que mejorará sin duda.