Restaurante Lakasa de César Martín en Madrid
Restaurante Lakasa de César Martín
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
21,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
47 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.4
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.2
Foie con trufa
Paloma torcaz asada con su jugo y aroma de vandouvan, cebollitas glaseadas y boletus edulis(media ración)
 Revolconas Adolfo con mollejas de ternera,,sobre la base de un taco de panceta crujiente y setas (media ración)
 Lubina salvaje en laminado y cruda con aderezos de especia de Roellinger (cúrcuma, pimienta y algas).
Coca de setas y sofrito con papada (media ración)
Carpaccio de boletus y amanitas (media ración)
Buñuelitos de Idiazabal (media ración)
Tabla de quesos de Antony
Carpaccio de bonito
Raya con migas y miso rojo
Lakasito
Royal de liebre
Steak tartar
El Bosque Goloso
Vieira a la brasa y pez mantequilla con lardo di colonnata
Terrina de foie caramelizado kasero con tostas
Opiniones de Lakasa de César Martín
OPINIONES
45

Domingo luminoso en Madrid, animados por las buenas críticas que tiene siempre este restaurante, nos animamos, reservamos y allí nos plantamos.

En primer lugar, sorprende la amabilidad y el exquisito trato tanto de Marina, la maitre, como del resto de camareros, algo cada vez más infrecuente en Madrid.

El local es amplio, cómodo y luminoso, en una zona inmejorable. En cuanto al aparcamiento, complicado entre semana pero el domingo sin ningún problema.

Nos traen una chistorra muy rica de aperitivo y una cesta con tres o cuatro tipos de panes (centeno, trigo, maíz, pasas...), realmente deliciosos. La carta nos pareció toda ella muy apetecible y un acierto poder pedir medias raciones de casi todo. Para poder probar más cosas nos decidimos por esta fórmula. Pedimos media ración de:

- Croquetas de calcots con leche de oveja. Cremosas y sabrosas.
- Salmorejo. Muy suave, excelente.
-Pizza Arce. Pizza de masa fina, con queso manchego mezclado con la mozarella, riquísima.
- Guiso de urta con patatas. Para mojar pan.
- Manitas rellenas de rabo de toro. Untuosas y delicadas. Para mí lo mejor de la comida.

Y para rematar, de postre tarta de chocolate blanco con crema ácida, nada empalagosa, muy buena.

Para beber, por recomendación de Marina pedimos un tempranillo de Zamora de la casa Juan Gil, llamado Tridente. Un vino goloso, con cuerpo, que maridó perfectamente con este festín. Al final de la comida Cesar se interesó por cómo había ido la cosa y no tuvimos más remedio que felicitarle.

Todo esto, con un café con hielo, salió por 61 euros, poco más de 30 por barba, por ello tengo que decir que la rcp de este sitio es inmejorable y que volveremos muchas veces.

Sin duda la apuesta gastronómica de César va por el buen camino. Ayer viernes por la noche, lleno hasta la bandera. La atención del servicio y la simpatía de la maitre, así como el interés de César de que todo vaya bien, compensa alguna demora a la hora de tomar nota tanto al inicio como en los postres. Sin embargo, una vez empezada la cena, los platos van saliendo con buen ritmo.

La carta sigue centrada en productos de temporada. Por estas fechas muy abundante la oferta de caza, tanto mayor como de pelo. Se sigue agradeciendo la política de precios así como la flexibilidad de pedir medias raciones en todos los platos.

Cena para cuatro personas en el saloncito de la izquierda con ciertas estrecheces y con algo de jaleo:

Como detalle de la casa, media patatita asada con una salsa cremosa de queso.

Para compartir:

- ½ de croquetas de calçots: Seis croquetitas redondas y cremosas, elaboradas con leche de oveja y presentadas con salsa romescu. Pasaron un tanto desapercibidos quizás por el sabor tan delicado y poco nítido del vegetal. La salsa romescu no nos gustó.

- Ensalada templada de pulpo y puerro: Generosos trozos de brazo de pulpo con un punto de cocción perfecto, acompañados de puerro cocido a baja temperatura y salsa tártara. Lo mejor de los entrantes junto con ...

- Mejillones de Bouchot encebollados: Abundante ración de bivalvos bien rellenos, tamaño clóchinas, cocidos en un caldo de cebolla. Se presentaron en una cazuelita como las de la serie Cuéntame. Muy buenos.

- ½ de raviolis caseros con pollo de corral en pepitoria: Delicados raviolis de pasta fresca y rellenos de pechuga de pollo. Acertado el toque de azafrán. Bien pero sin entusiasmar.

De segundos:

- Pizza cuatro quesos españoles: Manchego, Torta del Casar, Picón Tresviso e Idiazabal. La pizza muy original por lo quesos escogidos y por el punto de la masa.

- Esturión fresco a la plancha con vermouth blanco: Lomo del pescado acompañado con una vinagreta de setas, jamón y pan frito. Me comentaron que bien.

- Hamburguesa de ternera de Guadarrama: Carne cortada a cuchillo y aderezada con mostaza de Dijon, pan de aceite y ketchup casero. Gustó.

- Trilogía de aves de caza: Pichón, paloma torcaz y pato azulón. Buena degustación de caza, todo presentado "sangrante". Sin duda justifica la fama de César con este difícil mundo.

Y de postres:

- Dos de chocolate, chocolate: Una tarta cremosa de chocolate negro y nueces, bañado con chocolate caliente y helado. Bien pero sin emocionar.

- Dos bolas de helado de sabores que no recuerdo.

La oferta de vinos sigue siendo corta a mi modo de ver. Deberían de exigirse un poquito más en este apartado. Además esa noche les faltaban bastantes vinos de la carta pues nos comentaron que la estaban renovando esa misma semana. Tomamos dos botellas de Juan Gil 12 Meses 2010 (18€) servido sin ninguna atención especial y en copas discretas Summa. No están atentos a rellenar.

En la sobremesa un par de copas y un café. A destacar, por lo negativo, la copa de Belvedere que se sirvió lamentablemente a temperatura ambiente y con una montaña de cubitos que se deshicieron enseguida, con lo cual me quedé sin vodka (12€).

Precio total: 204.50€ (inc. IVA, cubierto a 1.50€, dos cañas, 2 botellas de vino, tres botellitas de agua de ½ litro a 1.60€, dos copas y un café).

Nota: El precio indicado es lo que estimo lo que costaría comer con IVA, pan y servicio y sin bebidas.

Por la zona de Ponzano, en Raimundo Fernández Villaverde, nos sorprendió, este sitio tiene una carta amplísima con alta especialización en platos de caza. Las croquetas muy buenas, y la pizza de paloma torcaz súper original. Está muy bien tanto para ir con amigos como en plan romántico. Podéis ver el detalle de nuestra visita en: http://hoycenamosfuera.com/2013/01/11/la-kasa-de-cesar-martin/

Aprovechando que pasábamos unos días por Madrid e incitados por los apetecibles comentarios de compañeros nos decidimos a conocer este restaurante, previa reserva, claro!

Nos recibieron con gran amabilidad y nos acompañaron a nuestra mesa, pegada a las grandes cristaleras que dan a la calle, sin duda una buena ubicación que me permitió observar el local de cabo a rabo.

Mientras ojeábamos la carta tomamos un aperitivo. Mi chico un vermut rojo bien servido en vaso de vidrio muy apropiado y yo una caña de Mahou. Ay cómo me gustan esas cañas bien tiradas de Madrid! Además, un platito de rica chistorra, detalle de la casa. Decidimos pedir todo al centro, medias raciones, opción que cada vez me gusta más, y muy bien asesorados por el propio César Martín, que se encarga personalmente de tomar la comanda, y empezamos!!

~ Buñuelitos de Idiazabal. Seis pequeños buñuelitos de queso rebozados, así sin más! Pero qué buenos! Para mi gusto un poco pequeños, aunque no nos engañemos, son buñuelitos!

~ Terrina de foie caramelizado kasero con tostas. Dos piezas circulares cubiertas por una fina pero consistente capa de crujiente caramelo, acompañadas de unos brotes tiernos y de pera confitada. Sirvieron unas rebanadas de pan crujiente con fondo de sabor dulzón y mantecoso donde montar el bocado. Sublime delicatessen!

~ Setas con yema de huevo y parmentier. Tal y como cita su carta consistía en una "mezcla de setas silvestres de temporada y yema con sabor a campo". Servidas en una curiosa cazuela de hierro, les dimos un buen meneo antes de atacar y uuuhhhmmm! Perfecta combinación de intensos sabores!

~ Vieira a la brasa y pez mantequilla con lardo di colonnata. Sobre una base de vinagreta de tomate y emulsión de chirivías, reposaba una tierna y exquisita vieira y el lomito del pez de carne firme y delicada a la vez. Sobre el conjunto, a modo de cobertura, el fundente del lardo. Tremenda cremosidad!

~ Hamburguesa de ternera de Guadarrama a cuchillo. Sabrosa carne aliñada con yema y mostaza de Dijon y acompañada de ketchup casero y pan de aceite. Pero qué hamburguesa señoras y señores! Tierna, jugosa, potente y buenísima!

Para los postres y, puesto que nuevamente existe la opción de las medias raciones, nos decidimos por probar dos de ellos, aunque los habría probado todos. Difícil elección:

~ Panna cotta de pimienta de Sechuan. Suave, ligera, fina y agradable, con un sutil toque picante provocado por la pimienta. Rica, rica!

~ El Bosque Goloso. Cita la carta "Homenaje al escultor Agustín Ibarrola" que no tenía yo el placer de conocer a este artista, pero como me llama la atención... curioseo su obra y le felicito, así como a Lakasa por este homenaje. El postre en cuestión consistía en un mousse de dulce de leche, suave y muy agradable con los denominados "árboles de chocolate", barquillos cubiertos de choco y colores. Bonita presentación y estupendo colofón!

Al servirnos los postres, cuál fue nuestra sorpresa, cuando nos trajeron un vino dulce y nos informaron que se trataba de una invitación de nuestro amigo Tabanquero. Un Chãteau Violet-Lamothe 2007, elegante, dulce, suave y exquisito que acompañó a la perfección con los postres. Mil gracias compi, qué gran detalle!! Al día siguiente tuvimos ocasión de juntarnos los tres y brindar por el año nuevo y por Los Restauranteros. Chin-chin!

Variedad de panes, a cual de todos más bueno. Uno con pasas, otro negro y un tercero rústico con sésamo. Todos ellos con abundante y esponjosa miga y corteza gruesa y crujiente.

Para beber y guiados completamente por César, dada nuestra ignorancia en esto del vino, tomamos una botella de Juan Gil Moscatel 2011 D.O. Jumilla, que nos resultó muy aromático, equilibrado, frutal y muy refrescante.

Además, tomamos una botella de agua y tras el postre un correcto café.

Vajilla, cubertería y demás, moderna y adecuada. En lugar de manteles, sobre las mesas unos individuales de tela en vivos colores con servilleta, dando un toque informal, alegre y divertido.

El local amplio y luminoso, con decoración moderna e informal, predominando los tonos grises, negros y rojos. Muchas mesas y tal vez algo juntas, algunas cuadradas y otras redondas, sillas cómodas y diversas, sin guardar una perfecta simetría. Pese a estar lleno, la acústica era buena y no fue necesario alzar la voz para mantener una conversación y además escuchando reggae como música de fondo... oh! me encanta!

El servicio atento, cercano, agradable y ofreciendo una cadencia de platos casi perfecta. Mi sensación: un equipo joven y alegre con ganas de agradar y de innovar. Creo que van por buen camino.

Sencillamente, Lakasa nos gustó mucho y salimos bien contentos, en todos los sentidos, jejeje!

¡¡Muy recomendable!! Uh ih uh ah ah pim pam toma Lakasitos!

  • El Bosque Goloso

    El Bosque Goloso

  • Vieira a la brasa y pez mantequilla con lardo di colonnata

    Vieira a la brasa y pez mantequilla con lardo di colonnata

  • Terrina de foie caramelizado kasero con tostas

    Terrina de foie caramelizado kasero con tostas

En Lakasa Cesar Martin lleva la cocina de temporada al extremo y más en esta época (setas, verduras, caza,..). Restaurante de carta ultravariada como nos mencionaba César Martin (su alma mater) donde te puedes comer desde una pizza a una grousse, provocando una adaptación a diversos segmentos de clientes, a cuánto uno se quiere gastar, a diferentes planes…..Pero sobre todo restaurante donde César y su equipo te hacen sentir muy a gusto. Fue como si mi amigo Tabanquero y yo estuviéramos en la sala de nuestra casa, y alguien estuviera cocinando para nosotros. Reposada, placentera y casi eterna conversación. Pequeño placer casi privado apoyado por la buena acústica del local.

Como solemos hacer, nos pusimos en manos de César que habitualmente toma las comandas; y él nos preparó un pequeño viaje por esta estación otoñal. Acelgas, surtido de setas, grousse más cierto aporte marino con unos mejillones, y esturión.

Comenzamos con la acelga roja, lascas de foie y crema de erizos. Esta última muy reducida de cara a no restar protagonismo a la verdura como ingrediente principal. Contundencia controlada para que ella, la acelga se presenta ante uno como protagonista. Armonía y equilibrio.

Seguimos con un surtido de setas, parmentier de patata y yema de huevo. Entre las setas: trompeta negra, trompeta amarilla, pie azul, seta de cardo, lengua de vaca, llenegas blanca, gris y negra. Una variedad a un nivel muy difícil de encontrar en cualquier otro local capitalino. Melosidad, untuosidad, diversos sabores, desde recuerdos de bosque a toques amargos.

Toque marino con unos mejillones de roca al curry (probablemente belgas). Salsa muy equilibrada en sabor con cebolla pochada y la especie. Con este molusco tengo una relación cercana al fetichismo, soporta diferentes tipos de salsas ácidas, picantes, vinagretas: es económico y tiene mucho sabor. Surgen comparaciones con la sardina como producto económico y que puede provocar alto niveles de gozo.

Y a continuación el esturión con vinagreta de pan, jamón y setas, y aliño de vermut blanco. Puntos grasos junto con ácidos y dulces. La vinagreta realza el sabor del pescado que por sí solo me parece que tiene poca potencia sápida. En la composición, claramente los secundarios mejoran el resultado del “actor principal”.

Seguidamente, la grousse asada con jugo de Oporto. Aromas tremendamente intensos, se huele el aroma sin voluntariedad que te transporta a la campiña. Sabor menos fuerte que su olor. Textura agresiva, no sutil ni blanda. Era la primera vez que probaba esta ave. Personalmente prefiero puntos más melosos, suaves, dúctiles.

Con la recomendación de mi acompañante, decidimos antes de pasar al mundo dulce, disponer en mesa media tabla de quesos. Cinco franceses (Valencay, Laguiole, Tete de Moine, Langres, Le Gros Lorrain) y dos españoles; torta de casar y un Picón Bejes-Tresviso, el desconocido queso azul de la zona cántabra de los Picos de Europa. Un placer verdadero, una autopista hacia el diálogo y la conversación.

Finalmente para rematar la velada, un señor lakasito , una especie de la Cubierta de Leganés rellena de mousse de chocolate que con el PX Tradición estaba haciendo sus labores de forma inmaculada.

A destacar especialmente la acelga roja que estaba realmente aldente, el surtido de setas, y la tabla de quesos.

Lakasa, podría ser la de cualquiera, en este caso es la de César que da un toque muy personal al negocio, tanto en su cocina como en la forma de gestionar a su equipo, que al final son los que provocan nuestra comodidad. Local para repetir debido a la profundidad conjunta de carta y platos de temporada. Al salir de casa en busca de una oferta gastronómica. La mayoría de las veces hay dos finalidades fundamentalmente: comer y pasarlo bien. Y en Lakasa se cumplieron.

Para ver unas pedazo de fotos de los platos...http://www.complicidadgastronomica.es/2012/12/lakasa-de-cesar-martin-donde-te-sientes-como-en-la-tuya/

Tras 2 intentos fallidos para reservar en Lakasa, por fin el Miércoles 12 de Diciembre (víspera del Puente)conseguimos una mesa para 2 gracias al amable seguimiento telefónico de la maitre Marina.

El local resulta amplio, bullicioso y de corte claramente informal. Se nos acomoda rápido y bien, sin incidencias y en tiempos eficientes. No hay servicio de guardarropía y la separación entre mesas es simplemente correcta. Revisamos las cartas de menú y vinos (solo una de las primeras para los dos comensales - tesitura esta en la que repara uno de los ajetreados camareros pero que no llega a solventar), y a los 10 minutos del acomodo, César Martín se acerca a nuestra mesa para tomar la comanda. Agradable, distendido y ofreciendo un par de sugerencias fuera de carta así como algunas explicaciones sobre la pieza de caza solicitada, marcha a cocina con nuestro menú confeccionado. Las bebidas llegan inmediatamente después, con un tempo impecable.

La carta resulta moderada en extensión pero decididamente apetecible en propuestas gastronómicas con el plus añadido de la posibilidad de tomar TODO - salvo la Grouse, creo recordar - en la fórmula de medias raciones.

La carta de vinos resulta a todas luces suficiente, destacando especialmente una deslumbrante sección de Champagnes (algo overpriced) y una moderada selección de vinos por copas a un precio bastante razonable. Como reproche personal, quizás mencionar la escasez en carta de vinos madrileños (son una de mis últimas debilidades, sobre todo ciertos caldos de la zona Colmenar de Oreja!).

Respecto al condumio propiamente dicho, mencionar que todo lo pedido lo fue en modalidad de media ración, con unas cantidades más que adecuadas que permiten confeccionar así un agradable (y personalizado) menú degustación; así fue la cosa:

- Setas variadas con yema y parmentier de patata: 4 tipos de setas impecablemente ejecutadas, una rebosante yema y un fino parmentier que simula la clara del huevo hizo nuestras delicias en primera instancia; genial pero algo falto de temperatura. 8/10.

- Raviolis de gallina en pepitoria: también templados y, aunque al dente, escasos de relleno y sabor. La propuesta más floja. 5/10.

- Pizza Arce: Una pizzita de masa fina y crujiente que nos encantó. El único ingrediente (aparte de la salsa de tomate y la mozzarella) eran unos finísimos escalopes de carne de ibérico ahumada, aromática, sutil y persistente. Deliciosa. 8/10.

- Hamburguesa: rica, rica, rica. Perfecta de punto (se pregunta al respecto a la hora de tomar la comanda) y con un aliño suave muy "de casa". Firme pero melosa por la yema, jugosa y con un corte perfectamente ejecutado. La acompaña un panecillo de cebolla de quitarse el sombrero. Muy bien. 7/10.

- Cerceta: mi personal patinazo de la noche; al pedir este plato, César advierte de la fuerza de esta carne y destaca que NO A TODO EL MUNDO GUSTA. Aguerrido de mi, decido seguir adelante con ello y, bueno, definitivamente, no me entusiasmó. Se presentan 2 pechugas marcadas a la parrilla sobre un guiso seco de setas y una salsa espesa de frutos rojos. Perfecto el punto de la carne (firme y rojizo, oscuro pero no sanguinolento), ricas las setas y anodino el coulis; magnífica la armonía en boca de las 3 juntas pero sin acabar de convencerme el sabor de la cerceta, con un retrogusto a sangre y casquería delicada no apto para todos los paladares. La crítica del plato sería sesgada si se ciñera exclusivamente a mi afinidad con ciertos sabores, por lo que la puntuación es un aprobado si no gusta el sabor de este ave y de sobresaliente si se es afín con este tipo de sabores.

- Como postre compartimos la crema catalana y nos resulto deliciosa, con su costrita caramelizada y un goloso helado que la acompañaba. 8/10.

Todo esto lo acompañamos con 3 copas del siempre socorrido Habla del Silencio y 2 botellines de agua además de 1 copita de Pedro Ximénez y 1 Baileys como acompañamiento de los postres. Con servicio del vino, pan e IVA una nota de 69 euros. Mencionar que probablemente alguna de las bebidas fuera invitación dado lo ajustado del precio, pero no revisé el detalle de la factura y no puedo confirmar este extremo.

La conclusión? Lakasa de César Martín es absolutamente rekomendable.

Me empieza a parecer un pequeño placer acudir a esta agradable casa para rematar una mañana de compras por la zona de Castellana. El local es agradable y se te recibe con una amabilidad - y profesionalidad - poco corrientes hoy en día. Mientras hojeamos la carta nos ofrecen unos pinchitos de chistorra navarra, con carácter y un sabor agradable. La carta se basa en los productos de temporada y en otoño es una delicia ver juntos, en pocas páginas, platos como las croquetas de setas silvestres, la terrina de foie, varios platos de caza o, para "coronar" una inesperada Grouse, plato de culto que nunca he tenido la suerte de probar...
Con la inestimable ayuda de César conformamos la comanda, sin duda queríamos disfrutar de varios tipos de setas. Nos aconsejó acompañar la yema de huevo campero y parmentier con una amanita cesárea y dejar el boletus y otras setas para el salteado de setas silvestres con queso. Pedimos 1/2 ración de cada.
Ambos platos a gran altura, la amanita en un punto y sabor irreprochables, con un huevo campero auténtico en sabor, con una yema casi rojiza.
Las setas silvestres de gran nivel, con un toque de queso que nos comentaron era gallego de San Simón.
Comentar también que, en un guiño a la tradición y autenticidad, estos platos son servidos en unas cazuelitas rústicas, con asa y con tapa de madera. Buen detalle.
Continuamos con un plato que ofrecieron fuera de carta. Por si ésta estuviera "coja", tenían además alubias pintas con conejo de monte... casi ná !!! Nos acercaron una ración a compartir, también en un pucherete de los de toda la vida, alubias tiernas, con su caldillo espeso y el sabor reconfortante del conejo, deshilachado en medio del guiso. Otro notable alto.
Faltos de algo más contundente, preguntamos a César por la misteriosa (al menos para nosotros) Grouse. Nos comentó que le acababa de llegar y todavía no debía ofrecerla, la prepararía en unos días. De nuevo nos quedamos sin catarla, pero a cambio nos habló de otro ave que también debe ser una rareza, la cerceta, una especie de pato pequeño, según nos comenta César del tamaño aproximado de una codorniz. Llevaba sin conseguirla unas tres temporadas, cree que por protección de la especie. En dos medias raciones disfrutamos de un ave de marcado sabor, que te va acostumbrando las papilas sucesivamente según la degustas y que, con una reducción de oloroso que también impregna unos trocitos de boletus, resulta ser un plato redondo en su sencillez.
En la parte golosa, medias raciones de una pannacota muy fina con el toque original de la pimienta de Sichuan, y para mi mujer un Bosque Goloso, mousse de dulce de leche con árboles de chocolate. Ambos postres a gran nivel.
La carta de vinos es corta pero en mi opinión bien seleccionada, para ella una copa de Neno de Viña Somoza, agradable godello, y para el chache dos copas de Château Lafont Fourcat, Burdeos que me pareció bueno y con una nariz excelente, sobre todo para su precio. Con el postre, una copa de Molino Real, elegantísimo.
Dos cafés con su bizcochito y agua mineral redondearon una cuenta de 83.60 €.
La atención está a gran nivel, tanto Marina, como Marco y todos sus compañeros te hacen sentir como en casa.
Por poner un pero a los platos, debo decir que las cantidades son un poco escasas, aunque posiblemente esto entra dentro de la filosofía de Lakasa de probar un poco de todo...
Después de una agradable charla con César, amable y cercano como siempre, partimos deseosos de volver, y cuanto antes mejor. Cuidan con mimo el producto y al cliente, por eso han ganado nuestro afecto y están ganando nuestra fidelidad.

Teniamos ganas de ir a este lugar que en poco tiempo se ha creado un hueco en Madrid donde la oferta no puede ser mas amplia. Reservamos por su pagina web ( que por cierto esta muy conseguida). Al llegar eran las 21,30 y ya estaba casi lleno. Enseguida se acerco Cesar Martin a darnos la bienvenida y nos sorprendio que también fuera quien directamente nos tomara nota. Al final de la cena también vino a interesarse y tuvimos una pequeña charla sobre la carta de vinos ( que les asesora La Tintoreria). Cesar quiere ser un transgresor y no poner ni riojas ni ribera sin verdejos por copas. Nos hizo gracia la iniciativa y desde aquí le apoyamos a que lo haga… Asi la gente empezara a descubrir maravillas como los vinos que tomamos ese dia, uno de ellos desconocido y que nos entusiasmó: Dargo 2009. Un mencia redondo y a 14,50 la botella. Como no lo tenían por copas y nos quedaba un poco de queso, pedimos un Castro de Valtuille a 1,80 la copa…
Pero vamos a la comida porque he empezado por el final.. Pedimos todos los platos para compartir y todos en medias raciones excepto la hamburguesa ( aunque nos la presentaron en dos medias raciones de forma muy acertada y sugerida por ellos). Los platos fueron:

- Aperitivo de la casa: cucharita de sandia con algo que no recuerdo ( cobran a 1,50 el cubierto. Pero los panes son fantasticos)
- Buñuelos de idiazabal . 6 delicados mini buñuelos buenisimos
- Tagliatelle con torreznos y crema de berenjena. Para mi lo mas flojo. Si bien no puedo reprochar nada al plato y cada ingrediente era estupendo, me parecio algo simplon
- Viera con pez mantequilla. Espectacular. Pleno de sabor y textura con una delicada salsa que no recuerdo que llevaba
- Hamburguesa. Excelente. Carne cortada a cuchillo sin mas aderezo. Viene acompañada de un triangulo de un pan de molde que se gun nos contó Cesar les hacen especialmente. Aquí (entre risas) le “reprochamos” que no pusiera un pan mas grande para que la hamburguesa sea mas autentica.
- Tabla de quesos: 6 quesos que nos explicaron muy bien y con una sucesion de sabores espectacular. Solo el penultimo ( de cabra) no nos gusto por ser demasiado fuerte.

Finalizamos con un café.
Decir que durante la cena se lleno el restaurante. Fuimos atendidos con los platos por un camarero italiano encantador. El servicio es amable, simpatico y muy diligente. Pendientes de todo a pesar que estaba lleno el restaurante. No faltó de nada ni tuvimos que esperar. Perfecta sucesion de platos, cambios de cubiertos, etc. Y lo mas increible es que con todo esto la cuenta ascendiera a 65.30 para dos personas ¡¡¡
En Madrid , pocos sitios quedan asi.
Enhorabuena Cesar . Pero por favor no cambies nada ….solo la carta de vinos con tu transgresora idea..

Muy buenas sensaciones al entrar; decoración moderna (ejecutada como reza en la puerta por Juanjo Taboada), servicio amable y preparado, carta con platos atractivos y en medias raciones y buena selección de vinos (en colaboración con la Tintorería).
Probamos 2 personas todo, en medias raciones:
-Croquetas de nécoras y buñuelos de Idiazabal
-Setas con yema de huevo y parmentier
-Vieiras a la brasa y pez mantequilla
-Milhojas de rape y calabacin
-Carrillera de ternera estofada al curry rojo
-Buñuelos de chocolate con sorbete de frambuesa
Todo riquísimo, sabores nítidos, resultonas combinaciones bien ejecutadas.
Para beber, elegimos el Transistor verdejo 2010, a 23 €. Señor Telmo, no queda justificado el alto precio de este verdejo con mis impresiones.
Tuvimos la oportunidad de charlar con el chef César, muy agradable, empático con el cliente, que parece estar muy maduro para este proyecto, después de una buena trayectoria. Creo que tiene, con justicia, bastante éxito en estos tiempos tan duros para la hostelería. Es una propuesta variada en su concepto (lo mismo te puedes tomar un cocktel, un aperitivo en barra, una comida-cena de precio desde 25 a 50 euros), honesta en su ejecución, ajustada en el precio (aunque las medias raciones no son abundantes). Os deseo lo mejor y repetiremos.

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