Restaurante Bocamada en Valencia
Restaurante Bocamada
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

Añadir tipo de cocina

Añadir vino por copa

Precio desde:
28,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
51 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.3
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
7.1
RCP CALIDAD-PRECIO
7.2
Opiniones de Bocamada
OPINIONES
20

Local caracterizado por el buen producto (y por tanto, no barato) y en el que destacan algunas circunstancias y platos que hacen que la visita se convierta en una experiencia especial.

Lo primero el día: abre los lunes, lo que ya es casi milagroso.

En segundo lugar la mesa: un pequeño espacio tras el comedor y junto a la cocina, con el espacio justo para hasta 6 comensales alrdedor de una mesa redonda. Somos seis y está libre. Perfecto.

Ya entrando en materia tienes unos aperitivos por cortesía de la casa: los garbanzos horneados y aliñados con un poco de all-i-oli, y las aceitunas con tomates secos. Algo diferente, sencillo y exitoso. Acompañan un buen aceite Pago Baldíos de San Carlos y un buen pan que se convierte en tentación que hay que frenar.

Como entrada es recomendable la desmesurada fuente de mejillones que sorprende por la cantidad y por el tamaño del molusco; se guisa con una salsa marinera especiada en lo justo.

Si te sientes con fuerzas aún puedes aceptar como entrada algo ligero del ofrecimiento del día como las ortiguillas que con buen tamaño y rebozado, son un bocadito de mar.

De primero es casi obligado otro emblema de la casa como es la magnífica fuente compartida de marisco entre hielo y flores, con una composición variable en función de lo deseado (y del resto del menú) pero en la que no deben faltar ni la quisquilla ni las nécoras. En nuestro caso fueron quisquillas de tamaño medio recien hervidas y sumergidas en el hielo. más una gamba roja por comensal también de tamaño medio. más un par de nécoras a modo de decoración. Lo que destaca es la calidad del material y la ajustada cocción.

El primer plato principal y siempre aconsejable es el pescado a la sal. ¿Cuál? Pues hay dias de unos y días de otros pescados recomendados, pero el que nunca falla es la lubina salvaje de gran tamaño para compartir que es otro clásico de la casa. Difícil encontrar mejores piezas, mejor punto de elaboración y aunque no necesita ningún complemento, se plantea la posibilidad de un ligero apunte de aceite y de varias opciones de sales de diferentes orígenes y colores y capacidad de salar. Consejo de la sala (y de mi experiencia): no ponga nada de todo ello y disfrute de la textura y sabor del pescado.

El segundo principal es el plato de cuchara. Hay quien para romper entre pescado y carne usa un sorbte de limón o cava pero para nosotros es el momento de otra especialidad de la casa: la cazuela de fabada con manetas. Unas legumbres que son manteca pura con unos acompañantes melosos, sabrosos. Una delicia y como siempre en el punto justo de fuego y servido en cazuela de barro para mantener temperatura.

El tercer principal e invitado especial es el cordero que precisa encargo previo de unos días (hoy fué una media ración por persona). Algo extraordinario de cocción en horno a temperatura constante y contenida, sabor de lechalito, piel crujiente, carne cocida pero jugosa (aunque en el día de hoy le sobraron algunos minutos). Acompañan patatas fritas tersas, con ajos fritos y con unos pocos pimientos de Padrón.

Para el postre no conseguimos llegar, pero se agradece algo fresco y frutal como esa variedad de opciones de sorbetes: limón, mandarina, frambuesa, mango, etc...

Por último y como complemento especial para una comida perfecta el servicio en sala, el ritmo de platos desde cocina, el estar pendiente del servicio de vino sin apretar, las buenas copas y mantelería... Cosas que no siempre se cuidan pero que arruinarían todo lo anterior.

Pues para regar ese menú tan completo que tuvimos unas cervezas de entrada, varias botellas de agua sin gas de Benasal, un Juve&Camps Gran Reserva brut nature y un Tamtun Ergo rosado que aguantó los difíciles envites de  la fabada y el cordero.

Unos buenos cafés finales y algo de charla recordando viejos tiempos y viejos vinos. ¿Hay más opciones en carta y las que da el mercado del día? Por supesto que sí, pero es tan difícil no apostar a plato ganador...

Un local que sigue creciendo, sobre todo a medio día, dando un gran producto en cualquier terreno: cuchara, carne, pescado, marisco...
No es fácil pero se va sabiendo porque el comedor estaba que no cabía ningún comensal más (y digo comensal y no mesa) quedando las mesas juntas aunque se notaba menos que en la sensación visual inicial al entrar.

Ya descritas sus características y cartas de comida y vinos pero además es recomendable dejarte aconsejar, mientras disfrutas de aperitivos de cortesía emblemas de la casa: los garbanzos y las aceitunas con tomates secos y en buen aceite Pago Baldíos de San Carlos muy fácil de tomar.

Para beber empezamos con alguna cerveza para mitigar calor y una manzanilla La Gitana traida servida desde supongo que la barra; en vino quisimos homenajear al vecindario (y amigo) Luis Corbí con su riesling de Cor Vi (corazón y vino en valenciano) con algún premio reciente y que empieza a verse en restauración sobre todo en los que dedican atención a vinos locales.
Pensamos que haría falta más vino pero aguantó para cuatro casi hasta el final, pero rematamos el pescado y el postre con un espumoso Mirgin de Alta Alella (ex-Privat) reserva brut nature que me pareció algo más sencillo que la anterior marca comercial.

Para comer
Unos entrantes de lujo:
. ostra por persona
. percebes a compartir. Muy buenos, levemente templados y bien de sabor.
. ortiguillas: buen tamaño, bien rebozadas y fritas, crujientes fuera y melosas dentro. Perfectas.

Los principales que fueron dos:
. bandeja de marisco: muy bien presentada al centro con buena quisquilla de tamaño medio pero muy sabrosa, cigalas de buen tamaño y gamba rayada (roja, de Denia, de Ibiza..) de tamaño medio y espectacular de sabor
. rodaballo salvaje. Una pieza para los cuatro. Buen punto de fuego, buen aceite y leve aliño; no necesita más.
Acompañan al centro unos pimientos de piquillo, pequeñas medias patatas horneadas y con detalles de pimentón rojo y brócoli al dente, con diferentes sales para aderezar.

De postre: no pudimos más que con sorbetes, que son en general recomendables por su calidad y presentación: mango, yogurt búlgaro, chocolate..
Una trufa (de Martinez) y un buen PX 1986 y cafés para casi todos, nos dejaron una leve sobremesa cuando ya nos quedábamos sólos.

Un grupo que nació de un encuentro en Montreal donde el frío nos sorprendió y obligó a la compra en un mercadillo de gorros para el frio bastante similares y que nos dió aspecto de leñadores del norte del continente.
Para mantener la llama viva, nada mejor que una reunión esporádica en torno a una buena mesa.

Ocho para cenar con el encargo previo del famoso cordero que Edy sabe elegir y preparar de forma magnifica con largo tiempo de cocción a baja temperatura (siempre por encargo).

Arrancamos con las bebidas:
. Atlantis
. Cava Molina Cánovas brut natura de agricultura ecológica de Requena
. Viña Ardanza 2007

En la parte sólida: em pezamos con un buen pan y un buen aceite, pago de los Baldíos, Don Carlos. Sobre la mesa unas bandejitas de aceitunas caseras y tomate seco; otra con los garbanzos poco cocidos y con alioli, un plato propio de la casa que hay que probar. Seguimos:
. ensalada de ventresca, con buenas aceituas, alcaparras, piparras, tomate maduro, pimiento rojo del piquillo; un buen aceite y alguna flor decorativa.
. quisquilla: de buen tamaño, poco cocida, servida claveteada en una bandeja con hielo
. ortiguillas: bue tamaño y sabor, perfecta fritura.
. 3 raciones de lubina salvaje
. 5 raciones de cordero al horno. Solo un comentario: si hay alguien al que no le gusta el cordero, es que no ha probado éste.

Postres elegidos que cumplieron:
. sorbete de yogurt
. sorbete de mango
. tarta Tatín

Cafés y las consabidas infusiones y un rato (largo) de tertulia en la mesa redonda del reservado, nos permitió disfrutar de la sobremesa sin presión de tiempo.

Cena de grupo. Si bien he acudido previamente en unas tres ocasiones, esta era la primera vez que acudía en un grupo tan numeroso. Ocupábamos prácticamente todo el salón.
Restaurante de decoración cálida y elegante, nada sobrio, cuadros muy seleccionados que dan luminosidad, con comedor cuadrado y reservado al fondo para 6-8 personas
Cocina de producto que lo ha consolidado en el panorama valenciano como el preferido de muchos. Entre ellos, uno de mis maestros.
Tras unas cañas y unas aceitunas partidas con tomates secos, pasamos las magníficas fuentes de marisco entre hielo y flores, seña de esta casa. En ese día, dado el número de comensales, elegimos sólo quisquilla hervida. Fantástica. Sólo por ver estas fuentes bien vale la visita. Si las pruebas, se conviertes en asiduo.
Seguimos con un calamar playa, francamente bueno, y continuamos con unas habitas mini salteadas con jamón y huevo dejado caer al punto. Deliciosas.
Pasamos al segundo plato, donde elegimos entre lubina salvaje a la sal (especialidad de casa), rodaballo o secreto ibérico. Fui fiel a mi la lubina a sal, creo que es el mejor restaurante donde la he probado. Aderezada levemente con AVOE y sal volcánica. Un bocado único. Pero también me atreví a probar el secreto y estaba espectacular.
Servicio de vino impecable, buenas copas de cristal, que puntualmente eran rellenadas con elegancia y discreción. Como blanco elegimos Quinta Apolonia, siempre a punto de temperatura y como tinto, tomamos varios magnums de Finca Resalso.
Ambos vinos estaban en un gran momento y acompañaron magníficamente a los platos y nuestras conversaciones.
Para acabar, cafes Nespresso y tartas tatín , tatín de higos así como sorbetes de frambuesas y helados de vainilla. Deliciosos.
El servicio de sala absolutamente impecable así como el ritmo de la cocina. Mi enhorabuena.
Pasamos una magnífica velada disfrutando del respeto al producto y de nuestra compañía.
RCP magnífica.

Celebración profesional con 8 para comer, con lo que nos quedamos fuera de ese bonito comedor privado con mesa redonda pasando al general con espacios muy ajustados al ser un comedor de tamaño pequeño.
Servicio en sala perfecto y la cocina de producto en su grado superior.

Mientras llegar rezagados: unas aceitunas partidas y unos tomates desecados junto con una marca de la casa: garbanzos poco fritos y con una ligera salsa de alioli. Acompañamos de cervezas, claritas y un vermut rojo Martini. El pan, loncheado, correcto.

A compartir los entrantes:
. calamar de playa: pieza de buen tamaño, bien de fuego, textura y sabor, sin excesos de aceites,ajo o especiados.
. ortiguillas: buena presentación y buen producto, bien rebozadas, jugosas por dentro. Muy bien.
. fuente de marisco: con gamba roja, quisquillas, cigala y nécora: muy buen marisco siendo destacable la nécora (extraordinaria) y la cigala (por su tamaño y textura) siendo todo de muy alto nivel.

A compartir los principales:
. un pargo hecho a la sal que dió para una buena ración para cada uno de los ocho, perfecto de textura, carne jugosa, pero que mejoró su sabor y punto de sal con las 4 diferentes sales (me gustó mucho la arcillosa) y un buen aceite de arbequina suave Pago Baldíos San Carlos. Buena pieza.
Acompañaban unos pimientos de Padrón (o de donde sean), brocoli y patatas al horno correctos.
. carne, entrecotte, (creo un par de raciones) trinchado para compartir y acompañado de patatas fritas caseras, con ajos y sal. Todo en buen nivel.

Postre a compartir:
cazuela de fabada con manetas: hasta aquí el cocinero no tenía que estropear el muy buen producto , pero aquí se nota el punto de cocina clásica: perfecta cocción, cremosidad, sabor, compago de calidad que sustituye el tocino por manetas ganado en sabor y elegancia, amplia ración para tomar sin prisas.
Menos mal que era el postre y sobró una ración porque si lo traen de primero no hubiéramos llegado al final, pero ya una vez en carrera....

Castigados sin dulce por glotones, unos cafés y nada más.

Para beber, aguas aparte, dos magnum de un poco habitual en carta Senda de los Olivos vendimia seleccionada 2012 que está aún creciendo.

Y hubo quien de ahí se fue a jugar al paddel.

Un local que si lo que te gusta es la cocina de producto o/y la cuchara, está en sus mejores momentos.

Nueva fecha de reunión. Comida para 5 y teniendo fecha con tiempo, permite encargo de cordero y hacerlo con horas de cocción.

El servicio en sala bajo la batuta de Edi, perfecto. Las recomendaciones también.
Un aperitivo por cortesía de la casa mientras vamos eligiendo los entrantes antes del codero previsto. Unas buenas aceitunas y tomate desecado. Una bandejita con garbanzos fritos y horneados con alioli que tuvieron gran éxito. Una manzanilla La Gitana.

Entrantes al centro:
. erizos gallegos (2 pp): servidos solo con limón. Buenas piezas, intenso sabor.
. ensaladilla de bogavante: extraordinaria presentación. Buena combinación del crustáceo y la verdura. Además y de sorpresa medias cigalas encaramadas como una castells.
. nécoras (1 pp): empieza la témporada buena y estaban extraordinarias, sabrosas, carnosas; se recomienda empoezar por el cuerpo y no or las patas por contener más sal y dejar más sosos los cuerpos.
. alubias con manetas: plato de la casa. Al centro y lo que iba a ser una cata se convirtió en algo más que medio plato para algunos y casi uno entero para los que somos amantes de las legumbres. Perfectas con buen fondo, buena cocción, cantidad de tropezones...

Principal:
. el cordero motivo de la reunión. Iba a ser más ración pero aceptamos la recomendación y nos conformamos con dos cuartillos que resultaron ajustados al hambre. Algo extraordinario de cocción, sabor (nada de bortrego y sí de lechal), piel crujiente, carne cocida pero jugosa.. A>compañan patatas fritas crujientes con ajos fritos y con pimientos de Padrón.

Postres:
Optamos por la versión de sorbetes: limón, mandarina, frambuesa (fue votado como mejor).

Sección de liquidos:
. agua Bezoya
. Privat 2013
. Pesquera 2013
. cafés y vinos dulces: Enrique Mendoza y un gran sauternes: Chàteau Lamothe 2009: oro dulce.

Todo ello en la mesa redonda del reservado y con los recuendos del local-bodega de hace años en Aldaya.
Cocina de gran producto, buena elaboración y buen servicio.

Después de un gran día en Verema, nos encontramos con unos amigos, de la zona, para compartir una excelente velada.
Mientras la espera, unas olivas y unos garbanzos rebozados, fritos, muy originales y muy buenos.
Para compartir unas ortiguillas de mar rebozadas que estaban muy buenas; un gigantesco plato de mejillones en salsa marinera, que no me acabaron de convencer.
Los segundos, inmensos: los pies de cerdo, una copiosa ración: buenos; el solomillo, también copiosa ración, muy bueno; Lubina al horno, muy bueno.
Postres y licores

En una comida anterior surge el desafío: ¿a qué no nos comemos un cordero entero entre los 5? Siempre hay alguien con más arranque: a que sí y para cenar. Dicho y hecho. A mitad de la comida se llama y se pregunta si hay posibilidad: la hay. Pues se cierra fecha.
En primer lugar tiene que ser por encargo, ya que cordero de raza churra sobre 4.5-5 kgrs no siempre hay; pero el Sr. Venancio de cerca de Peñafiel nos lo hizo llegar.

Confirmado con Edmundo (Edi) le preguntamos por la opción de llevar algún vino propio y sólo puso una condición: que él también lo catara Fué un honor. Además nos puso en el reservado interior, amplios y con una atención especial de su compañera mientras se peleaba con el tiempo pasado por los corchos del Viña Tondomia 1982 y el Gran Reserva Viña Albina 1994. Al final lo consiguió y salieron sin restos en el vino. Mientras estos vinos se desperezaban, tres cervezas con buenas aceitunas y algo de tomate seco dulce sabroso, con un buen aceite valenciano (Birdy) y algo de pan, hacían la espera y el difícil aparcamiento, más llevadero a los madrugadores.
Una vez sentados todos, y para los entrantes arrancamos con un Quinta Apolonia de Belondrade 2012 muy acertado, y por aquello de cambiar, luego fué un Privat reserva 2011 brut nature.

Pero habíamos venido a cenar y aunque, además incluyó sus emblemáticos garbanzos con ali oli (aperitivo del día), que no me acabaron de gustar, entramos ya en una buena ensalada de tomate raff y ventresca mejorada con el aceite comentado.

Pasamos a mayores: Cigala fresca, 3 x persona de tamaño medio pero sabrosas y enterradas en hielo para soltar la carne de la leve cocción. De gamba fresca de tamaño medio fueron 4 x persona con la misma presentación y la misma buena calidad. Un capricho de un erizo relleno que puede que estuviera bueno, pero que fué servido a tal alta temperatura, sin avisar, que casi depapiló la lengua entera; costó de recuperar.

Detrás y ya con el Tondonia en marcha, hizo su aparición el cordero de 4.8 kg troceado en dos bandejas de barro para conservarse calentito, con su fuente de patatas fritas y su fuente de pimientos de Padron y un plato pequeño de ensalada para compensar y que con un nuevo aceite Pago de Baldios San Carlos, tan bueno como el anterior, el verde fué dando contraste a la carne ¿grasa?. ¡Qué carne! "Aixo es mel". No sé para que sacaron el cuchillo, sólo con estirar, se deshacía. Extraordinario.
Un poco de pan para empujar, mojadito en el caldito de cocción y a rematar el Gran Reserva.

Dudaba Edi si tomariamos postre, pero unos sorbetes de las muchas variedades que ofrece, parecía que mejoraría la digestión: 2 de mango, uno de leche búlgara con grosellas (para mí, el mejor) y otro de limon con Marc de cava (quizás el peor para mi gusto) dentro de un buen nivel.
Dos cafés. Una o dos de agua de litro y un gin tonic y un orujo más un PX Néctar, regalado, completaron la fiesta.
Precio total: 357.50€ (sin contar los tintos traidos de casa). Tampoco nos cobraron la amabilidad y enseñanzas en vinos viejos.

Hacía tiempo que no teníamos comida de compañeros de fatigas diarias y en esta ocasión nos reunimos en Bocamada, lugar que no conocía. Siete comensales.

Enclavado en Russafa, zona de obras perenne en la capital. Se trata de un local acogedor, con una pequeña barra a la derecha nada más entrar y que da paso a la sala, no muy amplia, que alberga una decena de mesas y un pequeño reservado del que luego me percaté. Decorado en tonos neutros, iluminación cálida, correcta separación entre mesas y comensales, sillas cómodas y buen menaje. Algo más de medio aforo.

Mientras esperábamos a los rezagados, cerveza rubia de barril acompañada de un cumplido plato de Aceitunas y Tomates Secos Aliñados. Una vez llegados todos, sirvieron también a modo de aperitivo los famosos Garbanzos ya mencionados en anteriores comentarios. Pequeños, tiernos, con un costrita salada crujiente y aderezados con un poco de allioli.

Al tema, dos entrantes al centro, uno individual y plato principal.

Clòtxines. Es decir, mejillones al vapor. Ya es época. Mira que me gustan, no puedo parar hasta que se acaba la fuente. Muy ricos y repletos de sabor. Debilidad personal.

Calamar Plancha. Buena textura, tamaño, presentación y punto de plancha. Sin florituras. Estado puro.

Patata Rellena con Foie. Media patata de tamaño grande y buen punto de cocción que alojaba un relleno muy bien ejecutado. Sabor.

Lubina a la Sal. A compartir entre dos comensales por su tamaño. Nuevamente se impone la calidad del producto y cuando la hay, en mi opinión, no es necesario ornamentos que lo escolte o que puedan incluso desvirtuarlo. La acompañé de unas gotas de AOVE y probé distintos tipos de sal que ofrecieron, con todas muy bueno. Desnudez.

Los otros comensales optaron por Carrillera, también alabada. Al centro sirvieron unos platos de patatas fritas, pimientos y espárragos para acompañar.

Como postre, un ligero Sorbete de Mango con un puntito cremoso y refrescante muy rico.

Para beber, agua y vino, concretamente y por este orden, Merlior de Matarromera D.O. Ribera del Duero, Emilio Moro 2009 D.O. Ribera del Duero y Viña Arana 2005 Reserva D.O. Rioja.

Correcto café y para la sobremesa un GT de Botanic con Schweppes con buenos hielos y bien preparado.

Servicio amable, atento y profesional. Vinos presentados, descorche y dejados en la mesa para servirte a tu gusto (gracias!). Copas Schott.

En resumen, empresa que creo hace de la esencia del producto su piedra angular, manejado lo justo para no quitarle un ápice de importancia al mismo, aunque no por ello deja de destacar alguna ejecución muy buena como la del relleno de la patata. Espero aguanten el tirón pues el segmento de cliente al que parecen estar enfocados está en época de vacas flacas. Resulta una buena opción si siguen respetando esa buena materia prima.

No puedo valorar RCP en esta ocasión pues resulté invitado.

Nos encantó. Cenamos con unos amigos. Todo era muuuuuy fresco, lubina de playa, calamar de playa, clochinas de Valencia...todo nos gustó mucho, el servicio muy bueno y detalles como distintos tipos de sal, de aceites (yo probé el de vainilla con la lubina y maridaba genial). ¡Un éxito! Volveré y recomiendo a todo el que vaya a Valencia, que no deje de probar ésta cocina.

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