Se puede comer un menú cuidado, con la materia prima escogida a diario en el mercado y elaborado con la imaginación y la maestría del Malkebien.

Sí, se puede que este menú cueste 9,50€ de lunes a viernes a mediodía, IVA incluido.

Sí, se puede que te siga sorprendiendo.

Sí, se puede que el viernes en el que estuvimos sirvieran 80 menús.

Sí, se puede que el dato anterior no afectara en lo más mínimo al servicio.

Sí, se puede plantar cara a crisis tanto por parte del restaurador como del cliente.

***

Viernes 18 de mayo, 14:30 horas

Entro en el restaurante mientras Javi termina con sus funciones de chófer. En menos de 30 segundos he sido reconocida desde el fondo de la sala por Alfonso Gallego Dos Santos, alma, inteligencia, corazón y sobre todo, espíritu inquieto que habita en el Malkebien.

Tras un cálido abrazo me dirige a la mesa del primer día, al fondo del restaurante.

Han cambiado los manteles: siguen siendo de batalla, de fácil limpieza y reposición, pero han elevado este capítulo unos puntos más y ahora son de un discreto color negro salpicado de vida en forma de trazos que dibujan flores de color rojo y blanco, sobriedad. practicalidad y alegría unidas.

Al centro de la mesa una escueta nota: Javi/Mara 14:30 hr 2 pax.

O bien su memoria es prodigiosa o ha hecho bien los deberes porque una vez acomodada me pregunta si tomaremos algún aperitivo y siendo mi respuesta afirmativa inmediatamente nos ofrece Perucci blanco, nuestra perdición en cuanto vermouths se refiere.

Nos informa del contenido del menú:

- Entrante
- Plato principal
- Ensalada fresca
- Postre (elaborados por ellos)
- 1 Bebida, pan y café o infusión.

Nuestro menú sufrió una pequeña alteración que si bien no modificó su estructura sí plasmó el afecto con el que nos trata Alfonso a pesar de ser ésta nuestra segunda visita.

En lugar de ensalada nos puso un “Tomate de Pentxar relleno de brandada de anchoa”: El punto punzante de la anchoa era envuelto por la suavidad de la brandada y contrastaba a la vez que complementaba el sabor intenso del tomate.

El resto del menú prosiguió su trayecto habitual, al igual que el del resto de clientes que llenaban la sala del Malkebien.

A partir de ahora iré desgranando los platos que tomamos tanto Javi como yo que al ser dos y compartirlos nos facilitó la tarea de probarlo todo, así que no penséis que me lo comí yo todo ;-))

ENTRANTES:
* Arroz de rape, lechuga de mar y tirabeques:

- Sabroso arroz caldoso de mar en su punto de textura y de sabor, con la finura de la carne de rape y el discreto pero perceptible toque de azafrán fresco. Lo disfruté de principio a fin.

*Crujientes de pasta Philo rellenos de alcachofas, lacón, seta Portobelo, queso de cabra y membrillo del Bierzo:

- Elaborado entrante que sorprende por la imaginación del creador y su buen tino a la hora de combinar crujiente con tierno, dulce con saldo, tierra y carne. Muy completo y rico.

PLATOS PRINCIPALES:
* Atún con salsa de soja y naranja, crudite de verduras y parmentier de cebollino:

- Fresco atún de carne firme que cocinado al punto permite apreciar su intenso sabor. El parmentier de cebollino suave es muy agradable y su cremosidad lima las aristas de sabor del pescado azul.

* Matambre de ternera del Valle del Esla confitado en aceite de oliva virgen extra y salsa de queso Extramuros:

- Buena pieza de ternera sublimada por el proceso de confitación en un excelente aceite de oliva virgen. Alfonso Gallego tiene debilidad por el queso, hecho que queda probado por el soberbio maridaje de queso y carne de este plato.

POSTRES:
* Brazo de trufa con cremoso de dulce de leche:

- Reconozco ser poco golosa pero cuando las palabras “Dulce de leche” tintinean en mis oídos, pocas veces consigo resistirme e hice bien porque este delicioso bizcocho regado con dulce de leche, bien merece una penitencia… Brownie de chocolate casero.

*Brownie de chocolate casero:

- Buena elaboración casera de este clásico. Chocolate en su punto de amargura y dulzor; tierno bizcocho, frutos secos laminados por encima y cremosa nata de base… uummm…

BEBIDAS:

Aquí hago capítulo aparte porque nos salimos de lo especificado en el menú y, por supuesto, lo pagamos aparte.

Nos pusimos en las insignes manos del Maestro Dos Santos y él nos correspondió en primer lugar con un:

* Tiara 2009 (Nieeport) Blanco con crianza de la región del Douro, elaborado con las variedades Rabigato, Viosinho y Codega:

- Blanco fresco y complejo a la vez, con protagonismo de las notas minerales y un trasfondo de fruta verde (manzana) y algo de cítrico (lima). La crianza en madera no es perceptible en sabor pero sí en estructura. Un muy buen blanco.

Al que le siguió un:

*Quinta do Ribeirinho 2008. Tinto con crianza de la región de Beiras, elaborado con las variedades Touriga Nacional y Baga.

- Reconociendo mis escasos conocimientos sobre los tintos portugueses, de éste resaltaría su opulencia frutal en nariz combinando la fruta fresca, la madura y la compotada, envolvente y muy fragrante.

La boca marca un fuerte contraste con la nariz, destacando las notas amargas y salinas, aceitunas negras y punto de regaliz, negro también. Proporciona un trago medio y un postgusto placentero.
Para finalizar con un:

* Porto Noval Vintage Silval 2000

- Agradable oporto con buen equilibrio entre la fruta madura, la pasificada y la especia. De potencia media, tiene un largo recorrido y perdura en boca.

En fin, que creo que no es necesario añadir nada más excepto recordar que esta maravilla de menú (vinos portugueses aparte) vale SÓLO 9,50€ por persona, con una bebida, café o infusión e IVA incluidos.
Se puede hacer, si se quiere, si se pone imaginación, si se pone entusiasmo, si se pone empeño, trabajo y pasión.

Y todo esto, ni más ni menos, es lo que pone Alfonso Gallego Dos Santos encima de la mesa del Malkebien.

PD: Por aquello que se dice de que una imagen vale más que mil palabras aquí podréis ver la descripción de cada plato acompañada de foto: https://www.verema.com/blog/puck/977559-restaurante-malkebien-valencia-menu-gastronomico-dia-si-puede

Cena de amigos el pasado sábado 2 de julio.
Tres parejas y a la carta por lo que el abanico de platos solicitados me permite confirmar que no existe la casualidad de acertar en algún plato. Entrantes con ensalada y foie que abrieron los ojos y el paladar junto con cerveza y algún aperitivo. Detallazo de la casa con un plato individual de tomate valenciano y unas cremas mientras esperamos el plato principal.
Llegaron los platos de bacalao en sus distintas modalidalides y los solomillos. Presentación atractiva y gran calidad en el producto. El pescado con textura y sabores oportunos y la carne con una increible calidad y realizada en el punto que cada cual solicitó.
Surtido de postres excelentes, a destacar el dulce de leche.
Mención especial y aparte la carta de vino por su corta pero precisa elaboración. Probamos un albariño de Portugal, una godello del Bierzo y para el tinto uva mencia del Bierzo también.
Maravillosa cena, buena compañía, buena comida, buen vino. Sorprende lógicamente el lugar don está enclavado el restaurante. Las mesas amplias y la distribución del local animan a una conversación abierta y distendida.
Al final se nos unieron dos ¨personajes¨, menos mal que ya estabamos con los cafes, y nos convencieron para mostrarnos nuevos locales de la noche valenciaciana (zona corts) y cómo moverse en una dicoteca para ligar. Gran velada que espero se repita. Gracias amigos.

Cena de viernes noche, llegamos y el local estaba a medio llenar aunque al final acabo llenando, una cosa destacable es que el servicio no se vio afectado por esto, que es muy de agradecer.
Tomamos el menú degustación de 22,5€, simplemente impresionante a ese precio, cuesta acabarselo. El menú consta de 3 entrantes, pescado, carne y postre.

Del menú destacaría el revuelto de bacalao y el secreto ibérico con salsa, realmente jugoso y tierno, con este dimos buena cuenta de la cesta con distintos panes que te sacan.

De beber nos aconsejaron un blanco portugués con algo de barrica que acompaño perfectamente toda la zona.

Rematamos la cena con un Gin tonic, perfectamente preparado.

Me lo recomendaron hace un mes, reservé un viernes noche, y cuando llegué solamente quedaba una mesa. Está en lugar poco habitual, el barrio de Torrefiel, en una calle horrible. El local se lo han trabajado, se aprecia un claro esfuerzo por decorar un local con escasos medios. La bodega muy completa para tratarse de un local en esa zona. Pedí el menú degustación para dos, a unos 25.- euros aprox. que con vino se fue a unos 70.- euros. La atención, muy correcta, el local un poco ruidoso, la cocina, aunque pretende determinadas exquisiteces, llega justa, pero ojo, llega. Un menú degustación abundante y variado. Volví un día entre semana y no pude pedir. Solamente tenían menú (o quizás no me dejaron elegir porque dieron por hecho que pediría el menú). Si el local está bien para ir de vez en cuando a comer a la carta, el menú es muy barato. Por 19.- euros comimos dos personas, incluyendo bebida y café. Está claro que estamos en crisis, pero así no tienen casi margen y lo pasarán mal. Estaba lleno. En menú, fideua, un curioso crepe de pollo, y un helado con chocolate casero que estaba especialmente sabroso. Si se mantienen ahora, tendrán el éxito garantizado para el futuro.

Había leído muy buenos comentarios sobre este local y me habían llagado referencias muy directas y de confianza, por lo que estaba seguro que me tenía que gustar. Y así ha sido.
He de destacar la ilusión que muestra Alfonso por lo que hace y que está transmitiendo a su equipo.
La relación calidad precio inmejorable y la selección de bodega sorprendente.
La carta, con opciones de menú mediodía y menú degustación, además de los platos de libre elección, muy completa y con una materia de calidad.

Lo que tomamos está aquí
http://www.ojoalplato.com/archives/4450

Le auguro un cambio rápido de local.

Llevaba bastante tiempo queriendo visitar a Alfonso y conocer su local, por fin acudi este Domingo y acudi como se debe de acudir a un restaurante, con hambre, con sed y con buena compañia. Para lograrlo le dige a Cecilia q iriamos dando un pequeño paseo 6,5 km...

Por suerte había reservado la última mesa. Los Domingos funcionan con menú, por lo q solo elegimos la bebida (Agua, coca-cola, cerveza y por supuesto vino). Tras ojear la carta y despues de q nos comentase el menú le pedi a Alfonso q nos sacase un tinto con media crianza o un blanco con cierta potencia para enfrentarse al menú. Nos sorprendio con un vino blanco de la region de Sao (sur de Oporto) Quinta de Saes, con variedades autoctonas y unos meses de barrica en segundo plano.

El menú nos gusto bastante, a destacar los postres, los segundos y la paella con pollo de corral, el q menos gusto los tomatitos rellenos de crema de anchoas (quizas por el hambre q traiamos de serie).

Para redondear la comida tomamos vinos dulces de Ordoñez, el naturalmente dulce y el Victoria Nº2.

Se rajo de volver andando y cogimos el bus q nos deja muy cerca.

Cena para 12 amigos, donde acordamos con Alfonso que nos ajustara un menú con vinos portugueses incluidos.

Aparte de las cervecitas inicilaes de rigor , Alfonso nos obsequió con las siguientes joyas portuguesas:

1 º Blanco: Quinta de Saes Reserva en cual acompañó a:
- Sardina ahumada sobre confitura de higos y nueces y chip de plátano macho: plato muy rico y peculiar, la sardina estaba estupenda.
- Ensalada de tomates confitados en aceite de hierbaluisa y bastones de queso de leche cruda, con aliño de albahaca y Porto blanco, sal de jamón ibérico de Guijuelo, jengibre y frutos secos: esdpectacular ensalada individual, buen aración y contraste de sabores, muy buena.

2 º Tinto: Cedro do Noval que acompañó a :
- Revuelto de amanita cesárea y trompetilla e hinojos, sobre nido de pasta philo: quizás el plato más flojo aunque sin desmerecer en absoluto este estupendo entrante.
- Albóndigas de bacalao, sobre pisto de calabaza y menta, y falso alioli de limón y hierbabuena: espectaculares de sabor, muy ricas.

3 º Tinto: Rapariga da Quinta que acompañó a:
- Cube roll de ternera gallega a la brasa con salsa de pimienta de Sichuan y Lagavulin con parmentier de humo: Buena carne, buen sabor y buen final.

4 º Moscatel rojo de setubal para postre.
- Postres elegidos: hablo del que elegí yo y varios comensales igual de golosos que yo, se llamaba Némesis y era un bizcocho de chocolate, sobre crema de chocolate con cremoso de dulce de leche (pá que más), se llamaba Némesis pero perfectamente se pòdía llamar Apocalipse Now y que se hubiera acabado el mundo cuando se acabó el postre. Brutal.

Otros postres que se pidieron que me consta a gran altuta: Helado de chufas con torrija d e vainilla o cremosos de frutos del bosque con queso mascarpone.

Finalizamos cada unos con su correspondiente café.

Destacar también el pan que está muy rico.

Los vinos elegidos por Alfonso, muy buenos y bien traidos, nos encantaron sobre todo ese Cedro de Noval, un placer escuchar a Alfonso y como expresa sus conocimientos y amor por lo que hace y ofrece.

Decir que el local estaba hasta los topes y es que si siguen con esta filosofía y humildad seguirán teniendo su éxito y clientela garantizada.

Perfecta la atención y el trato de todo el equipo y familia malkebien, a pesar de tener que aguantarnos a 12 zamarros como nosotros.

Finalizamos la velada con unos buenos GT, de varias marcas, William Chase, GInself, Martin MIllers, Mombasa o Seagrams (cada uno el suyo claro y cuyo precio no incluyo en la cena).

LO dicho que te hacen sentir como en casa y que pronto nos vemos, y a descansar estas Pascuas que os lo mereceis.

Precio sin copas: 38 € por persona.

Ya estaba en la agenda para una próxima visita y, ante tantos comentarios positivos realizados por reputados veremeros, he aprovechado un hueco para, finalmente, ver confirmadas todas las expectativas.

Su ubicación y características ya están adecuadamente explicadas en anteriores reseñas, por lo que no es necesario comentarlo una vez más. Es difícil no repetirse sobre las anteriores descripciones de los platos y las percepciones obtenidas en cada uno de ellos, por lo que intentaré ser muy sucinto en las impresiones.

Viernes, 16, cena para dos personas. Elección del menú de degustación propuesto (24€).

- Sardina ahumada sobre confitura de higos y nueces y chip de plátano macho: Acertada combinación de texturas y de sabores con el ahumado de la sardina, el chip de plátano macho y el sabor dulce del confitado.
- Ensalada de tomates confitados en aceite de hierbaluisa y bastones de queso de leche cruda, con aliño de albahaca y Porto blanco, sal de jamón ibérico de Guijuelo, jengibre y frutos secos: Un abanico de olores y sabores, distinguibles individualmente, y que encajan a la perfección unos con otros, combinados en justa medida,con un resultado espléndido.
- Revuelto de amanita cesárea y trompetilla e hinojos, sobre nido de pasta philo: No tan destacable como el resto de platos. Esperaba un sabor más potente, propio de estas setas. Tal vez el hecho de ir precedido por la espectacular ensalada, hizo inevitable la comparación.
- Albóndigas de bacalao, sobre pisto de calabaza y menta, y falso alioli de limón y hierbabuena: Una vez más, otra unión bien resuelta de sabores, aromas y texturas, con la figura principal de unas albóndigas con la proporción justa de bacalao.
- Cube roll de ternera gallega a la brasa con salsa de pimienta de Sichuan y Lagavulin con parmentier de humo: Buena carne, sellada manteniendo todo su sabor. Un plato bien potenciado por el destilado y redondeado con el parmentier.
- Postres elegidos: canelón de piña natural y cremoso de queso con arándanos. Ambos muy correctos como broche final a una noble cena.

Queríamos un único vino para toda la cena y la elección, en manos de Alfonso, fue un Arinto branco 2009, de Campolargo, monovarietal arinto, con algo de madera. Y para el postre, un Moscatel de Setúbal, de Bacalhôa, un moscatel básico, pero con un punto de acidez distinguible de los más clásicos.

Una cocina tan honesta como ésta, con materia prima de calidad y un producto final pensado, trabajado y exitoso, unidos al trato afable de Alfonso y de todo su equipo y a un espíritu ilusionado por las cosas bien hechas, configuran la imagen de Malkebien como un referente a seguir, un claro exponente de una cocina completa y redonda, como muy bien calificaba Javier46, y que no necesita de ubicaciones preferentes, ni otra cota de precios, para brillar como lo hace.

Empezando por el final de la última valoración, el responsable del local, un auténtico crack.

Muy meritorio, como gracias a la honestidad, buen hacer (suyo y el de su equipo) y una atención y servicio inmejorables, que te hacen sentir como en tu casa (especialmente atendiendo al precio que se paga), ha logrado que un restaurante de barrio, en apariencia como tantos otros, sea un local de lo más recomendable en Valencia, siempre y cuando lo que busques es comer y beber bien, a buen precio, y no un sitio fashion, donde ver y ser visto.

Local informal, pero con platos y cristaleria, de un establecimiento de mayor nivel, y una cocina de mercado, con un toque de creatividad, tanto en la presentación, como en los platos propuestos.

No pudimos disfrutar del menú degustacíón, que salvo petición expresa por adelantado, solo tienen disponible para viernes y sábados noche. Después de la grata experiencia, volveremos sin duda para disfrutarlo.

Por 15,50 € / persona, pudimos disfrutar de un menú del día con dos opciones para primero y segundo, y varias para los postres. Eramos dos, y como nos gusta todo, optamos por pedir las dos opciones en cada plato y así probar todas las propuestas.

PRIMEROS
*Paella valenciana. La de la terreta que es mi mujer, dijo que muy buena de sabor y el arroz en su punto. No puedo más que confirmarlo.
*Milhojas de blinis con gambas y puerros (salseado con tomate frito). Original y sabrosa combinación.

SEGUNDOS
*Chuletitas de cordero rebozadas con salsa de mostaza
*Bacalao Skrei con tallaranes y crema de sobrasada

Para los postres, todo tenía pinta de estar buenísimo. Pedimos un pastel con chocolate blanco y como nos había quedado vino, le pedimos si nos podía poner una tablita de quesos para terminarlo, nos puso una tablita pequeña con 4 variedades, una selección muy sabrosa y original, a destacar el Crabot y un azul de oveja Laxa de Guipúzcoa.

Y ahora el tema del vino. Toda una lección, en un entorno completamente alejado del esnobismo y la apariencia hueca, eso sí a precios desorbitados, que muchas veces impera en cuanto al trato del vino en la restauración.

Atendiendo a las valoraciones que habíamos leido, queríamos probar un buen vino portugués. No habíamos probado nunca nada. Guiados por la carta (ni el más barato, ni el más caro) pedimos un "Bastardo" a 23 EUR, nos dice que es un vino un poco complicado, que él iría casi más por un blanco con barrica, le decimos que nos apetecía un tinto y entonces nos dice que fuera de carta, pero a precio comedido (17 EUR), tiene un vino del Alentejo (la zona centro-sur de Portugal, limítrofe con Extremadura) del productor Luis Duarte "Rapariga da Quinta, 2009". Muy bueno, recuerda a las garnachas del centro, muy aromático y jugoso, que fue creciendo según avanzaba la comida. Excelente (y honesta) recomendación.

Y lo mejor la cuenta. 51,50 EUR (2 menús, incluyendo cafés, por 31 EUR, 17 EUR por el vino y 3,50 EUR por las dos cervezas del principio) Quién da más? Volveremos a por el menú degustación.

Acudimos a este restaurante que tantas buenas críticas ha recibido y que tenía pendiente desde hace tiempo.
El local es decidídamente informal. Lástima lo excesivamente ruidoso además del olor a desagüe que se percibe fundamentalmente al entrar, un problema que afecta a muchos bajos y que es de difícil solución, aspectos que podría decirse que pasan a ser anecdóticos ya que es compensado con creces por otros aspectos.
La opción mas atractiva es el menú degustación, formado por 3 entrantes, pescado, carne y postre, servidos de forma individual (al contrario de la moda imperante de platos al centro, cómodo para el servicio pero en ocasiones incómodo para el comensal) y con cambio de cubierto entre plato y plato.
Una cocina de temporada con atención especial al producto y sin dejar de lado la creatividad, pero sin excesos.
Empezamos con la Sardina ahumada sobre confitura de higos y plátano macho. Buena combinación de estos 3 ingredientes. El platano macho perfecto de crujiente.
Continuamos con una ensalada de contrastes (tomates confitados, bastones de queso, aliño de albahaca, jengibre escarchado, sal de jamón y frutos secos) muy bien resuelta.
Revuelto de amanita cesarea, trompetilla e hinojo sobre nido de pasta filo. Bien, aunque el nido de pasta filo me pareció algo excesivo; Albóndigas de bacalao con pisto y calabaza. Me gustaron pero no le encontré el sabor a bacalao; Entrecote de ternera gallega a la brasa con parmetier de humo. Buena ejecución y buen producto.
Para el tema dulce, nos dieron a elegir 4 postres. Todos a priori con buena pinta. La elección fue el canutillo de piña relleno de mousse de piña, que resultó excelente.
Respecto al tema del vino, nos decidimos por un Naia. El servicio del vino es más que correcto, más aun teniendo en cuenta la condición de local informal. La carta de vinos bastante completa, con referencias internaciones (atención especial a los vinos portugueses ) y a precios muy razonables. Dan el vino a probar y las copas son Schott.
Un local que está funcionando bástante bien y cuyos pilares básicos son no tener rival en la zona, una relación calidad-precio imbatible y sobre todo, como ya han comentado anteriorment, la presencia de Alfonso, supervisando dentro de sus posiblidades todo lo que ocurre dentro y fuera de la sala, y conocedor a la perfección tanto de lo que se elabora en cocina como de la sumillería. Culpable por lo tanto de que toda la cena discurriese como tenía que discurrir, sin esperas, sin malentendidos y sobre todo consiguiendo que el cliente se vaya contento del restaurante.
Un auténtico crack.