Restaurante Vaixell Restaurant en La Cañada
Restaurante Vaixell Restaurant
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
19,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
37 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.3
Comida COMIDA
7.7
Precio medio entorno ENTORNO
6.7
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Pulpo seco
Esgarrat
Ceviche de dorada
Arroz a banda
steak tartare
croquetas
rubio
Opiniones de Vaixell Restaurant
OPINIONES
14

Un local en La Cañada siempre es difícil, como en todos los lugares de veraneo, porque son muchos meses al año de complicado rendimiento. Si además no exprimes el limón con recaudaciones para pasar todo el año, aún más. En esa tesitura está una buena cocina, un buen servicio, pero con precios muy ajustados como el menú de fin de semana que nos presenta Tomás a 15.50€. Recomiendo el enlace de Aurelio (G.M.) del anterior comentario para conocer algo de la historia del local.

La cocina tiene mucho de producto pero también de elaboraciones con guiños a cocina japonesa y peruana. Hay un menú siempre y también la opción de carta variable en el día y sin olvidar las interesantes opciones de tapas presentes en su pizarra a la entrada que es donde más desarrolla su creatividad culinaria. La parte de vinos es más corta pero también interesante, con opciones de copas.

El local un bonito chalet cercano al centro del pueblo, con una terraza muy interesante para las noches de verano. La distribución de las mesas en el interior de la vivienda se hace más complicada, en especial la mía, de última hora, a los pies de la escalera que sube al piso y en el trasiego de la entrada del local y de la salida de la cocina; pero también mantiene un ambiente familiar interesante, que se agranda por el trato personal. Manteles de cuadros, vajilla sencilla, copas de vino muy correctas (las que ví ya no llevaban escudo), servilletas de buen papel y amplias, buen ritmo de servicio de platos desde cocina y profesionalidad en la sala.

Comida a medio día dominical con local casi lleno y mucho ambiente de familias que salen a comer fuera de casa. Por cortesía de la casa se sirve un plato generoso (como todos los platos) de cacahuetes tan habitual en esos almuerzos de toda la vida y que estaban muy presentes en los bares de la estación de tren (ahora le llaman metro) de la población, como también en otros muchos bares de la ciudad.

Para beber cerveza de barril, un doble. Esto de los controles de alcoholemia es un no parar. Para comer: el menú del día, anunciado siempre previamente en su página de facebook:

. elegir primero: gambita blanca hervida: un muy muy generoso plato de gambita blanca perfecta de punto de hervor, jugosa, con algún ejemplar con exceso de sal. La alternativa de pota salteada con puerritos y piñones que ví pasar tenía buena pinta y la ración, como las gambitas, era para compartir entre dos.

. elegir segundo: me quedo con "arros a banda": amplia ración, punto de arroz perfecto (más suponiendo paellas amplias siendo plato del menú), algo generoso de aceite, muy buen punto de sal y un fondo consistente aunque con poco tropezón. Acompaña un ali oli colocado en un costado (¿me leerían otro comentario?) cumplidor. La otra opción de chuleta que ví pasar, en generoso plato, más difícil de comentar sin probar.

. elegir postre: descartado el melón que este año están buenos sí o sí y por tanto, ya muy testados, me quedo con el profiterol (talla XXXL) con helado de vainilla y chocolate caliente. Y sí, una bomba calórica, aunque en boca no hay tanta pesadez de dulzor; bien presentado, bien elaborado, buenas texturas y temperaturas con contrastes.

Un pan ya mejorado (¿será verdad que se leen los comentarios pasados?) y un pasable café descafeinado (me pareció peor de lo recordado) ponen punto final.

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Tanto por tan poco, Vaixell Restaurant te da tanto por tan poco...

En esta ocasión no hablamos de una comida o cena, hablamos de una trayectoria.

Por no redundar, el comentario completo -desarrollado e ilustrado con fotografías- se puede encontrar en la sección de blogs de Verema (bloG-M) o acceder directamente a él pinchando este link:

https://www.verema.com/blog/blog-m/1381633-vaixell-restaurant-tanto-por-poco

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Un local con nuevas perspectivas que viene a competir en el segmento medio, en el de menús, en una zona que crece en las ofertas gastronómicass y a punto de más novedades.
Se trabaja con menú del día (11.5€) que entre semana incluye la bebida y el pan (mejorable con los buenos hornos locales) y en sábados no incluye la bebida, pero manteniendo el mismo formato.

La carta de vinos es escasa y mejorable en cantidad ya que en calidad se hace difícil trabajar con vinos que superarían ampliamente el precio del menú, lo cual perdería sentido. En blancos hay 3 opciones de diferentes precios: Valle del tejo (7€), Castillo Monjardin (15€), La Tarea (15€), Mandolas 2011 (25€). Un par de rosados y 4 tintos entre 10-21€. Un cava de boton de muestra: Rovellats GR brut nature.

Vajilla, cubiertos, copas (con escudo de la Generalitat) cumplidores, servilletas d epapel, mesas y sillas de tipo terraza de resina. La casa rehabilitadas las habitaciones para dar un poco de amplitud a la casa con exposicion de cuadros; alguna habitación permite casi una comida privada; el amplio salon en dos alturas da más sensación de restaurante aunque las mesas de dos quedan un poco arrinconadas.

Dos para comer:
Entrante uno de cada para compartirlos:
. ceviche clásico peruano: esta vez de cigala, buen punto de ají (por encima de la media tolerada por la gente) aunque hay que saber de su intensidad.
. papas trufás: medias patatas simplemente cocidas con trufa por encima con buen aroma y sabor.

Principal:
. arroz a banda con un poco de un suave alioli. Buen punto de cocción, ración abundante, sería mejor el alioli aparte para tomar o no, incluso tomar más.
. guisado de ternera: solo lo vimos pasar, aspecto miuy casero y buena ración.

Postre:
. naranja preparada: simple; a demanda con un poco de canela además del azúcar.
. tiramisú: ración justa de un buen postre casero, casero; buen sabor.

Añadimos al menú:
. pulpo a la plancha (7.50€) preparado con aceite, ajo y perejil al estilo de la sepia: buena materia prima, un poco aceitoso, tierno y sabroso.
. vino blanco: La Tarea 2014, un agradable verdejo de Rueda (15€) seco, pocos grados. Dar a catar y a la cubitera.
. un agua grande Lanajaron.
. un buen descafeinado.

En resumen una buena opción de menú entre semana y sobre todo en sábado donde no abunda la opción de menú a buen precio. Si incluyes un plato extra de carta y el vino ya pasa a un precio que fácil duplica lo inicial. Al menos ahora está en ese escalón y llena.
En verano y con la terraza y sus mesas puede ser aún mejor opción.

Tomás había colgado el delantal y se había puesto a trabajar para otros. Las alcahuetas del lugar seguro que saben dónde, cuándo y por qué, pero el caso es que el Vaixell había levado anclas y se había largado.

Ahora vuelve Tomás, alma mater de este restaurante, con fuerzas renovadas pero (o no debería utilizar este adversativo) con precios contenidos, elaboraciones sencillas pero llenas de sabor.

El restaurante conserva el encanto de ser la casa del propio Tomás, que ahora vive en el piso de arriba. Un chalet en La Cañada algo rústico pero con ese encanto que la calidez del escenario aporta. Lo mejor es poder disfrutar de la terraza, pero en invierno no está disponible (aunque con este diciembre tan caluroso se lo podría haber planteado).

El menú de mediodía es de risa: 11€, sencillo pero sabroso en todas las preparaciones.

De primero esgarraet, como el de casa, tal vez eché en falta un poco más de ahumado en el pimiento, pero rico, muy rico.

Como ya echaba de menos su ceviche, aumentamos la oferta del menú, así disfrutamos de ese ceviche de dorada con ese punto picante tan bueno del ají que preparan, y pulpo a seco, que siempre que lo veo lo pido.

De segundo, y volviendo al menú, arroz a banda con un buen fondo, perfecto de sabor y de punto.

La carta de vinos es escueta, sencilla y de precios comedidos. Copas correctas y servicio acorde al precio que pagas.

Un placer volver a ver a Tomás y quitarme el mono de ese ceviche tan rico que prepara.

Después de un largo periodo sin visitar este entrañable restaurante en la Cañada, y comprobar que nada ha cambiado, ni para bien, ni para mal, reservo para comer el domingo, pactando previamente un menú con Tomas.
La gente debe saber que Tomas, ademas de ser el cocinero/propietario, es un tipo serio y cumplidor, amante de lo que hace.
De manera que el menú pactado sufre una ligereza variación, pero a mejor, y todo resulta como cabía de esperar, maridando platos y vinos en su justa medida, que es como ofrece inicialmente el menú, por cierto a 25€, cafés e infusiones a parte. Como curiosidad y realmente extraño, el pan no entra en el menú y se cobra aparte.
Entrante de croqueta de pollo, sepia ( que siendo cinco comensales, ofrece 4), mejillones excelentemente cocinados, un arroz caldoso de bogavante y un insuperable postre como es Goxua, de lo mejor que he tomado en años fuera del Pais Vasco.
El restaurante esta ubicado en un antiguo chalet sesentero, pegado prácticamente a la vía de tren, por suerte nos sientan en una mesa "recogida" y con cierto aire privativo, no es exactamente un salón cerrado, pero casi, lo cual es de agradecer, así que una mesa redonda que siempre es confortable, una buena compañía y una buena chimenea ( hoy hacia 8*, lluvia sin cesar), nos hacen disfrutar de una muy buena comida.
Buen servicio de mesa, atento y correcto, no se como se desenvolverán con el restaurante lleno, por desgracia solo dos mesas ocupadas.
Mantelería y cristalería impecables, las sillas muy cómodas con respaldo como y reposabrazos, estupendas butacas!
Un lugar recomendable en la zona, mas si estas allí.
Saludos

Llame para pedir una mesa para cenar el sábado y la contestación fue a las 22:15 y ser puntuales. Llegamos puntuales. Tras sentarnos en la mesa esperamos 20 minutos para que nos tomen nota de la bebida (sin carta), a las 23:00 nos tomaron nota de la cena, tras decir lo que queríamos nos dice el dueño que si no queríamos unos montaditos les echamos un vistazo y declinamos el ofrecimiento. Tomamos:
- Sashimi de pescado con lascas de rábano, demasiado limón
- Tempura de verduras y calamar, normal
- Steak tartare, lo mejor de la noche, pero la ración no corresponde a los 25€ del plato
No tomamos postres, 2 infusiones y 4 copas de vino blanco “Finca la Colina” (2€ la copa, excelente rcp)
Tras la cena el dueño pidió disculpas por el retraso, pero sin ningún tipo de ahínco para intentar arreglar los 45 minutos de espera y más cuando él en pocas palabras había exigido una hora
Lo siento pero dudo que vuelva a visitar el local

Tanto José Contreras como G-M me habían hablado muy bien del sitio y tenía ya ganas de ir. Se sale un poco de mi circuito y siempre me daba pereza o simplemente no se me pasaba por la cabeza. ¡Lo que me estaba perdiendo! Y eso que al parecer estoy ante la segunda fase de este restaurante, ubicado en un bonito chalet de La Cañada.
Al parecer ahora Tomás, dueño y alma mater de este local, ha rebajado costes como manteles, extensión de la carta, etc. Sin embargo el resultado es excelente.
Al final quedamos con G-M y cenamos en la terraza del local. Es sencilla, discreta pero cómoda y muy agradable. Cocina de producto con una evidente influencia sudamericana, como se plasma en un magnífico cebiche que aun recuerdo, potente, sin miedo a que no se pudiera entender a esta parte del charco. De entradas pedimos además unas gildas para empezar (aceituna, anchoa y guindillas) , una coca de tomate muy rica, y pasamos a un steak tartar muy rico, le faltó algo de mostaza para mi gusto, pero estaba realmente bueno. Me encantó la raya con mantequilla negra, una receta que me recomendaron en el foro de Verema y jamás llegué a hacer. Ahora por fin la pruebo y me entran de ganas de meterme en harina.
De postre probamos un postre griego a base de cacahuete, pasta y miel, que más bien parecía uno de esos pastelillos marroquíes. Muy bueno, pero demasiado contundente de sabor, al menos para mi que no soy muy de dulces.
La carta de vinos tiene referencias interesantes, sobre todo me sorprende la selección de espumosos. Bebimos un Rovellats y un Pommery que estaban muy bueno, servidos en buenas copas.
El servicio en general es distendido, de carácter afable y siempre dispuestos a ayudar.
La conversación con Tomás es de lo más interesante. Tal vez por su honradez y sinceridad, tal vez porque se siente su pasión por la cocina, por lo que hace. Es una persona que me encantó conocer y una cocina muy personal que me dejó gratamente sorprendido.

Mucho mérito tiene este proyecto de restauración prácticamente "autónomo" de Tomás Montán. Podríamos utilizar el dicho aquel de que Tomás es algo así como "Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como" o el símil cinemátográfico equiparándolo a Gary Cooper en "Solo ante el peligro". Porque así es como gestiona Tomás su negocio, con el simple apoyo de algún/os extra/s, según la demanda. Y porque, además, el restaurante está ubicado en un chalet que es su propia casa. Es como si Tomás dijera: "¿Quiere usted pasar?. Le abro las puertas de mi casa".

La cocina de Tomás es amor y cuidado por la materia prima, utilizando los productos que más le gustan y de temporada (sobre todo el pescado) para hacer unos platos sencillos y reconocibles pero, al mismo tiempo, cargados de sabor y matices que no te dejan indiferente. No tiene una carta de platos propiamente dicha sino que juega con menús en los que ofrece unos entrantes y varios platos principales a elegir. Ayer, dado que estamos en el mes de la trufa en el restaurante la mayoría de platos llevaban este ingrediente. Tomás es un gran amante de este hongo ascomicete y ha organizado incluso unas jornadas entre el 18 de enero y el 16 de febrero con curso, copa y degustación por 20 € y un Menú de la Trufa (sólo por las noches) por 25 €. ¡Qué maravilla!.

Comimos unos entrantes compuestos de:

- Coca de verduras
- Croquetas de pollo de corral
- Montadito de huevo de codorniz con unas laminas de trufa
- Sashimi de lubina con trufa
- Carpaccio de buey con trufa

De platos principales se podía elegir entre Rapitos (rapes pequeños) con salsa de limón y guindilla, Arroz con acelgas y Presa ibérica. Nos decantamos por 1/2 raciones de Arroz con acelgas (en su punto de textura y con el caldo bien trabado) y de los Rapes (buenísimos). De postre, un Coulant de chocolate, de los mejores que he comido en los últimos años con helado de vainilla. Este menú costaba 30 euros.

La carta de vinos es escasa pero con algunos buenos vinos, y se nota un cierto gusto personal. No obstante, desde mi punto de vista, le falta introducir algunas referencias que ensalzarían notablemente ciertas reminiscencias orientales en el estilo de cocina de Tomás. Tomamos un Guitian 2011 que, una añada más, me llamó la atención por su estupenda acidez. Un vino que difícilmente me defrauda. Las copas eran decentes y tuvimos servicio de cubitera con suficiente hielo.

El precio final incluye el pan y cervezas de aperitivo.

He encontrado un vídeo promocional de Saborea CV realizado por nuestro buen amigo Paco Alonso donde, al principio, se ve al propio Tomás en su cocina y algunos de sus platos: http://www.pigtv.es/#/?videoId=7f3bdef9-9d56-4e0f-99e5-6422f11f3769

El retaurante Vaixell es un lugar que permite a sus visitantes de desacoplarse e aterizar por unas horas en un ambiente de bienestar con buena comida, un ambiente familiar, vinos de buena cualidad y sobre todo un servicio personalisado. Mi ultima experiencia ha sido la celebracion de mi cumpleaños con un excelente menu de 30 Euros que ha satisfecho todo los invitados. Para personas quienes le gusta un ambiente agradable y tranquilo, donde se puede hablar y no critar, y donde se sirven comidas y bebidad con buena relacion de costo/beneficio Vaixell es un lugar recomendable.

Comida para 4 aprovechando el menú cuina oberta a 20 E sin incluir bebida.

Empezamos, en cuanto al local es un chalet convertido en restaurante, con algunas cosas que me chocaron, pues la vajilla, cristalería y copas son más que decentes, con mesas y sillas acogedoras y baños impecables. Pero luego hay unas estufas de gas viejas que desentonan un poco el conjunto y sobre todo algún gato que paseaba por dentro del local, lo cual es cuanto menos chocante.

Entrantes: pan de semillas (sin cargo):

- Coca de verduras: como bien se indicaba antes , ración minúscula y correcta sin más. Flojo.

- CRoqueta de pollo de corral: 1 por persona, pero muy sabrosa. Bien.

- La experiencia de la trufa: genial montadito de huevo de codorniz con trufa en láminas. Excelente.

-Ensalada vaixell: ensalada valenciana de toda la vida pero con buen producto, excelentes tomates y espárragos, buenos tacos de bonito.

- Berberechos de Cambados al vapor con sake: excepcional berberecho, desaparecieron en un santiamén.

DE plato principal mis acpmpañantes eligieron suquet de peix del mar mediterráneo, que era como un all i pebre de rape, muy bueno, lo probé y pescado con excelente sabor, y yo pedí:

- Ciervo de Extremadura con puré de patata y su jugo d e asado: buena ración, carne peculiar , pero que estaba en su punto y muy sabrosa.

De postre:

- Infusión granizada de albahaca y limón con frutas frescas: gran postre, fresco y nada pesado, como una macedonia de frutas granizada.

Para beber:

- 5 cervezas Cruzcampo Gran reserva.
- 1 agua
- 1 botella Guitian Godello sobre lías
- 1 botella Castillo monjardín Chardonnay
- 4 cafés buenos.

La carta de vinos como bien indicaban es corta pero yo si que encontré más de una referencia atractiva en tintos, incluso los vinos que citan los anteriores veremeros. Precios correctos. Yo para el ciervo me iba a pedir una copa de tinto, pero me indicaron que solo podía ser el de la casa (Valle Tejo) y como no me convencía seguí con blanco.

Sevicio atento y amable en todo momento.

Lo dicho salimos satisfechos pero algunos aspectos a mejorar.

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