Lo cierto es que me decidí por este restaurante en la oferta de Cuina Oberta por las buenas criticas hechas por Aurelio y por Paco, dos personas de la máxima confianza para mi en Verema, y acertaron con mi gusto, sin embargo salí con sentimientos contrapuestos, a saber;
El local es un chalet reconvertido en restaurante, con un ambiente tranquilo y con apariencia del paso de los años.Nosotros nos sentamos en un altillo a la parte final, eso nos hizo tener mas tranquilidad si cabe, además de la buena compañía de una estufa de forja con el crepitar de su contenido.
El servicio es eficiente, aunque con una innecesaria rapidez por cambiar los platos de la mesa, tuvimos la sensación de haber cenado en un suspiro.
La ya mencionada carta de vinos por escueta, yo lo corroboro y es que es corta y muy previsible, quede con ganas de cenar con un buen vino, no siquiera vi los tintos que mencionan mis compañeros veremeros, ese día no estaban en carta, tan solo un francés que desconocía, y todo lo demás ya lo había mas que probado así que por echar algún trago el camarero trajo el de la casa para mi desanimo.
El menú de Cuina Oberta estuvo compuesto por lo siguiente:
-Coca de verduras.(muy buena, del tipo empanada, aunque corta ración, dos trozos de 1cm de ancho por 6 cm de largo)
-Croquetas de pollo de corral.(suaves en sabor, y de nuevo corta ración, solo una croqueta para cada uno).
-La experiencia de trufa (excelente montadito de huevo de codorniz poco hecho con unas laminas de trufa, explosión de sabor en boca, un mini montadito para cada uno....)
-Sashimi de buey ( también excelente entrante, con un buey de gran sabor y calidad, me gusto mucho)
-Berberechos al vapor con sake ( grandísima calidad de los berberechos, con un jugo que invitaba a ser bebido).
Como principales platos fueron;
-Un pescado con salsa de limón picante (no recuerdo el tipo de pescado, lo tomo mi mujer, a ella le gusto mucho aun con la marcada acidez del plato)
-Ciervo con puré de patata y su jugo asado( este lo pedí yo, no termino de convencerme a pesar de no estar malo, pero la carne de ciervo es muy particular).
Pasamos a los postres que fueron magníficos !
-Infusión de albahaca y limón con frutas frescas ( muy bueno y refrescante por la infusión en forma de granizado, nos encanto)
-Gosua ( un postre que habíamos probado por el norte y al que este no tiene nada que envidiar, realmente bueno).
El servicio del pan estuvo bien con unos bollos con semillas, también pedimos agua, un bitter y una cerveza, además de un buen café y otro cortado.
Lo dicho, la cena y el ambiente estuvo en términos generales muy bien,aunque con algunos altibajos, cocina hay de sobra, pero quizá falten mas cosas para ser un gran restaurante.
Puede parecer excesivo el calificativo pero así me pareció lo que comí.
Le dijimos a Tomás Montán que nos sirviese lo que quisiera, emnpezó con unos aperitivos de coca y croquetas, que siempre están buenas.
Luego empezó la fiesta con unas ostras de Cambados, zamburiñas vaporizadas con sake, pincho de gamba roja, montadito de huevo trufado, rape con aderezo marroquí, lomo de boey, sorbete de fruta de la pasión y tarta de limón y merengue.
Los vinos Mandolas 2006 de Bodegas Tokaj-Oremus y Domaine Barville 2004 de la zona Chateauneuf du Pape.
Con los postres vino dulce de Bodega Gomara de Málaga. Luego gin-tónic.
No entiendo como un restaurante como este no es más conocido y reconocido por parte de, al menos, los aficionados a la buena mesa.
El local ya descrito por GM, esta decorado de forma muy sencilla, pero es cierto que tiene casi siempre exposiciones. En mi visita me encontré con unos cuadros de temas africanos que me parecieron muy bonitos, aunque reconozco que no entiendo nada de arte.
La cocina de nivel y sobre todo los pescados están muy bien tratados, con posibilidad de elegir distintas elaboraciones, al gusto.
La carta de vinos la encontré algo reducida, aunque reconozco el esfuerzo por conseguir algo mejor, como ejemplo el viaje realizado por Tomás Montán a Francia en busca de vinos para su bodega del restaurante.
Visita totalmente gratificante y muy recomendable.
croquetas
rubio
steak tartare
En un chalet de la Cañada nos encontramos ante uno de los mejores restaurantes de la zona, y sin lugar a dudas el mejor de la citada urbanización.
Decorado con mucho gusto, siempre adornado con alguna exposición que el propietario aprovecha para engalanar su local.
Ambiente intimista y acogedor.
Carta reducida, coqueta y compensada. Cocina de mercado, de autor.
Entrantes siempre con sorpresas, con algún toque oriental y a veces árabe.
Tomás, propietario y cocinero, trabaja con mimo todo lo que ofrece, destacando el soberbio trato que dispensa a los pescados. Los conoce, los aprecia y los cocina siempre de modo natural e imaginativo.
El steak tartar, inmenso.
Oferta de vinos ajustada, muy trabajada. Maravilloso el Pinot Auxerrois de La Alsacia con el que acompañamos el pescado la última noche.
En verano puedes cenar en la terraza del chalet. Se está de locura.
Para repetir. Yo lo hago periodicamente.
Me sorprende que todavía nadie lo hubiera registrado en Verema.
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