Restaurante Martín Berasategui en Lasarte-Oria
Restaurante Martín Berasategui
País:
España
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
1,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos noche, lunes, martes y del 13 de diciembre al 13 de enero
Nota de cata PRECIO MEDIO:
228 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.9
Comida COMIDA
9.6
Precio medio entorno ENTORNO
9.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
Tembloroso de frutos de mar y algas, placton y consomé de carabinero.
Ostra con jugo de olivas verdes, emulsión de wasabi y crujiente de lechuga de mar.
Ensalada de tuétanos de verdura con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo yodado.
Taco de Lubina reposado en marinera de percebes, crujiente de yema y extracto de trigueros y espinacas
Ensalada de tuétanos de verdura con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo yodado
Ajo negro salteado con ceviche de remolacha, granizado de rábano y crema raifort
2013 Salmonete estafadores cristales de escamas comestibles, Brotes de soja, sémola de trigo y sepia
2001 Ensalada tibia de tuétanos de verdura con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo iodado
1995 Milhojas caramelizado de anguila ahumada, foie gras, cebolleta y manzana verde
Salmonetes con cristales de escamas comestibles , rabo y una ensalada marina con sésamo y frutos secos
Ensalada tibia de tuetanos de verdura con marisco , crema de lechuga de caserío y jugo yodado
Salmon salvaje con pepino liquido y cebolleta a los frutos rojos y rabano
Opiniones de Martín Berasategui
OPINIONES
52

Cené el pasado sábado, y excelente, un menú de degustación increible que disfrutamos plato a plato y en el que me uno a las valoraciones individuales del comentario anterior casi al 100%; la milhoja de anguila impresionante. Sin embargo diría que al plato del huevo de caserío cocinado a baja temperatura, le faltaba algo, un toque que lo hiciera memorable, y aunque riquísimo no me impresionó.
es una pena que no pueda degustarse más a menudo este tipo de cocina; aunque como hobby y cuando el bolsillo lo permite vamos poco a poco tachando de la lista restaurantes con estrella/s y este sin duda, ha sido de los mejores, en la elaboración y sabor de cada plato.
Sólo hubo un fallo, y fue encontrar un pelo en el plato del caldo de chipirón y ravioli en su tinta, que además era muy evidente y a la vista; en cuanto lo comuniqué enseguida se lo llevaron para arreglarlo...pero fue un poco decepcionante, ya que en un sitio 3* michelín y al precio que se paga uno espera la perfección y sentirse entre algodones, soy muy joven todavía y mi reacción fue poner una sonrisa de 'no pasa nada' pero no hubo disculpas por parte del servicio, ni detalle alguno; el plato volvió a los pocos segundos, supongo que sería el mismo perdonad que piense mal, pero el plato estaba lleno de huellas por los bordes, no sé si teniendo edad o poniendo otra cara hubiera obtenido más a cambio...pero no me salió ser la típica borde tiquismiquis aunque qué mejor ocasión.. no pretendía una reducción en el precio ni mucho menos, pero creo que el precio y nivel de estos menús exige al 100% la perfección y ante un fallo, que todos somos humanos y puede cometerse, la reacción fue como si nada hubiera pasado, de llevarse a hurtadillas el plato. Un detalle por muy insignificante me hubiera hecho irme plenamente contenta e irme de allí con mejor sensación...aunque no creo que ni Martín lo llegara a saber...por el bien de sus camareros...ya que él si fue atento al ir mesa por mesa y regaló incluso a una señora un plato firmado por su cumpleaños. Yo tambien celebraba algo, y con Martín delante pues no iba a delatar el error, pero sentí en parte que por ser joven, no recibí el trato que merecía, o la pelota que hubieran hecho a otras personas en mi lugar....rabia no pedirle el autógrafo en el menú...pero después de ver como los de la mesa anterior se hacían fotos, un poco a lo 'fan' friki, pues me dio vergüenza ajena así que le saludamos, charlamos un minuto con él y al menos él estaba ese día en los fogones.
bueno, supongo que es una anécdota, y porsupuesto valoro con buena nota la calidad del menú

Aprovechando una visita a San Sebastán para ver a unos amigos organizamos esta visita a uno de los triestrellados guipuzcoanos.
El sábado por la noche nos presentamos a cenar 8 comensales a las 9:30 h. Llegamos puntuales gracias a ir acompañados por "locales" y a las buenas indicaciones en rotondas e intersecciones.
El restaurante está en una zona tranquila y ocupa un impresionante "chalé" rodeado por una finca de frutales y jardines que incluye el aparcamiento privado. La impresión desde el exterior no puede ser mejor, ayudada por la cuidada iluminación.
Una vez dentro las sensaciones se confirman, probablemente sea la mejor sala en la que nunca estuve. Amplia, sobria, muy bien iluminada y perfectamente decorada con motivos florales. Nos ubicaron en una mesa junto al ventanal donde estuvimos muy cómodos.
Después de unas manzanillas de aperitivo pedimos el menú degustación para los 8 y empezó el desfile.
Aperitivos:
- Salmón Keia con algas, una delicada lámina de salmón ahumado sobre una ligera crema de café y vainilla...buff, empezamos fuerte, excelente.
- Milhojas caramelizado de anguila. Para la mayoría de los que estuvimos fue el plato de la noche. Personalmente lo califico como excepcional, uno de esos bocados que se guardan en la memoria gustativa. No me extraña que sea un clásico del restaurante.
- Caldo de chipirón y ravioli relleno con su tinta, curiosa combinación y demostración de técnica. El ravioli explota en la boca y el caldo de chipirones es realmnete sabroso. Excelente.
Los aperitivos nos dejan en estado de éxtasis y nos miramos comentando el nivel de los 3 platos.
Pequeñas raciones:
- Ostra crujiente y caviar cítrico. Una de las decepciones de la noche. La calidad indiscutible de la ostra se diluye en la discutible preparación (rebozado). Lástima de género, soy de los que piensa que a las ostras como mucho champagne. Bueno.
- Perlitas de hinojo en crudo, en risotto y emulsionado. Un plato curioso, inicialmente insípido, a medida que comes se afianzan los sabores y termina siendo muy sutil y refrescante. La emulsión no aporta si no presentacíón al plato. Muy bueno.
- Falso canelón de tocino con pulpo. Por unanimidad el plato más flojo del menú, las texturas y sabores no encajan. Regular.
En este momento, comentamos que el nivel del menú ha descendido despues de la fulgurante salida. Mientras comentamos ésto, aparece el siguiente plato.
- Huevo de corral sobre un caldo de pintada...buff!!!, otro de los grandes de la cena, relamente sabroso el huevo cocido a baja temperatura (como pasado por agua) e impresionante el caldo de ave. Como para tomarse 2 o 3 y solo cenar esto, vaya nivel de plato (es nuevo en la carta) y se convertirá en un clásico. Excepcional.
- Ensalada tibia de verdura y marisco y jugo yodado. Divertida ensalada sobre una especie de gelatina muy refrescante con sabor a tomate. Plato original y refrescante. Muy bueno.
- Salmonetes con cristales de escamas comestibles y rabo de ibérico. Con permiso del salmonete, todos comentamos que el protagonista del plato era el rabo de cerdo ibérico, realmente bueno, aunque la presencia en este plato discutible. Bueno.
- Pichón de Araiz con crema trufada. Irreprochable el punto del pichón, aunque, en mi opinión el pichón necesita pocos acompañantes, quizá la crema enmascaraba un poco el sabor. Muy Bueno.
Dulces:
- Coco helado con ron granizado, zanahoria y remolacha. Grandísimo postre, personalmente me encantó por su frescura y el sabor intenso de las verduras que encajaba perfectamente con el helado y el granizado. Excelente.
- Chocolate y miel de acacia con cefé amargo. Gran nivel también en esta especie de praliné. MUy bueno.

Acompañamos el menú con 4 vinos:

- Vallegarcia Viognier 2008, realmente bueno.
- Domaine Amiot 2005, un borgoña agradable que mejoró en la copa.
- Roda Reserva 2005, gran vino en un buen momento.
- Monte Real 2005, excepcional, sutil y equilibrado.

Respecto al servicio, destacar la atención esmerada en todo momento, tanto de los camareros, como del jefe de sala, como del sumiller. Gente joven pero muy profesional y agradable. Un detalle, desde un principio adaptaron los cubiertos a las 2 personas zurdas que había en la mesa. Muy atentos como digo.

Al final de la cena nos enseñaron la cocina muy amablemente dada la hora que era (salimos los últimos del restaurante).

Martín se acercó a saludar en mitad de la cena muy amablemente.

Conclusión: Un grande con las 3 estrellas bien justificadas.

Observaciones: Quizá el menú tenga altibajos por un par de platos que no están a la altura del resto (aunque sobre gustos...).

Una reflexión: Semejante despliegue de cubiertos, platos, vajilla y atenciones justifica en parte el precio elevado de la factura pero, ¿no hemos venido a cenar?, quizá sea cuestión de plantear lo "sostenible" de estos "Gran menú".
El precio con vino incluido rozó los 220 € pax.

Gracias Alex por la reserva y gracias a los demás por venir. Fernando, te echamos de menos!!!.

Acudimos a Martin Berasategui. Fácil de encontrar a pesar de lo posiblemente complicado que podría llegar a ser. Bien indicado. Parking propio en una zona verde agradable
Me comentan al entrar que acaban de renovar todo el establecimiento, incluso hay zonas que no han acabado. La decoración es muy diferente a la que esperaba dado lo visto en fotos en webs.
Espectaculares orquideas en todo el establecimiento.
Pido el menú degustación 165 euros/persona.
Menú
2 aperitivos
2010 Salmón Keia ligeramente ahumado con algas, polvo de frutos secos, café y vainilla: Riquísima la textura del salmón. Parece explotar en la boca con una crema agradable
1995 Milhojas caramelizado de anguila ahumada, foie-gras, cebolleta y manzana verde: Personalmente me parece la manzana lo mas acertado del plato

Raciones
Pido que me cambien los platos que tengan ostra, a mi acompañante le sacaron los que pongo y tb los que me sacaron a mi
2010 Ostra crujiente con ensalada de pomelo y nueces, caviar cítrico:
Mi acompañante define la textura de la ostra como maravillosa
A mi me saca un 2001 Caldo de Chipirón salteado con su crujiente y ravioli cremoso relleno en su tinta. El caldo exquisito.

2009 Perlitas de hinojo en crudo, en risotto y emulsionado: 3 texturas de hinojo crudo casi carpaccio, risotto y espuma. Muy acertado

2010 Falso canelón de tocino ibérico con pulpo al vino blanco: Canelón relleno de ostra por lo que a mi me sacó 2010 Kokotxas de bacalao al Txakoli con cebollino, espardeña y su nube

2010 Huevo de caserío, hongos y un caldo ligero de bosque: Este plato me encanta lo único que creo que lo he robado en los últimos 3-4 grandes que he visitado.

2002 Ensalada tibia de tuétanos con verdura con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo yodado (2002): Para mi lo más logrado de la comida. Espectacular. La base de agua de tomate gelificada. Las bolitas de crema de lechuga, las flores, el tuétano , la escenificacion como si fuese hueso cortado que es en realidad un rollito de aguacate, simplemente sobresaliente este plato

2009 Salmonetes con cristales de escamas comestibles, rabo de toro y jugo de chocolate blanco con algas: Deliciosas las escamas

2009 Pichón de Araiz hecho en asador con un hueso de pasta fresca cubierta con setas al cebollino, pequeños toques de una crema trufada: Junto al tuétano, lo mejor. El conjuto era un sabor exquisito en la boca y la carne estaba deliciosa.

Postres
2010 Coco helado con ron granizado, lascas de zanahoria, brochazo de remolacha: Sabroso. Muy acertado todo. Destacando los trozitos de zanahoria. Por añadidura el helado estaba muy rico y refrescante a esas horas de comida. El granizado de ron, on el coco pegan muchisimo y la base de gel de mango preciosa

2010 Chocolate y miel de acacia con café amargo irlandés: Muy visual y acertado ya como si fuese el cafecito de final de comida

Petits Fours y 2 chupitos de leche con armagnac y el otro de frutas del bosque con fruta de la pasión

Martín B. salio a saludar en 2 ocasiones, se ofrecio a hacer fotos a diestro y siniestro. Le comentaron que era mi cumleaños y me dejo con la palabra en la boca, se fue, y rápidamente volvio , para regalarme un plato de su vajilla firmado y dedicado, muy amable. Firmó nuestras cartas y se dedico a agasajar también a las otras mesas.

La comida fue regada con un Domaine Huet Le Mont Sec 2007, un Chenin Blanc, exquisito. En copas Riedel todo el rato algunas de series altas. El Sumiller, Antonio, muy mable recomendó muy bien el blanco
El servicio muy amable y atento.
El precio aún siendo MB, me parece excesivo, a pesar de todo lo califico de correcto.

Llegó un gran momento para nosotros, por fin un encuentro con la alta cocina vasca que tan a mano tenía cuando era estudiante y tan lejos tengo ahora. Cuando planificamos el viaje me asaltó una duda lógica, ¿a cuál voy? Arzak, un histórico personaje entrañable, Akelare de Pedro Subijana, Martín Berasategui, el reinagurado Mugaritz de Aduriz, Zuberoa de Hilario Arbelaitz…en fin, que el abanico de estrellas era amplio y muy apetecible (13 en concreto repartidas entre los 5).

Tras muchas dudas me decidí por Berasategui ya que no sabía si Mugaritz abriría a tiempo y Arzak, mi otra opción, ha bajado el nivel según algunas críticas que había oído. En cualquier caso, me gustaría ir a ambos en el futuro.

Después de un paseo por la Concha y el puerto en Donostia, fuimos a Lasarte-Orio, un pueblecito tranquilo cercano, donde se encuentra el restaurante. El comedor, con amplios ventanales, daba a un prado de color verde fuerte, aunque el día se fue nublando poco a poco. Nuestra mesa se encontraba al lado del ventanal, muy cerca de la del conocido Santiago Segura, a todas luces otro buen comensal.

Pedimos el gran menú degustación ya que la otra opción eran platos sueltos y la gran mayoría estaban dentro del menú. El ritmo de salida de los platos fue muy rápido, en ningún momento tuvimos sensación de esperar (salvo para el café). Los platos fueron dos aperitivos, cinco entrantes, un pescado, una carne y dos postres. Entre paréntesis incluyo el año de creación del mismo:

Salmón Keia ligeramente ahumado con algas, polvo de frutos secos, café y vainilla (2010): muy fino el salmón con el toque ahumado. La crema que lo acompañaba era muy untuosa y sutil, buen aperitivo.

Milhojas caramelizado de anguila ahumada, foie-gras, cebolleta y manzana verde (1995): estaba muy bueno, aunque, como me suele pasar últimamente con los milhojas que llevan foie, no sé si es un plato de anguila, de foie o una mezcla. Si lo junto, no le acabo de encontrar el punto y por separado me parece que pierde su sentido. A mi entender, siendo del año 95, podría ser sustituido por una nueva creación porque, aparte de estar un poco repetido, no me resultó maravilloso.

Ostra crujiente con ensalada de pomelo y nueces, caviar cítrico (2010): lo definiría como breve pero muy intenso. El primer bocado evocaba varios sabores como el pomelo mezclado con el rebozado de la ostra para después acabar en un sabor a ostra sutil que llenaba la boca durante un rato. La pega: me habría comido otra.

Perlitas de hinojo en crudo, en risotto y emulsionado (2009): plato original de diferentes texturas bastante curiosas. Un buen complemento para platos más completos.

Falso canelón de tocino ibérico con pulpo al vino blanco (2010): probablemente el que menos me gustó, dentro de la calidad de todos los platos. El canelón estaba hecho de ostra, pero ni el pulpo ni el relleno me llegaron a enamorar.

Huevo de caserío, hongos y un caldo ligero de bosque (2010): excelente, la cocción del huevo era sorprendente, muy poco hecho, casi todo yema envuelta en una fina capa de clara que se podía romper sin que se extendiese toda la yema por el caldo. El acompañamiento era magnífico con unos hongos riquísimos, jamón de pato y una crema de foie dentro de un caldo de gran categoría.

Ensalada tibia de tuétanos con verdura con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo yodado (2002): buenísima ensalada, original y fresca con una gran presentación, una vinagreta especial solidificada que cubría todo el plato y brotes tiernos de lechuga, espárragos, pepitas de tomate y marisco. Claro que las comparaciones son odiosas, y después del gargouillou de Michel Bras…

Salmonetes con cristales de escamas comestibles, rabo de toro y jugo de chocolate blanco con algas (2009): el premio a la originalidad, el salmonete estaba cubierto de escamas comestibles muy crujientes. Tal vez el pescado un poco soso, le faltaba sabor para mi gusto y lo acabamos mezclando con una salsita de mantequilla muy rica. Tampoco le encontré demasiado la gracia a la espuma de chocolate blanco, no sé cuál era su utilidad si no decorativa, ni encuentro que encajase el rabo de toro en el plato, aunque sí puedo decir que estaba realmente excelente.

Pichón de Araiz hecho en asador con hueso de pasta fresca cubierta con setas al cebollino, pequeños toques de una crema trufada (2009): el mejor plato del menú y es raro que le dé este premio a un plato de carne en un menú degustación…el pichón, fabuloso, buenísima la carne y bomboncito de foie, también riquísimo y ya el hueso de pasta fresca, nuevamente con setas y con toques de trufa blanca, se salía. Se nota que trabajan de forma excelente las setas y hongos ya que todos los platos con este ingrediente estaban muy conseguidos. Lo que no consiga la trufa bien utilizada…

Coco helado con ron granizado, lascas de zanahoria, brochazo de remolacha (2010): me encantó, el helado de sabor a coco muy sutil, que se combinaba perfectamente tanto con la zanahoria y la base de mango, como con el granizado de ron, de apreciable y ligero sabor. Muy refrescante, un acierto de postre.

Chocolate y miel de acacia con café amargo irlandés (2010): el café amargo consistía en helado de café amargo sobre una base de granizado de whisky, que contrastaba con la fuerza del chocolate. Pese a que me gustó menos que el anterior, hay que reconocer que también estaba muy bueno y dejaba en el paladar el regusto de haber tomado un excelente café. Como crítica diría que era el mismo formato de postre que el anterior, helado y granizado, aunque los sabores fuesen completamente distintos.

Por último, con el café (este de verdad), llegaron unos “petits fours” originales, empezando por un financier de almendra, un bombón de chocolate y vainilla, un chupito algún tipo de lácteo con armagnac, otro chupito de frutas del bosque con fruta de la pasión para acabar por un chocolate con tartufo.

De bebida empezamos con un par de cervezas y, aparte de agua, tomé una copita de tinto del Bierzo, un vino joven correcto sin más. Teniendo que coger el coche después y tras la tarde de txakolís con el congrio, no teníamos cuerpo de alcohol. Además, por lo menos a mí, más de dos copas de tinto te acaban anestesiando un poco el paladar y notas menos las sutilezas de algunos platos.

En cuanto al servicio y al trato fue super correcto, gente joven muy servicial que explicaba bien los platos y la manera de comerlos. Dos detalles que hay que mencionar, Martín salió al final a saludar a todos los comensales con gran amabilidad y humildad, charlando un ratito con nosotros sobre la Real y disculpándose por si algo no había sido de nuestro agrado. El otro detalle fue el ofrecimiento de visitar las cocinas, que se encontraban ya en pleno proceso de limpieza. Nos explicaron como estaba dividida (cortadores de ingredientes, entrantes, pescados, carnes y dulces) y el proceso de salida de los platos, con revisiones de los jefes de partida, del jefe de cocina y del propio Martín. En total había 45 personas en cocina para 50 comensales…muy interesante la visita.

Como valoración general debo decir que, dentro de la excelencia que sin duda tiene Martín Berasategui para mi gusto le ha faltado un “algo” que hiciera que se me saltasen las lágrimas como me ha pasado otras veces (últimamente con el gargouillou de Bras). Tal vez fuese la acumulación de estrellas que llevamos este año, o que no acabase tan lleno como otras veces (hubiesen cabido un par de platos más) o que íbamos un poco cansados después de todo un día de pintxos (el estado de ánimo que siempre influye muchísimo) o que la apuesta del menú fuese sobria pero sin excesivos riesgos, el caso es que me ha dejado esta sensación después de dos días.

No me cabe duda que la comida, el servicio, el trato y el sitio merecen un sobresaliente, pero se quedarán sin mi matrícula de honor por el momento.

Dicho esto, darles mi enhorabuena por ese buen hacer, la ilusión y esa amabilidad que demostraron en todo momento. Agur y hasta pronto !!

Para ver las fotos de la comida podéis visitar:

http://adostiempos.wordpress.com/2010/11/02/martin-berasategui-clase-con-sobriedad/

Llegamos con grandes expectativas por las buenas recomendaciones y comentarios de distintos amigos, por desgracia en la mayoría de las ocasiones esto suele decepcionar, ya que en nuestra imaginación idealizamos hacia lo que desearíamos y en muchas ocasiones esto no ocurre.
Pero en esta ocasión la cena supero con creces cualquier idea preconcebida que lleváramos en nuestra cabeza.
Cenamos en el salón, aunque el jardín estaba abierto.
Gran salón, decorado con buen gusto e innumerables detalles, las mesas grandes y espaciadas entre si.
El servicio joven y profesional, con pequeños despistes sin importancia que ayudaron a relajar y divertir el ambiente.

Y nos centramos en la comida y bebida.
Elegimos el gran menú degustación compuesto por (entre paréntesis se indica la fecha en que Martín creo este plato):

- Salmón Keia ligeramente ahumado con algas, polvo de frutos secos, café y vainilla (2010)
- Mil hojas caramelizado de anguila ahumada, Foie-gras, cebolleta y manzana verde (1995)
- Kokotxas de bacalao al Txakoli, con cebollino, salteado de espardeñas y su nube (2010)
- Falso canelón de tocino ibérico con pulpo al vino blanco (2010)
- Perlitas de Hinojo en crudo, en risoteo y emulsionado (2009)
- Bombón de queso al aceite carabaña acompañado de endivias, jugo de cebolla roja y dados de ibérico (2009)
- Huevo de caserío con remolacha a la ensalada liquida de hierbas, Carpaccio de cocido vasco y queso (2007)
- Ensalada tibia de tuétanos de verdura con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo yodado (2002)
- Salmonetes con cristales de escamas comestibles, rabo y jugo de chocolate blanco con algas (2009)
- Pichón de Araiz hecho en asador, con un hueso de pasta fresca cubierta con setas de cebollino, pequeños toques de una crema trufada (2009)

- Esencia fría de albahaca y vaina con sorbete de lima, granizado de enebro y toques de almendra cruda (2009)
- Chocolate y miel de acacia con café amargo Irlandés (2010)

Todos y cada uno de estos bocados son inmensos, por lo que no podemos destacar uno por encima de otro, pero su presencia en el plato nos indica del magnifico hacer de Martín Berasategui (tuvimos la ocasión de charlar con el y ver que sus platos son el, sencillez y grandeza), platos aparentemente sencillos y que entrañan una altísima técnica y complejidad en cada uno de ellos, disfrutando del plato, potenciando sabores sin ocultar ninguno detalle principal.
No es extraño que los alumnos que hayan trabajado con el y apliquen su filosofía también triunfen.

Nos dejamos aconsejar y tomamos champagne durante toda la comida.
Tradittion Egly-Dur
B. de Noirs Egly-Dur
Signature 95
Rematamos con un gin tonic Premium.
Una experiencia inolvidable.
Los precios son solo del menú degustación sin IVA.

Mi visita a Berasategui, fue muy satisfactoria, sin duda es despues de Can Fabes, el mejor restaurante donde haya comido jamás.
El restaurante está es una bonita casa en Lasarte, tiene unas grandes cristaleras, con unas bonitas vistas a los verdes prados que la rodean. El salon es muy amplio, con las mesas bien separadas entre ellas, decorado con una bonita chimenea, unos armarios antiguos y rústicos, espejos de marcos dorados.
Como en la anterior valoración, yo tambien hice el Gran menu degustación de Martin Berasategui; los platos son casi los mismos añadiendo:
-Lamina de Bacalao ligeramente ahumado sobre polvo de avellanas, café y vainilla
-Salmon de Keia con alga, pepino al limon
-Caldo de txipiron salteado con su crujiente y ravioli cremoso de su tinta ( espectacular explosion de sabor del ravioli en boca)
-Perlitas de hinojo en crudo, en risoto y emulsionado
-Huevo de caserio con remolacha
-Ensalada tíbia de tuetanos de verdura ( un sinfin de colores y texturas)
-Pichon de Araiz hecho en asador
-Esencia fría de albahaca con sorbete de lima granizado
- Chocolate y miel de alcacia con café amargo irlandés

Los platos eran todos sorprendetes y de gran sabor y vistosidad, un 10 en comida, La tecnica y la elaboración de los platos son de suma dificultad.

El servicio, muy atento,y eficiente, de los mejores que he visto, iban sincronizados a la perfección, usaban guantes para poner los cubiertos, retiraban dos camareros a la vez, uno por comensal, tambien cuando servian. Si te levantas para ir al baño, te encuentras la servilleta doblada de nuevo. Ya digo el servicio de sala muy esmerado.
El somelier con un gracioso acento francés, muy acertado en sus recomendaciones. Nos dejamos guiar por el, nos sirvió copas segun el maridaje, empezamos con cava, luego, un godello fresco blanco, un rioja blanco crianza, y un tinto reserva.

Más tarde salió Martin a saludar, muy amable nos enseñó la cocina.

En general superó mis expectativas.

Creo que poco voy a aportar a este grandisimo restaurante que no se haya dicho ya.

Sin duda es uno de los mas grandes. Impresionante, de lo mejor que he estado.
La cocina de Martin es sencillamente maravillosa.
A los platos clasicos como:
-Milhojas Foie, Anguila, Manzana
-Ostra con Clorofila de Berro
Maravillosos ambos. Se les unen otros de nueva creacion como:
-Salmonete con cristales de escamas comestibles.
-Bombon de queso al aceite Carabaña
Sublimes.
Postres estupendos y sobre todo un servicio de 10. Con una atencion magnifica. En estos tiempos que corren da gusto un trato asi.
Martin un hombre sencillo, muy cordial, que rebosaba amabilidad.
Todo ello justifica sus 3 estrellas y todos los reconocimientos posible y por haber. Una grandisima experiencia.

De cuántas veces me he puesto a recordar la comida que hice en M.B. hace más de año y medio. Suman muchas, a lo mejor más de una por semana. Y el recuerdo se va difuminando. De modo que tengo que volver. El problema es que, por lo que parece, a Martín le cuesta cambiar los platos del restaurante: ha modificado la web, pero los platos parece que siguen siendo en su mayoría los mismos. Acabo de llamar por tfno para confirmarlo, y efectivamente: aproximadamente la mitad del menú lo componen los mismos platos. Eso es un problema. Aunque se puede entender: para mí fue la comida más rica que he hecho en restaurantes de este tipo. A cada plato, le comentaba al camarero que lo que acababa de tomar era insuperable. Todo fue maravilloso. Si acaso falló el servicio del vino. Me pareció algo arrogante el sumiller ¿franco-canadiense? - me han dicho que es una eminencia...(eso sí: la copa de Montsant tinto que acompañó al pichón fue perfecto: chocolate y fruta roja sobre la carne fundente). El resto del personal fue amabilísimo. Los platos: me pareció que con los postres bajé un peldaño del cielo (si bien el prepostre fue un chupito de raíces fascinante; sigue estando ahí). Por lo demás: la perfección, el gusto, la elegancia, la armonía, la sutileza, todo eso podría definir lo que sentí: la lámina de bacalao con los matices de frutos secos y especias, el milhojas con el ahumado marino de la anguila y la acidez de la manzana, el huevo de caserío para sopar, los tubérculos olvidados, y la ensalada de tuétanos de verduras, todo estaba en su sitio, no era posible concebir un cambio.
Después de esa comida, fui a ver a Martín a una conferencia que dio en mi ciudad. Por lo que dijo y cómo trató a la gente, parece que sería de un tipo de personas de las que no conozco muchas: de las que hacen lo que tienen que hacer, de modo que ser cocinero no es una opción para él, sino que es él mismo, ser cocinero y ser martin berasategui coincidirían (digamos) ontológicamente...

A la comida no le pongo ningún pero. Elaboración, sabor, textura, punto de cocción, todo de 10, no hay discusión. El servicio del vino, en mi caso fue más que correcto. Tomamos un Lapola 2006 exquisito y a la temperatura correcta.

Cenamos en la terraza y aunque hacía un pelín de calor, es muy agradable. El servicio aunque inexperto desbordaba ganas de agradar.

Los peros vienen con el entorno humano. Creo que no me equivoco mucho al afirmar que el 90% de los comensales eran franceses, los españoles supongo que estaban en los fuegos que despedían las fiestas, junto con Berasategui, a quien no se le vio el pelo. La mayoría de ellos iban con chanclas, cuando digo chanclas resumo indumentaria completa acorde. No me gustan en absoluto los restaurantes que exigen cierta etiqueta, de hecho los he evitado siempre, pero una cosa es obligar a ir con americana y corbata y otra muy distinta dejar entrar con pantalones de playa y chanclas. Una de las mesas era muy amplia, habría unas 10 personas, tuvimos que escuchar el cumpleaños feliz en francés a todo trapo. Creo que en un 3 estrellas hay que guardar ciertas formas, sobre todo por respeto al que está en la mesa de al lado.

Estos pequeños detalles, muy a mi pesar, hacen que mi valoración total del restaurante no sea la que hubiese deseado.

En cuatro palabras: EXQUISITEZ, ATENCIÓN, ACONDICIONAMIENTO y ENTORNO. Un festival de sabores con una elegancia detallista en todos sus ricones. El menú se indica en el comentario anterior.

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