Restaurante Cinc Sentits en Barcelona
Restaurante Cinc Sentits
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
65,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo y Lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
117 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.7
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
7.1
Aperitivo de bienvenida
Corazón de alcachofa del Prat
Gamba de Palamós
Guisantes lágrima
Anguila ahumada
Ternera medieval
Rodaballo con tallarines
Solomillo de cerdo de Sagás
Mandarina y azafrán
Almendra Marcona
Sala
Entrada
Café y petit fours
La merienda
Opiniones de Cinc Sentits
OPINIONES
32

El chef Jordi Artal y su restaurante Cinc Sentits están galardonados con dos estrellas Michelin y con dos Soles Repsol

Tras pulsar un timbre en la puerta de entrada se accede a un pequeño y austero recibidor donde se formalizan las gestiones de la reserva, hechas las mismas se pasa a una zona que quiere representar el campo donde el chef tiene sus raíces familiares, en la misma y sobre unos troncos de olivo a modo de mesas altas y de pie se sirve un aperitivo de bienvenida, nosotros pedimos tomarlo directamente en la mesa dado el cansancio físico de mi mujer a lo que como no podía ser de otra manera no pusieron ningún reparo.

Tras acompañarnos a la mesa que teníamos asignada, la única distinta a todas las demás puesto que quedaba como un compartimento de vagón de tren y daba la sensación de un pequeño reservado, mesa desnuda cuando las demás eran redondas y estaban vestidas con largos manteles y sobre manteles de color blanco nos sirvieron el aperitivo de bienvenida sobre un trozo de madera con varias cavidades para la colocación de los distintos entretenimientos acompañados de un curioso vermut elaborado a partir de uva de la variedad Picapoll autóctona de la D.O. Pla de Bages.

- Aceituna de faifó con romero, Falsa piedra de sofrito de tomate y anchoa san Filippo, Piel de pollo crujiente, pasas y emulsión de piñón.

La elección fue el menú degustación de 10 pases Empezamos con los aperitivos que acompañamos con una copa de Corpinat Sabaté i Coca reserva familiar, brut nature 2012.

- Alcachofa del Prat, corazón de alcachofa del Prat, esfera de queso Serradet, cebolla caramelizada y polvo de aceituna liofilizada

- Gamba de Palamós, crujiente de coral de gamba, cola de gamba macerada con codium, aceite de cabezas de gamba fritas con ajo.

- Guisantes lágrima,  perla de jamón ibérico, esencia de guisantes perfumada con anís y trufa de verano. Sobre el bol donde viene los guisantes el camarero vierte el caldo de la esencia y raya la trufa.

- Anguila ahumada servida sobre pan de coca con tomate con pil pil de sus espinas, gel de cebolla roja avinagrada, salicornia y berenjena escalivada.

- Ternera “medieval” plato inspirado por el libro de cocina Sent Sovi del año 1324, rabo estofado y mollejas a la plancha. “vi piment” y “pólvoras del duque” (salsa elaborada con distintas especies), calabaza nixtamalizada y reducción de vino negro. -

- Rodaballo con tallarines de salsifí, esferas de almeja, aceite de ajo quemado y salsa de cava gran reserva.

-Cerdo de Sagàs, solomillo de cerdo de un cruce de raza Ibérica y Duroc criado en plena libertad en la población de Sagàs, costilla de cerdo a la brasa y trinchada, gel de manzana ácida, esferas de sidra, manzana escabechada, apio nabo y salsa de pies de cerdo.

-Mandarina y azafrán, sorbete de mandarina, cremoso de azafrán y crema de vainilla.

-Almendra Marcona, praliné de almendra Marcona salada, helado de almendra amarga, cremoso de chirivía, el camarero lo regó con caramelo caliente de trufa y rayó trufa de verano.

-Ultimas tentaciones, en realidad eran los petit fours, Pastiset de limón, Crema catalana, Chocolate con pan aceite y sal.

Terminamos con tres cafés.

Haciendo referencia a nombre del restaurante, todos los platos nos hicieron disfrutar de tres de los cinco sentidos vista, gusto y olfato, muy buena presentación de todos los platos en originales piezas de cerámica.

Excelente el pan de elaboración propia que mojamos en dos variedades distintas de AOVE obtenido a partir de aceitunas Picual y Arbosana variedad que hasta la fecha me era desconocida de primera prensada y sin filtrar, prensadas en un molino de la localidad de Castelló de Farfanya (Lleida) expresamente para el restaurante.

Una botella de agua y una de vino LaFou Els Amelers 2014 100% garnacha blanca acogido a la D.O. Terra Alta y elaborado en la población de Batea por LaFou Celler. El servicio tanto de agua como de vino fue excelente con servicio continuado durante toda la comida. La carta de vinos en un archivo con código QR que abre un PDF y que debido a la gran cantidad de referencias dificulta la elección. Los precios de los vinos excesivamente altos.

La loza, cubiertos y cristalería acordes con la exigencia que supone los galardones.

Cabe destacar que además de la explicación de cada plato por parte del camarero, éste iba acompañado de una pequeña ficha que iban colocando en un trozo de madera a modo de atril para cada comensal donde además de los componentes de cada plato había una pequeña y resumida explicación sobre las características principales del componente principal.

El servicio bueno y atento en general, aunque quizás en la sala haya un cierto abuso de personal en prácticas.

Tras solicitar la cuenta nos entregaron una bolsa conteniendo un pequeño dosier con una fotografía y una breve descripción de la actividad de alguno de sus proveedores de confianza y el menú detallado, así como del Corpinat y del vino con el que maridamos el mismo. Como detalle gracioso un minúsculo tubo tipo “dentífrico” con un tarjetón con el título “LA MERIENDA” hace una referencia a la merienda que le daba su abuela, Cola Cao con galletas Maria, una reinterpretación de la cual está en el interior del tubo.

 

  • Aperitivo de bienvenida

    Aperitivo de bienvenida

  • Corazón de alcachofa del Prat

    Corazón de alcachofa del Prat

  • Gamba de Palamós

    Gamba de Palamós

  • Guisantes lágrima

    Guisantes lágrima

  • Anguila ahumada

    Anguila ahumada

  • Ternera medieval

    Ternera medieval

  • Rodaballo con tallarines

    Rodaballo con tallarines

  • Solomillo de cerdo de Sagás

    Solomillo de cerdo de Sagás

  • Mandarina y azafrán

    Mandarina y azafrán

  • Almendra Marcona

    Almendra Marcona

  • Café y petit fours

    Café y petit fours

  • La merienda

    La merienda

Dos estrellas Michelí145n merecidas. Magnífico en todos los sentidos, servicio de sala, sumiller y cocina. La presentación de los platos es una delicia visual y el ritmo perfecto.
Destacamos dos platos sobrrbios:
El calamar en tiritas suaves con olí de picada, salsa de calamar encebollado, guindilla roja y crujiente de tinta es insuperable.
El solomillo de cerdo con migas de ajo, costillas a la brasa, manzana ácida, pimiento de padrón, mousse de apio y nabo, manzana escabechada y un trampantojo que no desvelamos para no arruinar la sorpresa, es una mezcla perfecta de sabores. Inolvidable ya.
El vino, Clos d'Agon Blanc 2015, acompañaba perfectamente. Gran vino.
Como era cena nos decantamos por el menú corto. Con el vino, dos personas, 290€.

Barcelona te permite disfrutar de una variedad (por una interesante cantidad) de restaurantes clasificados con una estrella Michelin en donde poder descubrir la moderna cocina catalana. En una soleada tarde entre semana acudí al CINC SENTITS del chef Jordi Artala, un sobrio y elegante local en donde los comentarios son siempre excelentes.

Uno de los motivos de decantarme por el CINC SENTITS era (por supuesto su céntrica localización) la posibilidad de disfrutar de un menú de mediodía (2 entrantes, 1 pescado o 1 carne y postre), aunque en todo momento el magnífico servicio de sala me permitió elegir cualquier otra alternativa para degustar el mayor número de propuestas o platos que deseara.

Como vinos tuve acceso a los dos vinos tintos que se sirven por copas, los dos catalanes, muy buenos, no recuerdo los nombres. El servicio de pan es extraordinario, pude probar todos, siendo el acompañamiento de aceites magnifico, soy devoto de los aceites de Tarragona.

Mientras espero la comida me pregunto sobre la viabilidad de estos magníficos restaurantes, no se sirvieron más servicios durante la tarde, una autentica lastima, los precios mandan evidentemente.

Como entrantes disfrute de una magnifica caballa acompañada de verduritas de las que sólo me sobraba la zanahoria y una espectacular vieira sobre puré y con lámina de jamón. Los dos platos modernos, elegantes y muy bien ejecutados. Dos aciertos sin duda alguna.

Como plato principal, se me ofrecieron varias alternativas fuera del menú de mediodía, al final me fue servido un magnifico bonito cocinado a fuego lento acompañado por crema de puré, hojas de endivias y tomates secos.

El postre y el servicio de cafe a la altura de lo esperado.

Ha pasado más de un mes desde la visita por lo que las composiciones pueden fallar en varios ingredientes, no así en el recuerdo: absolutamente magnifico, me quede con las ganas de seguir ampliando el menú con un par de platos más…, tiempo habrá para probar el menú degustación u otras propuestas.

Debo confesar mi admiración por la cocina de Jordi Artal. Me parece de lo mejor que se puede degustar en Barcelona. Es precisa, elegante, sabrosa, un prodigio de inventiva y técnica culinaria. En mi comentario del año 2012, dije que creía que lo único que le haría falta era algo mas de ambición y crear un menú mas largo. Y, por esas grandes casualidades que de vez en cuando se dan en la vida, ha creado un nuevo menú mas largo que ha titulado "gastronómico". Como uno intenta ser coherente con lo que dice, mi pareja y yo hemos tenido que visitar de nuevo el restaurante. Ojalá todas las obligaciones fueran como estas.
El local es elegantemente sobrio, sin esos alardes de diseño absurdo que a menudo distraen al personal menos avezado en eso de la gastronomía. La vajilla es bonita y funcional, la cristalería, como no podía ser de otra manera al ser Riedel, perfecta para su función, así como una cubertería esplendida, acorde con el nivel que se espera en un restaurante estrellado.
Como bienvenida nos sirvieron unos snacks: una oliva gordal marinada rellena, una gel de aceite de oliva con tomate seco (increible), una piel crujiente de bacalao con requesón y perejil (muy bueno) y un pan crujiente con romesco (sabroso).
El primer aperitivo es una de esos bocados que se retienen largo tiempo en la memoria: un chupito de arce, crema de leche, sabayón de cava y flor de sal. Para salivar con su simple recuerdo.
Continuamos con una ostra con aire de mar y limón, quizás un poco ácida, seguida por un glorioso sorbete de tomate, con fuet, ajo y crujiente de pan. Un homenaje lleno de sentido y sabor al "pa amb tomaquet".
El primer entrante fue el ajoblanco con cerezas, sardinas marinadas y crujiente de pan de pagés. Siempre existe el peligro que el ajo esconda el resto de los ingredientes. No fue este el caso. Delicioso y elegante de principio a fin. El vino fue un Neilin del 2010, un blanco del Priorat con un prestigio muy consolidado y que respondió a las expectativas, con una gran complejidad tanto en nariz como en boca.
Siguió una ensalada. Visualmente increible, consistía en unas verduras ecológicas de primavera y flores aromáticas, con una salsa de yogurt de hierbas. En un país en el que se maltrata sistematicamente el concepto "ensalada", da gusto encontrarse una combinación tan acertada, que respeta a los ingredientes y los mejora. El camarero nos lo presentó como un plato "sencillo". No puedo estar mas en desacuerdo. Un D.O. Montsant de las Viñas Domenech Rita 2011, acompañó con elegancia a las verduras, sin taparlas en absoluto.
El tercer entrante era la ya clásica coca de foie con puerros glaseados. Sonará a tópico, pero realmente no hay palabras para describirlo. Una explosión de sabor contundente y sutil al mismo tiempo, que fue ayudada en grado extremo por el Caligó, un vino de la comarca del Garraf, definido como "vino de niebla", que hizo un gran papel como si fuera el mejor Sauternes.
El marisco nos lo sirvieron en forma de un mar y montaña. Una cigala con papada ibérica, ajo negro de las Pedroñeras y crema de erizo de mar. El punto perfecto y la combinación de sabores realmente magistral. El vino que nos sirvieron fue el Taleia 2011, de la DO Costers del Segre. Es un vino muy especial, aromático y mineral, aunque quizás menos de lo que esperábamos, ya que conocíamos su particular manera de crianza (en tinas excavadas en la roca por monjes del siglo XIII).
El pescado fue el siguiente éxito. Un bonito hecho a baja temperatura, siguiendo una técnica mas propia de las carnes rojas, con sanfaina y crema de pimientos de piquillo. Sabroso desde el primer al último bocado. Y otra sorpresa grata fué el cava que nos sirvieron con este plato: el Rosae, con un olor y sabor ahumado realmente sorprendente. No tengo demasiada simpatía por los cavas rosados y, con sinceridad, creo que los Pinot Noir han servido en Cataluña para crear una serie de vinos mediocres y pretenciosos, pero en este caso reconozco que no tenía razón para mis reticencias.
La carne ya la conocíamos, pero la esperábamos con auténtica ansia. El pichon de Araiz, con pera al vino, frutas del bosque y una croqueta hecha con su hígado desata una explosión de gula en estado puro. El Aspriu DO Penedes del 2009 llevaba servido desde el principio de la comida y, realmente fue un acierto. Para los que piensan que en esa comarca barcelonesa no se hacen buenos tintos. Potente y elegante, nos sorprendió muy gratamente.
El segundo era mas cremoso. Helado de plátano con levaduras, helado ce cerveza negra, avellanas y caramelo caliente. Perfecto e imaginativo. En ese momento debía de estar en éxtasis. Y el último vino, como no podía ser de otra manera, un vino sobremadurado "Sol y Serena", un xarel.lo muy grato al paladar, no excesivamente dulce.
El que definen como "último pecado" es un homenaje al pan con chocolate de nuestra niñez. Chocolate caliente con helado de aceite de oliva y migas de coca.
Con los cafés llegaron los petit fours. Un crujiente de chocolate con bellota, un "crespell" (una galleta tipica de Mallorca) y una magdalena de nueces. Perfectamente adecuados a ese momento de relax que se produce después de comer realmente bien.
Solo me resta agradecer al chef, Jordi Artal y a su equipo esas tres horas de placer increible. Y quiero recordar especialmente a la sommelier, eficaz y atrevida en sus combinaciones. Realmente sirven uno de los mejores maridajes que haya probado nunca. Espero que la Guía Michelin les recompense como merecen ese esfuerzo en mejorar que se nota claramente desde el año pasado.

Después de un par de años, mi pareja y yo volvimos a comer en este restaurante, pequeño y discreto solo en la forma, pero a un nivel culinario magnífico, de lo mejor que cualquier visitante de Barcelona puede disfrutar en la ciudad condal.
El ambiente es elegante y tranquilo, el servicio amable y familiar sin perder un ápice de la profesionalidad exigida en un local de esta categoría. Y pasamos a comentar la comida, verdadera razón de la visita.
Los aperitivos fueron, en primer lugar, unas almendras marconas con pimienta roja de la vera (sabrosa combinación del dulzor de las almendras con el picante), piel crujiente de bacalao (interesante) y la oliva gordal marinada y rellena de ajo (supo a poco). Como último aperitivo, aparte, el chupito de arce caliente, crema de leche, sabayon de cava y flor de sal, una de las mejores experiencias gustativas de nuestra vida, un clásico de la casa.
El primer entrante era una ensalada de bonito, con manzana ahumada, cebolla encurtida, judía tierna y oliva, excelente. Siguió un tomate con sandía, queso de búfala, anchoas y albahaca, refrescante y veraniega. Con los dos primeros platos se sirvió un vino rosado francés (cotes du rhone), del que no recuerdo el nombre.
Un clásico del Cinc Sentits vino a finalizar los entrantes, la coca de foie, con puerros glaseados, azucar quemado y arrope de cibulet. No hay palabras para describirlos y el vino escogido para maridarlos, un Coteaux du Layon 2011, simplemente, inmejorable como elección.
El pescado fue una trucha del Pirineo, con sus huevas ahumadas, crema de calabacín, pepino, pera y queso de Rías Altas, maridado con un Nana 2008 (D.O. Rias Baixas), sabroso y equilibrado.
La carne fue otra experiencia increible, un pichón de Araiz, con pera al vino, frutos rojos escabechados y una croqueta de los hígados del ave. Y con un Chateauneuf du Pape 2006 Guigal, es dificil imaginar un plato mas sabroso y contundente.
Los quesos fueron una selección esplendida, con sabores cada vez mas contundentes: Serrat del Tormo, Ros d'Eroles y El cuirol, acompañados de nectarina con gelatina de cava, melón con pernil ibérico y mermelada de zanahoria. Como inciso, reconocer que me parece una magnífica idea recuperar los quesos como prepostre.
El primer postre fueron unas fresas del Maresme con capa crujiente de azucar, granizado de vainilla y lima y crema de hierbas frescas. Muy aromático, delicado y realmente refrescante. Se sirvió con un coctel de fresa realmente gustoso, pero que no tapaba el postre.
Y para terminar Chocolate con azafrán de Jiloca y café, acompañado por un magnífico Madeira de 5 años.
En resumen, una experiencia gastronómica de muy alto nivel, al que solo le podemos poner algún pero, aunque mas que nada, quizás, para no parecer poco objetivos. Creo que el Cinc Sentits tendría que dar un salto cualitativo mas, ampliar su menú degustación a algunos platos mas, porque creo, sinceramente, que es lo que les faltaría para saltar a ser un dos estrellas michelin. Y, como una tontería, pero que se puede tener en cuenta, los petits fours saben realmente a poco.

Segunda visita después de un par de años, y sigue a nivel altísimo. Su estrella Michelin se me antoja incluso corta, viendo lo que se da de comer por ahí. La variedad de platos da pie a una clasificación, como es lógico: de menor a mayor, la deconstrucción de escudella (bastante vulgar) y el clásico de la casa, la coca de foie absolutamente excelsa.
Carta de vinos algo corta, pero suficiente y adecuada al maridaje (un pero: poca variedad en los cavas). Un sabor de postre de auténtico hallazgo: el helado de ceps (boletus). Cristaleria (Riedel) y vajilla, en su punto. Cubertería, ya es hora de pensar en renovarla. Ambiente discreto y cálido. Música de ambiente, no ya inadecuada, sino simplemente superflua (¿para cuando la abolición de la estúpida costumbre de obligarnos a oir música en los restaurantes?). Servicio impecable, eficaz, muy profesional y como mínimo quatrilingue (lo comprobé; incluso delicioso acento newyorker de una camarera). Con todo, un pelín caro: no son tiempos para cargar las tintas.

Menu degustacion 5 sentits mas extra de ternera, para mi gusto no se debiera añadir el plus.
Primer vino: sierra cantabria crianza (muy rico).
Segundo vino: Blecua, que gran vino.
No está mal, y acabas bien gracias al pan con aceite....pero es un complemento que enmascara a mi gusto quizás la falta de un par de platos.
En especial y después de hacer una Ruscalleda, que lejos quedan el punto de los guisantes.....
La estrella la pondria en debate.

De vez en cuando me gusta acudir a alguno de los restaurantes distinguidos por la Guía Michelin. En Francia, donde la guía es más rigurosa, me gusta hacerlo en aquellos que están recomendados como "simpáticos" y que en algunos casos pueden ser simples bistrós.

Aquí, ya me da más reparo el confiar en la Guía roja y cuando lo hago, procuro que sea un local de la gama menos mediática. Tengo preferencia por aquellos que lo son y la prensa habla poco de ellos .... (Can Bosch de Cambrils, es un buen ejemplo). Este es el caso de Cinc Sentits, que ni se encuentra en la cresta de la ola ni está publicitado por ninguna de estas fatídicas agencia de prensa que machacan continuamente con noticias sin sentido.

Lo escogímos para una celebración y realmente nos gustó. No entraré en detalles de la comida pues en estos restaurantes, siempre suele ser impecable y así fue. Al final adjunto imagen del menú.

Ofrecen dos menús, el SENSACIONES (69 € y 8 platos) y la ESENCIA (59 € y 6 platos, pero un poco más completos). Escogimos el primero con uno de los dos maridajes de vinos que ofrecen (30€), que también resultó excelente. Miré también la carta de vinos y está muy bien escogida y con unos márgenes razonables.

Pero lo que realmente me sorprendió, fue la profesionalidad del servicio ... Todo el mundo hablando muy dignamente tres idiomas (catalán, castellano e inglés y seguramente se defienden en alguno más). Simpatía en su punto justo, nada de distancia, se comportan como si te conocieran de siempre, nada de comedia ni "coreografía de camareros", ni paseo por las mesas del cocinero, esperando "adoración" al final de la sesión.

En resumen ... un lugar al que no me importaría volver a menudo ....Su coste elevado hace que sea necesario dosificarlo. También influye que no soy demasiado fan de los menús degustación con muchos platos que me acaban agobiado (raro que es uno ...). Pero si os gusta este tipo de restaurante y no está ansiosos por haceros fotos con el cocinero, este es una muy buena opción ...:). Adjunto como imagen, el menú que llega tras unos excelentes aperitivos que ofrecen ...
Ricard
www.restaurantscat.cat

Fresco y dinámico, este restaurante parece tener potencialidad para desarrollarse y ofrecer una cocina de autor diferente y creativa. Cálido y acogedor, resulta cómodo y amplio. Carta de vinos perfectamente estructurada y equilibrada, no diría que corta, pero si pendiente de algunas referencias básicas. Por otra parte se encuentra en permanente actualización, y la acompaña un buen servicio del vino, con sus correspondientes Riedel y el trabajo y buena predisposiciñon de Erik, su sumiller.Ofrecen dos menus degustación. Yo solicité el sensaciones y en general la impresión fue buena. Destacan los dos postres , chocolate y sal y los cítricos con azucar, un ejemplo de creatividad y combinación de texturas en perfecto equilibrio. El resto muestra algunas propuestas sobresalientes como el salmonete y la coca de foie, está última , quizás algo excesiva en susu sabores dulces. Espumas , cromatismo y buen gusto aportan al menú atractivo y distinción. El servicio es joven, amable y eficaz. Menú 69 euros

Pocos restaurantes de barcelona, a nuestro gusto, responden tan bién a la relación calidad precio. Comimos el segundo menú, de más cantidad y menos platos, muy bueno. Por poner alguna pega diria que la carta de vinos es un poco corta. Espectacular todo, nos sorprendió el flam de violetas.

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