Local muy vanguardista con una decoración en su linéa a excepción de los aseos que no se ven mal pero no están acorde con el restaurante. Primera vez que vamos y menú degustación: Bonito en salsa de perdiz, huevo de corral con panceta y salsa de ibéricos, pescado de roca con base de sobrasada (en este plato les falto poner el cuchillito), ciervo con dátil, y postre de calabaza con helado de manzanilla y calabaza; para beber:_Maria Casanovas, Martinet Bru y agua (resaltar que la carta de aguas es de lo mejorcito que hemos visto). El servicio muy bien y atento, y la sumilier en su línea. La vajilla y la cristalería en su tono. Resaltar que la combinación de sabores en todos los platos que comimos estaba muy acertada.

Creo que desde que tuvieron la estrella este restaurante ha ido en decadencia. Antes siempre cene estupendamente, pero en mis dos ultimas visitas sólo se puede salvar el trato al vino por parte de Manoli. Para mi han perdio el norte que antes tenían y del servicio casi mejor no hablar. Como ejemplo tan solo decir que cuando pedimos pan con pasas nos dijeron que se les habia terminado y que no iban a hacer más. Lo dicho...una estrella michelin es mas, mucho mas que tener a una excelente sommelier

Despues del verano han habido cambios en la cocina(hay nuevo jefe) y hay nuevo y más personal en sala.Obviamente hay cambiado la carta.
Tomamos menu degustación (se me olvido cogerlo y no lo puedo poner) que lo encontre mejor , con más riesgo y bien conseguido.El servicio en sala tambien ha mejorado. Lo que no ha mejorado es el servicio del vino ( es imposible la mejora ya que es perfecto). Bebimos por recomendación de Manoli León Beyer Riesling 2000 y Brunello di Montalcino Col D’Orcia 2000 ( muy apropiados y buenos que maridaron muy bien) Amontillado Lustau, Ziegler cereza, gin tonic de Plymount, y fumamos Robusto de Vega Robaina.
Habra que seguir con atención la evolución y su asentamineto en el restaurante de Nacho porque puede ser muy importante esta nueva etapa.

Nada no tengo suerte con este lugar.
Sobre mi primera experiencia, casi mejor no hablar ( se les acabo el Campari, en su carrillada elementos extraños, el vino -bien aconsejado- alejado y sin atención a su servicio, ..., la cuenta (?))
Repetimos una segunda vez. No me parece que deba estar en la guía Michelin (desconozco los criterios para figurar en ella), pero el entorno es notablemente mejorable, las mantelerias tan sencillas que ..., mi mesa estaba descascarillada en una esquina. El somelier ese día tenía prisa.La carta igual que la primera vez, corta poco varida y desde mi punto de vista bastante mejorable.
Excesivo precio para lo recibido (puede ser que se deba a que aparece en la mencionada guía)

La sucursal estrena nuevo personal en cocina y responde con la habitual fiabilidad. El menú de temporada (algo más de 50€ más IVA) resulta variado, equilibrado, con una excelente representación de la materia prima y una destacable creatividad. Los entrantes muy equilibrados, los primeros riquísimos y el postre excelente. Cafes y petit fours y una copa de vino dulce (Domaine de Montahuc) para finalizar. Tomamos un Gramona Sauvignon blanc que acompañó muy bien todos los platos de la comida. En un día festivo como este en la Comunidad Valenciano y sin las "primeras figuras" en el restaurante el servicio fue atento y muy profesional.

Es difícil resumir las emociones de una jornada gastronómica tan placentera. Buen ambiente, trato fácil y elegante, servicio impecable, envinado de buenas copas para cada vino,..... El menú de degustación -largo-, compuesto por seis entradas, plato de pescado, dos de carne y dos postres, muy bueno y sugerente. Sales claramente saciado pero sin sensaciones de pesadez. Noto sensibles cambios en un estilo de cocina que pretende recuperar bajo una técnica vanguardista los tradicionales platos de la cocina valenciana (bullit, esgarrat,...). Sólo puedo decir -y sé que no soy neutral en este caso- que cada vez que voy a La Sucursal salgo enormemente satisfecho porque me siento como en casa.

Restaurante, como el museo, muy moderno, un pelín frío, pero amplio y confortable. Los platos que tomamos, el arroz de entrada y pescados de principal, fantásticos. Las texturas nos parecieron deliciosas, los sabores intensos y los puntos de cocción perfectos.
El “único” problema: que nos quedamos con hambre… No quiero hacer más disquisiciones sobre el tema de La Escasez Cara , merecedor de un debate más amplio.
La carta de vino, a nivel alto. Y el servicio del vino, a nivel sobresaliente: copas adecuadas, envinado previo, charla con alguien que sugiere, ama el vino y no apabulla al comensal. Da gusto con sumilleres así.
Servicio abundante que, con un poco más de coordinación, luciría bastante más.

Estuvimos dos comensales durante una cena. Servicio del vino impecable, con su sumilier Manoli, gran profesional y muy atenta durante la cena. Pedimos el menu degustación, con platos correctos en cuanto a elaboración y punto, si bien se echa en falta esos sabores tan especiales que tienen otros restaurantes de mayor nivel. El local de diseño, minimalista y hace que el comensal se sienta muy comodo. Precio acorde a la categoría del restaurante.

Poco más que añadir a los comentarios anteriores,sin dudas el mejor restaurante que yo he visitado en Valencia . Además el restaurante cuenta con la inestimable presencia de Manoli que además de puros, sabe muuuucho de vinos . Yo aprendí y disfruté mucho escuchándola, se nota que ama el vino. Respecto los comentarios anteriores siento discrepar y considero adecuada la RCP.

En el fondo salí un poco defraudado. Optamos por el menú degustación. La presentación y laboriosidad de cada plato es máxima, pero lo importante es que la cantidad y el resultado final es justo. El menú no apto para personal con colesterol. El servicio si que es sobresaliente, tanto por el interés y atención que presta Manoli como el de cada una de las personas que trabajan en la sala, sin excepción, un 10 es este apartado. El local minimalista, con mesas muy separadas y ambiente agradable. Los dos menús y una botella de Marta de Baltá (2000)y dos copas de vino blanco de aperitivo sumaron 210 euros. Mi recomendación es no optar por el menú degustación. Probaremos otro día a ver si nos convence.