En el fondo salí un poco defraudado. Optamos por el menú degustación. La

En el fondo salí un poco defraudado. Optamos por el menú degustación. La presentación y laboriosidad de cada plato es máxima, pero lo importante es que la cantidad y el resultado final es justo. El menú no apto para personal con colesterol. El servicio si que es sobresaliente, tanto por el interés y atención que presta Manoli como el de cada una de las personas que trabajan en la sala, sin excepción, un 10 es este apartado. El local minimalista, con mesas muy separadas y ambiente agradable. Los dos menús y una botella de Marta de Baltá (2000)y dos copas de vino blanco de aperitivo sumaron 210 euros. Mi recomendación es no optar por el menú degustación. Probaremos otro día a ver si nos convence.

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