Restaurante Manairó en Barcelona
Restaurante Manairó
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
41,40 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo, lunes. Agosto y Navidad
Nota de cata PRECIO MEDIO:
73 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.2
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.9
Opiniones de Manairó
OPINIONES
47

Un fin de semana en Barcelona, desde noche de viernes a comida de domingo, planteamos una comida casolana (como ventana de aire fresco) y la idea era de un estrella para el viernes y domingo, con la intención del sábado noche ir al dos estrellas con los gemelos Torres; al estar cerrado esa semana el Dos Cielos, pasamos al plan B pero entonces elegimos un local sin estrella pero bien considerado en Verema (una media de casi 9 en los últimos años). Y acertamos. 

Alejado del centro, junto a la plaza de toros de la Monumental, un local pequeño, tipo tubo con un ensanchamiento al fondo, lo que obliga a pequeñas mesas (casi todo parejas) y algo juntas, pero la decoración de las paredes y la falta de música ambiente (¡qué difícil acertar música y sonido!) permiten crear una atnósfera tranquila y agradable aunque llega a oirse el ruido de platos de la cocina. Una curiosas lámparas a modo de jaulas que se trae de la recepción al entrar y se colocan del gancho que baja del techo (aunque en realidad en la base de la jaula está la bombilla y la pila) dando una calidezal ambiente con cierta oscuridad fuera de la mesa pero muy bien iluminada la zona de los comensales.

En la sala hay oficio, buen punto de cercanía y alta profesionalidad. En cocina hay buen ritmo de platos pues aunque el local está lleno, somos pocos en total. Las mesas algo juntas si estás en el pasillo inicial, pero espalda con espalda se nota menos. Buen ropaje de mesa, cubiertos, copas y vajilla con buen hacer en el servicio de vino.

La carta de comidas contiene la propia carta de platos sueltos, bastante escueta pero con un poco de todo (5 entrantes, 5 principales y 4 postres) y también un amplio menú llamado Menú 2018/1 que nos permitiría conocer la propuesta de este aspirante a estrella Michelín, y que consistía en:

. crujiente de ternera al curry con ropa tendida de bonito ahumado: servido en un bonito arbol de forja: pequeños bocados correctos.

. cornete de bacalao a la llauna con perlas de pimiento asado: complemento del servicio anterior: muy crujiente el cornete sin que perdiera tersura por el contenido interior. Bien resuelto.

. ortiguilla de montaña: servido en un emplatado a modo de mano original que se amolda bien. Contiene un royal marino con cresta de gallo confitada, un producto sabroso.

. pescado salvaje (lubina en nuestro caso) ligeramente marinado con lima y vinagre de Módena: laminado y rebozado. Correcto sin más, incluso en el emplatado.

.  hamburguesa a la brasa con mahonesa: la mini estaba muy sabrosa y la mahonesa de alubias blancas, muy elegante y suave, acompañaba bien, como el chip de patata.

. sardinas y guisantes a la francesa: sobre un plato de fondo muy oscuro y con la espina en resalte de la base del plato, un lomo de sardina ahumada que cubre esa espina decorativa, portando un ligero velo de papada. Bien de sabor y mejor la preentación.

.  ajo blanco asado con caballa a la llama: base decorada como oro con los ingredientes en el plato (almendra cruda, crema de ajo y perlas de Amaretto sobre ellos la caballa ahumada y se derrama una crema de ajo blanco. Un llamativo plato en la presentación antes de colocar la crema.

. huevos de calamar con patatas fritas: un trampantojo de huevo frito hecho en base a calamar formando la clara (incluso con puntillita) y sobre el se deposita un huevo real de codorniz; acompañan dos patatas fritas cuadradas hechas de alubias y ajo . Muy creativo y sabroso.

. crema de poularda con albóndigas y dulce de trufas y setas: sobre la base decorada de un plato casi dorado que sostiene a los ingredientes incluyendo unas albóndigas de la misma poularda, se deja caer la crema elaborada aparte; sobre ella trozos de falsa trufa negra elaborada por ellos con cacao y aceite de trufa. Muy bien de sabor pero es una repetición de la presentación de un plato anterior. 

. codorniz con "farcellet" de col de bruselas escalibada: buen producto y elaboración en una presentación que repite vajilla (la mano) lo que es un fallo innecesario.

. tocino de cordero con alubias: buen taco de cordero (a modo de ventresca) algo confitado y hecho a baja temperatura teniendo en el centro un poquito de butifarra con crema de judia blanca, ajos y setas, bien hecho y sabroso aunque con una presentación demasiado sencilla.

. solomillo de ternera (black agnus) a la parrilla de claus: con unas verduras crudities. Un mal cuchillo de carne hace pensar que la carne no es de la calidad adecuada. Lástima, aunque muy bien de sabor.

. helado de kefir, algo de vodka y zumos de té verde

. plum cake de regaliz y cacao, helado de remolacha

Un buen pan de pipas, integral y blanco repetido las veces necesarias nos acompañó durante toda la cena. No tomamos café pese a lo cual sacó unos petits fours: dado de gelatina de coco (exceso de azúcar), bizcochito de mantequilla y muy buen crocanti de pipas caramelizadas.

Para beber hay una buena carta de vinos con suficiente variedad y rangos de precio con sobrecargo habitual. Elegimos un cava Mestres Visol brut nature gran reserva (33€), perfectamente de temperatura y de servicio completo durante toda la cena; buen cava aunque su acidez frenó a algún comensal; la consabida coca cola y dos de agua Vichy grandes completaron la parte líquida.

Las sensaciones son de que, en Barcelona no tiene la estrella que podría tener en otras ciudades (aquello del reparto de la guía de carreteras), pero a nada que cuidara no repetir elemento de la vajilla ni planteamiento de la presentación de las cremas, puede aspirar a estrella en Barcelona. Por lo demás, por su cocina y servicio en sala no desmereció del tono estrellado del fin de semana; otra cosa es la estructura del local, elegancia de la decoración, etc....

Entre la fantástica oferta gastronómica de Barcelona en VEREMA y demás redes sociales se valora siempre muy positivamente el restaurante MANAIRÓ del chef Jordi Herrera, restaurante alejado de las clásicas calles turísticas de Barcelona y a escasa distancia de la plaza de toros Monumental.

A destacar como aspectos positivos que las buenas notas se confirman en mi caso y que a diferencia de otras buenas experiencias en día laborales, en esta ocasión (lunes), no comeré solo, tres mesas más son ocupadas, variopintos comensales, pero comensales.

El restaurante tiene una decoración sobria pero moderna que dependiendo de los gustos puede causar estragos a más de uno, pero que a mí me gusto bastante, y permite además cierta intimidad a pesar de la proximidad de las mesas (el local es alargado pero no especialmente grande).

Como es una jornada laboral no puedo decantarme por las dos propuestas del menú degustación, por lo que me dejo aconsejar por las propuestas de la carta, con posibilidad de optar por medias raciones.

La carta de vinos es muy interesante con atención especial a referencias catalanas, pero recurro a copas sueltas, se me ofrece un vino fantástico de la Conca Barbera de Tarragona (excelente, sin palabras) y un Ribera del Duero que me llamo menos la atención, pero bueno. No recuerdo nombres.

Como aperitivos se ofrece un tarro de pan con tomate líquido, realmente suculento, y un buñuelo llamado “pizza de queso gorgonzola y tomate trufado”, una gozada para quien sea un fanático de los quesos azules, como es mi caso.

La siguiente propuesta es un plato estrella, “tocino con humus de garbanzo y esencia de esturión”, realmente buenísimo, imaginación por todo lo alto, para continuar con un clásico del local, “calamares a la romana de huevo frito con patatas engrasadas”, falsa anilla de calamar rellena de yema de huevo que sorprende por la creatividad de la propuesta.

Para rematar los principales, otro diez mayúsculo: “vieiras y vieiras de alubias a la carbonara con picado de perol”, una vieira “real” que es de las mejores que he probado últimamente acompañado de una falsa vieira de alubias que imita a la perfección la primera acompañado de una salsa carbonara con picada de cebolla y otras hortalizas.

Antes de los postres se ofrece una copa de ginebra con ginebra y pomelo en nitrógeno sobre el que sirve tónica, potente no lo siguiente, muy curioso e interesante.
Como postre, “quesos artesanos con membrillo de vino dulce y frutos secos”, pedí para acompañar la tabla una copa de Conca Barbera, perdón a los puristas, pero es que no me va el vino dulce. El personal de sala no me hizo ni caso, con razón, el vino dulce era de locura, no recuerdo el nombre, lo siente: Espectacular.

El servicio de café muy bueno, y según pude apreciar, las posibilidades respecto a los espiritosos son amplias y muy interesantes.

En conclusión: servicio de sala sobresaliente, productos y técnicas de 10 (me quede con las ganas de probar uno de los arroces, tal vez mejor elección que las “anillas de calamar”), local fantástico: SATISFACCION ABSOLUTA, excepto por mis prisas.

Lo encontramos a través del Pasaporte Gourmet, una iniciativa para conocer y disfrutar sitios gourmets de Barcelona, donde encuentras ofertas gastronómicas de diferentes locales, con el plus de reconocida calidad.
Este restaurante fue nuestra 1ª elección y ha sido un acierto pleno!!
Realmente, la web ya prometía en espacio, decoración y diferentes pájaros, pero en la realidad gay que sumarle, el exquisito trato profesional y cercano, junto con una cocina DIVERTIDA , ORIGINAL y suculenta.
No quiero extenderme en los platos y sus nombres, pues del Menú publicado en la Web, todo estuvo genial!... En producto, presentación y elaboración
Si acaso, decir de la Carta de Vinos, que yo encontré corta, pero con referencias muy interesantes, aunque conocidas . Sin embargo, si había algún vino internacional escogido , pero no caro...
Otro aspecto, para mi a elogiar, es que como vino de la casa habían escogido un vino de cepa poco habitual : Carinyena Blanca de Bodegas Perelada: CANDIDA , realmente interesante y haciendo patria!... jeje
Postres menos ingeniosos, sin complicaciones, pero muy ricos
Café con petit-fours, bien hechos
En fin, un lugar al que volveremos, con o sin bonus

Efervescente, amable, divertida,... es Barcelona!, un lugar donde siempre hemos disfrutado de sus gentes y de su gastronomía y donde se concentran uno de las relaciones más alta de restaurantes con estrella michelín por km cuadrado de España; y ha sido un viaje inolvidable tanto por el disfrute conseguido al final en algunos restaurantes como por la tremenda decepción en alguno que otro...

Aunque en general, la visita ha estado marcada y ha girado en torno a uno de los aspectos que en los recientes tiempos parecía que se dejaba casi siempre al margen a la hora de comentar Restaurantes y que parece que poco a poco va ganando terreno a la hora de decir que la experiencia en un sitio ha sido plenamente satisfactoria... Hablamos del servicio de sala, hablamos del cuidado al cliente desde que entra por la puerta, hablamos de la inteligencia emocional necesaria para que alguien que no te conoce sepa hacer de tu visita una experiencia para el recuerdo...

El tener delante al recibirte a un profesional que desde el primer segundo que entras notas que quiere hacerte feliz, pensamos, nosotros al menos, es uno de los puntos más importantes a analizar a la hora de decir que un sitio es "imprescindible" o simplemente "se come muy bien"

Y ese trato exquisito nos lo encontramos el pasado el 22 de Marzo de 2014 en MANAIRÓ, Xavier Rica el culpable, un crack, nos llevó por ofrecimientos de sabores intensos e inolvidables, y además nos dio a probar el cava que solo hacen para ellos una pequeña bodega local "Muntanyes Maleides" (Penedes) que nos gustó bastante... Nada se puede comparar a estar en una mesa y no parar de disfrutar con las cosas que te comes una tras otra y eso fue los que nos pasó con todo lo que nos puso en la mesa Xavier Rica y Roger Viñas

Empezando por los aperitivos, todos al nivel de su merecidísima estrella michelín, como el paté de sardinas y la cucharadita de "pa amb tomaquet" que ya dejaban entrever que aquí hay un cocinón, después, la coca de patata perfumada al curry con alioli suave, genialmente adictiva, la perfecta ensalada de bonito ahumado con perlas de Vermut con un bonito jugoso y cocinado en su justo punto... para continuar con uno de los aperitivos más celebrados: La papada con crema de judía y caballa

Inmediatamente llegaron los entrantes con: 1/2 de Ravioli relleno de foie con crema de trufa y patata y 1/2 de calamares de huevo frito, excepcionales los raviolis e interesantes los calamares de huevo... y después nos encontramos con el arroz de gambas y cigalas a la parrilla, arroz sideral, de los mejores arroces que hemos comido últimamente, increíble perfección del grano, con fondo y sofrito de otro planeta! Ligeramente tostado pero meloso ¿Y qué decir de las cigalas a la parrilla ya peladas? Con las fotos está todo dicho!

Estábamos disfrutando mucho cuando llegó una de sus especialidades: Filete de buey al Fackir cook, que lo cocinan de una forma muy especial, aunque su cocinado (también perfecto por cierto) no le quitó protagonismo a la sublime calidad de la materia prima, buey auténtico que era pura mantequilla

Todos los platos completos fueron repartidos desde cocina para dos personas

Terminamos disfrutando por parte de la casa de un pre-postre digestivo: La Caipiriña con granizado de té y sorbete de limón para pasar después al contundente y goloso Coulant de chocolate con helado de avellanas (¡en la foto aparece 1/2 y ya parece muy grande!), ¡qué satisfacción ver que incluso el postre es casero! y aquí una pista: Coulant "aplastao" y con mal aspecto: CASERO, Coulant en plan madalenita guay: INDUSTRIAL

Sorprendente Restaurante y a partir de este momento un fijo en nuestra agenda para próximas visitas a Barcelona, Jordi Herrera ha conseguido una cocina catalana muy equilibrada que merece muchísimo ser conocida y visitada, aunque ese día Jordi no se encontraba en la cocina, en este caso ni se notó, todo fue perfecto tanto en sala con Xavier Rica como en cocina con Roger Viñas y su (genial) ayudante bangladeshi Mohammed Zia ul Hoque

¡Gracias por hacernos disfrutar de esa manera!

Pd: Además, pudimos reservar en MANAIRÖ con un descuento de El Tenedor!, al precio que comimos ha sido una de las mejores relaciones calidad de los últimos años! Aprovechad si sigue teniendo descuento, Nosotros denostamos los descuentos pero nos llamó la atención por su estrella michelín... y fue una decisión memorable!

Podéis ver fotos de todo esto aquí:
https://www.flickr.com/photos/99877572@N07/sets/72157642907742243/

Teníamos buenas expectativas al acudir a visitar por primera vez el restaurante Manairó. Y hemos de decir que las cumplió sobradamente. Este pequeño restaurante, sobrio pero elegante, está situado en una zona tranquila de Barcelona, céntrico pero algo alejado de la marabunta turística. Las mesas no están demasiado separadas, pero el tipo de clientela hace que las conversaciones se hagan en el tono y volumen adecuado, por lo que la comida puede transcurrir sin molestias. Además, el hecho de que no tengan música ambiente ayuda aun mas, a que el comensal se pueda dedicar al motivo de la visita, disfrutar de la cocina del chef Jordi Herrera. La cristalería, vajilla y cubertería son muy bonitas y cumplen a la perfección su función.
Para empezar, claro, los aperitivos: el paté de sardina ahumada (delicioso) y el chof de "pa amb tomaquet", de textura fresca y agradable. La croqueta de pollo asado con sanfaina (recubierta con pasta filo), era extraordinariamente sabrosa, muy acertada en textura y en sabor. Y la pizza de gorgonzola y tomate trufado, una explosión de sabor concentrado, un gozo para los amantes de los quesos azules.
La ensalada de bonito ahumado con perlas de vermut Yzaguirre, era delicada y potente al mismo tiempo. Y fue un buen preliminar a un plato extraordinario, el ravioli de foie con espuma de trufa. Simplemente espectacular: exquisito y elegante, justifica considerar a Jordi Herrera un gran chef. Y siguió uno de los platos con más misterio que haya probado: Los calamares a la romana de huevo frito con butifarra de cebolla. Un homenaje a ese plato tan propio de la cocina familiar y, al mismo tiempo, una broma del autor. No conseguimos que nos explicaran como lo hacían, supongo que para que volvamos a ir para resolver el misterio. Desde luego, en nuestro caso, así será.
Pero continuemos con la comida, que estaba solo a a medias. El arroz de vieras con chistorra, una combinación, a priori, poco imaginable, resultó otra de las sorpresas del día. Meloso, delicado, sabroso... son los adjetivos que me vienen a la mente al recordarlo. Otro plato para la memoria gustativa que uno va atesorando. Continuando con la cocina del mar, la cigala con espinacas a la catalana y salsa de cebolla quemada, de inspiración clásica, destacaba por su impecable ejecución y delicadeza de los sabores. Muy buen plato, realmente.
Continuamos con un emperador con salsa catalana y puré ligero de patata. Me temo que fue el peor plato que probamos. Aunque el punto del pescado era perfecto, no ligaba bien con los otros elementos. Nos pareció algo un tanto improvisado.
Pero las carnes nos devolvieron, de nuevo, al cielo. El canelón de pularda trufada, otro plato netamente clasicista, supo realmente a muy poco. Como a poco supo el siguiente: la hamburguesa melosa, increíble por su textura y sabor, combinado con una salsa deliciosa. Diferente a todas las carnes que haya probado fue la vaca vieja al clavo ardiente. Simplemente deliciosa. Otro plato que justifica la visita.
El prepostre fue una caipirinya, con textura de granizado y crema. Servía para bajar un poco la comida. Y para preparar una contundente torrija de Santa Teresa con helado de queso y limón, excelente punto y final. De hecho, no se acordaron de traernos el que había de ser el último plato, un borracho de ratafía, pero a esas alturas estábamos realmente llenos y decidimos no recordarlo. Los petit fours fueron buenos, pero quizás excesivamente escuetos.
El maridaje de vinos fue, en relación a su precio, realmente bueno. Nos sirvieron, en orden de aparición, los siguientes: un cava "Muntanyes Maleides" (Montañas malditas), DO Penedés, que producen en exclusiva para el restaurante. Excelente, muy aromático y complejo en boca. El primer blanco fue el "Trascampanas" DO Rueda, fresco aunque quizás un tanto sencillo en boca. Mucho mejor el segundo blanco, el "Cándida", un DO Empordà con una variedad aromática y gustativa realmente interesante. Cumplieron sobradamente los tintos, el "Nuestro", un DO Ribera de Duero excelente y el "Solo 10", un DO Campo de Borja muy contundente. El vino de postres fue el magnífico, aunque conocido, "Olivares", de la añada del 2010.
El servicio es realmente amable, cercano pero profesional, siempre atentos para que la experiencia de comer en el Manairó sea, en todo momento, agradable. En definitiva, es uno de esos restaurantes que pertenecen a la peor categoría de todos: a los que se ha de volver obligatoriamente.

Fui al restaurante Manairo con mi pareja y tengo que decir que fue una experiencia impresionante. Tomamos un menú degustación con maridaje de vinos por 48 € por persona, gracias a una conocida web de ofertas.

Son 7 platos y dos postres. Alta cocina y minimalismo, como corresponde a un estrellado michelin, pero no te quedas con hambre. Des tacaría el ravioli de foie grascon crema de patatas al laurel y aceite de café, y los calamares a la romana de huevo frito y patatas engrasadas. También merece una mención el chof de vichisoisse y café, plato con el que se inicia el menú.

Flojearon algo en el buñuelo de pizza (el sabor del queso gorgonzola era muy fuerte y mataba el resto de sabores) y el bonito en aceite de tomillo con ensalada.

El maridaje muy correcto, con cava creado para Manairó, un blanco verdejo y un tinto Shyrah. Ningún problema a la hora de rellenar las copas cuando se lo pides a los camareros.

Servicio muy atento. En fin, todo perfecto.

restaurante estrellado de barcelona, que luce interesante vistas las críticas previas.
acudimos dos personas, en parte por lo aquí leido.
restaurante pequeño, de decoración moderna sin exagerar.
servicio atento y correcto, cercano y amable, y a la vez con la distancia necesaria.
tienen carta y un par de menus.
cogimos el menu corto (64€ - 8 platos), (el largo son 78€ - 16 platos), más por la explicación (es el doble)...que por otra cosa

presentacion original, platos bien ligados, cantidades que al principio parecen muy escasas y que a medida que avanza el menú te vas saciando de manera más que correcta.

cubertería, loza, cristalería, mantelería.... adecuados y más que satisfactorios.

es un restaurante muy interesante y vale la pena visitarlo, aunque le echo en falta un tiempo más de maduración para llegar a esa excelencia que se debe dar a todo el mundo para consolidar la calidad.

algunos detalles que han influido a la baja en mi valoración:
el servicio del vino es bueno, pero no es excepcional y es de las cosas sencillas.... (mostrar la botella, el corcho, comentarios.,...las tonterías que se supone que deseamos si jugamos a la excelencia)

los petit fours son muy simples.....

las cantidades de pan que se sirven son algo míseras, rebanadita a rebanadita...

asi y todo, la verdad es que salí contento.

Compramos una oferta en una página web en junio del año pasado consistente en menú degustación con maridaje de vinos por 45€ el canje de tickets caducaba el 31 de diciembre pasado, en septiembre hicimos la reserva para un sábado cualquiera antes de que caducara dicha oferta, no tenían mesa antes de esta fecha por lo que nos propusieron les enviaramos por e-mail los tickets de confirmación de compra con tal de que ellos los pudieran validar antes de la caducidad de los mismos y nos confirmaron mesa para el 16 de febrero.
Es de agradecer la buena predisposición y profesionalidad al cambio de fecha sin vernos perjudicados por ninguna contrapestación económica o la pérdida del valor de la compra como nos ha sucedido en dos ocasiones con restaurantes en los que habíamos pretendido reservar y que estaban incluídos en dos diferentes marcas de "cajas regalo".
El menú era más o menos el que ya está explicitado en otros comentarios. A destacar que uno de los platos que nos ofrecieron no era del agrado de mi mujer y sin dudarlo ni un segundo se lo cambiaron por un revuelto de setas con mini chipirones. El maridaje como también está dicho era cava, verdejo y Campo de Borja, nada del otro mundo pero a destacar la generosidad en la constante reposicón de las copas.
Raciones mini en grandes platos.
Buena explicación de todos y cada uno de los platos.
Servicio atento y agradable.
Está justificado el mantenimiento de la estrella Michelin que le concedieron en 2007???

Visitamos por primera vez este restaurante, cena para dos un sábado por la noche. Local estrecho, con mesas en una única hilera, pegadas a la pared. Al fondo de la sala, un poco más ancha, un par de mesas algo más grandes. Nos acomodaron en una mesa redonda, ideal para 3 ó 4 personas pero que quedaba un poco grande para una pareja. Por suerte el local es silencioso y no hubo necesidad de sacar el megáfono para hablar con mi acompañante :) Mesas muy bien vestidas, local con una iluminación agradable y una decoración con motivos que recordaban un bosque. Servicio agradable y diría que muy cercano, para mi gusto quizás un pelín "demasiado" cercano, pero muy correcto. El local acabo llenándose por completo, pero el nivel de ruido es realmente bajo.

Para empezar nos trajeron los siguientes aperitivos: Mousse de sardina ahumada y "xof" de Vichyssoise, en sendas cucharillas, los dos muy muy conseguidos. Croqueta de conejo con xamfaina, para mi el mejor aperitivo de todos, super crujiente y muy sabrosa y finalmente pizza de gorgonzola, que en realidad es un buñuelo con un conseguido sabor a massa de pizza con queso.

Decidimos compartir dosprimeros platos, que nos trajeron separados ya de cocina: primero, el calamar relleno de huevo frito con patatas engradas, por recomendación del camarero como uno de los platos estrella del local. Plato muy original en el que los calamarcitos van separados del rebozado, que en su interior contiene en realidad la yema del huevo frito. Espectacular, aunque un plato bastante graso que ayudó a que al final de la cena casi no pudiéramos ni movernos. El otro primer plato, que también contribuyó lo suyo, fue un ravioli de foie con una bechamel que contenía queso y diría que trufa y que me hizo recordar bastante el canelón del "etapes" degustado hace unos días.

Los platos principales fueron un San jacobo de cordero y queso para mi pareja y una carrillera de cordero con verduritas y allioli de cebolla para mi. Los dos platos de cordero a muy alto nivel, materia de primera y perfecta preparación. Todo ello regado con un "Les Sorts Vinyes Velles 2007" D.O. Montsant (27,50€) que me pareció un gran vino. La carta de vino no es muy amplia pero contiene referencias bastante escogidas, con mayoría de vinos españoles pero sin caer en los tópicos más comerciales. Vino a temperatura correcta, copas de calidad, descorche, cata y servicio posterior (la botella, en una mesa auxiliar lejos de nuestro alcance).

De postre, a compartir, torrija de santa teresa con pasas y helado de queso fresco, sensacional aunque la tripa ya no daba para mucho más. La reserva, realizada a través de Verema (Restalo) tuvo un dto. del 40% en los platos (no bebida), así que la cuenta para dos personas ascendió a 107€, buen precio para un restaurante con estrella en Barcelona. Repetiremos.

Cenamos a la carta y fue una grata sorpresa culinaria. La cocina es sobresaliente en los productos, la técnica, etc. Nos sorprendieron con platos excelsos como el ravioli de foie con espuma de trufa (genial) o los calamares de huevo frito (originalísimo) en raciones muy generosas (poco habitual en este tipo de restaurants).
Excelente experiencia culinaria en un marco tranquilo. El servicio de sala es amable y voluntarioso pero le falta profesionalidad y no está a la altura de lo que exige un estrella Michelín (pero insisto que son buena gente que se desvive por el comensal).
Destacar que es de lo mejor que hemos probado de entre los "estrellados" que hemos visitado últimamente. Chapeau !!!

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar