Muy buen restaurante, que con alguna pequeña mejora, puede convertirse en uno de los mejores de Barcelona. Servicio eficaz, atento, joven y profesional. Copas Schott sólo correctas y vasos Spiegelau. Carta de vinos algo corta, con algunas propuestas interesantes, pero me parece intolerable que contenga faltas de ortografía (no se entiende que escriban RIVERA del Duero, por 2 veces, y así se lo comenté a una camarera, que me dijo que había otra falta más, que ya lo saben). Buen servicio de vino, aunque el jefe de sala-sumiller insistió en decantar el vino, le acepté probarlo con 1/2 botella y me gustó más sin decantar. La comida es cosa aparte. Desde los entrantes, que son magníficos, abundantes, variados y originales, pasando por la sorprendente sopa de farigola, las cigalas con espárragos, las galtas y las albóndigas, un pre-postre (excepcional) a base de granizado de té, helado de lima, acabando por los postres, con una curiosa cuajada y un excelente "sabayón" con azafrán y whisky, y buen café con acertados petit fours. Una delicia probar las técnicas y productos tan bien tratados. Para repetir. Unos 55 euros por persona, vino aparte. Pero por favor, escriban RIBERA.

Fuimos a cenar un Viernes noche. Al teléfono para realizar la reserva en tono amable y correcto sin ir más allá. Llegamos a las 22.00 puntualmente, y la recepción cordial. Nos acompañan a la mesa. Enseguida el Maitre nos acerca las cartas. Revisamos la carta, y sin demora solicitamos dos degustaciones. (Aprox 42€ por persona). Nos entregan carta de vinos.Realmente deficiente. Sorprende como un restaurante de este estilo tenga una carta tan reducida, y tan elemental en cuanto a caldos. Por otra parte, pensaba que tenían también carta de aguas, pero no es así o al menos no nos enseñaron (tienen Vichy y Pineo de litro). Se nota que en la cocina el timing es militar, muy alemán, en definitiva muy bien la secuencia de servicio. La cocina, elaboración al punto. La materia prima un tanto elemental y barata, cerdo, bonito, garbanzos, sardinas etc...pero en general un relación calidad precio "aceptable". A destacar el ravioli relleno de foie con espuma y aceite de café. Espectacular el punto de cocción de todos los platos. Excelente el pan con opciones de Jamón y Queso, de nueces, al curry, cereales, de olivas..un gran punto. Por último no nos ofrecieron ni cafés ni licores...Total cena para dos 133 Euros.
Falta música ambiente en el local. Un toque de calidez. Puesta en escena buena, aunque se deberían de revisar más detalles del servicio, estuve un buen rato con la copa de vino vacía, sin pan etc...Se va demasiado a destajo...

Fuimos a cenar el menú degustación y estaba realmente exquísito, con algunas sorpresas como la yema de vichyssoise, la crema de guisantes humeante y con algunos platos deliciosos como el ravioli de foie bañado con crema de patata y espuma de trufa, tampoco estaba nada mal el rape con garbanzos y el filete de ternera blanca a la parrilla de clavos. Los postres también estaban muy deliciosos aunque el menú degustación no incluye el famoso helado de churros con chocolate caliente. Pero, pero, pero la carta de vinos es realmente flojita, hay errores ortográficos, no aparece la bodega y aún menos la añada del vino, creo que estos aspectos son importantes. La variedad es a mi parecer floja para un restaurante de su categoria. Nos quedamos con las ganas de probar algunos platos y sin duda repetiremos.

El año pasado algunos usuarios de verema.com descubrimos Manairó y nos entusiasmamos. Ahora que recibe visitas de adictos de verema.com venidos ex-profeso desde Valencia y que los nuevos comentarios me descubren cosas de este gran restaurante,que es uno de mis habituales, me doy cuenta de lo que me gusta usar y abusar de Mesas y Vino. Que utiles son los comentarios de los propios clientes que no estan influenciados por los compromisos de los criticos!. Y volviendo al Manairó debemos felicitar a Jordi Herrera porque el pasado domingo fue nombrado Restaurante del Año por el INSTITUT CATALA DE LA CUINA. Algo que muchos intuíamos y que este restaurante se merece. Lejos de la aburrida perfección de algunos restaurantes estrellados aqui impera la creatividad, el sabor y la mas depurada tecnica. !Teneís que probar la nueva carta de invierno¡ Me lo volvereís a agradecer.

Coincido con Wanderer en todo. El menú degustación espectacular. Lo del nitrógeno líquido no me gustó, demasiado artificial y forzado y quizá al local le falte un poco de "atmósfera". No obstante, un restaurante muy muy recomendable. Tienen aparcamiento, antes de entrar lo preguntáis y os dirán donde.

Bé doncs, por fin visitamos este local tan aclamado en verema, y como siempre pasa en esta vida había quizá demasiadas expectativas... El local estaba vacio y solo hay 2 mesas ocupadas esta noche del martes. No hay servicio de abrigos (te lo pones en la silla, y sin ayuda! qué para eso eres jovenzuelo). El local es agradable pero quizá me gustan más la decoración de otros. Buena luz aunque falta algo de música. Quizá encuentro las mesas pelín massa properes. Serivcio algo brusco, hay poca poca complicidad (excepto el maître) El sumillier no recomienda, aunque tampoco preguntamos... Tomamos un Gotim Bru del 2003 (dejan el tap para valoracion) que gusta (apuntamos un error claro en la carta de vinos que espero subsanen en breve, fa mal a la vista) a 15 EUR. La carta tiene referencias interesantes. Copas adecuadas. El pan es un punto y aparte, bo bo. Pedimos menu degustacion y très bien! Por 48 EUR p/p: el aperetivo de pamtomàquet i fuet antologico. La ensalada de bonito con albahaca muy rica, el rape quizá algo duro. Los postres con la cuajada con aceite pasado por el nitrogeno liquido quizá demasiado novedosos (el maître pasa por la mesa un par de veces a ver qué tal) y no acaba de convencer. Petit fours (merci Mlle, maintenant je sais...) buenos. En total salimos a 65 EUR p/p. Vale la pena conocerlo, pero tant per tant, quizá me quedo con otros.

Restaurante en el que en su corto periodo de vida se ha hecho una referencia gastronomica en Barcelona ( a mi entender no se le da tanto bombo como a otros de gran nivel a los cuales no le tiene nada que envidiar), la comida exelente, los aperivos (el xof y el pan con tomate y fuet nitrogenado) y el resto del menu donde me deleite con un gran producto tratado con las novedosas tectinas que ha desarrollado el chef, los postres en el mismo nivel de la parte salada. Puntos a mejorar serian evitar la repetición de algun producto en el degustación y en la sala una mejora del servicio.

Buf! Olé, Olé y Olé!
Por Innovación, Por Originalidad, Por Gusto, Por Equipo, Por Ganas, Por saber hacer y Por Sorprendente... Mi mas sincero reconocimiento y mi máxima puntuación, para un restaurante que se lo merece todo!
Verdadero culto a las materias primas, esmerada búsqueda de los sabores tradicionales y auténticos, exquisita dedicación, delicado y dedicado gusto por la presentación, continuo estudio y mejora de los sabores, de las técnicas, de las tendencias, de la magia...etc! Uf!
Un autentico templo de la gastronomía! Máxime cuando conversas y conoces a los genios, a los autores, a los actores, a los ejecutores y son Jóvenes, son humanos, son como tu, como yo!
Magnifico en todo, cuidadísimos todos los detalles y todo presto y dispuesto para el deleite!
Fantástica la bodeguita, bien equilibrada, compensada y acorde con la propuesta!
Sublime la repostería, el café, el servicio...TO DO!
Por poner un pero...Música, falta música para soñar y falta local...Ojo, no mesas, no mas mesas, comodidad y local en general...Pero esto, no enturbia, ni mucho menos la maravillosa experiencia de dar rienda suelta a los sentidos en el Manairó! Oooolé!

Se puede ir, algo caro, y en el mismo plan -aunque inferior- que Raco Freixa, Alkimia, etc.
El ambiente de noche tampoco es que sea tan clasico, habia de todo y se puede ir como uno quiera. Lo mejor, lo guapa que es la maitre

Fui hace seis meses aproximadamente, recuerdo que los platos tenían un gran nivel. Pero el menú degustación tenía un gran fallo (a mi entender) llevaba dos platos con Foie, un entrante y la carne, aunque me encanta el foie este detalle desequilibra el menú. Para beber un Mauro que estaba perfecto. El ambiente un poco clasicorro (por el tipo de cliente) yo era el único sin corbata, menos mal que me la quité en la puerta antes de entrar.