Muy buen restaurante, que con alguna pequeña mejora, puede convertirse en

Muy buen restaurante, que con alguna pequeña mejora, puede convertirse en uno de los mejores de Barcelona. Servicio eficaz, atento, joven y profesional. Copas Schott sólo correctas y vasos Spiegelau. Carta de vinos algo corta, con algunas propuestas interesantes, pero me parece intolerable que contenga faltas de ortografía (no se entiende que escriban RIVERA del Duero, por 2 veces, y así se lo comenté a una camarera, que me dijo que había otra falta más, que ya lo saben). Buen servicio de vino, aunque el jefe de sala-sumiller insistió en decantar el vino, le acepté probarlo con 1/2 botella y me gustó más sin decantar. La comida es cosa aparte. Desde los entrantes, que son magníficos, abundantes, variados y originales, pasando por la sorprendente sopa de farigola, las cigalas con espárragos, las galtas y las albóndigas, un pre-postre (excepcional) a base de granizado de té, helado de lima, acabando por los postres, con una curiosa cuajada y un excelente "sabayón" con azafrán y whisky, y buen café con acertados petit fours. Una delicia probar las técnicas y productos tan bien tratados. Para repetir. Unos 55 euros por persona, vino aparte. Pero por favor, escriban RIBERA.

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