Una pena

Precioso castillo con un extenso parque. El edificio , como digo es imponente. Recepcion agradable y eficiente. Tiene un salón que ocupa el centro de la edificación con decoración desangelada. En el tercer piso esta la biblioteca donde, trabajo en sus experimentos Lavoisier.
El hotel esta cargado de historia , antes fue propiedad privada, mas tarde hospital de la Gran Guerra, asilo, orfanato, lugar de reeducacion para jovenes con problemas, incluso fue sede de una secta.
Habitación grande (nos dieron un up grade)pero , paradojicamente incomoda. No hay sitios para dejar las cosas, la iluminacion es muy deficiente y la decoración es una mezcla entre funcional y clasica. Sirve lo dicho para el baño. Grande , pero muy incomodo.
Piscina agradablke y entorno maravilloso.
Desayuno flojo.
Una pena , porque hay mimbres para ser un pedazo de hotel , pero , imagino que , por falta de financiacion , la sensacion que tienes es que se han quedado a medias. Podría ser un hotel de ensueño y , desde luego no es un establecimiento de cinco estrellas para nada

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