Ygay 1959: ¡Qué grande es el vino!

Aunque ya reportaré con más detalle en el blog, comentar que ayer disfrutamos de una de esas catas que son complicadas de olvidar tanto por la detallada exposición de la ponente (María Vargas, enóloga de Murrieta) como por supuesto por la calidad de los vinos catados, dos de ellos en concreto de un nivel estratosférico, a la altura de los grandes tintos mundiales de todos los tiempos: Ygay 1968 y 1959.

Marqués de Murrieta Reserva 2005: es el vino santo y seña de la bodega, este 2005 está muy accesible, fácil de beber y comprender, un vino amigable, no muy profundo pero placentero.

Dalmau 2007: más moderno, más frutal, con hondura y cierta complejidad, accesible y redondo en boca, algo tánico en el final pero siempre noble. Interesante este Dalmau que todavía no está en el mercado.

Capellanía 2005: un vino original, poderoso, muy estructurado, pero con acidez y frescura, continúa la senda abierta por el 2004. Murrieta tiene que continuar con su legendaria calidad en vinos blancos y este Capellanía va teniendo cada vez mejor pinta. Es otro estilo, pero el vino responde.

Castillo de Ygay Gran Reserva Especial 2001: desde que lo caté por primera vez hace dos años este vino ha mejorado mucho, se va haciendo más misterioso, más profundo, más hipnótico, más Ygay en una palabra. Tiene muy buena pinta y garantiza una larga evolución. Muy bueno.

Castillo de Ygay Gran Reserva Especial 1978: otro vino que en estos dos años no ha ido más que mejorando, está joven, abre en copa cada vez más, es complejo, con una tremenda acidez, largo, impresionante. Recuerda a los grandes Barolos clásicos por su color, sus aromas, su acidez y su vivísimo tanino. Una maravilla.

Castillo de Ygay Gran Reserva Especial 1968: ¡Qué nariz! Fragante, profunda, de una complejidad arrolladora, no para de dar y de dar matices mientras se airea en copa. Su paso por boca es pura seda, es un vino grande, poderoso, persistente, con una acidez que parece un cuchillo. Converge con los grandes Borgoñas por su inigualable fragancia.

Castillo de Ygay Gran Reserva Especial 1959: según María se trata de uno de los grandes Ygay, es sencillamente apabullante. Su fuerza, su vigor, su salvaje paso por boca nos deja sencillamente anonadados. Me rindo a sus pies, uno de los mejores vinos que he probado en mi vida, además tiene estructura para seguir evolucionando otros 50 años más.

Lo cierto es que los cuatro Ygay no iban más que cambiando y cambiando, pasando por múltiples fases en la copa mientras pasaba el tiempo. No hacíamos más que mirarnos, todos callados, mientras los vinos hablaban y hablaban. Pensábamos en cómo convergen con los grandes vinos del mundo, Borgoña, Barolo, Burdeos, pero no, son unos Riojas inigualables con su estilo propio y personal. Que vinos más grandes estos Ygay, de verdad grandiosos, si alguna vez se cruza alguno en vuestro camino no los dejéis escapar. Y hablo de los tintos, que los blancos eran todavía más salvajes…

Brutal este legado de Murrieta y muy afortunados por haber podido disfrutarlo. Muchas gracias a María y a Bodegas Santa Cecilia por el rato que pasamos ayer por la tarde, de los que no se olvidan.