Cata de vino fundacional nuevo grupo Madrid (Enogatos).

Los inicios

Tras unos meses de comprobar las excelencias de compartir experiencias enológicas en Verema, algunos vecinos de Madrid nos decidimos a buscar un grupo de catas en el que incrementar conocimientos para disfrutar más, si cabe, de nuestra afición común, el vino.

No fue cosa fácil. Nos daba un poco de envidia cuando veíamos los resultados de las catas de los grupos ya formados, pero nos encontramos con que en Madrid la mayoría de estaban cerrados por llevar ya bastante tiempo funcionando, y que además el nivel era bastante alto.

Nos decidimos a publicar un post en Verema para comprobar si había más personas en nuestra situación, y poco a poco fuimos llegando a un número que nos daba esperanzas para ir adelante.

La primera cata. Organización.

Nos decidimos a realizar una primera cata algo ambiciosa para nuestros escasos conocimientos, pero la oportunidad de conocer a un amigo de Borja Osborne, presidente del grupo HEBE, nos decidió a realizar una vertical de un vino que me encanta, el Jaros. Concretamente pudimos conseguir las añadas 2003 a 2008.

Tras algunos traspiés y gracias a la amable colaboración de Rosa conseguimos un local, ¡ya estaba todo listo!

Incertidumbres.

María Herreros, muy amablemente nos envió las fichas técnicas de los vinos que íbamos a catar, y nos surgieron algunas incertidumbres que sin duda harían más amena la cata. Los vinos a partir de la añada de 2007 dejaron de ser monovarietales de tempranillo, para introducir proporciones cada vez mayores proporciones de Cabernet y Merlot.
Tanto leer sobre la “parkerización” que sufren algunos vinos españoles, que llegamos a pensar si no sería este un caso más, y no estaría perdiendo su personalidad. Temor que especialmente caló en mí, por ser este un vino que siempre me ha encantado.
Otro aspecto que parecía interesante ver en los vinos era el efecto que estaría teniendo la progresiva introducción de tonelería de roble francés nuevo, siendo la única utilizada en las añadas de 2007 y 2008.

La cata.

En un ambiente magnífico catamos los vinos propuestos, con la excepción del 2003 que se encontraba completamente cerrado. Los resultados consensuados en el grupo fueron los siguientes:

Jaros 2007. Rojo picota de capa media, con ribete violáceo. En nariz es fragante, con toques balsámicos que recuerdan el eucalipto, aromas de bosque; conforme se abre se van percibiendo frutos rojos maduros y algo de hierba. El vino tiene taninos verdes, le falta algo de botella, aunque mantiene una correcta acidez que le augura un buen recorrida futuro. Para guardar.

Jaros 2006. Rojo picota de capa media con ribete burdeos. El aroma es menos intenso que el de 2007, muy agradable, revelando fruta madura (moras) y conforme se va abriendo algo de vainilla. En boca es redondo, se le nota el año más que lleva en botella, paso suave y acidez correcta.

Jaros 2005. Rojo picota, con ribete algo anaranjado, terroso. Su aroma es suave, atrayente, algo láctico, con frutos rojos (fresa, frambuesa); evoluciona hacia torrefactos y algo de vainilla. En boca sus taninos son muy suaves, redondos; muy equilibrado, y con mucho cuerpo. En su momento.

Jaros 2004. Visualmente es muy similar al de 2005, sorprende su aroma más delicado y frágil, con gran equilibrio entre el roble y la fruta roja, evoluciona hacia matices de chocolate. En boca tiene un paso muy agradable, bien integradas la fruta roja y la madera, con acidez justa. Para beber.

Jaros 2003. Muy cerrado durante la cata, lo que hizo imposible que pusiera apreciarse por el grupo. Después de decantarlo un día en casa se reveló como un gran vino, con aromas a frutas negras (moras), muy bien integradas con la madera que ofrecía sutiles matices de vainilla y torrefactos. En boca tiene un paso muy agradable, con taninos muy pulidos y algo dulces. Muy largo. Para beber ya.

Conclusiones.

Las conclusiones a que llegamos fueron las siguientes:

- Los mejores vinos catados fueron los de las añadas 2004 y 2005, dividiéndose las opiniones, pero consensuando su ventaja sobre las añadas 2006 y 2007, aunque la razón puede ser que a estas últimas les quede algo de recorrido en botella. Sin duda habrá que seguir observando su evolución, merece la pena.

- La añada del 2003 está en un buen momento, pero necesita de una decantación de al menos dos o tres horas, no pudiendo el vino expresarse con menos tiempo.

La siguiente, ya preparada, chardonnays españoles y franceses.