Cata de la peña Erasmus: Chile vs. Argentina

A mis dos lectores les debía esta crónica, la reseña de la cata del Duelo en la Cumbre de los Andes: Chile vs. Argentina, que la peña Erasmus en Rotterdam se refinó recientemente.

Por Chile, Clos Apalta 1999, de Casa Lapostolle. Y además Almaviva 2001, de Viña Concha y Toro y Chateau Mouton-Rothschild. Por Argentina, Nicolas Catena Zapata 1997, de Bodega Catena. También, Cheval des Andes 2001, de Terrazas de los Andes y Chateau Cheval Blanc.

La peña estaba diezmada, ya que varios miembros volaron a sus países de origen tras el último examen del trimestre. Una acotación: más que los comentarios de cata trataré de compartirles una reflexión sobre estos vinos, escasos en España y, de suyo, raros y muy dignos de probar.

Clos Apalta 1999. 10 https://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=7265
Nos sedujo irremediablemente, incluyendo al público femenino, siempre [más] exigente. Por lo que a mí toca, sin dudas este es el vino más exquisito que he probado de todo el continente americano.

Detrás del vino está Michel Rolland, un hombre que muchos consideran un terrorista vinícola. Pues si eso es cierto, este vino es su redención. Principalmente de carmenère y merlot, tiene un carácter que no puede ser sino chileno. Nariz de magia y un paladar de fruta concentrada, con interminables capas y una estructura impecable, sin un atisbo de fatiga.

Lo bebimos con auténtico placer, sin darle vueltas, sin llevarlo a la nariz 20 veces. Extrovertido, potente y urbano, se trata de un vino demasiado hermoso para tenerlo en la bodega mucho tiempo. 57 euros.

Almaviva 2001. 9.6
https://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=7264
Otro vino que quita el aliento. Sí, trae 14.2° de alcohol, ¿y qué? Quien no lo pruebe por eso, se pierde una experiencia única en toda América. Con este vino, Chile presenta un serio contendiente a rivalizar con lo mejor que Francia tiene que ofrecer en su rango de precio e incluso bastante más caros.

Dominado por cabernet sauvignon, con añadidos de carmenère y cabernet franc, el vino no niega que es más francés que chileno, pese a que el cabernet proviene del mismo pago de Don Melchor, el buque insignia de Concha y Toro. Pero en Almaviva, el virtuosismo de Mouton-Rothschild imprime al vino esa complejidad y elegancia que recuerda a un Pauillac, con su concentración, fruta pura y crianza de altísima calidad.

Con todo, incluyendo su excelente potencial de guarda, carece del encanto inmediato, de la humanidad del Clos Apalta. Digamos que si éste es para leer el embrujo de los Cuentos Peregrinos de García Márquez, Almaviva es para acompañarlo con Octavio Paz y la tensión intelectual de su Laberinto de la Soledad. 65 euros.

Nicolás Catena Zapata 1997. 9.3
https://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=7263
El buque insignia de Bodega Catena es precisamente eso: un acorazado. La peña lo calificó como el vino más potente que hemos descorchado desde que empezamos a reunirnos.

Es un excelente ejemplo de lo que puede ofrecer la viticultura argentina. Esos viñedos a más de 1,000 metros, con grandes variaciones térmicas, cobijados y regados por los Andes, dan a este vino un nivel sorprendente de concentración y una carga frutal única y poderosa, que se bebe con respeto pero con ganas de repetir.

Habrá quien desprecie este vino precisamente por su musculatura. Qué lástima, porque no es ni vino de prensa ni sopa de roble; este es el vino para el mejor corte de buey argentino al carbón. Y si cabe hacer una síntesis imposible, el vino viene con la prestancia de un priorato, la madurez y tanino de un hermitage, y sobre todo con la carnosa frutosidad de Argentina. 70 euros.

Cheval des Andes 2001. 8.4
https://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=5489
En la peña coincidimos en una cosa: es un vino difícil de interpretar. ¿Vale el precio? ¿Cumple las expectativas por contar con el pedigree de Chateau Cheval Blanc y la fruta de las viñas más viejas y con emplazamientos de ensueño en Argentina?

Un problema es que no sabemos a quién va dirigido este vino. Con 60% de cabernet y 40% de malbec y vinificado por el enólogo de Cheval Blanc, uno esperaría una fusión de estilos. Mas no lo parece. El malbec domina primero, luego cambia, y de nuevo en el final (por fin el cabernet sale), y más todavía luego de unas horas. ¿Qué pasará dentro de unos años?

Alguien que guste del estilo “nuevo mundo” puede quedar desconcertado al probar Cheval des Andes. Quien busque una mezcla que rivalice con algún francés tampoco encontrará lo que busca, y menos a ese precio. Uno debe preguntarse si la bodega trata de crear algún nuevo segmento de mercado, si atiende uno que está descuidado, o si de plano erraron el blanco en esta primera añada. Sin embargo, y para decir verdad, al cabo de tres o cuatro horas el vino se vuelve realmente delicioso, aunque torpe. 75 euros.

Saludos si es que han leido hasta aca...