Sobre el champagne, la fecha de degüelle y su conservación

Lo peculiar del Dom Pérignon a finales de los setentas y principios de los ochentas es que, aún en añadas menos que memorables, se las arreglaron para hacer vinos muy satisfactorios. Recuerdo una vez en que mis padres tenían un aniversario e improvisamos una cena en su casa de Santo Domingo. Yo cociné. Al mediodía, entré a la bodega y lo primero que hice fue tratar de localizar dos champañas para la antesala y el primer plato. En el estante donde caía el Dom Pérignon 90, veo algo raro. Hay seis botellas de Dom Pérignon ¡80!

El vino fue a parar ahí de mano de alguien más cegato que yo. De una añada mediocre, seguro que se trataba de uno de esos regalos de navidad nunca abiertos que se reciben siempre en nuestras oficinas.

Me arriesgué con el vino y la verdad es que estaba muy bueno. Quizás carecía del poder de un 76 o un 85, pero estaba suave, elegante y muy Dom Pérignon.

El precio está bueno, y si se come bien en el sitio, creo que vale la pena entrarle, nada más para enterarse...

M.