Una cata de vinos blancos riojanos (despidiendo el verano)

18 respuestas
    #1
    Imperial Vs72

    Una cata de vinos blancos riojanos (despidiendo el verano)

    Teníamos pendiente casi desde mediados de Junio el reunirnos para disfrutar de una barbacoa, como siempre con el principal motivo de disfrutar de unos buenos vinos. Por unas cosas y otras (¡qué complicado es a veces “cuadrar agendas”!) nos reunimos finalmente un sábado de mediados de Septiembre ocho comensales (y una preciosa “comensalita”) en Toledo, que nos recibió con un día excelente. La convocatoria decía sucintamente “Vinos blancos viejos de Rioja”.

    Una vez reunidos todos, fueron apareciendo una tras otra las 8 botellas, en principio todas tapadas y por tanto desconocidas hasta el momento de su apertura (para todos salvo para mí, claro, que me tocó elegirlas y prepararlas).

    Para comer, disfrutamos como aperitivo de un salmorejo, unos boquerones en vinagre caseros, unas gambitas de Huelva cocidas y una igualmente casera ensaladilla rusa, para luego pasar a unas costillas de cerdo ibérico y unas chuletas de lechal segoviano, seguir con una tabla de quesos italianos llegados directamente del país de la bota apenas unos días antes y rematar golosamente con tiramisú, tarta de manzana y tejas para el café. En fin, casi ná, no pasamos hambre (ni sed).

    Puede chocar la combinación vino blanco y barbacoa; pues bien, el que vaya conociendo estas joyas riojanas no verá extraño que diga que, teniendo preparadas botellas de tinto como alternativa para las carnes, nadie lo pidió ante el nivel de lo que teníamos en las copas.

    Vayamos al tema de los vinos, que dio para mucho (y todo bueno).

    Para abrir boca, empezamos con dos rarezas, un fino jerezano , y como contrapunto, un fino malagueño, ambos de los años 60, decantados previamente.

    JM Rivero CZ Fino Mantecoso. Años 60.

    “El más fino de todos los finos” reza la etiqueta. Y no le falta razón. Muy elegante y de gran finura, color amarillo dorado limpio, con destellos oro viejo; punzante, notas salinas, marinas, trazas minerales, hierbas aromáticas infusionadas, gran potencia en boca, con mucho carácter y complejidad, con un larguísimo final de gran calidad.

    Muy grande.
    [9,5]

    Larios Fino Seco Malagueño. Años 60.

    Una obra de arte, por contenido y continente. Y siempre un bonito ejercicio el comparar copa en mano un fino jerezano (palomino) y uno malagueño (pedro ximénez).
    Color oro viejo con irisaciones ambarinas, lágrima densa, ligeramente velado en comparación con el jerezano. Sorprende con una nariz de alto voltaje, intensa, compleja y sorprendente, destacan los toques de fruta cítrica (pomelo rosa, albaricoque), que dominan claramente y dejan al fondo los matices salinos, de frutos secos tostados y minerales (tiza). Enormemente cambiante.
    En boca es muy potente pero en un registro diferente, se nota la pedro ximénez en un paso de boca ligeramente más untuoso (algo de azúcar residual) pero con marcada acidez y muy fresco, con ese tono cítrico más atenuado que en nariz, muy equilibrado y con un final muy largo y fresco, incluso balsámico.
    Grandísimo vino con una nariz impresionante y atípica.

    [9,6]

    En fin, que una vez más quedamos maravillados por los tesoros que se esconden en estos finos y por lo bien que envejecen, nos encanta esa complejidad que desarrollan en botella. Imprescindible probarlos para entender estos vinos.

    Tras esta gran entrada, empezamos con el auténtico leit motiv de la quedada, los vinos blancos de Rioja, todos de añadas antiguas. Y para dar un poquito de caña ya desde el principio, el primero en ser destapado fue esa rareza de la que ya se ha hablado en este foro bastante, ese blanco “inexistente” oficialmente pero que estar, ahí estaba:

    Marqués de Riscal Blanco Crianza 1970

    Pues resulta que esta botella nunca se embotelló según fuentes oficiales; pero estaba delante de nosotros con su cápsula de plomo (como corresponde a su época), su sello oficial de la D.O. de crianza y su corcho con marca de la bodega.
    En fin, sea lo que sea, lo cierto es que el vino merece la pena. Y mucho.
    Sorprendente color anaranjado claro ligeramente velado.
    Nariz de intensidad media, con mucha frescura, con predominio de los tonos frutales, toques acídulos, matices de hierba fresca y con algún ligero ahumado apenas perceptible.
    En boca se muestra liviano, algo delgado (más en comparación con los otros), pero aún con una acidez que le da brío y frescura. Final de media longitud pero muy redondo, fresco y placentero, invita a repetir trago.

    Una rareza que se bebe muy, muy bien.

    [8,8]

    La Rioja Alta Blanco (embotellado en su 3er. Año)

    Otra rareza, las características de las botellas nos hacen datarla en los años 50/60.
    Precioso color oro viejo con destellos anaranjados, muy limpio y brillante. Nariz potente e intensa, de buena complejidad, fruta fresca blanca (pera), ralladura de limón, bollería con anises, sobre un fondo avainillado y ligeramente dulce (miel).
    Boca corpulenta, con estructura y profundidad, muy buena acidez, toques de madera de calidad muy bien integrados con los tonos frutales, muy sabroso, con un final más que notable que deja un recuerdo levemente cítrico y avainillado.

    Excelente vino, en un punto de consumo magnífico, aunque aún vemos mucho recorrido aún.

    [9,4]

    Castillo Ygay Gran Reserva Especial Blanco 1978

    “El deseado” lo llamaban. Ninguno habíamos probado antes un Ygay blanco y era una de esas marcas a las que veníamos tratando de echar el guante desde hace tiempo, ha costado mucho hacerse con ella (de ello viene de Inglaterra) y cotizan muy alto por su calidad y escasez. Pero está claro que los esfuerzos merecen la pena, simplemente el poner la botella en la mesa ya crea una atmósfera de expectación, la etiqueta impone.

    Color amarillo limón, luminoso, limpísimo, sin evolución, nada hace pensar que este blanco tenga 36 años.
    Nariz complejísima y de una intensidad que te deja boquiabierto, cada vez que metes la nariz en la copa encuentras un matiz nuevo: corteza de naranja, toques de limón escarchado, madera de mucha calidad muy bien integrada en el conjunto, toques florales y herbáceos, y tras mucha aireación, incluso algún matiz algo más dulce (membrillo).
    Boca radiante y esplendorosa, con una acidez de impresión, viva y muy fresca, parecería un chaval si no fuera porque tiene unas hechuras impresionantes, rebosa vitalidad y parece que no va a tener fin, deja tras de sí una estela compleja mineral, cítrica y elegantemente amargosa.

    Y, por encima de todo, la sensación de que el show no ha hecho más que empezar. Parafraseando al amigo Limonero “este nos enterrará a todos”…
    Nota: quizá la nota debiera ser superior, pero se ve tanto potencial que hay que dejar margen (y hacernos ilusiones de que podremos volver a encontrarnos con este vinazo de nuevo).

    [9,6]

    Marqués de Murrieta Blanco Reserva 1937

    Después del “mito” anterior había que jugar fuerte para superar la baza previa. Mi as en la manga era este vino, con nada menos que ¡77 años a sus espaldas!... ver para creer. Y aún hay quien dice que los blancos en España no tienen potencial para envejecer…

    Color amarillo marronoso, casi amontillado, de cierta turbidez, lagrima gruesa y sensación de grosor.
    Nariz reducida que parece confirmar las sensaciones que avanzaba el color, de vino evolucionado y en declive, que nos hizo dudar. Craso error, como si el vino nos hubiera oído y se sintiese ofendido, empezó a abrir y a mostrar virtudes sin parar. Infinita complejidad que va desde los sutiles enranciados de inicio a los de flores secas, de los cítricos (caramelo de limón) a los dulces (mantequilla, vainilla), pasando por toques de fruta madura y recuerdos minerales.
    En boca aparece ya desatado, poderoso, con mucho peso y profundidad, con una acidez impactante que hace salivar, fresquísimo y con una amplitud de registros arrolladora, y se va despidiendo poco a poco, como si no quisiera desaparecer nunca, dejando tras de sí toda una lección de clase… “¿Y ahora qué?” parece insinuar.

    Esta es la definición de lo que es un vino blanco riojano tradicional con años; para figurar en los manuales de enología.
    Poco más hay que decir.

    [9,8]

    René Barbier Blanco Añejo Especial 1958

    El infiltrado en la cata, un Tarragona ni más ni menos entre grandes riojanos. Y además algo desconocido, extraño…ni habíamos oído hablar de ello. Precisamente por eso lo metí en la cata…
    A priori, tenía una difícil papeleta a la vista de lo que le había precedido, auténticos miuras, pero esto es lo maravilloso que tiene este mundo, que la sorpresa puede surgir donde menos lo esperas.
    Color dorado suave con reflejos limón, con muy poca evolución de gran limpieza y brillo.
    Nariz fragante, muy frutal, con toques almibarados y apuntes cítricos, muy fresca, con predominio de las notas herbáceas.
    En boca es pura lozanía, tiene aplomo y se bebe de maravilla porque presenta un gran equilibrio entre peso, acidez y sabrosidad, tiene de todo un poco sin que nada destaque por encima de lo demás. Final de notable persistencia.

    Toda una sorpresa, un vino que realmente se disfruta plenamente sin necesidad de mayor complejidad sensorial.

    [9,3]

    Finalmente, para pasar al apartado goloso, nos decantamos por abrir un Oporto, en este caso un Tawny 20 años.

    Taylor’s 20 YO Tawny Porto (embotellado en 2010)

    Taylor’s es hoy por hoy una de las casas punteras en Oporto, sino la número uno (si excluimos rarezas como los Noval Nacional pre-filoxéricos), por lo que siempre es una garantía de calidad.
    En este caso, este tawny envejecido 20 años en barricas es un jovencito (“está en pañales” como dice Juan).
    Bonito color rojizo claro con irisaciones ambarinas y pardas, brillante, de lágrima densa.
    Nariz de calidad, ligeramente alcohólica, donde priman los frutos secos tostados, toques de resina, ligeros apuntes de arrope y caramelo tostado, pero con distinción.
    Boca potente y concentrada, da la sensación de tener la musculatura contenida en un corsé, porque no avasalla sino que va entregándose gradualmente, apareciendo frutas en licor, higos y torrefactos. Final bastante largo y potente.

    Muy bueno y con mucho tiempo por delante, agradece ser abierto con mucha antelación.

    [9,0]

    Rematamos la sesión con unos cafés y unos destilados para alargar la sobremesa con tranquilidad.
    En fin, con jornadas así despedir el verano se hace un poco más llevadero. Una vez más, constatamos que los generosos andaluces y nuestro blancos más tradicionales dan sobradamente la talla y envejecen con una nobleza envidiable.

    Las botellas son bastante raras de ver y algunas auténticas obras de arte, pura historia. Casi diría que el principal motivo de este post es compartir las fotos de esas botellas, creo que merece la pena. Aquí os las dejo:

    Los 8 magníficos

    Los 8 magníficos

    #4
    Obiwan Ferran
    en respuesta a Imperial Vs72

    Re: Una cata de vinos blancos riojanos (despidiendo el verano)

    Ver mensaje de Imperial Vs72

    Ya estáis dando envidia a los simples mortales. Qué malos que sois! :-P
    En fin, enhorabuena por esa gran cata y por la excelente descripción que nos ha hecho morirnos aún más de envidia cochina de la mala ;-) Un día me vas a tener que explicar cómo dais con vinos así (no pido detalles, faltaría más, ya sé que los cazadores de vinos tenéis vuestros secretos!) pero tengo mucha curiosidad, porque imagino que no debe ser nada fácil. Saludos,

    Ferran

    Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro. Albert Einstein.

    #5
    Imperial Vs72
    en respuesta a pepecano

    Re: Una de blancos riojanos (despidiendo el verano)

    Ver mensaje de pepecano

    Pues sí, curioso, añejo no es ni más ni menos que viejo, pero es verdad que suele aparecer asociado a vinos dulces y destilados como el ron o el tequila
    En este caso era un Blanco bien seco y supongo con largos años de estancia en barricas diría que viejas, pero a día de hoy no he encontrado información de el

    Saludos

    #6
    Imperial Vs72
    en respuesta a Brice

    Re: Una cata de vinos blancos riojanos (despidiendo el verano)

    Ver mensaje de Brice

    Hubieras disfrutado de lo lindo, amigo Brice...
    Pues como digo en el post, "jugaba en casa" y no hubieran faltado tintos que beber, pero nadie los echó en falta, estos vinazos pueden con todo. Ojo, no digo que sea la armonía más adecuada, pero es tal la calidad de los vinos que son los protagonistas, la comida acompaña.

    Pues recuero un Gorgonzola dulce DOP, Montasio DOP, Pecorino (no recuerdo el tipo), Taleggio y un quinto que no recuerdo

    Saludos

    #7
    Imperial Vs72
    en respuesta a Obiwan Ferran

    Re: Una cata de vinos blancos riojanos (despidiendo el verano)

    Ver mensaje de Obiwan Ferran

    Pues muchas gracias Ferran! Se trata de transmitir un poco las impresiones y servir de ayuda a quien busque información sobre estos vinos tan rarunos. Y si alguien a través de estas líneas se anima a probar en estos vinos viejos, pues miel sobre hojuelas, porque los vinos lo merecen.
    Lo de encontrarlos tampoco tiene mucho secreto: pasión por el tema y muchas horas robadas al sueño; y, fundamental, un buen grupo de entusiastas catadores y amigos para compartir y disfrutar.
    Mi pequeño "secreto" es que viajo bastante por temas de trabajo por muchos países europeos y he ido haciendo buenos y fiables contratos. Muchos de estos vinos (Riojas, si, aunque suene increíble) vienen de Alemania e Italia.
    El Ygay rva. Esp. 78 tuve que encontrarlo en UK (después de meses en busca y captura).

    Un saludo

    #8
    EuSaenz
    en respuesta a Imperial Vs72

    Re: Una cata de vinos blancos riojanos (despidiendo el verano)

    Ver mensaje de Imperial Vs72

    Magnífico resumen de la jornada, es como si hubiera estado allí…. ;-D

    De acuerdo en las apreciaciones de los vinos, los dos andaluces excelentes y totalmente distintos, la capacidad de envejecer de estos vinos es formidable y lo bonito es que lo hacen en estilos totalmente distintos, sea palomino o PX, sea Jerez, Sanlúcar, Montilla o Málaga. Dos auténticos titanes.

    Y en los riojanos el nivel fue sencillamente de traca, ese rarísimo Rioja Alta blanco todavía joven y tremendamente estructurado, la rareza del Riscal que nos sorprendió a todos por su buen nivel y por supuesto los Murrietas, dos blancos sin igual a nivel mundial. El Ygay respondió a las expectativas que teníamos creadas sobre él, ya te dije que es uno de los vinos que más ganas tenía de probar y se salió. Un blanco sin parangón, perfecto en todas sus fases y que simplemente le faltan 30 años más de botella para alcanzar la gloria, una perfección a la que nos acercamos con ese jovenzuelo de 1937 portador de una acidez sencillamente arrasadora. No me quiero ni imaginar cómo estaría este vino cuando salió al mercado, sería casi imbebible.

    Por último, una grata sorpresa ese René Barbier, probablemente una garnacha blanca largamente envejecida en barricas, pero un vino muy fresco e incluso frutal, con una madera finamente medida. Y el Porto quizá sufrió un poco más que nada por el nivel de lo anterior y porque sigo pensando que con menos de 30 años la integración del alcohol en esos vinos no alcanza la finura de los jereces. Aun así, Taylors es Taylors y la calidad estaba ahí.

    Pues eso, que lo pasamos de maravilla, fue una auténtica fiesta para despedir el verano y dar entrada a un otoño lleno de grandes catas y muchos vinos, hoy Ettore Germano, mañana Selbach-Oster, el sábado nos esperan 50 Champagnes, en unos días la segunda de Barolos viejos….¡a por ellos!

    Saludos, Eugenio
    https://twitter.com/EuSaenz

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