Vinos para catar, vinos para beber

Muy de acuerdo con el comentario de José Gabaldón.... En definitiva el vino está para disfrutarlo, bien sea en una cata, comida.....

Pero desde tu punto de vista creo que los divides mas por el precio. Yo los divido por la potencia y por el cuerpo, por con que lo puedes maridar. Esos vinos potentes de los que hablamos casi solo se pueden maridar con carne fuerte.

Es un mundo deslumbrante y supongo que muy difícil. He visto errores en los maridajes que se han cargado un plato.

Es un mundo fascinante, te llevas cada chasco que te deja de piedra.
El comentario que hacía es porque hay ciertos personajes de mi gremio que presumen de no haber disfrutado nunca de una copa de vino, solo catado profesionalmente (para sacar pasta), y opinan que esto de los maridajes es un cuento. Si te encuentras con alguno de estos descerebrados, dale a probar un buen reserva de Rioja tradicional, y luego una fabada. A ver a qué le sabe después de unas cucharadas.
Aunque pensándolo bien, ahórrate el esfuerzo, porque dice un refrán que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Yo soy de esas personas raras a las que les gusta beber el vino a solas -sin acompañamiento gastronómico- disfrutándolo sin catarlo (sin analizarlo) así que te propondría esa tercera alternativa:

• Vinos para catar
• Vinos para maridar
• Vinos para beber

Yo creo que los bodegueros apasionados elaboran los vinos que les gustan a ellos y los que quieren ganar dinero los vinos con fácil maridaje. Luego hay los intermedios que creen en la posibilidad de que los vinos que les gusten a ellos también sean fáciles de maridar.

En esta cuestión entra otro factor importantísimo: la experiencia y la sabiduría del sumiller. Yo me he dejado llevar por grandes de esta disciplina que han maridado vinos imposibles con platos, y platos imposibles con vinos. 

En cualquier caso y tal y como dije antes, para mí, mis vinos son los vinos para beber, a ser posible en calma...

Enhorabuena por el hilo. Un abrazo,

Cada vino, como las personas, tiene su propio carácter. No es un problema de precios, es un problema de almas. Soy un enamorado de los prioratos, pero soy consciente que salvo con carnes rojas, estofados de caza y cosas similares son tremendamente difíciles de maridar por que son vinos que acaban pasando por encima del plato enmascarándolo, por lo que son vinos que me gusta beber solos, sorbo a sorbo, en calma y con paciencia... Sin embargo otros, si les quitas la comida, se quedan a medias. El vino de la última cata virtual, el Altos Ibéricos, un vino que tiene sentido dentro de un tapeo o de una comida, no tiene carácter para beberse "a pelo"...

Has definido con precisión exactamente lo que pienso :-)

Es tal como yo lo vivo....:)