Maridajes para gente sin remilgos y/o mexicanos...

http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=3&vs_fecha=200506&vs_noticia=1118596503

Lo siento pero hay cosas superiores a mi curiosidad.... no podría :-(

Yo solo me atreví con los gusanos de magüey y los de nopal, pero no aconsejaría un tinto ";potente"; para ellos, mas bien un blanco fresquito (como el Don Luis Viognier) por su parecido a nuestras gambitas blancas de pequeño tamaño.
Es cierto que están ricos y no mas raros que para un norteamericano comer caracoles o conejo.

A los caracoles... sólo me como los que hace mi mamá... ;-)))

Paco te aconsejo que no dudes en probar todas esas delicias desde los chapulines , pasando por las huevas de hormiga y los gusanitos de magüey, una verdadera delicia, aunque lo del maridaje lo veo más complicado , con el calor que se respira por aquellas tierras y las temperaturas a las que tienden a servirte los vinos, mejor un blanco fresquito o algo con burbujilla....a ver si conseguimos desterrar o al menos reducir el consumo de cerveza e ir poco a poco introduciendo nuestros caldos.
Un saludo,

Leticia

Yo no me preocupería tanto, seguro que no están a la vuelta de la esquina. Aquí no lo sirve cualquiera, alla menos.
Los escamoles, chapulines y otras delicias son caros. en ciudad de México. Oaxaca es un paraiso.
Prejuzgar es tan malo como ignorar...

Saludos

Benjamín, yo probé los chapulines en Oaxaca y me parecieron estupendos. Tal como se ha comentado antes, se podrían asimilar a los camarones, bien fritos y crujientes. Escamoles no comí porque no los ví en ninguna carta que si no...
El huitlacoche (hongo del maíz) que se comenta en el artículo me pareció un auténtico manjar. Una delicia.

Lo que es cierto que no veo tan claro el maridaje de esos platos en con vino tinto. Más bien con blancos con buena mineralidad y acidez. También con fino y manzanilla creo que irían bien. En aquel momento cuando probé estos platos lo hice con cerveza.

Es verdad, la cerveza acompaña muy bien esta comida. Aunque se lucha cada vez más por integrar los vinos, sobre todo nacionales. No todo son bichos raros, tambien estan otros platillos más tradicionales, como el mole, que le va muy bien un espumoso con cierto grado de azúcar residual.

Saludos

Pasó en Oaxaca.

Decidí irme para allá solo con mi alma. Un viaje de... no sé... quizá 2.000 kilómetros en coche desde Monterrey en el norte, con un vehículo que no era mío pero que no tuvo piedad de mi condición de náufrago y reventó casi llegando (el alternador, la bomba de agua, el tablero de instrumentos, en fin).

Estaban unos gringos, descarriados como siempre, en los portales a un costado de la catedral. Iñaki debe recordarlos. Hay muchos restauratantes agradables y algunas magníficas terrazas con vista a la enorme plaza. Los buenos gringos estaban más ebrios que el tío Sam después de bombardear Bagdad. Y yo estaba casi tan borracho como Pancho Villa luego de enseñarle su trasero a los yanquis en Chihuahua. Decidí unirméles y servir de traductor.

Reté a los gringos a comer este tipo de manjares, y aceptaron. No sé quien cometió el error, si ellos en decir ";yeah, what the hell"; o yo en afirmar ";I bet you will not dare.";

Por una vez en mi vida supe lo que debe ser la vida de Timón y Pumba, los graciosos caracteres que mientras educan al Rey León se dan tiempo para incrementar exponencialmente la mortandad de la población de insectos de la selva. Ahí en Oaxaca, por salvar mi honor ante unos gringos, le dí trámite, sin merlots ni chiantis pero sí con muchas cervezas Negra Modelo (lo bastante fuerte para llevarse los residuos de jumiles), a un festín de bichos que los meseros nos llevaron con singular alegría y al cual nos entregamos con abandono, cada quien en una temeraria empresa por salvar el honor nacional de países vecinos pero distantes, tan distantes como puede estarlo una big mac de un chapulín.

Jamás lo volveré a hacer.

DPW