Porque no son un dato en sí. Los vinos no son datos, no son medibles, no son

Porque no son un dato en sí. Los vinos no son datos, no son medibles, no son estáticos, no son... ¡no son tantas cosas! Lo que sí es cierto es que a base de probar y probar vinos es posible identificar elementos en ellos. Unos, otros, colores, sabores, aromas... Pero no son sólo eso, sería demasiado reduccionista dejarlo en una serie de descriptores. Hay elementos no tan directamente tangibles, ni fáciles de expresar de manera oral o escrita, vinculados al origen del mismo y más allá de la variedad de uva, del cómo se ha vinificado, si hacía calor y toda la suerte de elementos vinculados con la vinificación y que dan al vino un sentido de pertenencia. Una latitud y una longitud gustativa que, además, queda grabada en nuestra memoria olfativa (y emocional).

Ahora simplifiquemos un poquito más. ¿No se nos llena la boca de cogollos de Tudela? ¿tomates de colgar? ¿verduras y hortalizas de navazos? Entonces, ¿no es esto acaso el mismo concepto de terroir? ¿Por qué lo aceptamos de una manera tan natural y cotidiana para esos alimentos pero no así para el vino?

Saludos,

Jose