Color rojo rubí, ribete rojizo intenso con tonalidad granatosa, capa media tirando a baja y grues lágrima bien tintada. Buena intensidad en nariz con abundantes notas de fruta roja bien fresca y no del todo madura, notas de hierbas del monte bien perfumadas, suaves tostados de la barrica que llegan a pasar desapercibidos, finos toques especiados con abundante clavo y notas de nuez moscada, anís seco y mentolados muy sutiles que le dan un frescor muy agradable al final en el que predomina el monte bajo y las hojas húmedas. Notable entrada en boca con una suave astringencia, buen recorrido con ligero nervio, fruta roja bien sabrosa y bastante madura, muy buena acidez, taninos suaves, ligero en su conjunto con una textura algo sedosa, de medio cuerpo, especiados sabrosos, balsámicos algo escondidos pero surge la frescura de la menta que se entremezcla con las suaves notas licorosas, media intensidad y persistente. Final medio-largo, postgusto de fruta roja y retronasal ahumado.
Más información en: http://www.elvi.net/2014/07/05/bollinger-la-cote-aux-enfants-2009/
Con este sugerente nombre, exquisito envoltorio y unos orígenes (tanto el terroir físico como la trayectoria de garantía de calidad de la Maison) que garantizan al menos la ilusión de grandeza se presenta este vino tranquilo del Grand Cru de Aÿ, uno de los Pinot Noir con más carácter y distinción de los terruños franceses. Y cumpliendo su cometido de uva excéntrica, generadora de vinos etéreos e inolvidables, nos ofrece una rareza de austeridad, tipicidad y clase inusuales. La Cote aux Enfants -abrupta y árida-, la histórica maestría acumulada por Bollinger y una vinificación borgoñona con ocho meses en pequeñas barricas de roble nos permiten entender la pureza delicada de este vino.
Color rojo rubí, con algún reflejo violáceo todavía. Fruta roja, juventud, tostados, recuerdos de Champagne añejo, notas de crianza oxidativa, especias -pimienta, canela, vainilla-, monte, hongos...
En boca perfilado y franco; equilibrado, fino, elegante. No arrolla ni es intenso. Crecerá en matices y complejidad, desde la ligereza generosa de su cuerpo. Me hace fantasear con aquel Clos Vougeot de “El Festín de Babette” o el último vino que se sirvió en Caná...
A probar en 8-12 años...si se puede.
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