Las sensaciones son prácticmente las mismas que las obtenidas en la cata anterior.

Solo indicar que en esta ocasión lo utilizamos de una manera muy personal, antes del almuerzo combinándolo con algunos canapés y otras "chucherias", y después al terminar éste, a modo de postre, por supuesto que convenientemente aireado y con su "justa" temperatura.

Lo dicho más abajo, un excelente y sobresaliente vino, que no aporta nada nuevo, pero que se bebe de forma fenomenal, eso si, demasiado caro para lo que ofrece.

Quiero indicar el disfrute del vino, tal y como lo vivi.

El primer día, por circunstancias lo abro solo diez minutos antes de servirlo en las copas, el vino tiene una nariz "potente" y sobre todo compleja, llena de frutas rojas y con tonos de pastelería y vainilla en primer término, la boca es casi sedosa, aunque con poca potencia y eso si bastante estructurado.

Al día siguiente continúa casi igual en nariz, con la única diferencia de que aparecen minerales y toques florales, pero la boca ha evolucionado maravillosamente, ahora es mucho más complejo, frutoso y al mismo tiempo equilibrado, buena elegancia, muy agradable de beber y con un gran final.

Un gran vino, pero no para que cueste casi 100 €.

Sin duda alguna un champagne extraordinario y de lo mejor que se puede encontrar en la variedad de rosados. Sin embargo, creo que esta botella la abrí demasiado prematuramente y hubiera debido esperar un año o dos para que se asentara mejor, puesto que el lote fue degollado en julio 2010.

En definitiva, sin negar la excepcionalidad de este champagne, lo cierto es que la fruta me pareció un poco apretada o comprimida y algo falta de integración así como el carbónico algo excesivo. Al final de la botella tras 2 horas de abierto sin duda se expresó y se integró mejor pero ya no quedaba casi nada. Voy a esperar un mínimo de un año para abrir otra botella.